Lengua e historia: reconstrucción de la vida de un médico sefardí a través de sus palabras *
Language and History: A Reconstruction of a Sephardic Doctor’s Life from his own Words
Lola Ferre
Universidad de Granada
ORCID ID: 0000-0003-4373-316X
Recibido: 14/06/2023 | Aceptado: 27/11/2023
https://doi.org/10.30827/meahhebreo.v72.28422
Resumen
En este artículo quiero explorar la posibilidad de que el análisis de la lengua de un texto anónimo aporte claves sobre cuál pudo ser la identidad e historia del autor desconocido. El texto en cuestión es una obra de medicina en judeoespañol de la que solo sabía al iniciar el trabajo que fue escrita en Estambul a mitad del s.XVII, que se conservaba en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Israel y que contenía, presuntamente, la traducción al español del Canon de Avicena. Para desarrollar esa posibilidad se hace un análisis, principalmente a un nivel léxico, de las distintas lenguas que confluyen en la obra: español, portugués, latín, turco y hebreo. A lo largo del trabajo se va trazando la biografía del autor de acuerdo al resultado de estos análisis y de los datos extraídos de la propia obra.
Palabras claves: Judeoespañol, Sefardíes, Historia de la medicina
Abstract
In this article I want to explore the possibility that the analysis of the language of an anonymous text provides clues to the identity and history of the unknown author. The text in question is a medical work in Judeo-Spanish of which I only knew when I began that it was written in Istanbul in the mid-17th century, that it was preserved in a manuscript in the National Library of Israel and that it was presumed to contain the Spanish translation of Avicenna's Canon. In order to develop this possibility, an analysis is made, mainly at a lexical level, of the different languages that converge in the work: Spanish, Portuguese, Latin, Turkish and Hebrew. Throughout the work, the author's life story is revealed through the results of these analyses and the data extracted from the work itself.
Keywords: Judeo-Spanish, Sephardic, History of medicine
* Este artículo es parte del proyecto de I+D+i PID2019-105305GB-I00, Lengua y literatura del judaísmo rabínico y medieval, en el marco de los programas estatales de generación de conocimiento y fortalecimiento científico y tecnológico del sistema de I+D+I y de I+D+I orientada a los retos de la sociedad. El texto se basa en la comunicación que presenté en Charta. VII congreso internacional, celebrado en Granada en junio de 2022.
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Ferre, L. (2023), Lengua e historia: reconstrucción de la vida de un médico sefardí a través de sus palabras. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Hebreo, 72, 139-155. https://doi.org/10.30827/meahhebreo.v72.28422
Los filólogos dedicados a la historia de la lengua española recurren al contexto en que los textos se escriben, teniendo en cuenta las fuentes y la historia cultural que rodea a la obra, para explicar las variaciones gramaticales. 1 En este artículo parto de la premisa contraria: reconstruir la biografía del autor y el contexto intelectual de su obra a partir de la información que arroja su uso de la lengua, especialmente en el léxico.
El texto en cuestión se encuentra en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Israel que perteneció a Harry Friedenwald, con la signatura Fr.3172. 2 La información de la que partí al comenzar la lectura del texto era la proporcionada por el Instituto de Manuscritos Hebreos Microfilmados (IMHM) de dicha biblioteca, según la cual se trata de una traducción del Canon de Avicena del siglo XVII, escrito en español y hebreo, en Estambul. Señala que tiene 162 folios, el tamaño del folio es de 15,5 x 20,5 cms. La mayor parte del manuscrito lo ocupa esta traducción y entre los folios 161r-162r se intercalan unas páginas en hebreo de una traducción de una obra de Lanfranco. Como propietario señala en la descripción del IMHM a ‘Samuel de Modena (Moduna?)’.
Una vez leído el manuscrito, se puede adelantar que es una obra de medicina que el autor escribe para la formación de su hijo. La obra no es una traducción del Canon de Avicena aunque lo cita de manera profusa. 3 El manuscrito comienza con un prólogo que titula Plática sobre las causas que nos moben a azernos médico, pero no hay para el conjunto de la obra un nombre. A partir de este comienzo y de su contenido, lo he titulado Plática de medicina.
Tampoco aporta el nombre ni en el prólogo ni en el colofón, pero hay un párrafo donde declara el apellido:
Y con todo de mi natural, siendo mi tenple tan caluroso, causó en mi primera gerenación que salí moreno de color y lo soy de nomre y algo en la cencia de medicina (fol. 38v).
Esto obliga a revisar la lectura de la firma que hay en el margen superior —y que con toda probabilidad corresponde al propietario— y leer Samuel Moreno, el hijo al que dedicó el texto, y no ‘Samuel de Módena’.
El texto es la única fuente de información sobre el autor y su vida. Aparecen algunas referencias autobiográficas dispersas entre sus párrafos que resultan valiosas pero escasas y, a veces, bastante vagas. No he encontrado fuentes externas que aporten más información sobre el autor o que avalen la que el autor proporciona, por lo que es necesario recurrir a todos los elementos que el manuscrito y su contenido ofrecen. El modo en que escribe se constituye en un factor relevante porque las lenguas y su uso son como los estratos arqueológicos para conocer la historia del autor. Julian Barnes en Flaubert’s Parrot aplicó al género de la biografía la definición que un ‘jocoso lexicógrafo’ hizo de una red: una colección de agujeros unidos por una cuerda. 4 En este caso, yo también me he encontrado muchos agujeros y la lengua puede ser la cuerda que los une.
