Una propuesta para la inclusión del parámetro protocolo de cabina en la evaluación de la calidad de la interpretación simultánea de conferencia

Olivier François Marti Velázquez

oliviermarti@isit.edu.mx
Instituto Superior de Intérpretes y Traductores (México, D.F.)

Recibido: 08/05/2013 | Revisado: 17/11/2013 | Aceptado: 26/05/2014

Resumen

En este artículo, se presenta un nuevo parámetro, protocolo de cabina, como valor normativo para calificar la calidad de la interpretación simultánea de conferencia y obtener un nuevo sistema de evaluación. La profesión ve mermado el desempeño del intérprete en la percepción del compañero de cabina y del usuario, por desconocimiento de los componentes del protocolo de cabina, particularmente, del ruido, que impacta negativamente al producto. En los modelos teóricos, el parámetro protocolo de cabina, no ocupa un lugar preponderante para la evaluación de la calidad. Por estas razones, esta investigación tiene como objetivo analizar y segmentar el parámetro y categorizar al intraparámetro ruido, para que el intérprete simultáneo pueda considerar la eliminación de éste último como pieza clave para la optimización de su producto. La resolución del problema del ruido en la profesión puede llevar a una revolución de la manera de interactuar con la cabina.

Palabras clave: interpretación simultánea, calidad, intraparámetro, protocolo de cabina, ruido, categorización, experimento.

Abstract

A Proposal for the Inclusion of the Parameter “Booth Manners” in Quality Assessment in Simultaneous Conference Interpreting

This paper seeks to present a new Spanish parameter called “protocolo de cabina” (booth manners) to assess quality in simultaneous conference interpreting and to create a new assessment system. In professional interpreting, delegates and boothmates can often perceive a deterioration in the quality of the interpreting, chiefly due to the fact that interpreters lack awareness of booth manners. Of the components of booth manners, ‘noise’ seems to impact negatively on the product. Nevertheless, the parameter ‘booth manners’ and the intraparameter ‘noise’ are only given a very minor role in the theoretical models of quality assessment if they are included at all. To overcome this problem, the paper surveys this parameter and its main components. It also proposes a categorization of the intraparameter ‘noise’, so that simultaneous interpreters can be more aware of noise reduction as a key factor in interpreting quality. In fact, solving noise problems in interpreting could shift the way simultaneous interpreters interact with the booth and its equipment.

Key words: simultaneous conference interpreting, booth manners, quality, intraparameter, noise, categorization, experiment.

1. Introducción

La interpretación se desempeña como una actividad profesional por medio de la cual se expresa de nuevo en una lengua lo que se dijo en otra (Gile 2009: 2). Es una actividad por la cual se realiza oralmente la alternancia del código de una lengua origen (LO) a una lengua meta (LM) en diferentes niveles (lingüísticos, interactivos, comunicativos, socioculturales, entre otros) (cf. ASDIFLE 2003).

En el mercado laboral, cuando el cliente y el usuario solicitan los servicios de un intérprete, esperan un desempeño de óptima calidad. Antes del desarrollo del acto interpretativo, es de suma importancia establecer la técnica que se va a emplear según las condiciones y las situaciones del propio entorno interpretativo, con el fin de lograr facilitar el flujo y la comprensión de la información entre las partes, que aquí se entienden por ponente y usuario.

La técnica para la modalidad de conferencia dependerá de la duración del evento (cf. Kalina 2002), del tipo de conferencia, tipo de espaciamiento de la entrega de la información, su tiempo de espaciamiento (segundos, minutos), tipo y número de usuario y de ponente, ubicación del intérprete con respecto a estos primeros (cf. Jiménez 2002), soportes y material de trabajo para la conferencia, tipo de emisión y recepción de la interpretación. En esta modalidad, se pueden efectuar las técnicas de fraseo, consecutiva, traducción a la vista, bilateral, simultánea, instantánea, cuchicheo, chatconference, entre otras.

Por ejemplo, con la técnica de consecutiva, la transmisión de la información no será directa, pues todo debe pasar por la libreta (Jiménez 2002), pero la emisión sonora del ponente y la recepción sonora del intérprete sí lo serán (ibid). Lo mismo sucede con la emisión sonora del intérprete consecutivo y la recepción del usuario. El intérprete consecutivo suele colocarse al descubierto ante el público y encontrarse al alcance del ponente; escucha directamente a este último en un gran espacio compartido, toma notas del discurso, resume, pasa al frente y reproduce un mensaje a partir de su escucha y de la toma de notas hacia la lengua meta (cf. Nolan 2005: 3).

A diferencia de la consecutiva, en la interpretación simultánea, la transmisión de la información del ponente al intérprete y del intérprete al usuario es directa, pero la emisión y recepción sonora tanto de unos como de los otros, no lo son. La señal entra por los auriculares del intérprete simultáneo que está sentado en una cabina insonorizada para que éste reproduzca en el momento dicho discurso ante un micrófono (Nolan 2005) para un usuario que no comparte la misma ubicación que él. Como el intérprete simultáneo está en un espacio reducido, con poco plafón dentro de la cabina y con herramientas acústicas hechas para el acto interpretativo simultáneo, se espera que la señal, que perciban tanto el intérprete simultáneo como el usuario, esté técnicamente limpia y clara.

En primera instancia, una señal limpia tiene que ver con una señal libre de sonidos ajenos al discurso original del ponente y a la producción propia del intérprete. En pocas palabras, habría una ausencia de problemas de tipo técnico (frecuencias radiofónicas que se cuelan a los audífonos del intérprete, inducción eléctrica a través de los cables, sonidos de fondo provocado por un mal equipo de audio como el caso de micrófonos con un diafragma roto o lastimado). Cabe recordar que, desde el punto de vista de la acústica, ciertos sonidos intrusivos pueden llegar a alterar, para el oyente, la imagen acústica de una palabra y, por lo tanto, su imagen mental y el sentido de su discurso (cf. Miyara 2004).

En segunda instancia, una señal clara se refiere a una señal libre de retraso. Los retrasos corresponderían a lo que se llama latencia o delay. La latencia puede generarse de dos formas: la primera, a partir de una mala comunicación entre los equipos en el momento de estar conectados; la segunda, a un mal uso de cables. Para esta última, cuanto más sea largo un cable y de mala calidad entre la conexión de equipos de audio, más será prolongado el retraso de la señal. Este efecto puede originar que el intérprete reciba muy tarde la señal en sus audífonos, o que la señal del intérprete llegue muy tarde al usuario. Por otro lado, una señal clara puede siempre llegar bien a ambos lados de los auriculares y con un volumen adecuado. Si ocurre este retraso técnico de manera muy prolongada, cabe la posibilidad que el usuario pierda el hilo de la información actual y espontánea y termine confundiéndose.

Con una supuesta limpieza y claridad de la señal por medio del servicio técnico, el usuario de una interpretación simultánea de conferencia (ISC) podría recibir, sin interrupciones y sin modificaciones, el flujo de la información brindada por el servicio de un intérprete. Una vez concluida la prestación o producto, el intérprete estaría listo para ser evaluado por el usuario sólo por su trabajo. Sin embargo, después de los resultados obtenidos por Mack & Cattaruza (1995), Shlesinger (1997: 126) afirma que el usuario no posee los recursos para poder determinar la calidad de un intérprete. Esta limitación resta objetividad a la evaluación por parte del usuario, lo cual obliga al investigador a buscar inferir qué factores intervienen en dicha valoración positiva.

Para lograr tal cometido, se deberán fijar componentes de medición o parámetros de incidencia en la evaluación de la calidad en ISC (Gile 2003: 110; Kalina 2002: 123, 2010) y otorgarles una definición conforme a la percepción real del usuario de ISC. Sólo así, el investigador de ISC podrá contar con los elementos suficientes para comprender cómo se dimensiona el impacto de una ISC y cómo se administra de manera global el servicio de una ISC. Desafortunadamente, según Collados Aís (2007: 14), no se han definido los parámetros de calidad. Si bien es cierto que, en muchos de los estudios empíricos hechos desde los ochenta hasta la fecha, se ha esbozado y puesto a disposición del sujeto que cumplimenta el cuestionario o entrevista un enlistado de parámetros cualitativos, también es igualmente cierto que el investigador ha confundido la evaluación con la expectativa, por lo que los parámetros de unos están mezclados con los otros (Soler Caamaño 2006: 67).

Desde que Bühler (1986) fuera la pionera en los estudios sobre la calidad en interpretación, por medio del instrumento del cuestionario de expectativas, algunos investigadores retomaron, dentro de la evaluación de la calidad en ISC, algunos parámetros con el mismo nombre, mientras que otros optaron por otra etiqueta o por la inclusión de nuevos parámetros. Sea cual sea la decisión que hayan tomado, parecen no haber explicado las causas que los condujeron a su toma de decisión. Aunado a esto, los investigadores han concentrado reiteradamente esfuerzos en la comprensión de parámetros lingüísticos y paralingüísticos y han dejado en el olvido a los parámetros extralingüísticos, que en voz de Kalina (2002), no demeritan de estar sujetos a un estudio profundo. En este entorno de incertidumbre metodológica, se decidió incorporar un nuevo parámetro de suma importancia para la ISC: protocolo de cabina. De todos sus intraparámetros, el ruido es aquel que parece impactar en la percepción del usuario sobre la calidad de ISC (cf. Déjean Le Féal 1990: 155).

