Person, Raymond F. (2023), Scribal Memory and Word Selection. Text Criticism of the Hebrew Bible. The Society of Biblical Literature, 368 pp. ISBN 9781628373325. eISBN 9781628373349. https://doi.org/10.2307/jj.8816162.

Sel lam El Ammari Alonso

selammar@ucm.es
Universidad Complutense de Madrid

¿Cuál era el cometido (y cómo lo llevaban a cabo) de los escribas y copistas que manufacturaron los textos que devinieron en lo que se conoce como Biblia Hebrea?, se pregunta Raymond Person en esta obra. Su respuesta, y la manera en que la plantea y elabora, quiere provocar o precipitar un cambio de paradigma respecto de la Crítica Textual (high criticism), su método histórico-crítico y su manera de entender el texto bíblico hebreo. Porque lo que parece preguntar es: ¿puede seguir sosteniéndose la idea de que la llamada Biblia Hebrea es el fruto de dos fases perfectamente delimitadas (y aún discernibles) de composición y copia sistemática? Es decir: ¿se puede postular la existencia de unos originales que, por vicisitudes varias, se «corrompieron» y que son susceptibles de ser depurados?

Fijándose en cómo se eligen las palabras en el habla cotidiana (análisis de la conversación) y en los estudios comparativos de la oralidad, Person quiere mostrar cómo operaban los copistas en su labor de re-producción textual (incluida la traducción). Con este movimiento, el autor sitúa la copia de textos en la interfaz oralidad-escritura, no en los dominios «tipográficos» (post-gutenbergianos) en que los métodos de la Crítica Textual se han desenvuelto y aún se desenvuelven desde el siglo XIX. El enfoque de Person hace que las variantes textuales puedan ser vistas como características y no como accidentes del acto de transmisión de textos, pues la tradición literaria en que se insertaba la copia de manuscritos implicaba forzosamente la pluralidad textual por, entre otras causas, los mecanismos involucrados en la elección de palabras 1.

Así, la indagación en la formación y desarrollo del corpus bíblico se aparta de la idea de que a todo texto (libro) bíblico le corresponde un original (recuperable retrospectivamente) del que las subsiguientes copias se apartaron por errores, accidentes, ideología, etc. No solo eso, sino que se desecha la idea de que en la formación de los libros bíblicos se dieran, consecutivamente, una fase de formación literaria con un final determinado y una fase de copia/transmisión. Este constructo suele además albergar la asunción de que la fase de producción literaria fue eminentemente oral y que la siguiente fue exclusivamente escrita. Pero una mayor atención a las tradiciones orales muestra cómo la oralidad y la escritura no se excluyen, sino que se imbrican, y que en muchas tradiciones literarias, entre las que se puede incluir la israelita, los textos son a la vez orales y escritos. Lo que de veras importa es su memorización, recuperación e interpretación (performance) y no tanto la exacta formulación de las «mismas palabras», porque en contextos orales, o predominantemente orales, la noción de las «mismas palabras» se refiere principalmente a los significados o contenidos, no a la exacta formulación verbal: «a unit of meaning in a primarily oral culture may be equivalent to what we would call a line, a stanza, or even the entire epic rather than a lexeme» (p. 57) 2. Por esa razón, «based on our cultural notions of what is the same and what is different» (p. 61), solemos considerar como variante de un texto A un texto B que contiene diferentes palabras o un orden distinto de ellas.

Con estos postulados, y desde este punto de partida, la obra se articula en cuatro capítulos, más un quinto conclusivo, con el objetivo de demostrar cómo los mismos mecanismos cognitivos se concitan en la elección de palabras tanto en el habla cotidiana como en el proceso de producción/transmisión de copias de un original («Vorlage-based copying», como lo denomina el autor).

