Consideraciones estructurales para la intervención en salud mental: pobreza, desigualdad y cohesión social.
Contenido principal del artículo
Resumen
La integración de la perspectiva social en el ámbito de la salud mental continúa siendo dificultosa. El análisis y la intervención en este campo se siguen caracterizando por un dominio de la biología y psicología, sustentado en un individualismo metodológico. Las disciplinas sociales que, como la educación y el trabajo social, intervienen bajo estas lógicas de organización asistencial, quedan frecuentemente constreñidas en el ejercicio de unas funciones excesivamente superficiales y burocráticas. Ante la necesidad que las actuaciones en este ámbito no se ciñan al tratamiento de aquellas personas ya diagnosticadas, sino que persigan también el objetivo de prevenir los problemas mentales y promover el mantenimiento de la salud, resulta imprescindible que los profesionales que ejercen la intervención social conozcan e interioricen las numerosas evidencias que señalan la influencia de las circunstancias estructurales en la prevalencia de los trastornos mentales. Este artículo trata precisamente de señalar parte de esas evidencias. Mediante ellas se pone de relieve la incidencia de la pobreza y la desigualdad como generadoras de riesgo en salud mental. En cambio, se apunta hacia el objetivo de la cohesión social como elemento de protección.