Desde la perspectiva de la acústica, el ruido puede definirse como “todo sonido no deseado o molesto”, como establece Recuero (2000: 373). Al ser un signo no lingüístico, pero acústico, con una carga emotiva negativa para el que lo escucha, el ruido puede formar parte de la dimensión de la comunicación no verbal (CNV), en la cual lo implícito acústicamente desempeña un papel fundamental sobre lo dicho explícitamente. A este argumento cabe también agregar un inconveniente: si “la CNV alude a todo signo o sistema de signos no lingüísticos que comunican o sirven para comunicar”, como establece Cestero Mancera (2006: 1), entonces eso puede significar que el ruido, como elemento que interfiere con la comunicación, está ajeno a la CNV.

Sin embargo, teniendo en cuenta el esquema comunicativo de Jakobson en el cual la comunicación aparece como una transferencia de información entre un receptor y un emisor, vía un canal por medio de un código (ASDIFLE 2003: 47), podría encontrarse similitudes con la naturaleza del ruido. Este último es un objeto intangible que “se produce en unos focos sonoros o fuentes (calle, televisor, discoteca, etc), se transmite a través de un medio (cuerpos sólidos, líquidos, aire) y llega al receptor (un individuo, una comunidad)” (Recuero 2000: 373). Con el ruido resulta haber un signo acústico que al percibirlo un receptor (individuo), llega a asociarse con una imagen mental (¿de dónde viene? ¿qué objeto lo genera? ¿se trata de una persona?). En este sentido, el receptor está recopilando información sobre este signo acústico que está creando un impacto emocional en él (desagrado, molestia u otro) y lo obliga a interactuar con un ambiente o con una comunidad.

Si bien en una ISC, el ruido puede interrumpir la transmisión de la información del discurso original, también puede ser un aditamento para la producción oral del intérprete, un modificador de la información que entrega el intérprete, hablará más sobre este último y su trabajo, romperá el principio de la invisibilidad del intérprete de ISC. Por todos esos motivos, se pretende analizarlo en este artículo para así categorizarlo, obtener a su vez nuevos intraparámetros y sujetar algunos a un estudio observacional y experimental para medir su impacto.

El objetivo de esta investigación es desarrollar un nuevo sistema de evaluación, desde la perspectiva de los usuarios y concabino (compañero de cabina) para el parámetro protocolo de cabina, intraparámetro ruido, que sea incluyente en el orden y en el rumbo de la organización. La visión que se desarrolló para la arquitectura operativa de la investigación del protocolo de cabina se centra en la ubicación del intra-parámetro ruido en el contexto del ejercicio de la profesión de intérprete así como en los modelos teóricos más relevantes de la interpretación. El resultado que se presenta es una clasificación conceptual de los distintos tipos de ruido así como su importancia con respecto al valor estratégico que representa. Se busca dar una autentificación del parámetro protocolo de cabina con su intraparámetro ruido.

2. La profesión y didáctica de la ISC

Desde su aparición dentro de la profesión en 1926 en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la ISC ha evolucionado con respecto a la manera en la que el intérprete interactúa con la cabina. A pesar de poseer un carácter individualista y solitario (Jensen 2010: 31), son cada vez más los intérpretes que desempeñan su trabajo con un colega (Taylor-Bouladon 2007; Chmiel 2008: 262-265; Jensen 2010: 31-35; AIIC 2010, 2013) en pos del aumento de la resistencia de tiempo de trabajo y, particularmente, de la presentación de un producto final de calidad. A este colega se le puede denominar el concabino (Chmiel 2008: 262), término humorístico empleado por la autora para hacer referencia al término concubino. Sin embargo, en México, el término lleva aplicándose desde hace algunas décadas en el ejercicio de la profesión.

Ya el intérprete de ISC no tiene que trabajar solo, en peceras que lo sofoquen (cf. Baigorri Jalón 2000: 302-303) ni debajo de entarimados sobre los cuales el ponente arrastra sus pies (cf. Roditi 1982: 10 apud Baigorri Jalón 2000: 175). Se ha buscado una mejora ergonómica para que el intérprete obtenga condiciones óptimas de trabajo y no haga movimientos bruscos sobre objetos que causen ruido captado por el micrófono e irritantes para el usuario (cf. ISO 1998a; ISO 1998b), aunque en ciertas ocasiones no lo logre por la diminuta dimensión de ciertas cabinas (Kalina 2010: 94). Por esta razón, el intérprete está sujeto a usar cada vez más las nuevas tecnologías, tales como soportes electrónicos (cf. Kalina 2010: 94), que desde fuera y dentro de la cabina, le permitan acceder a información sobre la ponencia e intercambiarla en tiempo real con su compañero para desempeñar mejor su labor (Mouzourakis 2000; Drechsel 2005: 16; Will 2009; Kalina 2010: 80-95; Albl-Mikasa 2012: 65-66).

A la interacción en cabina con respecto a las personas, al espacio y al material de escritorio, se le asocia comúnmente en inglés con el concepto de booth manners. Ya en la literatura de ISC (Sant’Iago Ribeiro 2004; Taylor-Bouladon 2007; Chmiel 2008; AIB 2010; ECI 2012; AIICUSA 2012; AIIC 2010, 2013), se observa que los booth manners resultan ser elementos externos al output y, por dicha naturaleza, pueden llegar a “condicionar de manera sustancial la calidad del trabajo del intérprete, hasta el punto de que en ocasiones, son más determinantes que sus propias habilidades a la hora de ofrecer (o no) un trabajo de calidad” (Bacigalupe 2011).

En este artículo, se refiere a los booth manners como protocolo de cabina, puesto que Kahane (2000) ya se refería a ello en la manera de gobernarse por parte del intérprete de consecutiva como protocol y daba a entender que existía también un protocolo en la simultánea con el fin de que el usuario pueda percibir con mayor calidad la ISC, y el intérprete de ISC vea reflejada en mayor medida su buena imagen profesional. Incluso, Navarro Zaragoza (2008) habla de la existencia de normas protocolarias para la interpretación de conferencias. Como punto de artículo, uno se enfoca en la de la cabina, porque ese espacio de trabajo es el más susceptible a la producción de ruido hacia el usuario, el cual “puede impactar negativamente en la prestación de un intérprete de ISC” como indica Morelli (2008: 4). Aunado a esto, en entrevistas hechas a intérpretes de ISC que trabajan para instituciones europeas, éstos definen, en consenso, al concepto booth manners como los deberes y quehaceres dentro de la cabina, las buenas maneras, prácticas y buenos modales con respecto a los demás, como explica Tiselius (2010: 17-18). Dicha definición corresponde en gran medida con la explicación del concepto protocolo en el sitio www.protocolo.org.

Para Sant’Iago Ribeiro (2004), el protocolo de cabina agrupa deberes y quehaceres en tres fases de la ISC (cf. Vega Network 2004): actos sociales pre-interpretativos extra cabina, entrada a cabina con acuerdos técnico-sociales con el concabino y eliminación de ruido en cabina durante el acto interpretativo. Para esta última característica, eliminación del ruido, se utiliza en inglés en ingeniería acústica, el acrónimo NRC (noise reduction). Años más tarde, con experiencia consolidada, el profesional puede tener en mente los pasos que se deben seguir (Moser-Mercer et al. 1997; Erickson 2000) para poder desempeñar un buen protocolo de cabina y llevar a cabo el mejor resultado y la mejor efectividad en la lucha diaria contra el ruido.

Sin embargo, no siempre llega a suceder esto. Gile (2009: 44) cree que los profesionales de la ISC tienden a ignorar dicho protocolo y a no asociarlo con la calidad. La literatura de ISC resta mucha importancia al análisis de los elementos extralingüísticos, lo que deja suponer que la descripción del protocolo de cabina y su impacto en la percepción del usuario no es fácil de localizar para el consultor intérprete activo. La preocupación por el desconocimiento de los deberes y quehaceres dentro de la cabina por parte del profesional de ISC, es tal que distintas agrupaciones de intérpretes de ISC (AIB 2010; ECI 2012; AIICUSA 2012) se han visto en la necesidad de explicar y ejemplificar la problemática del protocolo de cabina por medio de material audiovisual.

Tabla 1: videos sobre el protocolo de cabina

Protocolo de cabina en video

AIB (2010)

AIICUSA (2012)

ECI (2012)

Carga sonora y visual

Carga en el input sonoro

Carga en el input visual

Presenta en forma sarcástica, por medio de comentarios y gestos, las irritaciones en el usuario y concabino

Reúne a varios intérpretes de ISC para dar explicaciones serias

Recrea la situación del acto de ISC en equipo sin explicaciones por medio de comentarios orales

Explica que debe existir una coordinación de equipo y una manera idónea para comunicarse intra cabina, una distancia adecuada (ni tan cerca ni tan lejos) con respecto al micrófono

Aparece el acto de habla de la prohibición que recae sobre la producción de ruido en cabina, los gritos, la cercanía con el micrófono, la manifestación de emociones, el consumo de alimentos (cf. Jensen 2010) y el porte de perfume (cf. Taylor-Bouladon 2007) que son distractores

Ofrece de manera humorística, ejemplos de malos habitos que impactan negativamente en el usuario y en el concabino

Enfatiza ruido de fondo como distractor del usuario y del concabino (verter agua, arrugar y arrastrar el papel, hacer comentarios, escuchar radio, hacer clic con el bolígrafo, etc.)

Aconseja la confianza en uno mismo, el respeto, la compenetración de los concabinos, una buena y estable producción de voz

Denuncia malos hábitos encontrados en el ruido en cabina y los retrata (ruido con objetos, ambiental, bucal) para concienciar a los intérpretes

En la Tabla 2, se resalta el valor axiológico del protocolo de cabina.

