La Sinagoga de Los Golondrinos en Toledo

The Synagogue of Los Golondrinos of Toledo

Jean Passini

jeanpassini@gmail.com

CNRS-EHESS-CRH

ORCID ID: 0000-0001-6831-3861

Recibido: 27/03/2023 | Aceptado: 22/09/2023

https://doi.org/10.30827/meahhebreo.v72.27303

Resumen

Durante la excavación de la casa n.º 31 de la calle de las Bulas de Toledo se descubrió un edificio documentado de gran interés. Se extiende sobre el plano catastral de la parcela y mide 12 metros de lado. Se han observado elementos que han permanecido en su estado original, como la decoración del Arca de la Alianza, la traza de la Bimá, espacios diferenciados en el suelo por su pavimento, los seis pilares octogonales, tres puertas dispuestas a cada lado de la planta y dos puertas simétricas que bajan a baños rituales independientes, una de las cuales aún es visible. Este complejo sinagogal está situado en el centro de la judería más antigua de Toledo, la Alacava, y su relación con los solares adyacentes queda ilustrada por sus tres portales. Su desaparición parece estar ligada a la destrucción del barrio en 1355, lo que la convierte en un edificio importante.

Palabras clave: Judería medieval urbanística; Sinagoga; Judía; Arqueología de superficie
Identificación del suelo; Toledo medieval.

Abstract

During the excavation of house no. 31 on Calle de las Bulas in Toledo, a highly interesting documented building was uncovered. It extends over the cadastral plan of the plot and measures 12 metres on each side. Elements that have remained in their original state have been observed, including the decoration of the Ark of the Covenant, the trace of the ­Bimah, spaces differentiated on the floor by their paving, the six octagonal pillars, three doors arranged on each side of the plan and two symmetrical doors leading down to separate ritual baths, one of which is still visible. This synagogue complex is located in the centre of Toledo’s oldest Jewish quarter, the Alacava, and its relationship with the adjacent plots is illustrated by its three doorways. Its disappearance seems to be linked to the destruction of the quarter in 1355, making it an important building.

Key words: Médiéval urbanistica judia; Synagogue; Jewish; Surface archaeology; Ground identification; Toledo medieval.

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Passini, J. (2023), La Sinagoga de Los Golondrinos en Toledo. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Hebreo, 72, 199-215. https://doi.org/10.30827/meahhebreo.v72.27303

Los textos medievales de los siglos XV y XVI y las descripciones de las casas de la judería de Toledo reúnen un conjunto de indicios que avalan la existencia de una sinagoga en el barrio del Alacava (fig. 1), en el antiguo callejón de Los Golondrinos, actual calle de Las Bulas, en la parroquia de San Román. Los documentos de archivo permiten localizar la parcela correspondiente, la de la casa n.° 31, en la citada calle de Las Bulas. Los restos de esta sinagoga se sacaron a la luz durante la realización de un proyecto privado para un nuevo edificio, restos que confirman las hipótesis presentadas en los primeros años del siglo XXI antes de la demolición del edificio colindante (Caballero García-Sánchez Peláez, 2010).

Fig. 1. Plano topográfico de Toledo: ubicación de la colina del Alacava

Fig. 2. La judería de Toledo, situación del Alacava: 1- Santa María la Blanca; 2- Sinagoga del Tránsito (Sinagoga Samuel ha-Levi); 3- Aljama, Sinagoga vieja

Fig. 3. El barrio judío del Alacava: calles, postigos y edificios medievales

Los judíos vivían en Toledo en el siglo VIII antes de la llegada de los musulmanes en un área llamada madinat al-yahud, «la ciudad de los judíos» (fig. 2). Durante el siglo XII un importante flujo de judíos huidos de Granada, que había sido tomada por los almohades, se asentó en Toledo, reflejándose en la expansión de la judería. En 1355, el barrio judío del Alacava, entonces llamada «la Judería Vieja» (fig. 3), sufrió un asalto fatal que lo destruyó. Según la crónica del canciller Pedro López de Ayala, «los hombres del conde y del maestre comenzaron a saquear una judería separada, llamada Alacava, y mataron a los judíos que allí encontraron, hasta el número de 1.200 personas, hombres y mujeres, grandes y pequeños.» (Molénat, J-Pierre, 1989). A esta matanza le siguió una oleada de conversiones en dicho barrio. Posteriormente, en 1391, los asaltos y ataques a la judería destruyeron muchas propiedades, incluyendo una docena de sinagogas.