Por ese motivo, he considerado que este sería un tema apropiado para un homenaje al Prof. Jose Ramón Ayaso Martínez quien partió de una formación en historia y sumó un conocimiento profundo de la lengua hebrea para adentrarse en el conocimiento del mundo judío desde la historia y la arqueología. Por otro lado, nadie que haya escuchado alguna de sus conferencias podría negar que es un interesante, ingenioso y no menos ‘jocoso historiador’ que el lexicógrafo de Julian Barnes.
Una vez establecido que el objetivo es llegar a la historia del autor a través de la lengua, la primera pregunta que conviene plantear es: ¿Qué lengua?
De acuerdo con la base de manuscritos microfilmados y escaneados del IMHM las lenguas del manuscrito son ‘Spanish’ y ‘Hebrew’, este último por el fragmento hebreo de una obra de Lanfranco mencionado. Tal vez fue esto lo que hizo pensar a Benjamin Richler —anterior director del IMHM y quien me dio a conocer la existencia de este manuscrito— que el texto estaba en español y lo único hebreo era el alfabeto. Sin embargo, esta posibilidad quedó descartada desde la lectura del primer folio donde aparecen términos en hebreo y palabras españolas pero escrita según el modo sefardí como, por ejemplo, ‘bendicho’.
Los siglos XVI y XVII constituyen el periodo formativo del judeoespañol, calificado por Aldina Quintana Rodríguez como un “dialecto histórico del español” (Quintana Rodríguez, 2008: 15). La emigración o exilio a tierras otomanas había comenzado en el momento mismo de la expulsión. Por tanto, el autor de la obra podía pertenecer a este primer exilio y haber nacido y formado en Estambul. Pero también cabía la posibilidad de que fuera un exilado reciente ya que en el s.XVII continuaron las oleadas de emigración, ya no de judíos sino de cristianos nuevos que huían de la Península para sumarse a las comunidades que practicaban la religión de sus antepasados, convirtiéndose de este modo en ‘judíos nuevos’. 5
Así pues, se trata de un texto en judeoespañol que contiene vocablos de diferentes lenguas. Me propongo analizar el léxico para ver qué revelan las palabras sobre el autor.
1. Español-Judeoespañol
En primer lugar y como elemento base está el castellano que he analizado con estudios sobre la historia del español y sobre el judeoespañol del s.XVII, siendo estos significativamente más escasos que los primeros.
En el texto se encuentran rasgos arcaicos en la escritura que se retrotraen al siglo XVI y, en algunos casos, al periodo medieval. Aunque pervivan en el XVI ya se consideran decadentes en el español peninsular. 6 También en el nivel morfológico, a pesar de que algún rasgo apunta al siglo XVII —como es el uso de ‘bos’ que en el periodo medieval se limitaba a un trato reverencia y en el XVII aparece en el trato familiar como en la Plática de medicina— en general se detectan hábitos arcaicos o de transición. 7
En relación al léxico se encuentran formas que vienen de la Edad Media y que en la Península están acabando el proceso de transformación, como es la pervivencia de la /f/ donde el castellano ha evolucionado ya a /h/: ‘fazer’, ‘fervor’, ‘fulló’, ‘ferir’, ‘ferida’, ‘fastío’, ‘afoga’. Este fenómeno es muy común en el texto aunque se encuentra también reflejo de la pérdida de la /f/ como en la palabra en ‘ygado’ que aparece indistintamente con ‘fígado’ y ‘erida’ frente al usual ‘ferida’, aunque esta última en una sola ocasión. Este fenómeno aparece también en otra obra médica, El Dialógo del Colorado escrita por Daniel de Avila Gallego en Salónica en 1601 (Romeu Ferré 2014).
Dice Rafael Lapesa que este rasgo se mantenía a principios del s. XVI pero en el XVII ya era parte solo de la lengua de notarios y leguleyo. (Lapesa 1942:313). Aldina Quitana señala que:
En 1492 en Castilla la vieja se había iniciado ya el proceso de pérdida de la f- inicial latina, lo cual explica que tanto fígado como ígado fueron llevadas por los sefardíes a las comunidades del Imperio Otomano. […] Formas con f- inicial las encontramos en Estambul todavía en 1600 (Quintana Rodríguez 2006:194-95)
En este texto se observa que incluso pervive a mediados del siglo, aunque alternado con la pérdida de esa f-.
Otros usos antiguos en el lenguaje son el mantenimiento de consonantes dobles de origen latino que se consideran cultismos e incluso pedantería como es ‘auctores/autores’ y ‘efecto/efeto’ y formas como ‘considrar’ o ‘exprementar’, que pervivieron en el castellano peninsular hasta 1540.
Hay palabras que pertenecen al español medieval como ‘nomre’, ‘omre’, ‘ansí’, ‘agora’, ‘enchir/enchimiento’ y me ha llamado la atención el uso del singular ‘cris’, y ‘crisis’ como su plural. Este singular que es muy frecuente en la Plática de medicina aparece en el CNDHE en una sola ocasión, en una obra de 1498, Sumario de la medicina con un compendio sobre las pestíferas bubas, de Francisco López de Villalobos.
En los términos anatómicos hay una preferencia por el uso de términos comunes frente a otros que se van imponiendo como términos técnicos: ‘carcañal’ para ‘talón’, ‘cuero’ para ‘piel’, ‘pescuezo’ para ‘cuello’.
Ese español antiguo es un rasgo en la formación de judeoespañol, lo que llevó a los primeros estudiosos del sefardí a considerarlo como un español fosilizado, una lengua detenida en el s.XV. Obviamente, una lengua en uso no se detiene sino que en circunstancias distintas su evolución se desarrolla de una manera diferente.
Con estos datos es posible que Moreno fuera uno de los primeros exilados del XV al XVI. Sin embargo, la descripción que hace David M. Bunis (2004) de los rasgos lingüísticos de esta primera ola de exilio se diferencian de la lengua de Moreno y conviene recurrir a otros elementos para confirmar o rechazar esta posibilidad de que fuese un sefardí de la primera ola.