Tabla 2: el valor axiológico de un protocolo de cabina de ISC

Protocolo de Cabina

Viaggio (1996)

AIIC (http://aiic.net/glossary)

Pöchhacker (1999)

Conjunto de puntos positivos clave para el reclutamiento de intérpretes de ISC

Elementos que no pueden considerarse como puntos clave para el reclutamiento

Conjunto sonoro negativo (ruido, risas, carrasperas)

Protocolo de cabina colectivo o PCABC, que son normas de comportamiento idénticas en todas las cabinas

Protocolo de cabina individual o PCABI, que son deberes o quehaceres por los cuales se desmarca una cabina con respecto a las demás

Gile (2009: 43-44)

Tiselius (2010: 17-18)

Abl-Mikasa (2012: 70)

Un todo en un servicio que puede influenciar al usuario y al cliente en la percepción y en la calidad de una ISC

Reglas que si se siguen, se podrá sacar provecho de ellas al grado que la interpretación como suena y la imagen de la interpretación puedan ambas volverse de óptima calidad ante la mirada del usuario

Conjunto de elementos obligatorios para la ISC

Origen de molestia olfativa o de otra índole para terceros, en este caso, el concabino

Implicitación del protocolo de cabina como causante de la afectación de otros sentidos en terceros

Chmiel (2008: 272), quien retoma la discusión en Jensen (2006 en Jensen 2010), cree que el protocolo de cabina y los buenos hábitos deben desarrollarse juntos desde la formación de ISC, lo que hace suponer que es un factor crucial en la evaluación. Gile (2009: 44) insiste en que los elementos del protocolo de cabina son componentes de calidad que deben enseñarse desde un principio en la formación. El concepto inglés manners gira en torno a todo aquello que se aprende, se adquiere o pasa por un ritual social en situaciones específicas, como afirma Rennert (2008: 205). Esto quiere decir que, en el centro de formación se aprende y se adquiere la manera de las buenas prácticas cuando se trata de una ISC (Tiselius 2010: 17), particularmente, aquellas que tienen que ver con la forma de “cómo evitar la generación de ruido en cabina” como hace ver Morelli (2008: 445). En este sentido, el protocolo de cabina también debe mencionar un conjunto de malas prácticas. Chmiel (2008: 271) hace alusión también al citado protocolo como un tipo de guía sobre la buena y mala interacción con los micrófonos en cabina. Se entiende que el término adecuado es el de buenas o malas prácticas que den buenos o malos hábitos (protocolo de cabina).

Sin embargo, en la misma didáctica de la ISC no se han logrado encontrar respuestas claras y concisas sobre el protocolo de cabina y su intraparámetro ruido que pueda apoyar a la profesión (cf. Iglesias Fernández 2007). La literatura de formación lo desconoce prácticamente (cf. Chmiel 2008). De los pocos manuales y tablas de evaluación que lo mencionan, ninguno ha podido establecer una definición completa y coherente del concepto. Se observan discrepancias e incongruencias con la jerarquía, la alineación y el contenido de dicho protocolo.

Lo mismo se destaca con el concepto ruido. En cuanto al protocolo de evaluación de interpretación en distintas universidades e institutos europeos y americanos, Soler Caamaño (2006: 102-131) establece que no existe una homogeneidad de parámetros para la evaluación de la formación en interpretación, y de estos protocolos, se puede decir que el parámetro protocolo de cabina y el intraparámetro ruido brillan por su ausencia. Es cierto que algunos aspectos que conforman a los deberes y quehaceres en cabina aparecen en estos protocolos, pero siempre dentro de la generalidad de la forma y con un peso de menor importancia para la evaluación, puesto que el contenido sigue siendo aquel con más peso en la evaluación.

A esto se agrega que, a la hora de calificar, parece que no todos los evaluadores comparten los mismos criterios de evaluación global del producto de una ISC, bien sea por diferencia de experiencia profesional o por diferencia de experiencia docente o por utilizar diferente metodología, como afirma Sawyer (2004). Entonces, puede llegarse a la conclusión de que en una práctica de ISC, sea examen parcial o final de un curso, el tema del protocolo de cabina y sus tipos de ruido no ocuparán el mismo grado de importancia para todos los evaluadores.

Además, en el aula se da al aprendiz de ISC una retroalimentación nula o pobre sobre el protocolo de cabina y el ruido (cf. Pöchhacker 1999). La materia de protocolo de cabina se imparte en algunos centros de formación pero con una teoría no refrendada por la práctica en el momento, el intérprete se ve inerme en el momento del primer contacto con la cabina. La carencia del aprendizaje de este conocimiento práctico, que es el medio natural para el futuro intérprete de ISC, invalida automáticamente los fundamentos para seguir impartiendo la materia. Además, dicha carencia hace que el aprendiz pierda experiencia necesaria en la realidad práctica y perciba parcialmente dicha realidad.

Hasta ahora se contempla una ruptura entre la didáctica de la ISC y la profesión (cf. Iglesias Fernández 2007). Esto dificulta la eliminación de ruido y el ejercicio de un protocolo de cabina que impacte positivamente en la evaluación por parte del usuario de ISC. Según Chmiel (2008: 271), los mismos profesionales exigen un cambio al respecto. Por lo tanto, impera la necesidad de encontrar las competencias que deberán poseer los futuros profesionales de ISC que enfrenten un mercado sensible a la presencia del ruido en el producto final.

3. Modelos teóricos

Dentro del modelo de Kiraly (2006: 72-75), las habilidades, normas y convenciones, situadas en el primer componente de la triangulación de competencias para traducción (competencia translativa per sé, competencia personal y competencia social) pueden alinearse en algunos casos y en algunos conceptos al protocolo de cabina en la forma sí, no en el contenido. Sin embargo, Abl-Mikasa (2012: 60) discrepa y declara que cuando los intérpretes hablan sobre la profesión, no piensan en las normas, sino en los desempeños y los procesos ligados con los requisitos y capacidades, es decir, lo que hacen, pueden hacer y necesitan hacer. Esto último puede ir de la mano con la definición de protocolo de cabina. (cf. Tiselius 2010: 17-18). Por lo cual se hace indispensable reglamentar dicho protocolo (cf. Shlesinger 1989; Harris 1990; Schjoldager 1995; Gile 1999; Shlesinger 1999; Diriker 2002; Garzone 2002) para definir exactamente cuáles son las competencias, habilidades, normas y convenciones que deben subordinarse al protocolo de cabina.

Los términos, competencias, desempeños y procesos, conducen directamente a la cuestión de la calidad. Gile (2003: 110) propone una definición para este último concepto y, por lo tanto, el de booth manners. Éstos resultan ser uno de tantos parámetros (fidelidad, calidad de voz, uso correcto de la LM, entre otros) para medir la calidad de una IS, al mismo tiempo que un componente de ésta, cuyo valor o peso se estima diferente de otros parámetros para la calidad interpretativa (ibid). Si el ruido es un componente del protocolo de cabina, y los teóricos de IS (Gile 2003: 110; Kalina 2002, 2010; Pöchhacker 1999) definen a este último como un parámetro para evaluar la calidad en una ISC, entonces, el ruido se vuelve en un intraparámetro para la medición de la calidad en ISC.

Pocos son los teóricos que han hablado de booth manners como parámetro. No obstante, ninguno ha mencionado al ruido como intraparámetro. Kalina (2002: 123) piensa que los aspectos externos al output del intérprete en cabina (booth manners, la vestimenta del intérprete, conducta general durante y cercano a la conferencia, discreción, la preparación y documentación antes de la conferencia, capacitación adicional, etc.), forman parte también de la medición de la calidad de una ISC. A esto añade la propuesta de investigar más a fondo estos aspectos para hacerlos tangibles, transformarlos en elementos de medición de la calidad y, sobre todo, observar su impacto en la calidad de ISC.

En su búsqueda por dar una estructura a las fases del proceso comunicativo del intérprete (pre-, peri-, in- y post) para así estructurar los aspectos del output del intérprete con los aspectos ajenos a éste, Kalina (2002: 121-130) logró obtener un conjunto de parámetros para medir la calidad interpretativa. En dicho conjunto, los aspectos del output predominan sobre los aspectos externos a éste. Algunos de estos últimos quedaron descartados por su naturaleza particular. Tal es el caso del protocolo de cabina, que corresponde a la modalidad de ISC, pero que se compagina con la modalidad de interpretación mediática (IM) y adopta nuevas características para esta otra modalidad.

Aunque haya quedado descartado el protocolo de cabina de su modelo de procesos interpretativos, Kalina (2002, 2010) incluyó de manera indirecta a algunos de los componentes de este protocolo dentro de las dimensiones de la calidad del output del intérprete. Abl-Mikasa (2012) siguió muy de cerca el trabajo de Kalina (2002, 2010) y, teniendo en mente lo que tiene y debe tener un intérprete, completa la descripción del modelo de Kalina (2002, 2010) con una nueva tipificación de las fases del proceso comunicativo del intérprete a las cuales denomina habilidades y ramifica en sub-habilidades (Abl-Mikasa 2012: 61). Como novedad, se incluye al protocolo de cabina como componente de la sub-habilidad, trabajo en equipo y actitud de cooperación, la cual se localiza en las habilidades del peri-proceso (Abl-Mikasa 2012: 72). La ubicación del protocolo de cabina dentro de tal sub-habilidad confirma que Abl-Mikasa comparte la visión de Chmiel (2008) y Jensen (2010) sobre el protocolo de cabina. Discrepamos en este estudio, ya que la causa no se subordina a la consecuencia.