La crónica cretense, escrita por Capsali en el siglo XVI, recoge testimonios de judíos que salieron de Toledo (Moreno Koch, 2005) 1. En el relato se cuentan algunos episodios y las circunstancias en las que vivía esta minoría en el siglo XV, como el hecho de que los judíos no podían practicar sus ritos al carecer de lugares sagrados. La mayoría de las sinagogas habían sido destruidas, y no solo les prohibieron reconstruirlas, sino también transformarlas o venderlas. Al no poder practicar el Talmud, ni acudir a la sinagoga, ya que no les permitían reedificar sus templos, el patrimonio de los judíos toledanos fue desapareciendo poco a poco (León Tello, 1980). Las sinagogas que ocupaban el centro de una manzana se convirtieron en muladares (fig. 4). Mientras que las que estaban situadas en la esquina se transformarán en plazas. La crónica de Capsali nos cuenta cómo los judíos conversos siguieron practicando su rito sin poder acudir a las sinagogas de barrio (Ruiz Taboada, 2021) 2 (fig. 5):

Los conversos también tenían gran libertad y adoraban al Santo bendito (Adonay) en sus casas, en sus patios y en sus palacios. Tenían sinagogas bajo los pisos de sus casas y allí rezaban y servían a Adonay con el corazón y el alma. Para Pésah hacían panes sin levadura y del mismo modo, en todas las fiestas, cumplían el resto de los preceptos que les correspondían.

Durante más de un siglo, los judíos conversos instalaron sus lugares de culto en espacios habilitados en el interior de sus casas para, de forma discreta, poder seguir practicando su rito y así continuar viviendo en la ciudad y contribuyendo a su riqueza. Descubrimos varios de estos espacios, que consideramos como sinagogas privadas, debajo del patio de las casas, incluidas las del Alacava. Espacios que nos permitieron delimitar y precisar el barrio judío.

Fig. 4. En este documento se citan unas casas en el adarve llamado de Los Golondrinos que lindaban, por una parte, con un corral descrito como «[…] corral que solia ser sinoga de Judios […]», AHN, Clero, leg. 7169

Las sinagogas bajo los pisos de las casas judías, mencionadas en la crónica de Capsali, nunca habían sido investigadas ni, por lo tanto, identificadas. A lo largo de este trabajo hemos geolocalizado una veintena de sótanos bajo patio en la judería toledana. Todos estos sótanos se caracterizan por su original arquitectura de ladrillo (Passini, 2017) (fig. 5). Tras lo observado, el uso de dichos espacios se corresponde con el de un lugar de reunión, es decir, una sinagoga.

Fig. 5. Sótano de la calle de Santa María la Blanca n.° 6 en el que destaca la cúpula de ladrillo sobre planta cuadrada que se propone como tipología de una sinagoga privada

Hasta el momento, solo habían sido reconocidas como tales las diez sinagogas que aparecían citadas en el poema de Albeneh (1391), más dos que, posteriormente, añadió Cantera Burgos (1973), mencionadas en documentos de fines del siglo XIV y comienzos del XV. A pesar de que se conocían sus nombres, no se había podido identificar la situación de la mayoría de ellas, es decir, no habían sido geolocalizadas.

En el desarrollo de esta investigación, sobre el terreno, pudimos observar cómo las trazas de estos vestigios del pasado habían sido muy alterados, incluso tapados. Los únicos restos visibles e identificados de la antigua judería toledana eran la sinagoga del Tránsito y la de Santa María La Blanca, ambos edificios conservados por su riqueza artística y por el uso que, posteriormente, se les dio como iglesia o convento.

La información que nos aporta la documentación medieval, sobre todo la referente a los reconocimientos de tributos sobre las casas, y la colaboración de los vecinos, nos ha permitido localizar la situación de cinco sinagogas en la judería toledana de los siglos XIV y XV, sinagogas que no habían dejado huellas reconocibles en el espacio urbano actual. Sin embargo, la única manera de verificar dichas identificaciones es la prospección arqueológica.

En estos años se han llevado a cabo excavaciones en tres yacimientos: la sinagoga del Sofer, el Midrach de las Vigas o antigua sinagoga en la calle Caños de Oro, y la sinagoga de Los Golondrinos. En todos los casos se confirmaron las hipótesis propuestas a través de la metodología empleada, es decir, el estudio y análisis de los documentos medievales y la comprobación de las parcelas sobre el terreno, metodología que se complementa con la arqueología y contribuye a profundizar en el conocimiento de la judería medieval.