Así, el escaso número de términos turcos inclina la balanza a favor de la hipótesis de un exilado en el s.XVII que no se ha criado en un entorno turcoparlante. Esta suposición la confirma el autor cuando hablando de los climas se refiere al de Extremadura y Andalucía y menciona ahí su lugar de nacimiento:
y se llaman las montañas en portugués Sierra de la Estrella, el nomre de la tierra de mi nacimiento, Fondón, tomado el nomre del lugar adonde está: ondo. (fol. 7v)
Siendo un converso nacido en Portugal cuya lengua materna es el español, sin duda procede de aquellas familias que en 1492 eligieron salir de los Reinos de Castilla y Aragón y se dirigieron a Portugal donde solo 5 años más tarde fueron obligados a convertirse y quedarse. Circunstancias que dan coherencia al hecho de que su castellano mantenga usos pre-expulsión.
2. Portugués
Quiero llamar la atención sobre la frase referida a su nacimiento en Portugal por dos motivos relacionados con el modo en que como llama al pueblo: Fondón (o Fundón). De un lado, porque en el párrafo encontramos el uso de la /f/ inicial y su pérdida: ‘Fondón/ondo’ y pudiera esto indicar que el mantenimiento de la /f/ que hemos calificado de arcaísmo del castellano pueda ser también rasgo portugués.
La segunda cuestión es que Moreno use la versión castellana del nombre en lugar de su denominación en portugués, Fundao. 8 Esto es una primera muestra de la escasa presencia del portugués a lo largo del texto. 9
Por lo que se refiere al léxico son muy pocos los términos portugueses: ‘aínda’, que estaba totalmente integrado como término judeoespañol, ‘colo’ para ‘cuello’ en una traducción de una frase latina, con lo cual puede que sea portugués o una adaptación del latín ‘collum’, 10 el verbo ‘atimar’, 11 la palabra ‘buraco’ para ‘agujero’ que Nehama considera de origen portugués —y lo cierto es que en texto sespañoles no aparece hasta muy tarde, en el tercer tercio del s.XVIII— 12 ‘escutar’ que Corominas considera la forma portuguesa para ‘escuchar’, ‘dotroico’ que puede venir del portugués ‘troico’ con el sentido de ‘en cambio’ y, por último, la expresión ‘suposto cabso’ o solamente ‘suposto’ en el sentido de ‘una vez esto aceptado o conocido’, que es frecuente a lo largo del texto y no la he encontrado en el CNDHE y sí en una obra portuguesa. 13 A esto hay que sumar ‘platica’ y ‘pelegrino’ (Quintana Rodríguez 2009: 219).
Por tanto, el vínculo al portugués desde la perspectiva del léxico es extremadamente débil. En el uso de las preposiciones en el texto, que es un rasgo definitorio de la presencia del portugués, tampoco esta lengua dejó huella. 14 En cambio, hay un rasgo morfológico que sí que proviene claramente del portugués. Me refiero a la forma de infinitivo personal flexionado: ‘seren’, ‘comeren’, ‘fazeren’. 15 Este aspecto pudo adquirirlo no por su nacimiento en Portugal sino por el proceso de formación del judeoespañol.
Este proceso tuvo lugar en las grandes ciudades del imperio otomano, como Estambul, Salónica o Esmirna, donde había comunidades aragonesas y portuguesas que incorporaron al judeoespañol en su etapa de formación rasgos fonológicos, morfológicos de estas dos lenguas. 16
Son tan pocos los rasgos portugueses que inevitablemente nos preguntamos cómo se explica esta escasez habiendo nacido el autor en Fundão. Conviene recurrir a un dato aportado en el texto —que enfermó de ictericia en 1643 (5404) cuando tenía 65 años— para fijar la fecha de su nacimiento, en torno a 1578, y analizar este fenómeno a la luz de los acontecimientos que tuvieron lugar en torno a esa fecha.
Si nació en 1578, solo tenía dos años cuando en 1580 tuvieron lugar dos sucesos que afectaron profundamente la vida de los cristianos nuevos portugueses de origen español que vivían en la raya. De un lado, se desencadenó una persecución de judaizantes por parte de la inquisición de Portugal en la zona del Alto Beiro. 17 Y del otro, Felipe II unifica bajo su reino España y Portugal con lo que la frontera entre ambos países queda abierta y fueron muchas las familias de origen español que aprovecharon para volver a los reinos de España, hasta el punto de que ‘portugués’ en la España de la época era sinónimo de judío. 18 La conversión forzosa masiva que tuvo lugar en Portugal en 1497 dio lugar a la creación de una comunidad de cristianos nuevos cohesionada en torno a la práctica secreta del judaísmo.
La escasa presencia del portugués en la lengua puede deberse a que la familia de Moreno estuviera entre las muchas que aprovecharon la apertura de la frontera para pasar al otro lado de la raya.
Cabe aventurar también que, de ser este el caso y no haber tenido contacto con la lengua portuguesa en su infancia, los pocos rasgos de esta lengua que aparecen en el texto se debieran no al hecho de ser portugués de nacimiento sino a la inmersión en Estambul en el judeoespañol que los había incorporado.
3. Latín
A lo largo del texto aparecen con muchas frecuencias citas latinas de varios autores. Esto se debe a una formación universitaria, concretamente en Salamanca:
demonstrando nos la el doctísimo y benamérito doctor Ruiz, nuestro maestro en la Universidad de Salamanca (fol.84v). 19
Por esta información, concebí la esperanza de identificar al autor en los libros de matrícula de la universidad. Sin embargo, esta búsqueda resultó infructuosa porque los estudiantes apellidados Moreno no coincidían en fechas o lugar de nacimiento con el autor, y entre los ocho estudiantes de Fundão ninguno se llamaba Moreno.