Sin embargo, en lo que se refiere a los componentes del protocolo de cabina, Abl-Mikasa también colocó éstos en diferentes fases. Si para Abl-Mikasa (2012: 62), el para-proceso se divide en exo-proceso (la manera de organizar y establecer su negocio) y en endo-proceso (primer contacto, la manera de abordar al cliente, agradecer y presentar la facturación, entre otros), entonces ambos procesos se asemejan a la primera fase del protocolo de cabina de Sant’Iago Ribeiro (2004). Este sistema de sub-divisiones, más que aclarar el concepto, lo minimiza y relega a una posición que no es la adecuada.

4. La categorización del ruido

Hacer referencia a un protocolo implica registrar una multiplicidad de elementos para un proceder. Se decidió agrupar los elementos que acompañan al ruido de cabina para conformar el componente protocolo de cabina. Cabe explicar que son pocos los autores que abordan este concepto y no logran consensuar su composición y su definición. Por esta razón, nos basamos en los elementos de los autores que más han profundizado en su descripción (Sant’Iago Ribeiro 2004; Taylor-Bouladon 2007). En este estudio, una de las propuestas más importante es la de que el protocolo de cabina sea integrado como un parámetro más, sobre todo por la importancia que tiene el intraparámetro ruido.

Se entiende que el protocolo de cabina debe estar integrado por los siguientes elementos: monopolio del micrófono, espíritu de equipo, solidaridad, compañeros, micrófono, postura, puntualidad, nivel de sonido, documentos, servicio al cliente, ruido, retroalimentación con el micrófono (Taylor-Bouladon 2007), consenso en la cabina, logística del evento y de la cabina (Sant’Iago Ribeiro 2004), etc. Son varios los conceptos relacionados con el protocolo de cabina, estos catorce conceptos se dividirían en el humano y técnico operativo.

Tabla 3: protocolo de cabina con sus elementos humanos y técnico operativos

Protocolo de cabina

Concepto humano

Concepto técnico

Elementos de este componente:

Elementos de este componente:

Espíritu de equipo

Monopolio del micrófono

Solidaridad

Micrófono

Compañeros

Nivel de sonido

Postura

Documentos

Puntualidad

Retroalimentación con el micrófono

Servicio al cliente

Logística del evento y de la cabina

Consenso en cabina

Ruido

Ruido

Como puede observarse, el ruido impacta directamente en ambos rubros extralingüísticos. En la manera propia como se conduce un intérprete de ISC consigo mismo y trata a los demás (el concabino y el cliente) puede haber ruido. Por ejemplo, llegar tarde hace que el intérprete produzca una voz jadeante en el micrófono como explica Taylor-Bouladon (2007). El no ayudar a su concabino y hacer otras actividades como comer, traducir o hablar por teléfono no sólo genera ruido que el usuario capta inmediatamente, sino también perturba al concabino en su labor interpretativa, como asegura Jensen (2010: 36). Incluso ser demasiado solidario con el concabino al susurrarle al oído como manera de ayuda termina molestándole (Jensen 2010: 35). Con respecto a la manera de operar técnicamente dentro de la cabina, el contacto con el material de escritorio y la localización de la cabina en un lugar no apropiado para la acústica del lugar (por ejemplo, cerca de las ventanas, puertas o ascensores) son focos ruidosos (ISO 1998a; ISO 1998b).

Si se agrega una perspectiva acústico industrial, puede observarse al ruido dentro de lo técnico operativo y lo humano como “uno de los principales factores que origina disminución de productividad” (ECIJG 2011) en los intérpretes de ISC. Si el ruido “tiene una gran repercusión económica en un negocio” (ibid), entonces la ISC no está exenta de este problema. Baja la productividad de un intérprete de ISC, el usuario se sentiría insatisfecho con el servicio de interpretación. Además, aunque una interpretación luzca por su calidad lingüística, los usuarios pueden valorarla negativamente, si la recepción de sonido no termina siendo óptima (Van Hoof 1962). Si uno se basa nuevamente en la acústica (Davis & Jones 1989; Recuero 2000; Miyara 2004; ECIJG 2011), el ruido puede generar desconcentración por parte del usuario que trata de seguir la producción del intérprete de ISC (cf. León 2000: 241). Esto puede generar tensión tanto en el usuario como en el intérprete de ISC. Con problemas de tensión y de falta de concentración pueden surgir accidentes (ECIJG 2011), los cuales, en una ISC, se ven reflejados en la parte técnico operativa (tirar el micrófono, mezclar material de consulta, impactar una parte de la cabina, etc.) y la parte humana (estorbar al compañero, susurrar al oído, hacer mal los turnos, etc.).

De acuerdo con la AIIC (http://aiic.net), la Norma ISO 2603 y la Norma ISO 4043 especifican que con la presencia de ruido en cabina, se puede originar en el usuario, no sólo un sentimiento y percepción de desagrado, sino también una ininteligibilidad de lo que está diciendo el intérprete. Cabe destacar, que según las características que la disciplina de la acústica (David & Jones 1989; Recuero 2000; Miyara 2004; ECIJG 2011) atribuye al ruido, se sabe que no todos los tipos de ruido son iguales ni afectan de la misma forma a todas las personas. Pueden haber algunos que “impacten negativamente en la seguridad y en la salud” (ECIJG 2011) de algunas personas, y si esto se trasladara al campo de la ISC, tanto el intérprete como el usuario serían los blancos preferentes del ruido.

Una larga exposición al ruido produce enfermedades profesionales crónicas (ibid). El intérprete que estaría sujeto al ruido continuo a lo largo de su práctica profesional se vería afectado del oído. Lo mismo acontecería al usuario que escucha frecuentemente interpretaciones de conferencia invadidas sin avisar de gran cantidad de ruido que impacta directamente a los oídos. Sin importar el grado de afectación del ruido, se considera vital sistematizar los tipos de ruido para comprender mejor el deterioro de la calidad en una ISC. Para lograr esto, deben clasificarse los factores dependientes e independientes de la técnica de ISC.

Tabla 4: protocolo de cabina con sus fenómenos dependientes e independientes de la técnica de IS

Protocolo de cabina

Factor dependiente de la técnica

Factor independiente de la técnica

Mal posicionamiento con respecto al micrófono por parte de un intérprete

Mala dicción

Respiración jadeante del mismo

Micrófono inapropiado por su direccionalidad dentro de la cabina de IS

Manera inadecuada para usar material de trabajo

Arquitectura inadecuada para el lugar de conferencias

Malos modos para abordar el mobiliario

Posicionamiento y una construcción de la cabina de IS que no satisfagan al intérprete simultáneo

Comportamiento poco profesional de la parte del concabino

Dentro del ruido en cabina, se desprenden fenómenos, de los cuales algunos es directamente responsable el intérprete de ISC. De los directamente achacables al intérprete, se considera que son fácilmente corregibles por parte de éste una vez que se han detectado los mismos así como su intensidad. Son hábitos que pueden ser individualmente mejorados o eliminados por el intérprete (cf. Collados Aís 1994). En el caso de los factores independientes de la técnica, los fenómenos deben solucionarse desde el exterior del intérprete. Son competencias que para alcanzarse dependen generalmente de la atención, la construcción, o los comportamientos externos. Para clasificarlos, es necesario alinear las disciplinas de ingeniería acústica y de interpretación alrededor del ruido en cabina.

Tabla 5: protocolo de cabina con su ruido dependiente e independiente del intérprete

Protocolo de cabina

Ruido independientes del intérprete

Ruido dependientes del intérprete

Intraparámetros:

Ruido externo

Problemas técnicos sonoros

Intraparámetros:

Ruido bucal

Ruido nasal

Ruido de fondo

Conducta con el micrófono

Estos fenómenos se generan bien sea cuando el intérprete de ISC ejerce un tipo de acción sobre sí mismo, sobre otros o sobre algo dentro de la cabina, o cuando terceras personas hacen lo propio fuera de la cabina. Para el primero, proponemos llamarlo endoejecución del intérprete de ISC; para el segundo, exoejecución. En esta última, el ruido independiente del intérprete de ISC se identifica como ruido externo y problemas técnicos sonoros. El ruido externo está ligado con aquel ruido que proviene del entorno, mientras que los problemas técnicos sonoros describen el ruido técnico que se filtra dentro de la cabina.

En la endoejecución del intérprete de ISC, su ruido dependiente gira alrededor del ruido bucal, ruido nasal, ruido de fondo y conducta con el micrófono. El primero puede definirse como aquel ruido emitido por la voz del intérprete (cf. Iglesias Fernández 2011) (carrasperas, estornudos, toses, risas, escupitajos, chasquidos, sibilancias, popeos, etc,) y el segundo, por la nariz (ibid) (constipación, estornudos, roces de papel, sonarse). El ruido nasal, a su vez, participa en la incidencia en el elemento paralingüístico voz, ya que crean un intraelemento paralingüístico como el timbre nasal (cf. Iglesias Fernandez 2011) desde un punto de vista médico (CF 2012). Si las vías respiratorias (las fosas nasal y la garganta) se encuentran obstruidas, entonces se acrecentarán tanto el ruido bucal como el ruido nasal como explican los médicos (Brasó Aznar & Jorro Martínez 2003) y a fuerza de producirlos, un sujeto puede afectar lo paralingüístico como es el caso de la fluidez (Poyatos 1994: 52-53).

Según la acústica, con cualquier tipo de ruido puede “surgir el fenómeno de enmascaramiento, el cual afecta la emisión vocal de manera total (la palabra completa) o parcial (los sonidos más débiles de la palabra o las sutiles diferencias que permiten distinguir una consonante de otra)”, como declara Miyara (2004: 2-3). El enmascaramiento parcial “afecta la inteligibilidad ya que los sonidos perdidos suelen ser portadores de la mayor parte de la información” (ibid).

