EL OTRO ECONÓMICO
DOI:
https://doi.org/10.30827/acfs.v38i0.1074Resumen
El fin de este artículo es demostrar que las ficciones cartesianas no son necesarias en el ámbito del conocimiento, en particular del conocimiento económico, el cual se deriva del análisis de la red de intereses y decisiones de los sujetos, decisiones que son fruto del pensamiento común que determina el pensamiento de cada individuo.
La secuencia cartesiana "pensarse para pensar", en realidad se realiza de modo inverso: "pensar para pensarse", que da lugar a un nuevo concepto de racionalidad, reflejo de la razón de los otros.
Esto tiene trascendentes consecuencias: la primera es la ruptura con la idea de existencia de un "pensamiento oculto", con el principio de que cada individuo posee unos pensamientos que no pueden ser conocidos por los otros; la segunda es también de negación del pensamiento estratégico, afín con la competencia económica, pero irrealizable dentro del pensamiento común.
Finalmente y como fruto de la incertidumbre determinante de las decisiones se llega a la conclusión de que no existe tampoco una racionalidad de los otros, sino que actúan irracionalmente con la "irrazón" que promueve el futuro incierto.
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