como lo expresa, sin ambages, el
neurocientífico Francisco Mora: para
hacer un guante hay que saber cómo
es una mano; lo mismo ocurre con la
enseñanza, para enseñar hay que
saber cómo se aprende, o sea, cómo
funciona el cerebro.
JJMR: cuarta pregunta: En
correspondencia con su liderazgo en
el proyecto internacional de la
Universidad de Granada, España
“Medición de la brecha entre las
neurociencias y la educación, por
medio de una escala de neuromitos
en estudiantes en formación
docente”, ¿qué implicaciones puede
tener el resultado de este proyecto
en relación con la conceptualización
de la neurodidáctica?
ARF. Pues verá, cuando inicié la
planificación del proyecto anterior,
que en realidad ha derivado en
varios proyectos ya, lo hice por el
convencimiento de su importancia,
puesta de manifiesto antes, y por
una fuerte carga motivacional. No
alcanzo a estimar cuál de ellas, quizá
ambas, haya sido la causa de la
buena acogida que ha tenido, desde
diversos planos: personales e
institucionales, nacional e
internacional, teórico y práctico, etc.
Sorprendente y afortunadamente,
son muchos los investigadores y
docentes que se han unido a esta
causa, no solo los de mi Grupo de
Investigación en Comunicación
Educativa (ICE) de la Universidad de
Granada, sino de otros grupos, otras
universidades y otros países. Y
prueba de ello es que, en apenas
tres años, han tenido lugar varios
sucesos que muestran el intenso y
extenso impacto del esfuerzo
científico. Entre ellos, la edición de
un libro monográfico sobre
identificación de neuromitos en la
prestigiosa editorial Pirámide
(¿Ciencia o ficción en la
Neuroeducación? Estudio sobre
neuromitos docentes), también un
monográfico de la revista REIFOP,
así como varios artículos de
investigación en revistas de impacto,
la defensa de una tesis doctoral y
varios trabajos fin de máster en
distintos lugares del mundo, como
España, Costa Rica y Perú, dos
becas de investigación concedidas a
estudiantes que se unieron a esta
línea de investigación, la
internacionalización del proyecto