La geopolítica de la Educación para la paz. Aprender a odiar la guerra, a amar la paz y a hacer algo al respecto

The Geopolitics of Peace Education. Learning to Hate the War, to Love Peace, and to Do Something About it

Johan Galtung

Fundador de trascend, A Peace and Development Network
www.transcend.org/galtung

Abstract

In this paper we present four central theories, four policy tasks and four education topics that build a Peace education. We start from the thesis that every education should be prepared for practice, but guided from the general theory. From a Peace education, we aim to mediate and illustrate in stages and practical exercises to help us understand how important Peace research are in a true comprehensive education.

Key Words: Peace Education, Geopolitics, War, Peace Research and Peace.

Resumen

En este artículo pretendemos exponer cuatro teorías centrales, cuatro tareas políticas y cuatro temas que construyen una Educación para la paz. Partimos de la tesis de que cualquier Educación debe prepararse desde la práctica, pero guiada desde la teoría general. Desde una Educación para la paz, pretendemos mediar y ejemplificar en escenarios y ejercicios prácticos que nos ayuden a comprender lo importante que son los Estudios para la paz dentro de una verdadera educación integral.

Palabras clave: Educación para la paz, Geopolítica, Guerra, Investigación para la paz y Paz.

1. Un punto de partida: aprender a odiar la guerra, a amar la paz y a hacer algo al respecto

Desde el principio, existe una clara e inmediata dificultad en la Educación para la paz. Si la paz y la guerra son sobre todo relaciones entre los Estados, y si la Educación para la paz es algo que se lleva a cabo, sobre todo, entre profesores y estudiantes en la escuela ¿Cómo estos estudiantes pueden hacer uso de lo que han aprendido? ¿No podría ser esto como la educación sexual en un monasterio, interesante teoría, pero con una práctica de los conocimientos adquiridos por muy pocos (y en sentido estricto, por nadie)? Aprender por medio de la práctica es impensable. La distancia entre la teoría y la práctica parece insuperable.

Existen tradicionalmente dos argumentos a esta importante objeción de la Educación para la paz. Uno sería que la paz no es forzosamente una situación aplicable únicamente a las naciones en relación con otras. También se aplica a otros niveles de la organización social –desde relaciones entre comunidades, organizaciones, asociaciones (por ejemplo, clases y grupos étnicos/raciales) hasta relaciones inter e intra familiares. Una visión general entre cómo los conflictos emergen, sus dinámicas y resoluciones posibles, debería ser de importancia para todo el mundo, a todos los niveles y en todas las áreas de la sociedad.

¡Y sin embargo, la sensación de que las relaciones entre los Estados son lo más importante es debido a los terribles medios de destrucción que estos han acumulado y están dispuestos a poner en marcha mutuamente!

Convenientemente, habría una idea de educar a los políticos –como los Cuáqueros llevan haciendo desde hace muchos años– particularmente a un grupo, los diplomáticos, en los seminarios para estos por todo el mundo. No hay duda de que ellos, como todo el mundo, tendrían mucho que aprender.

¡Pero también existe el sentimiento de que incluso, si ellos estuvieran en la posición de practicar el arte de la paz, lo que se esperaría de ellos en tiempos de crisis sería algo diferente. Es decir, actuar «por el interés nacional», según el cual la guerra sería un mal menor (la pérdida del honor, la libertad o los bienes en propiedad –incluida la tierra– están por encima)!

El argumento original, las dos réplicas/contestaciones, y las dos reacciones a las réplicas tienen alguna validez. Pero como veremos más adelante, también hay otras posibilidades que merecen la pena considerar. Para ver esto más claro, vamos a echar un vistazo más brevemente a algunos de los enfoques para la paz. El punto que vamos a plasmar se puede formular inmediatamente. La Educación para la paz tiene que preocuparse no solo por la proyección de imágenes de los horrores de la guerra, el sufrimiento y sus costes (lo cual se hace fácilmente), y las imágenes de los encantos de la paz, los disfrutes y sus beneficios (lo cual es más difícil, ya que la vida ordinaria, se refiere a lo que es la «paz», lo que significa que los verdaderos Estudios para la paz tienen que tener un tinte utópico para ir más lejos de la no-guerra –que está más allá de los datos y dentro del reino de la imaginación).