Fig. 6. Situación de la sinagoga de Los Golondrinos en la estructura parcelaria del Alacava y situación de los accesos a la judería, algunos conocidos y otros propuestos tras el análisis del parcelario

El Alacava fue descrito por los historiadores como un barrio de conversos (fig. 6), pero no fue considerado como un asentamiento judío en sentido estricto. Hasta el momento, no se había localizado allí ningún edificio importante. Este barrio fue destruido en 1355, durante los enfrentamientos entre Pedro I y Enrique de Trastámara, y tras su destrucción había caído en el olvido. Además, la sinagoga de Los Golondrinos no aparece en la lista de las diez sinagogas destruidas durante el asalto de 1391. Probablemente, fuera derribada y abandonada durante el ataque y la destrucción del Alacava en 1355. Sin embargo, en la documentación que de principios del siglo XVI se conserva en los archivos, aparece la descripción de varias casas contiguas a un terreno que antes ocupaba una sinagoga 3.

1. Proceso de identificación de la parcela de la sinagoga: las casas que nos llevaron al templo

En el estudio de la documentación, una serie de casas del entorno nos fueron facilitando las evidencias necesarias para localizar de forma precisa el lugar que ocupaba la sinagoga. La primera de estas casas, perteneciente a «don Abraham batidor judío» (figs. 7 y 8), se encontraba en el adarve de Sancho Padilla (actual callejón de Esquivias).

Fig. 7. Callejón de Esquivias n.º 9, casa de «Abrahen Aben Rabi, batidor, et doña Lunbre» en 1469:
A.- Plazuela y puerta de la casa; B.- Obras de demolición de la vivienda

Fig. 8. Callejón de Esquivias: A.- Adarve; B.- Muro medianero del n.º 9 del callejón de Esquivias con la sinagoga de los Golondrinos: 1.-Hueco de puerta que comunicaba los dos edificios; 2.- Acceso al baño ritual

La casa colindaba con la del fabricante de seda Diego López y, en la parte posterior, el texto detalla que había «a las espaldas, una sinagoga de judíos» 4.

La exploración y análisis de la documentación que recoge los reconocimientos de tributos cargados sobre las casas nos permite realizar un estudio de forma regresiva. El tributo fue pasando de morador en morador desde la Edad Media hasta la desamortización del siglo XIX. Puesto que cada nuevo propietario o arrendador asumía la obligación que cargaba sobre la casa, podemos seguir el hilo de los tributos y las casas que los soportan retrocediendo desde los datos más recientes a los más antiguos. De esta manera llevamos a cabo un estudio no solo horizontal, sino también vertical, que aporta mucha información sobre la evolución del barrio y de sus casas a lo largo del tiempo. En este caso, los documentos analizados nos han conducido, como decíamos, a la identificación de la casa de Abrahen Aben Rabi, batidor judío en el espacio urbano del Alacava, en el callejón de Esquivias n.º 9 [figs.7 y 11, casa 6], la parte más alta de esta colina.

La segunda casa que menciona la sinagoga pertenecía en 1488 a un judío converso, Lope de Acre. En el documento se describe la ubicación: en el adarve de los Golondrinos, frente a «un corral que solía ser sinoga de Judíos», es decir, la parcela que antes era una sinagoga (Passini, 2009) (figs. 9 y 10).

Fig. 9. Casa n. º 29 calle de las Bulas antes de su reforma: A.- Vista general de la fachada del n. º 29 y 31 de la calle de las Bulas (callejón de los Golondrinos); B.- Vista de la puerta del sótano a la calle

Fig. 10. Casa n.º 29 de calle de las Bulas antes de su reforma: A.- Tabla de madera con una Golondrina, en referencia a la familia de conversos que vivía en este callejón: «Alfonso Peres Golondrino», año 1500; B.- Escalones del sótano que, probablemente, continuaban descendiendo a otra sala situada más abajo, inaccesible en la actualidad, en la que podría situarse un mikvé. Se trataría del mikvé de la sinagoga de Los Golondrinos con la que se comunicaba directamente y que, una vez perdido su uso, se transformaría en aljibe

