El arrozal respira.Valores y dinámica de los paisajes de las marismas arroceras del Guadalquivir
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Resumen
El arroz respira. Con esa afirmación –parcialmente metafórica- se pretende expresar el objetivo de este trabajo que intenta mostrar como el dinamismo es una característica intrínseca de los arrozales y más aún del que nos ocupa en La Isla Mayor de Las Marismas del Río Guadalquivir, donde a finales de la década de los años 30 del siglo pasado era todavía un cultivo completamente ajeno y que apenas 30 años después había construido un nuevo paisaje agrario con los tres atributos que lo definen: los tipos y modos de los cultivos, el sistema de explotación de la tierra y el hábitat asociado. La eficacia de esta transformación estuvo auspiciada por las experiencias coloniales heredadas de las compañías extranjeras y por la difícil coyuntura de la Guerra Civil y su inmediata posguerra. Su “exitoso” proceso dio lugar a que a finales de los años setenta se percibiera “la isla del arroz” como un mundo nuevo pero ya terminado y con el arrozal como único leitmotiv; de ahí que las dinámicas posteriores, importantes pero menos espectaculares, han quedado opacadas por el protagonismo de la infinita sucesión de las tablas de arroz.
Por la rapidez e intensidad de los cambios –actualmente es el arrozal más importante del Estado Español- nos ha parecido oportuno hacer un recorrido descriptivo sintético por todo su proceso de transformación insistiendo en la importancia de las dinámicas más recientes, A lo largo de los últimos treinta años se han resuelto conflictos tan importantes como la conversión de la entidad menor de Puebla del Río-Villafranco del Guadalquivir en el municipio de Isla Mayor, la propia reconversión del cultivo de arroz, la aparición de nuevas actividades o la incorporación de Doñana como un valor positivo.
Esta variedad de conflictos da idea de la complejidad del tejido humano y productivo de este arrozal de ahí que para facilitar una adecuada interpretación hemos partido del análisis de sus paisajes entendiendo el paisaje como un hecho complejo, medial y trayectivo *(Berque, 2009) que nos permite una lectura multidimensional de la realidad. Este análisis se ha vehiculado a través de la creación artística, concretamente de la pintura, que tiene la capacidad de revelarnos los valores perceptivos y simbólicos que dan visibilidad a los paisajes del arrozal de las marismas del Guadalquivir.