La Educación para la paz tiene que estar preocupada por lo que se debe hacer al respecto, lo que significa que no tiene que haber solo una teoría para evitar la guerra y construir la paz, pero sí una teoría realizable, vinculada a algún tipo de práctica para los que estudian esta materia, no solo para «otros». Por supuesto, uno puede estudiar química sin necesariamente convertirse en químico. Pero la química no tiene que ser una preocupación para todo el mundo directamente; la paz sí. Nos afecta a todos como una cuestión de vida o muerte. Por consiguiente, una sociedad configurada del modo que la gente no pueda hacer nada por la paz, excepto como participantes –actores, víctimas o ambos– en la guerra, es una mala sociedad. Sin embargo, hay muchas otras cosas buenas que se pueden decir al respecto. Tener no solo «algo que decir» sino también «algo que hacer» en relación con la paz, debería ser un derecho humano.

1.1. Veamos a continuación algunos caminos hacia la paz bajo esta perspectiva.

Primero, existe la posibilidad de la resolución de conflictos. Tomemos como ejemplo el gran conflicto entre las superpotencias actuales. Tenemos una duda inicial de si este es únicamente un conflicto de un valor, sobre que sistema debería ser visto como el mejor, capitalismo/liberalismo o socialismo/marxismo, y no solo por las superpotencias y sus inmediatas «esferas de influencia», sino por todo el mundo. Tres tipos de resoluciones al conflicto expongo inmediatamente:

• El enfoque local, «verde», negando ambos sistemas, degradando el mercado y los planes nacionales, enfatizando el nivel local;

• El enfoque socialdemócrata, aceptando un poco de cada;

• El enfoque japonés, adquiriendo mucho de ambos, combinando mercado y programas nacionales más allá, para el caso.

En estos tres casos, las dos soluciones extremas son las preferidas por las superpotencias convirtiéndose exactamente en eso, en extremas –incluso estando ligeramente de un solo lado– mientras una cierta despolarización de la cuestión ideológica se lleva a cabo. Sin duda, si hay «n» países el mundo y (n – 2) eligen uno de esos tres enfoques, entonces las ideologías pueden disolverse debido al aislamiento de las superpotencias. Y en tales procesos, la gente puede participar muy activamente una vez que la importancia del desarrollo de las tres alternativas en un conflicto muy polarizado sean completamente entendidas. Para las políticas mundiales esto se debe convertir en políticas nacionales, incluso locales (en el enfoque «verde»).

Pero también existen intereses materiales entre las superpotencias. Cada una se resguarda mediante un cinturón geopolítico de estados tapones para protegerse o para asegurar el acceso a materias primas y mercados estratégicos –o incluso ambos-. Poco se puede hacer con esto de la vecindad, es algo inexorable de la geografía. Pero tiene algún sentido examinar lo que los intereses legítimos de seguridad de un gran vecino, son a través de la perspectiva de la historia. Finlandia aprendió algo de esto, a través de una dolorosa experiencia colectiva y parece que han sido capaces de convertir el shock en una experiencia positiva, que en un sistema pacífico funciona. La neutralidad es un aspecto básico en la vecindad con una superpotencia junto con una estrategia de no-provocación y con políticas activas de paz.

Igualmente pasa con las materias primas y los mercados. Tradicionalmente, un país goza de fortuna cuando domina un gran espectro de materias primas y es atractivo como mercado. Pero los costes de dichos bienes puede ser prohibitivos: la atención grande al poder, por vía de la dominación de la invasión. El pueblo japonés aprendió lo contrario colectivamente: aun siendo pobre puedes ser rico; si tú no posees las materias primas, nadie te molesta ocupándote o aferrándosete para explotar tus riquezas, pero a cambio tú mismo tienes que crear esas riquezas por medio de tu inteligencia y con tus propias manos. Otro poder puede llegar y atacar «para robar» las materias primas, pero el «robo» de las personas para hacerles trabajar creativamente es muy difícil, quien no dice imposible. Aun así, existe una frontera infranqueable entre ser pobre en materias primas, incluso si uno es espiritualmente rico. Y de nuevo tenemos algo que uno puede hacer para esto: tal vez es mejor librarse uno de tales riquezas materiales para no atraer mucho la atención –no necesariamente tirando todo lo que tenemos al fondo del mar-, pero sí convirtiéndolo en algo menos explotable por los otros, por ejemplo, en educación y salud.