Fig. 11. Planta de la manzana entre el callejón de Esquivias y la calle de las Bulas: situación de la sinagoga y de los aljibes que se relacionan con posibles baños rituales o mikvé. El Alacava: 1.- Sinagoga de los Golondrinos; 2.- Callejón de Esquivias, plazuela; 3.- Callejón de los Golondrinos; 4.- Calle de las Bulas; 5.- Casa n.º 29 de la calle de las Bulas, relacionada con el conjunto sinagogal [figs. 9, 10, 14 y 17]; 6.- Casa n.º 9 del Callejón de Esquivias, relacionada con el conjunto sinagogal [fig. 7]

La sinagoga, que se encontraba junto a la casa de Lope de Acre, estaba situada, en 1350, en un islote en la parte más alta del cerro del Alacava (fig. 11). Los resultados de las excavaciones arqueológicas realizadas en 2006 en la casa 5 [figs. 9, 10, 14 y 17], n.º 29 de la calle de las Bulas (Caballero García y Sánchez Peláez, 2007), confirmaron nuestras conclusiones sobre la ubicación de una sinagoga. Este inmueble ocupaba parte del antiguo templo. Antes de la construcción del nuevo edificio se sacaron a la luz restos del muro de la sinagoga, paramentos que en parte desaparecieron con la construcción del garaje de la vivienda.

El 24 de junio de 1492, Moisés y Samuel Anacagua, hermanos y «joyeros judíos», vendieron «unas casas en esta dicha ciudad de Toledo en la colación de la iglesia de San Román al alacava dentro del adarve que dicen de los Golondrinos con unas almacrias» a dos monjas del monasterio de Santo Domingo el Real. Estos dos hermanos fueron, sin duda, los últimos representantes judíos de la familia Anacagua. Una familia muy conocida en el siglo XIV, ya que uno de sus miembros había construido una casa de estudios o midrash en Toledo. Este midrash se mencionaba en el poema de Albeneh como «madrisa de Ben Ananeqawa» (1556) 5.

Fig. 12. Situación de la sinagoga en una imagen 3D que refleja los linderos de las casas periféricas

Fig. 13. Restitución hipotética de la sinagoga de los Golondrinos: corte este-oeste, que empieza desde la esquina de la calle de Las Bulas y callejón de los Golondrinos y se dirige hacia el callejón de Esquivias; asociado a dos mikvés, uno profundo, todavía hipotético, y otro pequeño, pegado a la sinagoga

El edificio de la calle de Las Bulas n.º 31 fue excavado por Marcos Alonso en noviembre de 2021. Tiene una superficie de 163,84 m2, correspondiente a un cuadrado de 12 m de lado (Alonso García, 2023) (fig. 13) 6. La excavación, en la parte más alta de la colina del Alacava, pertenece a una construcción del barrio judío más antiguo de Toledo. Es importante destacar que una corriente de agua subterránea, orientada de este-oeste, corre cerca del edificio. Dicha corriente alimentaría, probablemente, dos baños de forma natural, según la disposición de varios pozos o aljibes profundos identificados y que nos conducen a plantear esta hipótesis.

La sinagoga era un edificio con una fábrica muy cuidada, cuyos restos de muros conservaban aparejos de los siglos XIII o XIV (Caballero García, 2014) (fig. 14). Estaba construida sobre una plataforma horizontal, elevada un metro por encima del nivel actual de la calle. De planta cuadrada tenía tres naves, una central y dos laterales (fig. 13). En ambos lados se comunicaba, por medio de escalones, con dos espacios o pequeñas habitaciones simétricamente opuestas. Parece ser que se trata de habitaciones que dependían de la sinagoga, y que identificamos, por la corriente de agua localizada, como dos posibles baños rituales con acceso directo a la sinagoga.

Fig. 14. Calle de Las Bulas n.º 29-31, vistas de los restos del muro de la sinagoga (siglos XIII y XIV) durante la excavación (J. Passini, 2010): A.- Paramento de la sinagoga desde el interior; B.- Paramento de la sinagoga desde el exterior

En la superficie del solado destacan los restos de seis pilares octogonales sobre una base de fundación cuadrada. Dichos vestigios sugieren una estructura cubierta por un entramado de madera (fig. 13) y una luz central. La decoración del pavimento está dispuesta de diferentes maneras, según el lugar que ocupa en el templo: en diagonal o rectangular (fig. 16). Dicha configuración está subrayada por una cenefa que forma un marco evocando las diferentes funciones rituales en el espacio sinagogal.

