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Resumen
Hoy podemos hablar de falso el viejo dilema de si el deportista nace o se hace, puesto que cada día tenemos un mejor conocimiento de la importancia que para el éxito deportivo tienen tanto los factores ambientales o extrínsecos, entre los que sin duda el entrenamiento, la mejora de la técnica y los materiales así como la capacidad de motivación juegan un papel destacado, como los genéticos o intrínsecos del individuo. Especialmente relacionado con estos últimos, el estudio de las características antropométricas, del somatotipo y la composición corporal han resultado ser herramientas de gran importancia en los procesos de detección y preparación de futuros campeones, además de su utilidad en el campo de la salud que, aunque a veces alejado cuando no contrapuesto con el del alto rendimiento, no por ello debe ser ajeno a los profesionales de la Cultura Física.
Sin embargo, los entrenadores no siempre reconocen el valor de la información aportada por este tipo de pruebas biológicas como criterios de selección o seguimiento de los resultados de los propios planes de entrenamiento, relegándolas a un segundo plano. En ocasiones, como es el caso que aquí mostramos, tal actitud incide clara, directa y negativamente sobre los resultados de la competición.