Del Barroco al Neo-Barroco iberoamericano: complejidad creciente
DOI:
https://doi.org/10.30827/ic.31648Palabras clave:
barroco, neobarroco, España, Portugal, América LatinaResumen
El trabajo se divide en seis tramos y en cincuenta entradas, en modo de preguntas y conjeturas[1]. El primer tramo (1 a 8) expone el imperativo de librar de pasiones tristes el examen histórico. El segundo (9 a 24) examina nombres de la región mediante una paradoja: todo nombre propio suele ser impropio; y añade un cuidado: definir una identidad por oposición radical a otros, es un artificio nefasto como ocurrió en la génesis y tendencia del nombre de América Latina. En el tercer y cuarto tramos se condensa el barroco en el vaivén de dos arquetipos, uno inicial: el Inca Garcilaso de la Vega (25 a 34), y el otro terminal, José Celestino Mutis (35-40), En el quinto tramo se expone el neobarroco de América Latina de la mano de un pensador colombiano universal, Fernando Zalamea (41- 46). En el sexto (47 – 50), el autor sintetiza su trayecto encaminado a aparejar la riqueza del neobarroco con la transformación de la sociedad ,mediante el proyecto de una Nueva Ruta Libertadora por la paz, la educación, la ciencia y la cultura para renovar la utopía de constituir la educación como cuarto poder público, utopía ya latente en Tomás Moro, La Nueva Atlántida y explícita en un discurso de Bolívar.
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