Segundo, una idea de seguridad, incluida a la de la seguridad de los otros –no olvidando los posibles antagonistas-. ¿Pero qué es la seguridad? Parece que hay dos ideas con las que podemos trabajar. Una primera, que es la amenaza de destrucción por parte del enemigo. Y una segunda, que es nuestro propio nivel de invulnerabilidad. Sin embargo, la amenaza de ser destruido también depende de cuánto uno amenaza al enemigo. Y esto solo se puede hacer mediante armas ofensivas. Por lo tanto esto se convierte en una cuestión de si nuestro propio poder destructivo es «ofensivo», significando que algo puede ser susceptible a ser usado contra el enemigo en su propio territorio o «defensivo», cuando algo no puede ser usado para destruirlo (Ya que este solo puede ser usado en nuestro propio territorio), pero sí para destruir sus armas. Y el tipo de armas que se tiene, es una decisión en la cual la gente en el país debería participar, basándose en su Educación para la paz.

Si la seguridad es sobre todo una cuestión de tener una buena capacidad defensiva (ambos los militares convencionales, los paramilitares y los de opinión no-militares – noviolentos-) y, un alto nivel de invulnerabilidad, entonces hay mucho en lo que se puede participar. ¿Para qué es la invulnerabilidad? ¿No es menos dependiente del comercio exterior y en una administración centralizada? ¿En breve no tendrá nada que hacer con el alto nivel de confianza local y autonomía, de manera que un país no pueda ser inmovilizado simplemente a través de que le sea cortado el suministro exterior de elementos tan esenciales como los alimentos, los medicamentos, las energías y los medios de defensa? ¿Y puede esto ser hecho sin la participación activa de las propias personas, en el tipo de defensa en el que ellos crean, y en la construcción de comunidades locales fuertes?

Y uno podría ir más allá de eso. Un país dividido entre sí mismo debido a las profundas divisiones a lo largo de las diferencias de clase, distrito, edad, etnia, raza y sexo, es un país vulnerable; y un país capaz de superar esas divisiones a través de políticas de equidad e igualdad es mucho menos vulnerable. Pero en conseguir esto, todo el mundo puede participar. No puede ser hecho por un decreto o una ley, esto tiene que ser construido desde el interior de los corazones y las mentes de los hombres y mujeres de todos los lugares.

Todo esto puede ser resumido dentro de una proposición simple de Educación para la paz aplicada, entendida completamente por el movimiento pacífico que ha vivido Europa en los estos años más recientes: la paz internacional es también un asunto local, no solo un asunto nacional o individual. Que esto de la paz sea un asunto a nivel nacional está más que suficientemente entendido por todos los gobiernos nacionales. Incluso en los sistemas federales, «la defensa» es la prerrogativa principal del nivel central. Esto también es el ejercicio ciertamente menos participativo que hay en el estado nacional, a pesar de que exista el reclutamiento universal: el reclutamiento universal está envuelto por muchas leyes sigilosas que están por encima de los mecanismos de control democráticos, excepto en un sentido parlamentario muy superficial. Que esto es una cuestión individual está claro, no es solo una cuestión de conocimiento, también se presenta como cuestión de ética individual, claramente expresada en el acto de objeción de conciencia.

El movimiento pacífico está también actualmente explorando detenidamente los espacios sociales que hay entre la nación y el individuo. La comunidad local, por ejemplo. El movimiento pacífico no contempla (aún) llegado al punto, el incrementar la seguridad nacional y local mediante la construcción de la defensa local y la autosuficiencia. Pero esto lleva ciertamente objetado el emplazamiento de armas ofensivas en muchas comunidades locales.

