Filosofías y praxis de la Paz

Philosophy and praxis of Peace

Alessandra Farné

Universitat Jaume I de Castellón, España
alessandra.farne@uji.es

en reseña de a review of

Comins Mingol, Irene y Muñoz, Francisco A. (eds.) (2013) Filosofías y praxis de la paz, Barcelona, Icaria.

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El libro Filosofías y praxis de la paz ofrece una interesante panorámica sobre el actual estado de la cuestión de los Estudios para la Paz en España.

La obra recoge los textos clave presentados en el Seminario «Del pasado al futuro. XV Años de Investigación para la Paz en España», con motivo del XV aniversario de la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ), que se celebró en 2012 en la Universidad de Granada.

El libro, que cuenta con prólogo de Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la UNESCO y promotor de la Cultura de Paz, está organizado en dos bloques principales, que pretenden responder a los dos grandes objetivos de la publicación: por una parte realizar una reflexión teórico-conceptual de los Estudios para la Paz y su relación con el actual contexto social, y por otra, ofrecer un compendio de las investigaciones más relevantes que se están realizando en los principales centros vinculados a los Estudios para la Paz en España.

Como punto de partida de la reflexión conceptual, los editores se proponen reivindicar el papel central de la filosofía en la sociedad, como creadora de marcos de sentido. Comins Mingol y Muñoz defienden la necesidad de recuperar el sentido original de la filosofía, como saber comprometido con las prácticas sociales – la praxis – y, después de una revisión del concepto de filosofía y sabiduría práctica a lo largo de la historia y según varios autores, destacan la necesidad de:

[…] reivindicar una filosofía «indignada» ante esa «crisis silenciosa», reivindicar una filosofía que acompañe al ser humano en el uso del pensamiento crítico y en la capacidad de imaginar con compasión las dificultades del prójimo y futuros más justos, pacíficos y sostenibles (Mingol y Muñoz, 2013: 26).

Los editores concluyen su capítulo defendiendo una filosofía emancipadora y que, puesta en diálogo con la Investigación para la Paz, pueda contribuir a construir marcos de sentido que sean capaces de empoderar al ser humano hacia un futuro más justo y pacífico.

A esta premisa, le sigue el amplio capítulo «Paces imperfectas ante un mundo plural», que constituye un encomiable esfuerzo de sintetizar dos décadas de investigación sobre y para la paz llevadas a cabo en la Cátedra Unesco de Filosofía para la Paz (ahora ampliada al Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz - IUDESP) de la Universitat Jaume I de Castellón y el Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, centros de procedencia de los editores, Irene Comins y Francisco Muñoz, respectivamente. Este capítulo colectivo, escrito por varios miembros de los dos institutos, refleja la visión postmoderna – o mejor transmoderna, por recuperar los aspectos positivos y superar los negativos de la modernidad – de la Investigación para la Paz en el contexto español, en la que el debate se ha desarrollado alrededor de dos conceptos fundamentales: la filosofía para hacer las paces y la paz imperfecta.

La filosofía para hacer las paces se refiere a «[…] la diversidad de reflexiones dedicadas a reconstruir las capacidades y competencias que tenemos los seres humanos para vivir en paz, transformando nuestros conflictos por medios pacíficos» (Mingol y Muñoz, 2013: 69) y el ejercicio de estas capacidades, competencias y poderes constituye el empoderamiento pacifista, un concepto central en la construcción de paz, porque da recursos de transformación social. Desde esta perspectiva, los investigadores y las investigadoras están trabajando en un giro epistemológico para repensar las bases de la Investigación para la Paz desde unos principios fundamentales: la intersubjetividad e interpelación mutua para la transformación pacífica de los conflictos; la importancia de la comunicación para configurar discursos activadores de sensibilidad moral y acción transformadora; reconocer e incorporar las voces silenciadas por el pensamiento hegemónico (occidental y androcéntrico), especialmente el enfoque de género, tanto en su vertiente crítica – de denuncia de la opresión de las mujeres a lo largo de la historia – como la perspectiva constructiva, que incluye la ética del cuidado – orientada a recuperar las aportaciones femeninas a la construcción de paz.

Este planteamiento entronca, por otra parte, con la idea de paz imperfecta, con la que se definen «[…] aquellos espacios e instancias en las que se pueden detectar acciones que generan paz, a pesar de que estén en contextos en los que existen los conflictos y la violencia» (Mingol y Muñoz, 2013: 88). Esta perspectiva permite también deconstruir la violencia y desvelar que la paz ha sido una práctica dominante a lo largo de la historia de la humanidad, a pesar de que la perspectiva violentológica de las ciencias haya llevado a pensar lo contrario. Esta interpretación obliga a reconocer también la complejidad y fragilidad de la realidad, para finalmente contemplar las realidades sociales como una sucesión de equilibrios dinámicos. En este sentido, un replanteamiento crítico de la paz pasa por la necesidad de un giro epistemológico y un giro ontológico que adopten otros puntos de vista sobre la condición humana. Además, el nivel de complejidad requiere también considerar la paz como un campo transdisciplinar y transcultural, donde el diálogo entre las diferentes disciplinas y culturas es un requisito para proyectarse hacia un futuro deseable, perdurable, justo, pacífico e imperfecto.

Este exhaustivo capítulo de los institutos de Granada y Castellón no solo sienta las bases filosóficas de la Investigación para la Paz en España, sino que también hace de puente al resto de aportaciones de varios centros vinculados a los Estudios para la Paz en el país, desde donde se desarrollan investigaciones transdisciplinares que abarcan cuestiones como la globalización, la seguridad, las armas, la educación, la cooperación, el género, la memoria y la espiritualidad.

