Reseña bibliográfica por: Laura Gallardo Jiménez


Diversidad Cultural y Educación Intercultural


José Luis López Belmonte

(Coord.)


Melilla: GEEPP Ediciones y SATE-STES Melilla. 2013. 434 páginas.ISBN: 978-84-15813-03-3


López Belmonte, J.L. (Coord.). (2013). Diversidad Cultural y Educación Intercultural. Melilla: GEEPP Ediciones y SATE-STES Melilla. ISBN-13: 978-84-15813-03-3 y ISBN-10: 84-15813-03-1. Recuperado de: http://www.stes.es/melilla/archivos/libro_diversidad_cultural/Pdfs/Diversidad%20Cultural.pdf


¿Cómo llegamos a la interculturalidad en una sociedad que es tan culturalmente diversa como es el caso de Melilla y Ceuta? Con la publicación de este libro, varios autores tratan de dar respuestas a esta cuestión, centrándose especialmente en el ámbito educativo como punto estratégico de partida. Es aquí donde se pueden estudiar aspectos demográficos, socioeconómicos y socioculturales en contextos con una amplia diversidad cultural.

Tras este estudio, se propone examinar otras variables relacionadas, como son el rendimiento escolar y el abandono escolar temprano, para poder así aportar posibles propuestas futuras. Al analizar los datos en el contexto educativo, así como familiar y social, de las ciudades de Ceuta y Melilla, se observa que este segundo factor (abandono) está a su vez relacionado con aspectos socioeconómicos y culturales.

Varios autores coinciden en que la falta de interculturalidad puede verse asociada a una pérdida de identidad, incluyendo el rechazo a otras lenguas (como es el caso del tamazight en Melilla). En cuanto al propio contexto escolar, a este mismo rechazo se le suma el desconocimiento de la lengua extranjera, en este caso, por parte de los menores migrantes que son acogidos en las escuelas de la ciudad. Todo ello plantea la necesidad de adoptar medidas metodológicas apropiadas en los centros que reconozcan las necesidades y dificultades de los alumnos, como recogen varios estudios realizados sobre Educación Intercultural y Educación para la Paz.

Algunas de estas medidas recogidas en el libro son apostar por un enfoque participativo y el trabajo cooperativo, tal y como se pone en práctica en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla por medio de talleres y actividades. Estas mismas estrategias pueden llevarse a cabo igualmente en el entorno escolar, teniendo como principal objetivo mejorar el clima del centro y, por consiguiente, el de la sociedad.

Tales metas también fueron llevadas a la práctica a través del proyecto “Escuela de Familia” en el IES Juan Antonio Fernández Pérez de esta misma ciudad . Además de mejorar el entorno del centro, el proyecto proponía lograr una mayor participación de las familias en las actividades organizadas por el instituto y una mayor comunicación entre los mismos. Los beneficios del proyecto se hallaron principalmente en el mismo alumnado, el cual se vio reforzado tras la implantación de este programa.

Además del trabajo cooperativo y la participación con las familias, temas previamente planteados, otro aspecto relevante para trabajar con jóvenes es el socio afectivo. A través de él, los alumnos reflexionan sobre la acción que llevan a cabo, que incorpora situaciones de la vida cotidiana junto con sus intereses y necesidades, al mismo tiempo que comparten sus pensamientos con los demás compañeros. Es entonces en esta misma interacción donde el tema de la diversidad cultural juega un papel fundamental y donde se puede promover la discusión de aspectos como la desigualdad, el racismo o la xenofobia.

Otras medidas metodológicas más específicas apuntan a la necesidad lingüística. En contextos donde conviven diversas culturas y lenguas diferentes, la falta de comunicación supone un obstáculo para la interculturalidad. Es por ello que, en este libro, se hace referencia a la metodología AICLE llevada a cabo en la escuela, la cual fomenta el bilingüismo e incluso, plurilingüismo, así como el conocimiento de diferentes materias a través de la lengua o lenguas extranjeras y la competencia intercultural, entre otras. Además, esta misma necesidad lingüística puede cubrirse, junto con la competencia intercultural, en muchos otros centros incluyendo las Escuelas Oficiales de Idiomas, como se analiza en el capítulo 21 del libro.

Por lo tanto, podemos concluir afirmando que la educación intercultural no solo busca la convivencia y el respeto entre las culturas, sino también el diálogo y el intercambio entre las mismas como principales fuentes de enriquecimiento para el individuo y la sociedad. En los centros, se debería optar por un modelo de aprendizaje inclusivo, en lugar de compensatorio, para facilitar el aprendizaje de la lengua. En cuanto al profesorado, sería conveniente que realizara una reflexión crítica de su propio método de enseñanza y poder así adecuarlo a las necesidades aquí planteadas. La participación de las familias, junto con los demás responsables educativos de las Ciudades Autónomas, constituye una estrategia fundamental en todo este proceso educativo e intercultural. Finalmente, entendemos que debemos expandir las bases de la interculturalidad en otros ámbitos sociales y no exclusivamente en el educativo, porque no olvidemos que aprendizaje y educación van de nuestra mano a lo largo de toda la vida.

LAURA GALLARDO JIMÉNEZ