Si el ruido en general provoca problemas de inteligibilidad, entonces el ruido bucal y el ruido nasal pueden causar el mismo efecto. Es evidente de que el intérprete que cometa tanto ruido bucal como nasal, puede afectar la fluidez necesaria y hacer poco comprensible su producción oral para el usuario de ISC. Si en una situación particular, se contara con un intérprete de ISC alérgico, éste experimentaría reacciones (p. ej. congestionamiento nasal, estornudos y carrasperas) al contactar involuntariamente los olores (humo de tabaco, barniz, lociones y perfumes) (cf. Taylor-Bouladon 2007), por inhalación, y sin duda, repetiría durante la conferencia los ruido mencionados anteriormente.

En cuanto al ruido de fondo, se trata del ruido que producen los intérpretes con objetos en cabina (por ejemplo, vasos, codos, hojas, etc.) La conducta con el micrófono se refiere al ruido que se haga con el micrófono, ya sea por distancia o por la manera de sujetarlo. Si un análisis de los cuatro intraparámetros dependientes del intérprete de ISC ha de hacerse, se encontrará una complejidad derivada de la presencia de otras variables en sí mismos. Si se buscara clasificar todas las variables, se descubriría problemas con la denominación de éstas, pues no existe un amplio repertorio de verbos y sustantivos relacionados con los ruido en algunas lenguas (cf. Poyatos 1994: 94). Todo esto conduce a la selección de un solo intraparámetro, el de ruido de fondo. De las variables que comprende este intraparámetro, el ruido con objetos, que constituye el ruido que emana de la manipulación de material de escritorio, es el más visible y más fácil de ubicar.

Tabla 6: ruido con objetos

Ruido con objetos

Ruido intrínsecos de intérprete de IS

Ruido extrínsecos de intérprete de IS

Roce de codos en la mesa

Documentos de uso de intérprete

Roce de los brazos en la mesa

Hojas

Roce de las manos en la mesa

Bolígrafo y lápices

Sillas

Con objetos de escritorio

Botellas de agua

Refrescos

Vasos

Estos tipos de ruido, intrínseco y extrínseco, se originan en el impacto que causa la percepción de cercanía del otro o de lo “otro”, que aquí lo entenderemos como proxemia (cf. Hall 1978: 64; Rennert 2008: 206). Generalmente, con la proxemia, se pueden “estudiar las relaciones de proximidad y alejamiento interpersonal y entre objetos durante la interacción, las posturas adoptadas y la existencia o ausencia de contacto físico” (Kiness 2013). Dichas duraciones se presentan en la ISC (cf. Rennert 2008: 205-206), y consideramos que el concepto de proxemia es aplicable (ibid), en el sentido que existe una distancia interpersonal (entre concabinos), una distancia entre objeto de mesa o no-intérprete de ISC, la manera de abordar al concabino y a los objetos. Una proximidad muy exagerada con respecto al concabino o al objeto genera ruido. Por supuesto, cabe aclarar que, si pensamos en un intraparámetro mayor alineado con ruido de fondo, nos podemos dar cuenta que la proxemia no está alejada de los conceptos control del micrófono (jalarlo o pegarle) y ruido bucal (hacer popeos por estar pegado al micrófono o murmullos por estar alejado de éste) y ruido nasal (sonarse cerca del micrófono).

En referencia al ruido intrínseco y al extrínseco, puede afirmarse que dependiendo de la proxemia con la que se relacionen estos ruidos y del nivel de la presión sonora con su respectiva forma que alcancen el ruido extrínseco, se podrá catalogarlos como circundantes, aleatorios, continuos, intermitentes, fluctuantes, impulsivos y de impacto (cf. Recuero 2000; ECIJG 2011). La acústica puede servir para determinar qué objetos desprenden ruido dentro de esta categoría. Sin embargo, en una ISC, existe una multitud de condiciones y de variables, por ejemplo, las diferentes formas de abordar un objeto y de impactarlo, lo cual hace suponer que un mismo objeto realiza diferentes tipos de ruido en esta categoría.

5. Estudio observacional y experimental

5.1. Sujetos

Por un lado, los sujetos en este estudio han sido 30 hombres y 50 mujeres de nacionalidad mexicana, cuya suma da en total 80 individuos. Con respecto a su perfil, se dividen, primero, en ingenieros de sonido, de acústica y de audio que han trabajado con intérpretes simultáneos y, en segundo lugar, en alumnos de las carreras de Idiomas, Interpretación y Traducción del Instituto Superior de Intérpretes y Traductores de México. Los sujetos que se desempeñan en Idiomas no llevan materias de interpretación en toda la carrera. Ellos se abocan solamente a los ámbitos de la comunicación periodística y del turismo. En cuanto a los alumnos de Interpretación y de Traducción, participaron alumnos del cuatrimestre del primer año de la carrera. En ese cuatrimestre, los futuros intérpretes no llevan teoría de interpretación. También se contó con la presencia de alumnos de traducción de segundo año, los cuales no llevan materias de interpretación.

Por otro lado, se contó con la participación de una alumna conferencista casi graduada de la carrera de Idiomas experta en Turismo y con una alumna intérprete del tercer año de la carrera. Los motivos para seleccionar a todos los sujetos fueron varios. Se buscó evitar sesgar el estudio con personas conocedoras de la teoría de interpretación y se optó por un perfil que correspondiera perfectamente con la ponencia que se iba a interpretar (el turismo en Oaxaca). Los ingenieros de sonido, de acústica y de audio viajan constantemente de un estado a otro dentro de la República para instalar las cabinas o para encargarse del audio de las conferencias. Los alumnos de Idiomas preparan constantemente conferencias sobre los estados y realizan visitas guiadas para la capital y fuera de ésta. Además, el tema en sí representa una realidad cultural, social, lingüística e histórica que viven los alumnos mexicanos en su país.

En cuanto a la ponente, su elección se debió principalmente a que ella es originaria del estado de Oaxaca, posee un gran conocimiento turístico de la zona y habla la lengua que se seleccionó para la conferencia (francés). Asimismo, era la candidata ideal, puesto que anteriormente, ya había dado conferencias de turismo en diferentes lenguas. Se había optado por una conferencia que se impartiera dos veces en francés, puesto que cada año, hay un gran número de visitantes franceses en Oaxaca y se han llegado a impartir conferencias en dicha lengua para tratar temas relacionados con ese estado.

Con respecto al intérprete, se escogió una mujer para mantener el mismo género que el ponente. También se decidió buscar una alumna con un gran número de horas de práctica de simultánea, intereses afines al tema, conocimiento lingüístico y cultural de ambas lenguas (francés y español) y, sobre todo, con gran producción de ruido en cabina. Cabe resaltar que el intraparámetro ruido es aquel que se estudiaría en el experimento. La alumna en cuestión aceptó participar en el experimento sin saber los motivos por los cuales se le seleccionó. Tampoco se le explicó el intraparámetro que se iba a analizar en el experimento. En la vida real, llega a suceder que una misma ponente dé dos veces la misma conferencia en un día, y un mismo intérprete realice las dos interpretaciones. La alumna en cuestión aceptó interpretar las dos veces la misma conferencia en el mismo día.

Los sujetos (público, ingenieros, intérprete y ponente) quedaron seccionados en cuatro grupos. El primer grupo (31 sujetos) se compone de alumnos (11 hombres y 20 mujeres) que cumplimentaron un cuestionario piloto; el segundo grupo (6 sujetos) quedó integrado por ingenieros de sonido y de audio (5 hombres y 1 mujer) que accedieron a ser entrevistados; el tercero (29 sujetos) fue un grupo de control que reunió a los actores de una ISC (8 hombres y 21 mujeres); el cuarto (22 sujetos), un grupo manipulado que incorporó también a los actores de una ISC (10 hombres y 12 mujeres). Cabe resaltar que el grupo 1, 3 y 4 estuvieron reunidos en el Instituto Superior de Intérpretes y Traductores para la realización del estudio. En el grupo 2, por problemas de tiempo y de distancia, a 4 sujetos se les entrevistó en su lugar de trabajo; el resto, en el ISIT.

5.2. Material

Para este estudio, se realizó la impresión con formato carta al frente y al reverso de los cuestionarios que, a la postre, se distribuirían a los usuarios de ISC. También se imprimió con el mismo formato la entrevista, durante la cual se anotarían las respuestas y quedarían registradas con una grabadora Zoom H4n.

Se empleó un equipo de interpretación simultánea (transmisor, cabina completa móvil para dos personas, consola de interpretación, receptores, lámpara). Una vez instalada en un lugar que permitiera la visibilidad de la intérprete de adentro hacia fuera, con dirección a la ponente, la cabina estuvo equipada con un micrófono barato de pésima calidad (80 pesos mexicanos = 4 € 36) y con uno suspendido de óptima calidad de la marca Shure SM58S (1500 pesos mexicanos = 81 € 89). El primer micrófono se sostuvo en una base móvil sobre la mesa; mientras que el segundo estuvo sujeto a un soporte tripié para que quedara suspendido y no tocara la mesa. La cabina no tenía ventilador. En la sala, se colocaron bocinas, mezcladora y micrófono de óptima calidad para la ponente.

En cuanto a objetos de escritorio, se contó con grabadoras de bolsillo Panasonic, fichas bibliográficas para escribir, fotos y textos impresos como material de apoyo, plumas, lápices, gomas, sacapuntas, botellas de agua, vasos y cucharas. La intérprete utilizaría su I-Pad para escribir y consultar terminología.