El primer capítulo, «Word Selection in Conversation and Oral Traditions as a Lens to Understanding Text-Critical Variants» (pp. 43-65), parte del hecho de que la variedad textual se debe a la diferencia de enunciados entre un texto y su copia, es decir, a la elección, consciente o no, de diferentes palabras. Person apuesta, como se ha dicho, por «the disciplinary perspectives on word selection in conversation analysis and the comparative study of oral traditions» para abordar esta cuestión, pues considera de vital importancia «the cognitive-linguistic processes behind the scribes’ word selection» (p. 43). Aunque su definición operativa de «palabra» es más que problemática 3, pese al soporte teórico aducido, los tres mecanismos para su selección que Person singulariza, además de formar la médula de toda la obra, ofrecen un modelo alternativo al de la Crítica Textual para juzgar y evaluar las variantes textuales. Estos mecanismos son los de 1) detonante categorial, 2) detonante sonoro y 3) detonante visual (category-triggering, sound-triggering, y visual-triggering, respectivamente en el original). Cada mecanismo es explicado en los capítulos segundo, tercero y cuarto, respectivamente. En el quinto y último, Person analiza cuatro ejemplos (Ca 4:5; 7:4; Ex 26:24; 36:29; 1 Sa 11 y 2:8–10) para ilustrar cómo estos tres mecanismos, además, se interrelacionan.

Muy someramente, lo que estos mecanismos implican es que, durante una conversación (y, por tanto, según la hipótesis expuesta, también durante la copia de un texto), la elección de la «siguiente palabra» por parte de los emisores se desencadena bien por la categoría, bien por el sonido, bien por el aspecto de la/s palabra/s anterior/es. El más importante de los tres es el primero, el detonante categorial, y el menos explorado por la disciplina del análisis de la conversación, el último, el visual. El autor quiere, así, explicar cómo se veía afectada la memoria de los escribas en su labor de composición y transmisión de textos, porque la premisa previa es la naturaleza oral de estos.

En el cap. 2, «Category-Triggering and Text-Critical Variants» (pp. 67-198), Person assume de entrada que

category-triggering (and sound-triggering) are cognitive-linguistic practices that occur throughout the many various linguistic registers that we, both ancient and modern humans, use unconsciously and sometimes, especially by poets, intentionally for aesthetic purposes (p. 73).

Como ya se ha indicado, el «detonante categorial» es el mecanismo por el que una palabra o sintagma de un enunciado determina o influye la selección de la siguiente palabra en ese u otro enunciado consecutivo por razón de su categoría. En este sentido, el paralelismo sinonímico tan típico de la poesía bíblica puede ser entendido en términos «of category-triggering for meaningful word selection applied to aesthetic purposes» (p. 72). Este mecanismo, según la hipótesis de Person, se da no solo en el nivel compositivo sino también en el de la transmisión, porque, al cabo, está anclado o enraizado «in conversational structures and practices that can be selected and exaggerated for aesthetic purposes» (p. 72).

Person divide su discusión de este mecanismo aprovechando cuatro categorías tomadas de la Crítica Textual que catalogan las variantes textuales, «synonymous readings, variants in lists, harmonizations, and variants related to person reference», aun cuando su interés es explicar lingüístico-cognitivamente tales variantes. Recalca que no niega ni descarta los errores de copista ni sus intervenciones «teológicas» en los textos, pero que, dadas la fluidez y la pluralidad textuales de la Antigüedad, es más que difícil distinguir entre un error y una revisión, sobre todo si, como se ha indicado ya, se posee una modelo lingüístico que ayuda a ver «las mismas palabras» en lo que solemos tomar como variante (pp. 68-69). De las cuatro categorías mencionadas, las variantes en las listas y las variantes en las referencias personales se explican mejor desde la perspectiva del análisis de la conversación, donde se ha desarrollado «a more sophisticated understanding of how category-triggering relates to list-construction and person reference» (p. 73).