Las razones para esta ausencia pueden ser varias:
•Usó el apellido materno o paterno que era distinto a Moreno.
•Moreno no era su apellido de nacimiento sino adoptado más tarde. Recordemos la frase citada previamente: “salí moreno de color y lo soy de nomre”. Podría ser que ‘moreno’ fuese un apodo por su color de piel y que lo hubiera tomado como apellido. 20
Cambiarse el nombre era común cuando se abandonaba el cristianismo para abrazar la religión judía. Así, el médico Fernando Cardoso pasó a ser Isaac Cardoso y, João Rodrigues de Castelo Branco se hizo llamar Amato Lusitano.
Otro caso conocido de cambio de apellido no tiene que ver con la conversión al judaísmo sino con la vulgaridad de un apellido. Ocurre con Andrés de Fonseca que fue bautizado como Andrés López. (Schreiber 2022). Este caso me hace recordar entre los estudiantes de Fundão aparecen dos estudiantes llamados Manuel López, cuyas fechas de estudio son coincidentes con las que deducimos de Moreno, y en los registros de nacimientos de Fundão se encuentra dos niños llamados Manuel López nacidos en 1580. 21
Más allá de las especulaciones sobre el nombre, el latín es la herencia lingüística que Salamanca dejó en él.
El uso del latín entre los judíos no fue muy popular durante la Edad Media. Los judíos que vivían en territorios donde la lengua científica era el árabe, lo adoptaron como lengua propia, mientras que aquellos que vivían en Europa, no hicieron del latín su lengua para la filosofía o la ciencia y prefirieron el hebreo.
Las implicaciones tras esta elección no son de orden lingüístico. Entre los judíos del sur de Europa, hablantes de lenguas romances, hubiera sido más fácil el uso del latín que el del hebreo, una lengua que no hablaban y que era muy deficiente en cuanto terminología científica. Hay una frase del médico Bonet de Lates que explica el rechazo al latín. En 1493 publicó una descripción de un anillo astronómico en latín y dedicó la obra al Papa Alejandro. Para excusar su mal latín escribe:
“Sé indulgente, tú que encuentras algún fallo en el latín. No es latín lo que yo profeso, sino la ley hebrea”. 22
Esa oposición entre el latín y la ley hebrea pone de manifiesto las implicaciones detrás del término ‘latín’ que se identifica con la fe cristiana frente a la ley judía. Esa conexión alcanza a la propia escritura y David. M. Bunis cree que esta es la razón para que los sefardíes que salieron de la península eligieran usar el alfabeto hebreo en lugar del latino. 23 Sin embargo, el rechazo medieval al latín no ocurre entre todos los cristianos nuevos que, fuere cual fuese su grado de criptojudaísmo, habían sido educados como cristianos y estudiado en universidades donde el lenguaje académico era el latín. Así, Amato Lusitano escribió su obra médica en latín.
Más allá de los prejuicios hacia el latín, en los textos de medicina medievales en hebreo, mayoritariamente traducciones, se establecen como criterios prioritarios la utilidad para los médicos judíos y la economía en el discurso. Esto contrasta con el hecho de que las citas latinas en el texto aparecen siempre seguidas de su traducción española, por lo que es claro que el autor era consciente de no serían comprendidas en latín. Entonces, y teniendo en cuenta esos principios de utilidad y economía de discurso, ¿Por qué no citarlo solo en español?
Moreno no identifica el latín con la religión sino con la universidad, la lengua de la ciencia y de su propia experiencia formativa. Cuando habla de la traducción del Canon de Avicena, que sin duda estudió en Salamanca, se refiere a tres versiones del texto la hebrea, la latina y la árabe:
“en nuestra lengua santa cotejado con el nuestro latino, que está también visto y concordado con el árabe” (fol. 1r)
La expresión ‘nuestro latino’ usada por los sefardíes se refería habitualmente al español (ladino), lo que implicaría que el autor hace referencia a una desconocida traducción española del Canon de Avicena. Pero, en realidad, en este caso con “nuestro latino” se refiere a la traducción latina, de la que cita numerosos fragmentos.
Mientras que ‘nuestra lengua santa’ alude a la comunidad de judíos, ‘nuestro latino’ identifica a la comunidad de médicos universitarios. Abundando en este plural que remite a su vinculación académica, escribe:
Y ansí en latin dezimos que es “supita mutacio ad saluten vel ad morten”. Y si para salud súpita pasa se llama buena cris y si para muerte mala (fol. 6v).
El uso del latín en el Dr. Moreno refleja que se identifica a sí mismo como un médico con formación universitaria. Según Juan Antonio Pulido (2011) los investigadores tienden a dar un gran peso a la religión a la hora de describir la identidad de autores del pasado. Así, lo que definiría a los médicos conversos que luego fueron judíos nuevos sería el paso de la práctica secreta del judaísmo hacia la práctica abierta. Pero esa visión ignora que la identidad de cualquier individuo se compone de varios elementos. En el caso de Moreno, ser médico formado en la universidad le define y le distingue de los médicos de Estambul. 24
Dada la trascendencia de su condición de médico, conviene mencionar cuál es su posición en un momento en que la medicina había ya comenzado un cambio con la medicina humanista que se encamina hacia el movimiento de los ‘novatores’, que no llegaría a la península hasta finales del s.XVII.
Son tres las palabras que nos permiten atisbar cual puso ser su posición: ‘moreno’, ‘fáblica’ y ‘barbaría’.
