Espinosa Villegas, Miguel Ángel (ed.) (2022), Granada y la memoria de su judería. Punto de debate. Colección Textos y Culturas judías. Granada: Universidad de Granada, 229 pp. ISBN 978-84-338-7122-0

Bilal Sarr Marroco

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Universidad de Granada

La historia e identidad de Granada no se entenderían sin el aporte del grupo etnocultural y religioso judío. Desde las remotas referencias, hasta la más documentada presencia romana, pasando por el periodo tardoantiguo, las comunidades mosaicas han sido uno de los ingredientes destacados de la pluralidad identitaria de las tierras peninsulares en la Antigüedad. Las persecuciones, expropiaciones y decretos de expulsión del periodo final visigodo, van a obligar a los judíos a apoyar e, incluso, participar activamente en la conquista arabo-amazig de Hispania. A partir de entonces, la etapa andalusí (711-1492) va a suponer un cambio radical en la Historia del Judaísmo ibérico, la de mayor esplendor cultural y político. A partir de entonces los hebreos adquieren mayor relevancia política y seguridad jurídica, siempre dentro del marco de la ḏimma. Granada es el máximo exponente de ello, llegando a contar con una de las comunidades más numerosas y florecientes. De ahí que la ciudad sea conocida, durante la primera mitad de le Edad Media, como Garnāṭa al-Yahūd, la Granada de los judíos.

Sobre estas y otras muchas cuestiones versa el libro que presentamos a continuación: Granada y la memoria de su judería. En poco más de 220 páginas, esta obra pone en valor el pasado de la presencia judía en Granada e, indirectamente, en un territorio como la península ibérica. La monografía es el fruto de las ponencias y debates generados en el transcurso de la reunión científica «La judería de Granada: Geolocalización y referenciación espacial. Identificación, análisis y recuperación: Rimon-Sefarad» que tuvo lugar en Granada. Entonces y ahora se reúnen los trabajos de investigadores e investigadoras de diferente procedencia, disciplina y perspectivas.

Pasamos ya a desgranar el contenido de la obra en detalle. Además de la introducción (pp. 9-13), que corre a cargo del editor, el libro se divide en tres partes meridianamente diferenciadas: I. La tradición y la historia; II. La huella literaria; y III. Nuevas tecnologías.

En la primera, I. La tradición y la historia, se encuentran tres capítulos que van de la reflexiones generales y fuentes, a la memoria e intento de puesta en valor de un patrimonio. Francisco Jiménez Bedman abre el libro con «Reflexiones, consideraciones y fuentes sobre la antigua comunidad judía de Granada» (pp.15-31), un necesario introito a la cuestión de la presencia judía y sus evidencias documentales hasta la época tardoantigua. Sigue la contribución de Miguel Ángel Espinosa Villegas («La judería de Granada: memoria del futuro de un patrimonio complejo», pp. 33-65), en la que analiza el desmantelamiento de la judería a partir del proyecto de ocupación castellana y el subsiguiente proceso de cristianización. A su juicio, los estudios sobre la judería granadina han caído en un bucle que no cesa de repetir los mismos datos y «para romperlo necesitaríamos un profundo estudio documental, histórico y arqueológico que requiere de la concurrencia de disciplinas variadas bajo una única línea directriz» (p. 38).

Por su parte, Antonio Bernardo Espinosa Ramírez («Los judíos de Granada: presencia, ausencias y construcción de la memoria en la narrativa y el espacio público», pp. 67-88) se pregunta ¿qué resta del pasado judío en Granada? La construcción del relato que se realiza con la Contrarreforma desviste a Granada de toda influencia musulmana y judía. La incertidumbre y las citas confusas tampoco favorecen la cuestión. Se repasa toda la historiografía, resaltándose como excepción a Mármol y Carvajal. Y, finalmente, se aborda la construcción del relato sobre la judería, que viene a negar algunos tópicos y destacar las referencias y evidencias existentes.

El segundo bloque del libro (La huella literaria) comienza con la aportación de María José Cano, «La judería de Granada en los textos» (pp. 91-113). La también autora del libro Paseos por la Granada judía (2022) plantea una interesante reflexión sobre si realmente, a falta de todo tipo de huellas arqueológicas, podemos conocer la Granada judía a partir de los textos. Además de textos confusos, «la mayoría son textos literarios, lo que dificulta aún más el trabajo de identificación de datos con los que poder localizar la ubicación de la misma (judería)» (p. 92).