5.3. Instrumentos

5.3.1. Cuestionario piloto

Se determinó el diseño de un estudio piloto observacional del cuestionario de expectativas de la calidad en ISC orientada hacia los usuarios. La creación del cuestionario piloto de 11 ítems tenía como objetivo depurar el contenido y la forma del futuro cuestionario de expectativas. Se confeccionó una estructura mixta con preguntas abiertas y cerradas. Éstas adoptaron características por un lado tricotómicas y de Escala de Likert con un rango de 6 y, por otro, de hechos como aquellas del cuestionario de contextualización de Collados et al. (2007: 255). A partir de este último, se diseñaron las preguntas abiertas puntualizadoras.

Inicialmente, se establecieron los criterios que influyen en la evaluación de la calidad de una ISC. Se seleccionaron algunos criterios de los cuestionarios de expectativa, desde Bühler (1986) hasta la fecha. Dichos criterios aparecen en el siguiente orden: presentación fluida, terminología correcta, dicción clara, mensaje correcto, estilo apropiado, cohesión lógica, mensaje completo, entonación melodiosa, gramaticalidad aceptable, acento no nativo, voz agradable. El primer criterio (presentación fluida) resultó ser una adaptación para ser bien recibido por el usuario mexicano. Con estos criterios, La Escala de Likert en este ítem aparece así: 1 = no influye nada, 2 = influye muy poco, 3 = influye poco, 4 = influye algo, 5 = influye bastante, 6 = influye muchísimo.

En otros ítems, se preguntó el tipo de molestia, su causa y su frecuencia. Con respecto a esta última, la escala se presentó de la siguiente forma: 1 = nunca, 2 = muy poco frecuente, 3 = poco frecuente, 4 = alguna vez, 5 = bastante frecuente, 6 = muy frecuente. Se incluyeron los criterios de valoración negativa de una ISC como irritantes, basándose en Collados (1998): acento no nativo, voz poco agradable, estilo incorrecto, empleo de terminología no apropiada, falta de cohesión lógica, mensaje incompleto, falta de fidelidad del mensaje, entonación monótona, construcciones agramaticales y dicción poco clara.

Se incorporaron otros criterios para la valoración negativa de una ISC: pausas continuas, distancia inadecuada con el micrófono, estrés vocal y volumen inadecuado. Los nuevos criterios que se agregaron fueron los siguientes: mala direccionalidad del micrófono, ruido con objetos en cabina (plumas, vasos, micrófono, hojas…), ruido vocal (risas, carrasperas…). El criterio mala direccionalidad con el micrófono no ha sido siempre considerado como parte integrante del intraparámetro mala distancia y direccionalidad del micrófono dentro del parámetro uso del micrófono. El criterio ruido con objetos fue el objeto de estudio. Para todos los criterios de valoración negativa, se estableció la siguiente Escala de Likert: 1 = no irrita nada, 2 = irrita muy poco, 3 = irrita muy poco, 4 = irrita algo, 5 = irrita bastante, 6 = irrita muchísimo.

Al término de dicha presentación, en un ítem independiente, se pidió que se seleccionaran algunos de esos irritantes y se marcara su frecuencia. Después, en otros ítems independientes también, se preguntó si había alguna satisfacción en una ISC, su tipo, su causa y su frecuencia. El rango de la escala para la frecuencia fue también de 6: 1 = nunca, 2 = muy poco frecuente, 3 = poco frecuente, 4 = alguna vez, 5 = bastante frecuente, 6 = muy frecuente.

Para la valoración positiva en una ISC, se integró la contraparte de los irritantes mencionados previamente. Los criterios positivos como elementos satisfactorios se alinearon así: acento nativo, emisión fluida, voz agradable, estilo adecuado, terminología apropiada, cohesión lógica, fidelidad del mensaje, mensaje completo, entonación melodiosa, dicción clara, distancia adecuada con el micrófono, falta de estrés vocal, buena direccionalidad del micrófono, volumen adecuado, ausencia de ruido con objetos en cabina, ausencia de ruido vocal.

Los criterios de valoración positiva llevaron consigo la siguiente escala: 1 = no satisface nada, 2 = satisface muy poco, 3 = satisface poco, 4 = satisface algo, 5 = satisface bastante, 6 = satisface muchísimo. En ítems independientes, se pidió el criterio que satisface con su frecuencia: 1 = nunca, 2 = muy poco frecuente, 3 = poco frecuente, 4 = alguna vez, 5 = bastante frecuente, 6 = muy frecuente.

5.3.2. Entrevista

Se creó un instrumento semiestructurado de contextualización con 14 ítems fijos. Conforme avanzaba la entrevista, el contenido de las respuestas de algunos entrevistados llevó a uno a formular nuevas preguntas espontáneas para completar la investigación. Inicialmente, el instrumento se redactó con preguntas abiertas y cerradas. Las preguntas abiertas marcaron un valor cualitativo mientras que las cerradas cuantitativo. Las primeras se clasificaron en esta entrevista como puntualizadoras al estilo Collados et al. (2007); las segundas, de escalas como lo han hecho desde Bühler (1986) y Kurz (1989) hasta la fecha. Una vez más, se recurrió a la Escala de Likert con rango de 6. Cada vez que el entrevistador formulaba una pregunta cerrada con esta escala, realizaba, en una tabla, el vaciado de las percepciones del entrevistado para posteriormente ser evaluadas.

Con esta entrevista se buscó saber, si los conceptos que se fijaron alrededor del intraparámetro ruido estaban bien cimentados para el futuro cuestionario de expectativas y, también, si el ruido impactaba negativamente en la evaluación de calidad de una ISC realizada por usuarios. Se partió de una temática general a una particular. En el primer ítem, se preguntó lo siguiente: En un contexto de interpretación simultánea de conferencias, ¿qué entiende por ruido? En el segundo ítem, la pregunta resultó puntualizadora y descriptiva con el objetivo de catalogar los ruidos: ¿Podría describir cuáles ruido conoce?

En el tercer ítem, se decidió generar una pregunta que sí sirviera para una puntualización: De todos esos ruidos que usted citó, ¿cuáles cree que irritan al usuario de interpretación simultánea de conferencias? Por lo que respecta el siguiente ítem, el entrevistador formuló una pregunta cerrada: Dentro de una escala de 6 (1 = no irrita nada/6 = irrita muchísimo), ¿cómo calificar en grado y en intensidad los ruido que irritan al usuario de interpretación simultánea de conferencias? Se identificó el grado y la intensidad de esos ruido en calidad de irritantes para el usuario de ISC: 1 = no irrita nada, 2 = irrita muy poco, 3 = irrita poco, 4 = irrita algo, 5 = irrita bastante, 6 = irrita muchísimo).

Con el quinto ítem, se pretendió determinar la frecuencia de irritación de estos ruidos para el usuario de ISC según el ingeniero de sonido: ¿Con qué frecuencia se han aparecido estos ruido? Se vuelve a utilizar la Escala de Likert con un rango 6 (1 = nunca, 2 = muy poco frecuente, 3 = poco frecuente, 4 = alguna vez, 5 = bastante frecuente, 6 = muy frecuente). Por su parte, el sexto y el séptimo ítem abarcaron preguntas específicas y abiertas puntualizadoras: De todos los ruidos, ¿cuáles cree usted que sean los que dependan de la técnica del intérprete simultáneo de conferencias? De los ruidos dependientes de la técnica del intérprete, ¿cuáles cree usted que sean los que afecten negativamente en el usuario?

Con el octavo ítem, se obtuvo información sobre el grado de afectación de estos ruidos sobre el usuario de ISC según la perspectiva del técnico de sonido. Con la Escala de Likert de rango 6 (1 = nunca afecta, 2 = afecta muy poco, 3 = afecta poco, 4 = afecta algo, 5 = afecta bastante, 6 = afecta muchísimo), se generó así la pregunta: Dentro de una escala de 6 (1 = no afecta nada/6 = afecta muchísimo), ¿cómo calificar en grado y en intensidad los ruido dependientes de la técnica del intérprete que afectan negativamente en el usuario de interpretación simultánea de conferencias?

En el noveno ítem, se regresó al modelo de la pregunta abierta puntualizadora: De todos los ruidos, ¿cuáles crees que sean los que correspondan a las herramientas del intérprete simultáneo de conferencias? Con el decimo ítem, a partir de una Escala de Likert con rango 6, (1 = nunca afecta, 2 = afecta muy poco, 3 = afecta poco, 4 = afecta algo, 5 = afecta bastante, 6 = afecta muchísimo), se formuló una pregunta cerrada para recabar información sobre el grado de afectación en el usuario según la perspectiva del técnico de sonido: Dentro de una escala de 6 (1 = no afecta nada/6 = afecta muchísimo), ¿cómo calificar en grado y en intensidad los ruido de las herramientas del intérprete que afectan negativamente al usuario de interpretación simultánea de conferencias?

El décimo primer ítem sirvió para hacer nuevamente una pregunta abierta puntualizadora: De todos los ruidos, ¿cuáles cree que sean ruido de fondo? El décimo segundo ítem funcionó, a su vez, para determinar y validar el grado de afectación negativa que tiene el ruido de fondo sobre el usuario de ISC según la perspectiva del ingeniero de sonido: ¿Cómo calificar en grado y en intensidad los ruido de fondo que afectan negativamente en el usuario de interpretación simultánea de conferencias? Se emplea nuevamente la Escala de Likert la cual abarcó un rango de 6 (1 = nunca afecta, 2 = afecta muy poco, 3 = afecta poco, 4 = afecta algo, 5 = afecta bastante, 6 = afecta muchísimo).