Volvamos de nuevo a la frase en la que nos da su apellido:
Y con todo de mi natural, siendo mi tenple tan caluroso, causó en mi primera gerenación que salí moreno de color y lo soy de nomre y algo en la cencia de medicina” (fol. 38v).
¿Qué puede significar ser “moreno en la cencia de medicina”? Los médicos humanistas se caracterizaron porque seguían el legado clásico pero rechazaron el legado árabe, su intervención en la difusión de este legado. Desde el siglo XVI se impulsó la traducción directa del griego de obras de Hipócrates y Galeno que hasta entonces se conocían en latín traducidas de las versiones árabes. Excepción hecha de Avicena, en la Europa meridional se dejaron de citar autores que habían escrito en árabe, como Averroes que había sido extremadamente popular —según revela el alto número de copias latinas que circularon de su obra Generalidades de la medicina— o Isaac Israelí cuyas monografías —sobre la fiebre, la orina y la dieta— habían sido lecturas obligatorias en muchas universidades cristianas.
Esa literatura en árabe se mantuvo, sin embargo, en las obras de los médicos conversos, como señaló Jon Arrizabalaga (2007: 319). Moreno cita, además de Avicena, a Averroes, Isaac Israelí, Mesue el Joven y Razes y parafrasea continuamente a Avicena. Interpreto que esa ciencia calificada de ‘morena’ es una metáfora entre la medicina y el color de piel con el que se identifica a los árabes y, por extensión, la cultura en lengua árabe. ¿Significa esto que es un médico conservador anclado en el pasado?
Vayamos al otro término: ‘fáblica’. Cuando Moreno describe el contenido del Canon de Avicena dice:
La 6ª, declaraciones soƀre la fen primera del libro/ primero de Aƀicena adonde [se] trata la fáƀlica del omre (fol. 2v).
Este párrafo recuerda la conocida obra De humani corporis fabrica de Antonio Vesalio, una obra que fue punta de lanza de esa revolución que se estaba gestando y que sufrió el rechazo de las universidades, institución muy conservadora. El uso de este vocablo no es casual ni es un lapsus, considero que es una forma consciente de apoyo hacia una apertura a nuevas ideas que se ve confirmada por otros pasajes de la obra. En este sentido interpreto la palabra ‘barbarería’ en el siguiente párrafo:
Y ansí a los que (en) los tienpos passados seguían la dotrina de Aƀicena llamaron aƀicenistas. Y estos, confindieundo barbarería y desonra de la medicina, la conteminaron e izieron yerrado e incheron de infinitos yerros y cachi de todo destruyeron (fol. 3r).
¿De dónde procede este término ‘barbarería’? Los humanistas italianos usaron el término ‘barbari’ para referirse a los autores medievales que transmitieron la medicina griega en árabe o en los autores cristianos de la Baja Edad Media que siguieron la línea de sus predecesores árabes. Considero que se trata de una corrupción del término italiano.
Acabados sus estudios en Salamanca ejercerá en varias ciudades en ambos lados de la frontera entre Portugal y España 25 y en algún momento decide salir de la Península y acaba en Estambul, tras pasar dos años y medio en Salónica. Cuando escribe su obra médica lleva 25 años viviendo en Estambul. 26
4. Turco
Moreno pasó de una sociedad homogeneizada bajo el catolicismo a una sociedad multireligiosa y multilingüística con minorías cristianas y judías que jugaron un papel activo aunque siempre con el trasfondo de la sociedad dominante, los turcos musulmanes.
Moreno escribe que en su actividad como médico “que tenía que vigitar de judíos y turcos”. Entre sus paciente turcos se incluye al sultán:
cuales vide yo en potentísimo señor rei hamelj sultan Ibraim en el año 5402 (1642) …. esta misma una mañana queriéndolo purgar 11 médicos turcos y judíos (fol. 141v).
Sin embargo, excepto el sultán, ninguno de sus pacientes turcos aparece nombrado a diferencia de los muchos enfermos cuyo nombre hispano nos da a conocer. También cuando habla de colegas, puede inferirse de sus apellidos que son todos sefardíes, a excepción del Dr. Mehemet Chelebi, de nombre turco. La impresión es que aunque el Dr. Moreno esté abierto a la sociedad que le rodea, se relaciona sobre todo dentro de la comunidad judía sefardí.
Ese poco trato con los turcos musulmanes que se deja entrever en las referencias a su práctica médica, se refleja en el uso de palabras turcas.
Se encuentran términos que designan lugares o fenómenos propios del país como ‘Kuskunjura’, el turco Kuzguncuk, un barrio de judíos en Estambul, ‘Kilz(i)bas’, nombre con el que se conoce la guerra y numerosos conflictos contra persas,, ‘lodo’, un viento propio de la zona., ‘maiemar baxe’, término que puede ser la suma de dos palabras turcas: ‘mimar’ (‘arquitecto’) y ‘baş’ (‘cabeza’), más la terminación -ı, arquitecto real. En este apartado se puede incluir un término cuyo significado no he podido encontrar, ‘bayizanies’, que por su contexto podría referirse a una de las numerosas bandas de bandidos que asolaban los caminos del Imperio Otomano. Escribe Moreno:
Ay otro género que lleƀan este nomre ven(i)dos de Franquia que [s]ien[d]o por allá s[o]ldados vienen por aquí echos bayizaines. (fol. 1v)
Junto a esto tenemos nombres comunes como
•‘Apansos’: Nehama, ‘Apansíz’, inopinadamente.
•‘Bozear’: Nehama, del turco ‘bozeak’, destrozar.
•‘Cheletes’, Nehama, de ‘ĉellat’, verdugo,
•‘Menegxi’: Nehama, ‘menekşe’, alhelí o violeta.