Por su parte, Doğa Filiz Subaşi se preocupa por divulgar un itinerario imaginario de la Granada zirí judía, a partir de la familia de visires e intelectuales de los Banū Nagrela (pp. 115-162). Las estaciones que propone -Torres Bermejas, el Mirador de la Almanzora, Puente del Cadí, El Bañuelo, alminar al-Murābiṭīn, Palacio zirí, aljibe del Rey, San Miguel Bajo, Puerta Monaita, Mirador de la Lona, Cruz de Quirós-, tienen todas ellas un vínculo con el pasado andalusí. Se imagina la profesora a Samuel ben Nagrela paseando por zocos y barrios, y entablando diálogo con los habitantes de la ciudad. Se mezclan poemas fragmentos y descripciones.

La última contribución de este apartado es la de Tania María García Arévalo, «Revisitando la figura de Abraham Seneor: breves notas en cuanto a la documentación controvertida» (pp.165-183), en la que pasa revista a la figura más importante de la comunidad judía en tiempos de los Reyes Católicos. No en vano, Abraham Seneor fue Rab mayor y recaudador de impuestos del reino. Ello le granjeó cierta animadversión entre las comunidades mosaicas de Castilla.

La tercera y última parte del libro está consagrada a Las nuevas tecnologías y su aplicación al estudio del poblamiento judío. La primera contribución corresponde a Jean Passini, «La judería de Granada: urbanismo de la judería. Estudio para una investigación prospectiva» (pp. 187-198). Se centra en el análisis de la documentación especialmente cartográfica, proponiéndose una metodología más adecuada para abordar el tema de la judería, o juderías, de Granada. Para el historiador francés, existe una relación estrecha entre la hidrografía y la presencia de edificios religiosos y, por ende, barrios judíos. Así «podemos ver que todas las hipótesis sobre la ubicación de los edificios judíos se basan en la presencia en las cercanías de una acequia principal o secundaria» (p. 193).

El cierre de este libro colectivo corre a cargo de la profesora de la UMA, María Marcos Cobaleda («Relaciones artísticas transculturales en el Mediterráneo tardomedieval. Un estudio a través de los Sistemas de Información Geográfica (SIG)», pp. 201-229). En este capítulo, María Marcos realiza una síntesis de las posibilidades que ofrece los SIG para las investigaciones en Historia del Arte. Los ejemplos, que plantea la autora, están todos relacionados con su proyecto Marie Curie, ArtmedGis.

En suma, nos hallamos ante una publicación de obligada consulta para toda aquella persona que pretenda acercarse al estudio de la presencia judía en al-Andalus, en general y de Granada en particular. Desde el punto de vista externo, el libro cuenta con una edición de calidad a todo color, en el que la maquetación resulta atractiva al lector.

Debates, ideas, reconstrucción de biografías y propuestas de metodología lo convierten en un punto de partida para seguir investigando sobre una temática, como todas, en construcción. No obstante, la monografía, en lo que respecta lo arqueológico o el estudio de la cultura material contiene varias lagunas bibliográficas importantes. Especialmente los apartados dedicados a la historia y materialidad (Francisco Jiménez Bedman y Doğa Filiz), presentan una bibliografía que debería actualizarse. Así no se tienen en cuenta los avances ni mapas de las últimas dos décadas entre las que se encuentran, Carlos Vílchez Vílchez, Antonio Orihuela, Antonio Malpica, Alberto García Porras o las últimas publicaciones nuestras (Bilal Sarr), abogándose por los ya superados de Seco de Lucena y autores clásicos. En este sentido, la puesta a punto de esta cuestión quizás hubiese ofrecido nuevas perspectivas o modificado las ya existentes sobre la interacción de las poblaciones judías con el resto de la granadina.

En todo caso, estas cuestiones no merman la calidad de un volumen que se hace necesario en un ambiente en el que todo lo no occidental carece de un interés especial. En una ciudad como la de la Alhambra, con un pasado judío fundamental, especialmente a partir del siglo XI, resulta paradójico que no se apueste por más y más ilustrativas rutas de al-Andalus-Sefarad-Hispania, conjugadas en plural e igualmente en femenino, si cabe. Por ello, este libro puede ser una primera piedra en la construcción de un nuevo modelo de estudio de las poblaciones judías en Granada, carentes, hasta el momento, de una materialidad al menos reconocible, pero presente desde el principio de la Era Cristiana en la documentación escrita.