En el capítulo «Globalización e Investigación para la Paz: Retos del Siglo XXI» Manuela Mesa, directora del Centro de Educación e Investigación para la Paz (CEIPAZ) y presidenta de AIPAZ, presenta el enfoque de su centro. Destaca cómo la agenda de la Investigación para la Paz ha sido marcada por las transformaciones del sistema internacional en el nuevo siglo y que obliga a tener en cuenta temas como la globalización, el terrorismo y la violencia transnacional, así como la pobreza y el aumento de las desigualdades. Frente a este contexto, la autora señala también, como proceso esperanzador, la configuración de una ciudadanía global que está contribuyendo a reformular la práctica democrática y la gobernanza mundial.

El tema de la seguridad, vinculada a las armas, abarca dos capítulos. En «El mercado de la defensa y seguridad, la industria de servicios militares» Tica Font, directora del Institut Català Internacional per la Pau, analiza el sector de las empresas militares y de seguridad privada y alerta de los peligros no solo del ciclo armamentístico sino también de la privatización de parte del sector, especialmente desde los atentados del 11-S. En la misma línea de trabajo, Pere Ortega, del Centre d’Estudis per la Pau J. M. Delàs de Justícia i Pau, dedica «El complejo militar-industrial en España» a analizar la industria vinculada a la Defensa y la opaca cuestión del gasto militar en España.

Como reflejo de la importancia de desmilitarizar y construir la paz desde la mente de las personas, el libro incluye dos capítulos sobre Educación para la Paz, con esperanzadoras experiencias en este ámbito. La primera iniciativa la relata Manuel Dios Diz que, en «El currículum de la noviolencia en la educación para la paz», presenta la experiencia del Seminario Galego de Educación para a Paz y los esfuerzos de un grupo de profesores y profesoras por incluir en los programas escolares los grandes problemas de la contemporaneidad – pobreza, discriminación, injusticia, etc. – a través del método socioafectivo o sociocrítico para romper los círculos de violencia. En la segunda aportación, Sebastián Sánchez Fernández, del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, habla de «Política educativa, Investigación para la Paz y Cultura de Paz: el Plan Andaluz de Educación para la Cultura de Paz y Noviolencia» y presenta el plan educativo como ejemplo esperanzador de cómo promover los principios de la Cultura de Paz desde la Administración.

La cuestión de la educación y la formación se cruza con la cooperación en el capítulo de Martín Rodríguez Rojo, de la Universidad de Valladolid. En «Cómo cooperar en Bolivia: enseñanzas de una experiencia de formación con docentes latinoamericanos» el autor, a partir de la experiencia boliviana, reflexiona sobre la necesidad de repensar algunos conceptos como sociedad civil, voluntariado y militancia para, finalmente, reconceptualizar la cooperación internacional.

Otro eje fundamental en los Estudios para la Paz, especialmente como se conciben desde los giros epistemológico y ontológico en los que se fundamenta este libro, es el género. Eva Espinar Ruiz y Maribel Hernández Sánchez, del IUDESP de la Universidad de Alicante, contribuyen a este debate con su capítulo «Género, liderazgo y construcción de paz en Colombia: una aproximación desde el método biográfico». Aplicando un enfoque microsociológico y la perspectiva de género a los estudios de los conflictos armados, constatan no solo la situación de desigualdad y violencia que sufren las mujeres, sino también el papel que estas ejercen para transformar las estructuras que las oprimen y contribuir a la construcción de paz.

Un aspecto fundamental para construir y mantener la paz es la memoria. María Oianguren Idigoras, directora del Centro de Investigación para la Paz Gernika Gogoratuz, dedica un breve capítulo a la «Versatilidad de la memoria». En su texto, condensa las reflexiones que se han ido generando en su centro alrededor de la importancia de recordar lo acontecido y de cómo la memoria, junto con el arte y la creatividad, puede contribuir a una pedagogía de paz basada en el diálogo y la convivencia.

Finalmente, el último capítulo aborda una temática más espiritual, «La Cultura del Dao y la Paz». Con este texto, Pedro San Ginés, del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, presenta algunos aspectos de la cultura oriental como posible ejemplo de paz. La filosofía china gira alrededor del concepto de armonía y, si entendiéramos la paz y los conflictos como el binomio yin-yang, el Dao realizaría una función mediadora, contribuyendo a la armonía. En este sentido, la concepción de proceso inacabado, conecta con la idea de paz imperfecta, uno de los pilares de las actuales teorías de la paz.

A través de todas las aportaciones, los autores y las autoras contribuyen tanto a revisar el estado de la Investigación para la Paz en España, así como a acercar la filosofía a la práctica de la paz. Partiendo de ideas como la filosofía para hacer las paces y la paz imperfecta, este libro propone una filosofía – y en general una ciencia – emancipadora que contribuya a crear marcos de sentido para abordar los diferentes temas de la actual agenda de paz, centrada en la transformación pacífica de los conflictos, y por lo tanto se revela como una herramienta de empoderamiento pacifista.

En este sentido, Filosofías y praxis de la paz es una lectura interesante tanto para estudiantes, docentes, investigadores e investigadoras como para ciudadanas y ciudadanos en general interesados en profundizar las teorías y las prácticas para abordar el activismo y el cambio social orientados a, y asentados en, la paz.