Para terminar la entrevista, primero, en el decimo tercer ítem, se incorporó otra pregunta abierta puntualizadora para poder cerrar el ciclo de clasificaciones de los tipos de ruido: De todos los ruidos, ¿cuáles cree usted que sean los ruidos ambientales? Después, en el décimo cuarto ítem, se preparó una pregunta cerrada con Escala de Likert de rango 6 (1 = nunca afecta, 2 = afecta muy poco, 3 = afecta poco, 4 = afecta algo, 5 = afecta bastante, 6 = afecta muchísimo): ¿Cómo calificar en grado y en intensidad los ruidos ambientales que afectan negativamente en el usuario de interpretación simultánea de conferencias?

5.3.3. Cuestionario de expectativas

Se retomó la misma estructura mixta con la que se elaboró el cuestionario piloto. El contenido y el número de ítems fueron exactamente los mismos. Se tuvieron que modificar algunos nombres de los criterios, porque el usuario estaba confundido o no estaba muy de acuerdo con ellos. Se sustituyo presentación fluida como criterio influyente en la evaluación de una ISC por emisión fluida. El usuario mexicano no entendía perfectamente el concepto y terminaba preguntando su significado. Los otros criterios que se alteraron de nombre fueron ruido vocal para una valoración negativa y ausencia de ruido vocal para una valoración positiva. Algunos sujetos que cumplimentaron el cuestionario piloto propusieron otro nombre: ruido bucal y ausencia de ruido bucal. Éstos se añadieron tanto en al cuestionario definitorio de expectativas como al de evaluación. Con la entrevista, no se logró establecer la diferencia entre uno y otro.

5.3.4. Cuestionario de evaluación

Para diseñar el cuestionario de evaluación de una ISC aplicado a usuarios, se redactaron dos ítems. El primero abarca una lista de 18 criterios irritantes en una ISC: empleo de términos inadecuados, carácter incompleto de los ejemplos, pausas continuas, mensaje incompleto, falta de fidelidad del mensaje, falta de cohesión lógica, estilo incorrecto, dicción poco clara, estrés vocal, distancia inadecuada con el micrófono, mala direccionalidad del micrófono, volumen inadecuado (o muy alto o muy bajo), ruido con objetos en cabina (plumas, vasos, hojas…), ruido bucal (carrasperas, risas…), entonación monótona, construcciones no agramaticales, acento no nativo, voz poco agradable. Este ítem tenía sus casillas con una Escala de Likert con rango de 6: 1= no irrita nada, 2 = irrita muy poco, 3 = irrita poco, 4 = irrita algo, 5 = bastante, 6 = irrita muchísimo.

En cambio, el segundo ítem incluye la contraparte alineada, es decir, una lista de 18 criterios que satisfacen al usuario: empleo de términos adecuados, carácter completo de los ejemplos, emisión fluida, mensaje completo, fidelidad del mensaje, cohesión lógica, estilo correcto, dicción clara, ausencia de estrés vocal, distancia con el micrófono adecuada, buena direccionalidad del micrófono, volumen adecuado, ausencia de ruido con objetos en cabina (plumas, vasos, hojas…), ausencia de ruido bucal (carrasperas, risas…), entonación vivaz, buen uso de las estructuras gramaticales, acento nativo, voz agradable. Su escala se clasifica así: 1 = no satisface nada, 2 = satisface muy poco, 3 = satisface poco, 4 = satisface algo, 5 = satisface bastante, 6 = satisface muchísimo.

5.4. Experimento

El protocolo de cabina posee una variedad de intraparámetros dentro de su composición. Con dicha variedad, se tomó la decisión de escoger uno para su sometimiento en un estudio experimental. La elección giró alrededor del intraparámetro ruido en cabina, el cual se divide a su vez en otros intraparámetros. Se fijó como objetivo específico experimentar con el intraparámetro ruido de fondo con su respectiva variable ruido con objetos. Para lograr esto, se repitió dos veces la conferencia con una IS y, en ellas, se aplicó el cruzamiento de los instrumentos de expectativas y de evaluación para poder determinar y valorar el impacto del intraparámetro ruido en la evaluación de la calidad de un intérprete por parte de un usuario de ISC.

En un primer tiempo, se trabajó con un grupo de control integrado por la ponente, la intérprete, dos ingenieros de sonido y 25 usuarios (6 hombres y 19 mujeres). Se repartió el cuestionario de expectativas a los 25 usuarios, previo a la conferencia. Cuando cumplimentaron dicho cuestionario, se les entregó el cuestionario de evaluación para evaluar al intérprete simultáneo durante la ISC. Tenían que devolverlo al término de la conferencia, que duró 49 minutos.

En la cabina, se colocó un micrófono de baja calidad en una base sobre la mesa. La cabina tenía fichas bibliográficas para escribir, fotos y textos impresos como material de apoyo, plumas, lápices, gomas, sacapuntas, botellas de agua, vasos y cucharas. Durante la conferencia, de manera inesperada, hubo ruido ambiental en la sala, puesto que se estaba construyendo un edificio al lado.

Cuando finalizó la primera conferencia (conferencia A), se tuvo que esperar una hora y media para el arranque de la segunda conferencia (conferencia B) en la misma sala. El grupo manipulado estaba compuesto por los mismos actores de la primera conferencia: ponente, ingenieros de sonido e intérprete. Sólo se cambió al público (8 hombres y 10 mujeres). Se distribuyó el cuestionario de expectativas al usuario y, una vez cumplimentado, se entregó el cuestionario de evaluación para evaluar al intérprete simultáneo durante la ISC.

En esta ocasión, se intervino el intraparámetro ruido con objetos con sus respectivas variables (hojas, vaso, pluma, micrófono suspendido). Desaparecieron los vasos, las cucharas, las hojas de material de apoyo, la papelería. Sólo permaneció en la mesa el I-pad de la intérprete. Como la mesa es una caja de resonancia, se colocó un soporte tripié cerca de la mesa sin tocarla. Con el soporte se suspendió un micrófono de óptima calidad: Shure SM58S. Se colocó éste a la altura y a la distancia deseadas por la intérprete. Se realizaron pruebas para la calidad del sonido del micrófono. Inició la misma conferencia y duró 56 minutos. Durante el desarrollo del evento, no hubo ruido ambiental de construcción.

Se vaciaron los datos de los cuestionarios de expectativas y de evaluación de la conferencia A, se describieron, se interpretaron y se evaluaron por separado. Posteriormente, se llevó a cabo el análisis comparativo entre los resultados de las expectativas y de la evaluación. La misma metodología se empleó con los instrumentos de la conferencia B. Al final se hizo el análisis comparativo de los resultados de ambas conferencias.

5.5. Resultados del experimento

Con el objetivo de establecer el impacto del ruido en el usuario de ISC en este experimento, se sumaron en porcentajes las tres últimas casillas de cada criterio dentro de los cuestionarios de expectativas y de evaluación. Dichas casillas corresponden dentro de la Escala de Likert al grado de intensidad 4 (algo), 5 (bastante) y 6 (muchísimo) y, sobre todo, sirven para determinar la existencia de una influencia, una irritación y una satisfacción de un criterio en la evaluación de una ISC por parte de usuarios. En la suma, aparecen el porcentaje total de sujetos que cumplimentaron las tres casillas, el porcentaje de hombres con respecto a la muestra (% H), el porcentaje de mujeres con respecto a la muestra (% M), el porcentaje de hombres relacionado con el total de hombres dentro de la muestra (Pop H %) y el porcentaje de mujeres ligado al número de mujeres muestra (Pop M %). Esto se debió a que surgió un interés por observar si hombres y mujeres compartían la misma perspectiva sobre el ruido.

Cabe agregar que para las preguntas abiertas y en los ítems de frecuencia, se contabilizó el número de sujetos que cumplimentaban un mismo criterio. El número se transformó en porcentaje y se procedió a seccionar de la misma forma como se hizo con la suma de porcentajes dentro de las tablas. En la entrevista, se contó con una muy pequeña muestra, razón por la cual se optó contabilizar los números exactos de los participantes y no se procedió al uso de porcentajes.

Con respeto al grupo de control, en el cuestionario de expectativas, el primer lugar de irritantes lo ocupa mensaje incompleto (92%, 28% H, 64% M, Pop H 100%, Pop M 84,54%); el segundo, dicción poco clara (92%, 24% H, 68% M, Pop H 100%, Pop M 66,65%); el tercero, volumen (88%, 20% H, 68% M, Pop H 83,32%, Pop M 89,46%; el cuarto lugar, fidelidad del mensaje y falta de coherencia lógica (84%, 24% H, 60% M, Pop H 100%, Pop M 78,93%); el quinto lugar, ruido con objetos (84%, 20% H, 60% M, Pop H 100%, Pop M 78,92%).

Mientras tanto, en la evaluación, el ruido con objetos se sitúa en el primer lugar como irritante (80%, 20% H, 60% M, Pop H 83,32%, Pop M 78,92%); ruido bucal, segundo lugar (72%, 8% H, 64% M, Pop H 33,32%, Pop M 84,20%); mensaje incompleto, tercer lugar (56%, 16% H, 40% M, Pop H 66,66%, Pop M 52,61%); falta de fidelidad del mensaje, cuarto lugar (56%, 14% H, 40% M, Pop H 66,66%, Pop M 52,61%); empleo de términos inadecuados, quinto lugar (56%, 16% H, 40% M, Pop H 66,66%, Pop M 52,61%).

