Nuevos sentidos civilizatorios desde activismos ambientales y aportes de Leonardo Boff y teologías de la liberación
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Resumen
La crisis global actual refleja una crisis civilizatoria caracterizada por el colapso de estructuras económicas, sociales, ambientales y éticas, causada principalmente por la sobreexplotación de recursos naturales, el cambio climático, las desigualdades extremas y un modelo cultural consumista. Este contexto exige nuevos sentidos societales que redefinan la convivencia y el desarrollo humano. Es propósito del estudio visibilizar los aportes de Leonardo Boff, la Teología de la Liberación y la ecoteología feminista como bases éticas y estéticas hacia nuevas formulaciones civilizatorias. Estas se plantean en perspectiva multidimensional, multidisciplinar, pluricultural y sentipensante, formulando bases ontoepistémicas[1] alternativas generadas desde las culturas originarias y activismos socioambientales, para transformar las matrices societales dominantes.La metodología es cualitativa y documental, basada en la revisión bibliográfica de las contribuciones de Boff y de representantes de la ecoteología feminista como Teresa Forcades e Ivone Gebara. Se analizan líneas transversales relacionadas con formulaciones éticas y estéticas que abordan problemáticas globales y sistémicas, vinculándolas a luchas y activismos surgidos desde los sures globales. Entre los hallazgos, se destaca que la crisis civilizatoria tiene raíces occidentales modernistas, capitalistas, patriarcales y extractivistas.Se concluye que la crisis ambiental es una manifestación de esta crisis civilizatoria, y se requiere asumir nuevos marcos éticos y estéticos para afrontar las desigualdades y reconstruir las relaciones humanas y naturales. Los aportes de Boff, la Teología de la Liberación y la ecoteología feminista, desde el marco de culturas originarias y los activismos ambientales ofrecen profundos horizontes de sentidos societales alternativos.
[1] Desde una perspectiva decolonizadora, el término ontoepistémico se utiliza para señalar que las formas de ser (ontología) y de conocer (epistemología) dominantes, impuestas históricamente a través de la colonización, no son universales, sino construidas culturalmente y sujetas a relaciones de poder. La perspectiva decolonial critica cómo el sistema ontoepistémico occidental ha sido impuesto como único y legítimo, desvalorizando y marginando otras formas de entender la realidad y el conocimiento, propios de los pueblos indígenas, afrodescendientes y otras culturas no occidentales. Así, el enfoque ontoepistémico decolonial reivindica y promueve la pluralidad de conocimientos y modos de ser, argumentando que cada cultura posee su propio sistema ontoepistémico y que reconocer esta diversidad es fundamental para descolonizar el pensamiento, la educación y las prácticas de conocimiento.