En Inglaterra, por ejemplo, las autoridades locales que han declarado sus territorios como «zonas libre de armas nucleares», en otoño de 1981, comprendían a más de la mitad de la población inglesa. Qué significa esto operativamente, no está nada claro. No hay duda de que a nivel nacional, poseen los medios de coerción mediante la fuerza con armas ofensivas, mediante la larga –o media- distancia en la que disponen sus misiles nucleares las autoridades locales, y también por medio del soborno con la promesa de ofrecer un buen trato. Pero donde más se tiene que hacer contra la voluntad de las personas afectadas, es contra la credibilidad de estas armas ofensivas -algo muy distinto de la credibilidad de la defensa, en el sentido defensivo, del territorio propio de uno. Y esto puede significar que los gobiernos tendrán que depender de la cooperación de un mayor número de autoridades inclinadas en el conservadurismo, que a su vez, significa que habrá un mayor número de mortandad entre conservadores que entre progresistas en el caso de una guerra– debido a que las instalaciones de armas ofensivas serán las primeras en ser atacadas.

El movimiento pacifista ha traído consigo nuevos empleos a escena, por muy claro que pueda parecer que una profesión – como la de médico – piense en la perspectiva de una guerra nuclear. Esto se hace en cuanto a profesión, no como otro grupo de gente firmando un llamamiento a favor o en contra de algo. Y a partir de esto dar el paso es relativamente fácil para las organizaciones –granjas, fábricas, empresas, por mencionar solo unas pocas–. Todas estas tienen un rol que jugar en la construcción de la paz y en la prevención de conflictos, en términos de no ser ofensivos, no contribuir a las políticas ofensivas, de ser un factor en el incremento de la seguridad a través de la defensa defensiva y el crecimiento de la invulnerabilidad.

En breve será historia cuando reclamábamos que la Educación para la paz era solo una cuestión de estar informado, como de aceptar u oponerse a la política gubernamental, cualquiera que sea esta. Es verdad que más allá de la objeción de conciencia (o lo contrario, elegir la guerra como nuestra profesión), hay poco más de lo que un individuo pueda hacer. Pero muchos individuos pueden hacer más cuando están concienciados y organizados. Ellos, incluso pueden contribuir a mantenerse fuera del lado de un agresor, como el movimiento por la paz que Vietnam nos enseñó. Pero incluso si como un grupo deberíamos ganar las elecciones, la paz se ve mucho más en la necesidad de adquirir un soporte estructural sólido y no contentarse simplemente con la mayoría parlamentaria. Y ahí es donde todo el trabajo a nivel intermedio, debe introducirse en forma de capítulos de libros de Educación para la paz y como parte clave de un programa de acción pacífica.

Nada de todo esto es para empequeñecer el significado de la Educación para la paz, en el sentido de conocer la naturaleza de la guerra y las posibilidades de paz. Pero percibimos una asimetría aquí: Mientras que la guerra es tan activa, tan llena de heroísmos y hazañas; la paz es más inactiva, incluso aburrida –como el dibujo de un niño podría representar ovejas pastando frente a un león un día de verano-. La paz solo puede ser atractiva si enlazamos la educación con la acción. Huelga decir que esta acción tendrá un inicio controvertido; La paz y la Educación para la paz son profundamente políticas. Tenemos que pagar por todas las generaciones de secretismos en esta materia con la falta de formación en el diálogo entre todas las partes afectadas, preocupándose principalmente por las nociones de guerra, paz, seguridad, defensa, vulnerabilidad. Y vivir cuestionándose algunos supuestos y nunca preguntarse sin al menos tener una respuesta preliminar, incluidos los supuestos y las cuestiones planteadas en este artículo.

2. Un punto de llegada: PAZ es igual a equidad por armonía dividido a trauma por conflicto

Durante sesenta años, la teoría y práctica de la paz se pueden resumir en:

Equidad × Armonía

PAZ = -----------------------------

Trauma × Conflicto

En resumen: Existen cuatro teorías centrales, cuatro tareas políticas y cuatro temas de educación en base a las que cualquier educación verdadera se debería preparar para una práctica guiada por la teoría general.

Pasar el denominador y numerador derecho a la izquierda, significa, lo siguiente:

• Mediar aceptablemente y sostenidamente resoluciones de los conflictos;

• Conciliar las partes trabadas por algunos traumas del pasado;

• Empatizar con todas las partes divididas por las líneas divisorias sociedad/mundo;

• Construir la cooperación para un beneficio equitativo y mutuo.