Para los aspectos satisfactorios, en las expectativas, el primer lugar corresponde a empleo de términos adecuados, carácter completo de los ejemplos, emisión fluida, dicción clara y volumen adecuado (100%, 24 H, 76% M, Pop H 100%, Pop M 100%); segundo lugar, fidelidad del mensaje (96%, 20% H, 76% M, Pop H 83,33%, Pop M 100%); tercer lugar, cohesión lógica (96%, 20% H, 76% M, Pop H 83,32%, Pop M 100%); cuarto lugar, ausencia de ruido bucal (96%, 24% H, 72% M, Pop H 100%, Pop M 94,72%); el quinto lugar, ausencia de ruido con objetos (96%, 24% H, 72% M, Pop H 100%, Pop M 88,41%).

En contraste, en la evaluación, la ausencia de ruido con objetos ocupa el último lugar de satisfacción (24%, 12% H, 12% M, Pop H 50%, Pop M 15,78%), le siguen ausencia de ruido bucal (24%, 12% H, 16% M, Pop H 50%, Pop M 21,04%), mensaje completo (48%, 16% H, 32% M, Pop H 66,65%, Pop M 42,08%) empleo de términos adecuados (48%, 12% H, 36% M, Pop H 50%, Pop M 57,90%,), carácter completo de los ejemplos (52%, 16% H, 36% M, Pop H 66,66%, Pop M 47,35%).

En el grupo manipulado, en las expectativas, volumen y entonación monótona se sitúan en la primera posición de irritantes (100%, 44,44% H, 55,56% M, Pop H 100%, Pop M 100%); ruido con objetos y ruido bucal, segunda posición (100%, 44,43% H, 55,57% M, Pop H 100%, Pop M 100%); mensaje incompleto, tercera posición (94,44%, 38,88% H, 55,56% M, Pop H 87,50%, Pop M 100%); empleo de términos inadecuados, cuarta posición (94,43%, 38,88% H, 55,55% M, Pop H 87,50%, Pop M 100%); mala direccionalidad del micrófono, quinta posición (88,88%, 33,32% H, 55,56% M, Pop H 70%, Pop M 100%).

Por su parte, en la evaluación, ruido con objetos ocupa el último lugar como irritante (0%, 0% H, 0% M, Pop H 0%, Pop M 0%); pausas continuas, primer lugar (61,10%, 16,66% H, 44,44% M, Pop H 37,50%, Pop M 80%); mensaje incompleto, segundo lugar (44,43%, 11,10% H, 33,33% M, Pop H 25%, Pop M 60%); ruido bucal, tercer lugar (33,33%, 16,66% H, 16,66% M, Pop H 37,5%, Pop M 30%); construcciones agramaticales, cuarto lugar (33,32%, 5,55% H, 27,77% M, Pop H 12,5%, Pop M 50%); fidelidad del mensaje, quinto lugar (27,77%, 5,55% H, 22,22% M, Pop H 12,5%, Pop M 40%).

En este mismo grupo manipulado, en las expectativas, los criterios lingüísticos ocupan los primeros lugares como aspectos satisfactorios. Por su parte, los criterios paralingüísticos y extralingüísticos están en los lugares bajos de la tabla: ausencia de ruido con objetos y emisión fluida, decimo primer lugar (88,88%, 38,88% H, 50% M, Pop H 87,5%, Pop M 90%); distancia con el micrófono adecuada, décimo lugar (94,41%, 38,88% H, 55,55% M, Pop H 87,5%, Pop M 100%), volumen adecuado, noveno lugar (94,43%, 38,88% H, 55,55% M, Pop H 87,5%, Pop M 100%); dicción clara, octavo lugar (94,43%, 38,88% H, 50% M, Pop H 100%, Pop M 90%).

En la evaluación, estilo correcto y ausencia de ruido con objetos se sitúan en primer lugar de aspectos satisfactorios (94,43%, 44,44% H, 50% M, Pop H 100%, Pop M 90%); empleo de términos adecuados, octavo lugar (83,32%, 38,88% H, 44,44% M, Pop H 87,5%, Pop M 80%); carácter completo, décimo lugar (77,77%, 38,88% H, 38,88% M, Pop H 87,5%, Pop M 70%); buen uso de las estructuras gramaticales, doceavo lugar (77,76%, 33,32% H, 44,44% M, Pop H 75%, Pop M 80%).

Entre el cuestionario de expectativas y el de evaluación, el ruido con objetos ha tenido cambios significativos. Por una parte, en el primer cruzamiento de cuestionarios, el ruido con objetos posee casi el mismo porcentaje, pero no el mismo posicionamiento; por otra, en el segundo cruzamiento de cuestionarios, las posiciones y los porcentajes se invierten drásticamente. Pero con la ausencia de ruido con objetos, se invierten los roles. En el primer cruzamiento, este criterio positivo no tiene ni el mismo posicionamiento ni el mismo porcentaje; mientras que en el segundo cruzamiento, se observa que, pese a la gran diferencia a nivel de posicionamiento, los porcentajes tienen una pequeña brecha de diferencia.

5.6. Discusión

En la primera conferencia, fue evidente que, ante una situación real con presencia excesiva de ruido con objetos en la cabina (ruido al teclear con el I-Pad, el arrastre de la base del micrófono, el choque con éste, entre otros tipos de ruido), el usuario calificó negativamente a la intérprete de ISC en los criterios de contenido. Además, el tema de la conferencia (turismo) obligó al usuario a poner atención en ciertos detalles específicos ligados al ocio (los sitios de interés para visitar, gastronomía, historia y tradiciones, entre otros). El ruido como distractor pudo hacer perder parte de la información deseada e irritar demasiado al usuario. Tal vez con otro tipo de tema, los resultados del experimento serían diferentes.

En la segunda conferencia, el micrófono suspendido logró desaparecer el ruido con objetos sobre la mesa. Por tal motivo, en la evaluación el ruido con objetos dejó de ser irritante. Tal vez, durante la ponencia, como la intérprete no movió su silla ni provocó ruido fuera de la mesa, el micrófono no lo captó.

Contrario a las expectativas en esta segunda conferencia, la desaparición del ruido con objetos gracias al micrófono suspendido, satisfizo realmente. Se observa que, los criterios de contenido como aspectos satisfactorios bajan de posición, pero también presentan una considerable disminución en su porcentaje de satisfacción. Podría considerarse que la disminución del ruido con objetos favorece parcialmente a los criterios de contenido, puesto que sin ruido, no habría enmascaramiento de la inteligibilidad de la palabra oral, y el usuario estaría más atento a la producción del contenido por parte del intérprete. En las expectativas, el ruido con objetos parece afectar negativamente lo extralingüístico (el volumen, la distancia con el micrófono y la direccionalidad del micrófono).

6. Conclusiones

Bien sea colectivo o individual, el protocolo de cabina, que se asocia con el concepto inglés booth manners, puede definirse como los deberes y quehaceres dentro de la cabina, las buenas maneras, prácticas y buenos modales con respecto a los demás (Tiselius 2010: 17-18), que se caracterizan por ser componentes que definen una parte de la calidad. El respeto del protocolo de cabina es un factor importante que influye en una óptima calidad de servicio, lo cual incluso puede facilitar el reclutamiento de un intérprete.

Sin importar las discrepancias e incongruencias con respecto a la jerarquía, la alineación y el contenido, el protocolo de cabina contiene el elemento extralingüístico, ruido, que, bien sea causado o no por la técnica del intérprete de ISC (endoejecución y exoejecucion), puede alterar algunos elementos extralingüísticos, lingüísticos y paralingüísticos. Igualmente pueden alterar elementos cinésicos y proxémicos (manera de abordar material), además de ser factor de riesgo en el servicio de interpretación, puesto que puede originar improductividad del intérprete. El ruido en sus múltiples manifestaciones, es bucal, nasal, con objetos, etc., cada uno de las cuales tienen otras variables.

Con el experimento, se observó que, aparentemente, el ruido con objetos afecta no sólo a otros elementos extralingüísticos (volumen, distancia con el micrófono y direccionalidad del micrófono), sino también a algunos elementos lingüísticos (empleo de términos adecuados, carácter completo de los ejemplos, fidelidad del mensaje, buen uso de las estructuras gramaticales). Otros estudios en diferentes ámbitos de ISC deberían hacerse para corroborar o no este argumento.

La finalidad principal para la cual nacieron los aparatos que componen la cabina de ISC, es el aislamiento del ruido para los oídos del intérprete y del usuario. Ambos actores tendrían la oportunidad de comprender bien el discurso, no irritarse y/o cansarse (Baigorri Jalón 2000: 173-279). A pesar de que ahora se prima más el contenido, inicialmente, la forma era el valor más importante.

Collados (1998: 3-4) en un estudio sobre la CNV, retoma el argumento de Poyatos (1985: 41-66) que el habla posee lo lingüístico, lo paralingüístico y lo cinésico, para aplicarlo en la disciplina de la ISC, a lo cual se incluye años más tarde lo proxémico (cf. Jiménez 2002: 101; cf. Rennert 2008: 205-206). En este esquema del habla del intérprete de ISC no figura lo extralingüístico, del cual forma parte el ruido dentro de la CNV.

En estos últimos años, se ha centrado el debate sobre la calidad en la ISC entre la forma y el contenido. Sin embargo, cuando se habla de todo aquello que contribuye a la NRC (micrófono suspendido, aislantes, entre otros), se hace alusión directa a la materia. La visualización de la composición física de una cabina hace replantear la validez de la clásica división forma-contenido dentro de la calidad de una ISC, y en la reflexión, cobra sentido la inclusión de la materia como elemento que influye también en la percepción de la calidad.

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