La evaluación de los aprendizajes. Problemas y soluciones
DOI:
https://doi.org/10.30827/profesorado.v21i4.10061Palabras clave:
Calidad educativa, eficiencia de la educación, evaluación por objetivos, evaluación sumativa, medida del rendimiento.Resumen
Resumen:
Las preguntas clásicas acerca de la evaluación: para qué evaluar, qué evaluar, cómo evaluar o quién ha de evaluar los aprendizajes adquiridos por los estudiantes sigue siendo un tema recurrente y polémico en la literatura pedagógica actual que se reaviva periódicamente con motivo de la publicación de las distintas evaluaciones nacionales o internacionales o las polémicas “reválidas” de la LOMCE.
En el ámbito académico coexisten la evaluación formativa y la evaluación certificadora, estableciéndose entre ambas profundas imbricaciones de las que no podemos sustraernos. Ello condiciona, inevitablemente, e incluso polariza todo el proceso de Enseñanza-Aprendizaje. Ambas funciones no son, en absoluto, excluyentes sino complementarias; evaluamos, fundamentalmente, para mejorar; pero, ¿cómo mejorar sin saber de dónde partimos ni adónde hemos llegado? Ciertamente, la mera medición, aislada, descontextualizada, sin consecuencias es un ejercicio estéril que, en el mejor de los casos, solo produce pérdida de recursos y de tiempo, pero también es cierto que no es posible la valoración y consiguiente toma de decisiones en función de esa valoración si no se parte de un conocimiento profundo de aquello que se quiere valorar.
De la calidad de la medición: validez de los indicadores seleccionados, validez y fiabilidad de los instrumentos de evaluación elegidos e idoneidad de las condiciones de aplicación va a depender la calidad de la evaluación y por consiguiente la eficacia de las actuaciones que de ella se deriven.
Así pues, en este artículo intentaremos aportar, justificadamente, tanto reflexiones de carácter teórico como útiles consideraciones de orden práctico que se debieran tener en cuenta a la hora de recoger y valorar los aprendizajes adquiridos por los estudiantes.
Abstract:
The classic questions about evaluation: why to evaluate, what to evaluate, how to evaluate, or who is to evaluate the learning acquired by the students are still a recurrent and controversial topic in the current pedagogic literature that periodically revives due to the publication of the different national or international assessments or the controversial "reválidas" of the LOMCE.
In the academic field coexist formative assessment and certification assessment, establishing between the two deep overlapping of which we cannot ignore. This condition inevitably polarizes even entire E-A process. Both functions are not at all exclusive but complementary; we evaluate primarily to improve, but how to improve without knowing where we started from or where we come? Certainly, the mere measurement, isolated, decontextualized, without consequences is a sterile exercise, which in the best case only leads to loss of resources and time, on the other hand it is also true that it is not possible the assessment and subsequent decision making based on that valuation if it is not part of a thorough understanding of what we want to assess.
The quality of the measurement-validity of selected indicators, validity and reliability of assessment instruments chosen and suitability of the conditions of application, will depend on the quality of assessment and therefore the effectiveness of the actions that she derived.
Thus, in this article we will try to provide, justifiably, theoretical thoughts as well as useful practical considerations that should be considered when it comes to collect and evaluate the learning acquired by the students.