El tercer capítulo, «Sound-Triggering and Text-Critical Variants» (pp.199-234) está dedicado a los patrones sonoros involucrados en el mecanismo del denominado «detonante sonoro», aunque Person se centra (sobre todo por la abundancia de literatura al respecto) solo en la aliteración y el juego de palabras 4 (wordplay; a veces también pun, en el original), dejando de lado otros fenómenos como la rima, el ritmo o la asonancia. De nuevo, la inapropiada división entre autores y copistas (esto es, entre originales y copias - también las traducciones), así como la predilección del TM en los estudios de poética bíblica, ha distorsionado la valoración de las evidencias textuales disponibles. Como bien señala Person, la preferencia interpretativa por identificar un (y solo uno) significado, desdeñando las posibles ambigüedades, «leads to a narrow view of the texts’ history, suppressing the ambiguity found in the consonant-only Hebrew texts» (p. 230).

Los resultados del análisis de los ejemplos escogidos muestran cómo el «sound-triggering influenced the composition/transmission process through scribal memory» (p. 231) alcanzando además a las traducciones, pues el texto griego, por ejemplo, también replica los patrones aliterativos del TM. La lectura que hace Person es que, tanto en la composición como en la transmisión, la elección de palabras por el/los sonido/s de la anterior o anteriores «may have begun in unintentional ways but was then recognized so that the scribes played off of the sound-patterns even more» (p. 231).

El cuarto capítulo, «Visual-Triggering and Text-Critical Variants» (pp. 235-274), se aparta de los terrenos del análisis de la conversación. Dado que esta disciplina o, más bien, la concreta literatura científica escogida por Person, se centra en el análisis conversacional sin tener en cuenta los textos escritos ni «visual cues in face-to-face social interactions» (p. 235), el propio autor extrapola de los dos anteriores este tercer mecanismo de elección de palabras en la copia de manuscritos.

La intención de Person en este capítulo es mostrar cómo la fisicidad del texto (documento) interfiere o influye en la «memoria escribal» a la hora de reproducirlo. Haciendo de nuevo una relectura de fenómenos que la crítica textual tradicional considera fruto de errores por la confusión entre grafos y/o sus sonidos, se ocupa en este capítulo de los homógrafos, la confusión entre letras similares, la distribución de letras en palabras, la metátesis, la haplografía y la esticografía. En resumen, Person considera que algunos de los errores comúnmente atribuidos a malas lecturas «may also represent what we would refer to as different versions of the same literary text as operative in the long-term storage in scribal memory» (p. 273). No niega que los copistas pudiesen cometer errores, sino que, más que errores, lo que en verdad representan es

the multiformity preserved within scribal memory based on the ambiguity of the consonantal text in a time when what we identify as scribal errors could be phonetic spellings or simply alternative readings (pp. 273-274).

Como se indicó, en el quinto y último capítulo, «Conclusions and Implications» (pp. 275-310), Person intenta mostrar cómo los tres mecanismos descritos se imbrican analizando los cuatro ejemplos antedichos. Su conclusión general es que muchas de las variantes textuales tenidas por errores escríbales «should be understood as synonymous readings within the multiformity of the traditional literature, some of which later became the Hebrew Bible» (p. 277). El capítulo termina con una reflexión final de Person en la que aboga por un cambio de paradigma en el entendimiento de la literatura tradicional de la Antigüedad no tan atado a «modern post-Gutenberg notion of word and text» (p.305). Se cierra, así, el círculo iniciado por el autor en la introducción al volumen.

La respuesta de Person a las peguntas planteadas al principio de esta reseña pivota alrededor de tres cuestiones interrelacionadas: 1) qué es un texto, 2) qué hacían los escribas y 3) y qué papel tenía la pluralidad textual en su trabajo de copia de manuscritos; y el enfoque elegido para contestarlas es de base lingüístico-cognitiva. Estas cuestiones son abordadas en la Introducción (pp. 1-49), quizá la parte más importante de la obra, pues supone un ataque frontal a la Crítica Textual del texto bíblico desde De Lagarde (singularizada en el trabajo de Emanuel Tov y Ronald Hendel).