La mediación es verbal, está basada en el diálogo con las partes, pero sus cuatro tareas son muy concretas y prácticas. Está hecha para hacedores y no sólo para habladores; para las personas prácticas como los funcionarios. De ahí la gran pregunta: ¿Es la teoría, la práctica y la enseñanza de la paz compatible con el espíritu militar —independientemente de su definición— y las muchas culturas militares que hay en el mundo, o no?

Pensadores tan diversos como Nietzsche y Gandhi vieron a los militares como un ejemplo de espíritu del cuerpo y de la disposición al sacrificio, incluso en sus propias vidas. Para Gandhi la kshatriya, sistema político-militar de castas, era un modelo a seguir: quería guerreros no-violentos con la misma perseverancia, algo que es también indispensable en la mediación. Promover, protegerse de la amenaza, tiene una mediación paralela: No proponer ninguna solución, ninguna acción que no pueda ser revertida. Sin embargo, a pesar de estar bien intencionados, podemos estar equivocados.

El genio militar líder del siglo pasado, Vo Nguyen Giap, es un historiador que acaba de morir en Hanoi a la edad de 102 años. A finales de 1989 tuve una larga conversación con «mon général» por la victoria sobre los franceses, los estadounidenses, y el empate con los chinos. Bueno, él estuvo coordinando todo eso, terminando con mucha paz en Vietnam. Su respuesta fue:

contra los vietnamitas un enemigo tiene que luchar contra toda la población, no solo con los «hombres en edad militar»; contra Vietnam el enemigo tiene que conquistar cada parte que sea autosuficiente, pues no solo funciona producir un efecto dominó contra su «capital»; y destacar que la historia vietnamita tiene 2000 años de formación con la china.

Una segunda pregunta: ¿Es la paz compatible con las civilizaciones?

Es problemático para el Occidente que colonizó el mundo y que cuenta con la hegemonía global de EE.UU.; esto además plantea un problema para todos los imperios, como el soviético y el han chino con sus vecinos. Y para Japón al desacelerar la reconciliación. Se plantea que menos islamismo puede ser visto como defensa contra el secularismo occidental. Y mucho menos para el budismo, excepto como religión del Estado. Pero los Estados, a excepción de los más grandes, están disminuyendo en relevancia, por lo que es el patriotismo ciego el que está dispuesto a pelear en una guerra. Aun así, se nos plantea como un problema que Occidente y EE.UU. sigan viéndose tan superiores y excepcionales para el diálogo entre las civilizaciones iguales. Aprenderán que la alternativa es el aislamiento.

Como los militares, los mediadores piensan en términos de propósitos, capacidades y circunstancias de todas las partes, incluyendo la conducta y las actitudes violentas hacia las incompatibilidades entre sus valores e intereses, que son sus objetivos finales. Nuestra experiencia nos dice: no existe ninguna parte carente de algún valor o interés verdadero; aunque colisionen con los intereses de alguien, nuestra propia forma de ser, por ejemplo. Hay que construir sobre esto de manera creativa.

El camino de la mediación pasa a través de la búsqueda de algunos cambios mínimos en la realidad para que los objetivos legítimos de todas las partes estén razonablemente reunidos para mejorar las relaciones; la ruta militar a menudo pasa por un cambio radical en la otra parte -la muerte- por lo que no renuncian a su consecución de objetivos aunque sea pasando por nuestro camino. Los mediadores intentan conectarse, para cerrar lo bueno en todos los lados, la mente militar puede intentar forzar la incapacitación en la otra. Un problema fundamental: los mediadores construyen en lo bueno, que es legítimo para todas las partes, en busca de nuevos puentes, para consolidar las relaciones. Sin embargo, las balas militares no son lo suficientemente inteligentes para atravesar lo malo y salvar lo bueno. Matan a todas las personas, irreversiblemente, por cierto. Por lo tanto, si algo de violencia se considera indispensable, que sea no letal por favor.

A pesar de todo, recientemente los militares también se han destacado en el medio para evitar la muerte, crear y mantener la paz. Mantener pacíficamente vías de mediación e ideologías militares deben estar en todas las civilizaciones. Todo esto resulta una gran experiencia de aprendizaje.