•‘Sap’, Nehama, es la punta de un bastón
Mención especial merece el término ‘kolay’ (fácil) que se incorporó completamente al judeoespañol hasta el extremo de que se encuentra adverbializado en la Plática de medicina: ‘kolaymente’.
El número de términos turcos resulta bastante pobre teniendo en cuenta que es la lengua dominante y los judíos son una minoría. Este dato nos habla de una lengua posiblemente utilizada con sus pacientes turcos pero no interiorizada y que aflora en su discurso solo de una manera puntual.
5. Hebreo
Resta hablar de la presencia del hebreo que es más significativa que el resto de las lenguas mencionadas. Frente a las pocas palabras en portugués y en turco destacan las 67 concurrencias distintas al español entre palabras, expresiones y abreviaturas, algunas de ellas usadas con bastante profusión.
Se pueden agrupar en diferentes tipos:
1.Nombres de fiestas religiosas: אב (ʾav), חנוכה (ḥanukah), סוכות (sukot), פסח (pesaḥ), פורים (purim), שבת קודש (šabat qodeš), שבועות (šabuʿot).
2.Palabras con connotaciones en la literatuta legal y religiosa: ברכה (berakah, bendición), דין (dayan, juez), דרשים (derašim, comentarios), דינים (dinim, sentencias), חכם (ḥaḵam, sabio), חכם השלם הרב (ḥakam ha-salem ha-rab, sabio perfecto, renombrado maestro), נביאות (nebiʾot, profetisas), פסקים (pesaqim, sentencias), רב (rab, maestro), תורתינו הקדושה (toratenu ha-qeduša, nuestra santa Ley).
3.Palabras comunes: אומות (ʾumot, naciones), בחור (baḥur, muchacho), גבירים (gebarim, poderosos), הבנה (habanah, comprensión), הצלחה (haṣlaḥah, éxito), זמן (zeman, tiempo), חשון (ḥešvan, nombre de mes), חריף (ḥarif, perspicaz), ממש (mamaš, verdaderamente), מעשה (maʿaśeh, hecho), עד (ʿed, testigo), עקר (ʿiqar, lo principal),ערום (ʿrum, astuto), רוב (rov, mayoría), רמאות (rama' ut, fraude), רשע (rašaʿ, malvado), שבועה (šabuʿah, semana), תלמיד (talmid, discípulo), תנאים (tenaʾim, condiciones).
4.Nombres propios en hebreo o adapatados la hebreo: הדסה (Hadasa, Ester), מצרים (Miṣraim, Egipto), סאלוניכי (Saloniki), קונשטאנדינה (Costandina, Estambul) y שפת (Šefat, Safed).
5.Abreviaturas y expresiones comunes:
•ארץ ישראל) א“י), ʾEreṣ Iśraʾel, Israel.
•דלת העם, dalet ha-ʿam, la gente humilde, lit. la puerta del pueblo
•בעזרת השם) בע“ה), con la ayuda de Dios,
•זכרונו לברכה) ז“ל), ¡Bendita sea su memoria!
•זכרו לחיי העולם הבא) זלה"ה), ¡Qué viva su memoria en el mundo venidero!
•לעבודות יתברך, le-ʾabodotó hitbareḵ, a su servicio bendecirá
•מורינו הרב רבי) מוהר“ר), Con nuestro maestro, el Rabino R.
•נוחו עדן) נ“ע), ¡Qué descanse en el paraíso!
•נטריה רחמנא ופקדיה) נר“ו), ¡Dios le guarde!
•עליו השלום) ע“ה), ¡Qué en paz descanse!
•השם יתברך) שי“ת), El Nombre, ¡benditos sea!
•תבנה ותכונן במהרה בימינו) תוב“ב), ¡Qué se reconstruya y restablezca Jerusalén (o alguna otra ciudad santa como Safed)!
•תודה לאל) ת“ל), Gracias a Dios
6.Conectores entre frases: אפילו (ʾafilu, incluso), משל (mašal, por ejemplo), משל בפרטות (mašal bi-pratut, un ejemplo particular), שדומה (še-domeh, parecido).
7.Términos médicos: ושת (vešeṭ, garganta), טבע (ṭebaʿ, naturaleza, en el texto excremento), כח (koaḥ, fuerza, facultad, virtud), מסוקות (meṣuqot, aflicciones), נשימה (nešimah, respiración), סם המות (sam ha-mavet, droga), קנה (qaneh, tráquea), צער (ṣaʿar, pena, angustia), שדפון (sidafon, un tipo de fiebre).
Este uso del hebreo implica que el autor —que con toda probabilidad tuvo su primer contacto con el hebreo tras salir de la Península— lo estudió, lo asimiló y lo incorporó a su lengua con naturalidad.
Se advierte en la profusión de palabras un verdadero afán por conocer la lengua santa, lo que lleva a pensar en una auténtica convicción en su paso de cristiano nuevo a ser un judío nuevo. Sus referencias al Dio de Israel, la advertencia de que hay que peregrinar a lugares donde pueda servir a este Dio y su deseo que su hijo se dedicara al estudio de la ley judía, muestran un vuelco sincero hacia la religión judía.
Esto nos lleva a preguntarnos por la relación entre este judaísmo y la razón que le movió al exilio, que no queda explicitada a lo largo del texto. Hubo casos de cristianos nuevos que se sintieron amenazados por la inquisición y huyeron sin que en realidad hubieran sido criptojudíos y que en su exilio se mantuvieron cristianos. 27
No es el caso de Moreno. Hay dos opciones para entender su exilio: pudo salir acuciado por la inquisición y se hizo judío, o salió de la península precisamente para practicar abiertamente el judaísmo. En el texto no declara si salió por obligación o por devoción, pero la frase “y en todo lugar que Él fuere servido pelegrinex” (fol. 1v), 28 manifiesta más voluntad que miedo.