Al igual que sucede con los mecanismos anteriormente aludidos, que se dan al unísono, también estos tres asuntos están imbricados. Aún se podría indicar que el punto más importante de todos es cómo asumir la evidente (y, para algunos, problemática) pluriformidad de la tradición textual bíblica. Person no encuentra problema alguno en dicha pluralidad de textos, porque su manera de entender la labor de los copistas y escribas, así como el propio texto bíblico, y aún la mera noción de texto, le permite encontrar una explicación científica – por medio del enfoque aludido y los mecanismos recién descritos – a la multiplicidad de testimonios con sus particulares formulaciones. El escenario que propone Person es el de una comunidad de escribas/copistas que no solo trabajan con textos, sino además con su acervo, lo que condiciona y determina su labor de copia de manuscritos.

En primer lugar, según Person, las evidencias indican que «there is a strong tension between literary text and written text/individual manuscript in ways that require the literary text to include oral texts based on memory as well as written texts» (p. 18). Cada manuscrito, cada copia total o parcial de un texto literario reconocible (póngase el caso de Génesis) es simplemente un reflejo de una vasta tradición, a la vez oral y escrita, a la que representa, pero que no agota. 5

La segunda cuestión, cuál era la labor o función de los copistas, se suele contestar intentando determinar si eran meros transmisores o (además) autores. Como el paradigma más extendido imagina el texto bíblico en términos de un producto terminado, listo para ser reproducido (preferiblemente, sin alteraciones), la más que evidente intervención de los escribas en los textos a copiar se ha considerado de consuno como la adulteración/corrupción (susceptibles de ser revertidas) de un producto previo ya «acabado». Evidentemente, este escenario proviene de entender el texto bíblico «tipográficamente» y de postular la existencia de un «autor» o una «autoría» que se distinguiría claramente de un «copista» o, como Person lo expresa, de distinguir «between composition by authors and transmisión by copyists» (p. 21). La tercera cuestión, qué papel tenía la pluriformidad textual en la labor de copia de manuscritos, se entrecruza, entonces:

the previous two questions cannot be answered well without a clear answer to this question, because all three questions are so interrelated. That is, What is a text? is a question that must be asked when we consider scribal activity within the textual plurality present throughout the composition/transmission process (p. 22).

En opinión de Person, lo que denomina «Vorlage-based copying» bien podría haberse dado, según la literatura científica sobre la copia de manuscritos en la Antigüedad, de manera colectiva (con un escriba dictando a más de un copista) o de manera solitaria, «medieval», con un copista teniendo ante sí el texto a copiar y el texto copiado. En el segundo caso, los errores atribuibles serían de tipo visual; en el primero, además, orales (por malas lecturas – error visual – o mal «oído»). Pero Person introduce el concepto de memoria en la ecuación. Es decir, da por hecho que, ya con uno, ya con varios copistas, la «memoria textual», el recuerdo de otros textos interferiría en el proceso. Apunta incluso que sería posible la copia de una Vorlage sin documento físico presente, de modo que podría ocurrir que más un «original» estuviese presente en dicho proceso: «That is, the Vorlage that is physically present in its written form may be joined by other Vorlagen that reside in scribal memory» (p. 27). Dos tipos de memoria se darían entonces: la memoria a corto plazo, que afectaría a la copia del texto presente, y la memoria a largo plazo, que almacenaría esas otras Vorlagen 6.

Incluso cuando el acceso a los documentos fuese limitado para un escriba, el acceso a su memoria, a la tradición, sería ilimitado. Eso, sumado al hecho ya apuntado de que ninguna copia manuscrita contiene o representa en su totalidad dicha tradición, y que esta puede estar presente en la memoria de cualquier copista sin necesidad de copia física, hace de la re-producción textual un proceso eminentemente lingüístico-cognitivo y no exclusivamente ecdótico.

Además, cuando un copista, un profesional de la copia y transmisión del texto bíblico, se familiariza cada vez más con los pasajes bíblicos y con la gramática del hebreo, más fácil resulta que prescinda del ejemplar a su disposición y más se apoye en su memoria a la hora de reproducirlo (es de esa manera cuando lo que se consideran errores o inconsistencias afloran). Es decir, memoria y manuscritos no se excluyen, sino que se complementan (p. 32, citando a Shemaryahu Talmon).