Añadir a todo ello, la policía, la no violencia, las técnicas de mediación a la pericia militar; hacerlos tan numerosos como para constituir una alfombra azul entre las partes no sólo los cascos azules; dónde podríamos tener un 50 por ciento de mujeres, sumando las enfermeras, los médicos, las oenegés que entregan alimentos, y añadir a ello el componente humanitario a la R2P. Pero todas estas habilidades tienen que ser enseñadas, entrenadas y aprendidas; pues las habilidades no son innatas.

Ahora, un segundo vistazo a la fórmula en vista a lo anterior.

La paz se basa en relaciones de equidad, relativamente horizontales. ¿Puede un ejército tradicional y vertical ser bueno en eso? La pregunta subestima la cantidad enorme de cooperación militar de forma horizontal; entre aliados, las ramas de las fuerzas militares, los comandantes en el mismo nivel, entre soldados rasos, en una crisis real entre todos ellos.

La paz se basa en la empatía, la comprensión profunda de todas las partes. Sun Tzu hizo que fuera una parte básica de la mente militar; lo que es nuevo sería la búsqueda de los puntos fuertes, lo bueno, en lugar de las debilidades, lo malo, en otros -y al revés para uno mismo-. Algo que es muy similar.

La paz se basa en la reconciliación, en la limpieza del pasado, en la construcción de un futuro. La experiencia reciente apunta a los veteranos de ambos bandos, que lo están haciendo mejor que los políticos, compartiendo sus experiencias de cómo se veía desde el otro lado, cuestionando los juicios de la guerra. ¡Veteranos, adelante!

La paz se basa en la identificación del conflicto subyacente, la búsqueda de soluciones en lugar de participar, teniendo en el otro lado en una búsqueda violenta por la victoria. La solución que está orientada en lugar de la victoria orientada. Pero en esto también existe la victoria de la paz sobre la guerra. Los militares de todas las partes podían iniciar un diálogo sobre el problema, en la búsqueda conjunta de soluciones más que en los encuentros violentos. El enemigo puede estar al otro lado, pero sin existir la idea de un enemigo. En este escenario existen lagunas, pero no son insalvables. Se necesita dedicación, sumado a las habilidades y conocimientos, entrenados, algo que es muy conocido por los militares.

La ONU ha propuesto para las mismas personas llevar dos cascos: Una boina azul de la ONU, y el casco de su propio ejército. Generales, estamos en el camino.

3. Referencias bibliográficas

Galtung, Johan (2008a) La meta es el camino: Gandhi Hoy, Puebla, México, Transcend University Press (www.transcend.org/tup).

— (2008b) Juan sin Tierra. Autobiografía. En el sendero de la paz a través del mundo, Puebla, México, Transcend University Press.

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— (2012) Un circulo vicioso: desigualdad-crisis económica-desigualdad, en Tezanos, José Félix (ed.) Los Nuevos Problemas Sociales, Madrid, Sistema, pp. 521-544.

3.1. Webgrafía

Galtung, Johan (2013) La geopolítica de la Educación para la Paz, dice:

www.transcend.org/tms/2013/10/the-geopolitics-of-education-for-peace-2/

agradecimientos acknowledgements

* La traducción de este artículo ha sido realizada por Francisco Jiménez Aguilar.

proceso editorial editorial proccess info

Recibido: 27/11/2013 Aceptado: 07/02/2014

cómo citar este artículo how to cite this paper

Galtung, Johan (2014) La geopolítica de la Educación para la paz. Aprender a odiar la guerra, a amar la paz
y a hacer algo al respecto, Revista de Paz y Conflictos, nº 7, pp. 9-18.

sobre el autor about the author

Johan Galtung ha sido Fundador de International Peace Research Institute, Oslo 1959 y de la publicación Journal of Peace Research, 1964. Fundador de TRANSCEND, A Peace and Development Network. TRANSCEND: A Network for Peace, Development and Environment; TRANSCEND Peace University; TRANSCEND University Press; TRANSCEND Research Institute, y un largo etcetera de construir la paz.