Quisiera destacar del conjunto de los términos hebreos los médicos. Estas palabras, que en su mayoría tienen origen bíblico, adquirieron ese matiz médico en las traducciones hebreas que se hicieron desde el siglo XII hasta principios del XVI. No sólo es notable que Moreno hubiera sumado textos en hebreo a la literatura médica latina y castellana, sino que demuestra que el esfuerzo inmenso de los traductores medievales por construir un vocabulario médico a partir del hebreo bíblico y rabínico, seguía dando frutos y siendo útil en el s.XVII. Prueba de esta vigencia es el hecho de que la firma del propietario, Samuel Moreno, aparezca también en un manuscrito hebreo con la obra médica de Isaac Israelí, copiado en el s. XVII. 29
6. Conclusiones
Tal y como era el propósito de este trabajo, el análisis de la lengua ha sido de extraordinaria utilidad para reconstruir la biografía de un autor del que no sabíamos nada al comenzar.
En algunos casos lo que la lengua nos indica sobre su vida se ha visto confirmado por frases encontrada en el texto como son el origen peninsular de Moreno o sus estudios en una universidad cristiana. En otros casos, la lengua permite hacer hipótesis sobre hechos no atestiguados en la obra —su salida temprana de Portugal o su judaísmo sincero— que resultan verosímiles.
Y a la pregunta del comienzo “¿Qué lengua?” cabe responder que es un texto en judeoespañol, en el que se detectan los rasgos constitutivos de esta lengua, como el empleo de términos que caen en desuso en la península o la incorporación de préstamos de otras lenguas. En ese sentido, la Plática de medicina es una fuente importante para seguir estudiando un periodo de formación que adolece de falta de textos para ilustrarlo.
A ese interés para los estudios de la lengua, se une el interés para la historia de la medicina y de su transmisión a través de las obras de médicos sefardíes que desde la Península la expandieron hacia diversos lugares.
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1. Mónica del Castillo Lluch y Lola Pons Rodríguez (2011: 9) escriben: “Como sabemos, el recurso al cotexto (inmediato o paralelo), a las fuentes o a la historia cultural que rodea los textos es constante en la escuela filológica española”.
2. El Dr. Harry Friedenwald fue no solo un historiador de los judíos y la medicina sino que, además, reunió una buena colección de manuscritos hebreos y obras impresas que se encuentran actualmente en la Biblioteca Nacional de Israel. No debía tener demasiada información sobre este manuscrito y estando en judeoespañol es probable que no entendiera su contenido. Lo cierto es que no lo menciona ni en el catálogo de su biblioteca (Friedenwlad,1946) —tal vez porque aún no lo hubiera adquirido— ni tampoco en ninguno de sus artículos dedicados a médicos conversos, entre los que había que destacar el escrito sobre los médicos tras la expulsión donde hace un recuento bastante extenso de médicos de la Península Ibérica (Friedenwald 1967) .
3. El texto se divide en siete partidas, de las que este manuscrito conserva solo la primera. Para una descripción del contenido, véase Ferre, 2018.
4. “You can define a net in one or two ways, depending of your point of view. Normally, you would say that it is a meshed instrument designed to catch fish. But you could, with no great injury to logic, reverse the image and define a net as a jocular lexicographer once did: he called it a collection of holes tied together with string. You can do the same with a biography. The trawling net fills, then the biographer hauls it in, throws back, stores, fillets and sells”. Julian Barnes, 1984: 38.
5. Según Avigdor Levy (1994) el declive tanto del Imperio Otomano como de la comunidad judía y la afirmación de que la emigración de los judíos sefardíes se había frenado desde finales del s.XVI, se ha exagerado y esta emigración no comenzó a disminuir hasta mediados del s. XVII. En cambio, Minna Rozen (2006: 256), sí que detecta una disminución significativa en esta emigración desde principios del s.XVII porque los cristianos nuevos se habían acomodado a su vida como tales en la Península.
6. Es el caso de la /b/ en posición implosiva: cabsa (causa), cabso (caso), cibdad (ciudad), dubda (duda). Vid. Lapesa, 1942: 313. Otro caso es la pervivencia de la alternancia medieval: /ie/ /i/: suciederien, medicamiento, acontieciere, calienturas, suciederien. Medina Morales, 2005: 222-225.
7. Sustantivos abstractos sin artículo como ‘naturaleza’. Girón, 2004 :872. Presencia de formas verbales de futuro como ‘porná’, ‘verná ‘que se mantuvieron hasta finales del s.XVI pero que sucumbieron ante ‘pondrá’, ‘vendrá’. En la obra de Moreno no aparecen estas nuevas formas. Vid. Girón, 2004 :872. Sobre el voseo, vid. Miguel Calderón Campos y M.Teresa García-Godoy (2023). Agradezco a estos dos compañeros de filología hispánica las sugerencias sobre el español del s.XVII.
8. En los libros de matrícula de la Universidad de Salamanca aparece a veces Fundao y otras Fundón. El secretario tomaba nota de lo que el estudiante le decía sobre su nombre y lugar de procedencia, así que dependía del estudiante el uso del portugués o del castellano. Santander (1984.)
9. Corominas, s.v., Escuchar.
10. Se trata de la conocida sentencia atribuida en este caso a Guy de Gauliac que él cita : “niños puestos a los colos de los gigantes” (fol. 3r).
11. Corominas, s.v. Timar, menciona las formas portuguesas antiguas, atemar y atimar, con el sentido de acabar, cumplir.
12. Vid CNDHE.
13. Se trata de la obra “Epanaphoras de varia historia portuguesa” de Francisco Manuel de Melo (Lisboa, 1608-1666), escritor, militar y diplomático.