La memoria escribal del título, pues, «refers to the knowledge of traditional texts (oral and/or written) held in the collective memory of scribes», y la actuación (performance) de cualquier escriba se ve afectada por aquella cuando acomete la reproducción de un manuscrito, pudiendo entonces darse lecturas diferentes respecto de la Vorlage. Estas, no obstante, no tienen por qué ser «nuevas», pues pueden simplemente reflejar conscientes o inconscientes incorporaciones de elementos contenidos en el acervo 7. La actuación (performance) de los escribas, empero, no se limita al manejo de textos escritos, como hemos visto. Un escriba es un profesional de textos orales y escritos. Su labor es atesorar, recordar, memorizar, transmitir y, a veces, reduplicar textos por escrito 8.

A partir de este escenario, Person expone y desarrolla su hipótesis acerca de los mecanismos lingüístico-cognitivos que determinan la selección de palabras en la copia de manuscritos, pues, pese a asumir y suscribir la idea de que «scribal performance should be understood as active in all scribal acts», incluyendo «scribal activities like public readings and recitations of literary texts», este estudio en particular, no obstante, «concerns a particular kind of scribal act—Vorlage-based copying» (p. 31).

Esta obra supone la culminación del trabajo de Person de las últimas décadas. El autor ha destacado siempre por sus intentos de ensanchar los límites teóricos y metodológicos de los estudios bíblicos. El cambio de paradigma que Scribal Memory and Word Selection propone puede ser un gran paso para un mejor entendimiento del papel de la oralidad en la realidad multiforme de los textos bíblicos y del impacto provocado por la lecto-escritura (y su progresiva implementación) en la propia tradición.

1. Dice el autor explícitamente: «many text-critical variants can be well explained from the perspective of word selection in everyday conversation, so that when scribes are copying manuscripts the same cognitive-linguistic processes of word selection are activated as they produce new manuscripts that have what we perceive as variants» (p. 3).

2. En suma, dice Person: «when we think of the books that became the Hebrew Bible as traditional texts (whether oral, written, or better oral/written), it might be helpful to consider understandings of what is the same and what is different based on what we can learn from the comparative study of oral traditions» (p.62).

3. A saber: «[word is] the smallest unit of meaning in talk-in-interaction [including] the beginning sounds of a lexeme that is cut off, nonlexicals […] and even nonverbal forms of communication (e.g., gaze and gestures» (p.44; cursivas añadidas). La noción «habla interactiva» o «interacción hablada» (talk-in-interaction) es una especificación de la más simple «habla» (talk) e incluye todo lo que acompaña a una conversación cara a cara (miradas, gestos, ademanes, tono de voz, etc.).

4. Al igualar un fenómeno sonoro (aliteración) con otro fonético-semántico (juego de palabras) se corre el riesgo de tratar lo mismo dos veces, puesto que algunos juegos de palabras suceden por la aliteración de sonidos.

5. En resumen «any answer to the question What is a text? must necessarily allow for a range of meanings from abstract literary texts held within scribal memory to specific manifestations of a literary text or a portion thereof in individual manuscripts with some manuscripts containing more than one literary text» (p. 19).

6. Por tanto, concluye Person «it seems likely to me that the scribes’ physical libraries (no matter how large or small; public or private) not only included different recensions or editions of literary texts, but these physical libraries were representations of the libraries of literary texts preserved in the collective memory of the scribes» (p. 27).

7. Thus, scribal memory of traditional texts is what underlies the scribal performance of texts, including during Vorlage-based copying of manuscripts that imperfectly represent the traditional literature as it exists in the collective memory of the tradition, as it is embodied within the memory of individual scribes and the memory of all of the readers and hearers of the scribes’ texts, whether they were written, read aloud, or recited (p. 32).

8. Dice Person: Performing scribes transmitted a living tradition to their contemporary audience as they exercised their scribal memory while copying their Vorlagen. Scribes never stopped performing […]. When scribes copied their Vorlagen into new manuscripts, written texts, traditional texts, and performed texts all interfaced with one another in the mind of the scribes in ways that often produced what we understand as variants, but for them are simply alternative attestations of tradition and performance (pp. 36-37).