14. Agradezco a David Porcel Bueno, compañero de filología portuguesa, esta observación sobre el texto.
15. Quintana Rodríguez observa que los sefardíes del s XVI, aun siendo provenientes de Castilla o Aragón, usaban una forma de infinitivo personal flexionado portugués: seren, fazeren. (Quintana Rodríguez 2004:173) Escribe que “El infinitivo personal portugués desapareció de los textos sefardíes, aunque en el siglo XVI apareciera como una de las nuevas formas con más posibilidades de permanecer en el sistema morfosintáctico del judeoespañol” (Quintana Rodríguez 2009: 230). No fija el periodo de su desaparición, pero según nuestro texto pervive en el s. XVII. Este rasgo se encuentra también en la obra de Daniel de Avila, (Romeu Ferré, 2014: 58).
16. El artículo de Quintana Rodríguez (2009) sobre esta cuestión ayuda a entender fenómenos del texto que podrían resultar inexplicable como los siguientes: la muy frecuente metátesis de las líquidas: ‘percurar’ es citado por Quintana Rodríguez como un rasgo aragonés y en la obra de Moreno aparecen numerosas metátesis: los verbos ‘perguntar,’ ‘pernosticar y pornosticar’, ‘porceder’, ‘pernuciar’, ‘perdicar’, ‘pertender’, ‘perferir’, ‘perlongar’ y los sustantivos ‘porpeción y porproción, ‘pertensión’, ‘perpósito y porpósito’, ‘pornóstico’. También son términos aragoneses ‘tura’ (dura) o ‘esprito’ por ‘espíritu’, ‘xaudo’ para ‘insípido’ y ‘vantaje’ por ‘ventaja’, palabra esta última que Corominas encontró en el Fuero de Aragón y lo interpretó como influencia del francés. Estos aragonesismos eran habituales entre los sefardíes de Estambul o Salónica de los s.XVI y XVII.
17. Y que afectó al pueblo de Fundão como puede apreciarse en el siguiente relato de la actividad de Texeira, el inquisidor: “El número de personas denunciadas nominalmente en São Vicente ascendió a 95 (dejamos de lado tres acusaciones contra personas no identificadas formalmente); 52 eran mujeres, 43 hombres. De ellos, 88, todos cristianos nuevos, eran señalados por prácticas criptojudías; los siete restantes eran cristianos viejos, acusados de otros delitos menores (ninguno fue encausado). La gran mayoría vivía en São Vicente (61), quince en Castelo Branco, cinco en Covilhã, tres en Alpedrinha, dos en Fundão, dos en Lisboa; algunos entre dos localidades” Vid. Escobar Quevedo, 2020: 22.
18. Pilar Huerga Criado hacer referencia a estas migraciones hacia la península señalando que todos lo que llegan a Ciudad Rodrigo, donde centra su estudio, procedían de la región del Beiro, región portuguesa próxima la tierra salmantina. Huerga Criado, 1993: 36-37.
19. Se refiere al prof. Diego Ruiz de Ochoa que estuvo como profesor en los años que coinciden con su formación universitaria. Rubio Muñoz, 2020: 270.
20. El apellido Moreno tiene detrás de sí mucha literatura como describe Carlos Moreno en su artículo “El apellido Moreno y la burla de los linajes”. Hablando de su etimología dice que es un apellido primero documentado en catalán pero común a toda la Península Ibérica y que se pudo originar en el latín del norte de África para referirse a personas de cabello o piel oscura, como los bereberes. Este apellido, escribe Carlos Moreno, no se encuentra entre la nobleza de origen godo o franco ni tampoco entre los judeoconversos que cambiaron el nombre al bautizarse, pero advierte que sí entre los sefardíes (Moreno, 2019: 620 y 622). Hay una fuente interesante para la investigación de sefardíes en Estambul que son las lápidas de cementerios de Estambul y ahí he encontrado 12 veces el apellido Moreno en lapidas de entre los siglos XVI y XVII. Ninguna podemos identificarla con el autor de esta obra, pero tal vez sí con su hijo. Sobre los estudiantes de Salamanca y los resultados obtenidos en el cementerio, véase Ferre (en prensa): 25-28, 21 y 41n75.
21. Se trata de coincidencias insuficientes para establecer que su nombre original fuera Manuel López pero me ha parecido interesante hacer notar estas coincidencias. Ferre (en prensa):27-28.
22. Citado por Arturo Castiglioni (1941).
23. “The Jews tended to identify the Latin Alphabet used by Iberian Christians with the Catholic Church, just as they connected the Arabic alphabet with Islam, and then they tended not to use those alphabets when writing for Jewish readers. This tradition was maintained in the Sephardic emigré communities in the Ottoman Empire, North Africa and even parts of Western Europe into the modern period”, Bunis, 2004: 116.
24. En el prólogo y a lo largo del texto, Moreno no ahorra críticas a los médicos de Estambul, que tiene que ver con su deficiente formación. Vid. Ferre (en prensa).
25. Escribe: “Y en Yspania vide, curando en ella la medicina 13 años […]”. Cita las poblaciones de Gata, Coria y Casas Rubios (fol.7v).
26. Escribe: “Y en esta ciudad, adonde ƀa en 25 años que pelegrino” (fol. 25v).
27. Es el caso de Rodrigo y Gabriel da Fonseca que aunque se vieron obligados a salir de Portugal por las presiones de la Inquisición, se mantuvieron fieles al catolicismo una vez que se instalaron en Italia. Véase Nelson Novoa 2015: 227-248.
28. Tal y como recomendara Maimónides en su Epístola sobre la conversación forzosa. Vid. Cano-Ferre, 1988: 73
29. Sobre este manuscrito, véase Ferre 2023: 49.