La sinagoga debió de tener una puerta principal hacia el sur que se abría a un pequeño pasillo interior oculto, y dos entradas anexas, lo que sin duda subraya el paso obligado al mikvé (fig. 17). Una en la planta baja y la otra accesible desde una galería alta comunicada con una casa que daba a la calle de arriba, hoy callejón de Esquivias. Las piedras, restos de dos fustes, encontradas en la calle, frente al solar, sugieren la presencia de una puerta monumental con dos grandes columnas (fig. 18-B).

Fig. 15. Planta de la sinagoga restituida a partir de las excavaciones realizadas durante los años 2005 y 2010

Fig. 16. A.- Restos del suelo, con decoración en su parte central hacia el «aron»; B.- Detalle decorativo

Fig. 17. Callejón de los Golondrinos (calle de Las Bulas n.º 29) antes de su remodelación: A.- Entrada al sótano desde la calle; B.- Detalle del interior del sótano

Fig. 18. Callejón de los Golondrinos: A.- Antes de su reforma; B.- Piedra abandonada frente a la sinagoga de los Golondrinos

2. Restitución hipotética del conjunto sinagogal (fig.19)

La sinagoga, de planta cuadrada y levantada con aparejo mudéjar, tiene dos salidas laterales, B y E, con tres escalones. La salida B, posiblemente, condujese a un baño ritual (mikvé); la salida E conduce al aljibe F, aljibe situado en la casa que abre en el n.º 9 del callejón de Esquivias. Hacia el sur, la sinagoga tenía una entrada principal, con dos columnas calizas que decoraban la puerta monumental. El acceso a la sinagoga se realizaba por un callejón lateral. Después de pasar bajo un arquillo, que cubría la entrada al callejón, había una pila de ablución.

Fig. 19. La sinagoga de Los Golondrinos, restitución hipotética del conjunto sinagogal

El templo está rodeado por cinco casas, de las cinco, los vestigios del muro periférico del templo nos conducen a sospechar que, al menos, tres de ellas tenían relación con la sinagoga. La casa n.º 29 de la calle de las Bulas mantiene un sótano con una lumbrera que daba luz a una sala a la que se accedía directamente desde la calle por una puerta baja (hoy desaparecida). Además, conserva dos pozos que bajan desde el patio a dos aljibes más profundos. Uno tiene siempre agua (según nos informaron los vecinos). Tras el análisis de estos elementos proponemos que el sótano A, ocupado hoy por dos aljibes, en el n.º 29 de la calle de Las Bulas Viejas, corresponde al sitio por donde se bajaba al mikvé. A dicho baño ritual se podía acceder desde la calle por una escalera de la que se conservan cuatro escalones que continuaban bajando. Una vez que había pasado por el mikvé el judío podía ir directamente a la sinagoga, a través de la casa y sin necesidad de salir a la calle, por el lateral entrando al templo por el acceso B.

Desde la calle se podía entrar a la sinagoga por su puerta principal, D, encuadrada por dos columnas, después de pasar bajo el arquillo y la pila de ablución, C. La casa n.º 9 del callejón de Esquivias, F, estaba, probablemente, asociada también al conjunto sinagogal por una puerta cuyo hueco se observa en el muro perimetral. Dicho hueco se interpreta, por su altura, como el acceso alto a la galería de las mujeres, E, como se observa en varias sinagogas medievales, como la sinagoga del Tránsito en Toledo, por ejemplo. Desde la galería se podía bajar a un mikvé, situado al este, sin pasar por la planta baja del templo. En esta misma casa del n.º 9 del callejón de Esquivias hay un acceso desde el patio a un sótano, F1 y al aljibe actual, F2, que se sitúa al mismo nivel y cerca de los restos de la pila ritual para el lavatorio de los pies situado en un lateral de la sinagoga. En H hemos encontrado un sótano con dos bóvedas de cañón, pegado a la sinagoga.

3. Conclusiones

La sinagoga de Los Golondrinos es un testimonio importante de la historia judía de Toledo. Se trata de uno de los pocos ejemplos que ha llegado hasta nosotros sin sufrir alteraciones. Es decir, su temprana destrucción, a mediados del siglo XIV, supuso que no recibiera otro uso o función quedando como un solar abandonado, símbolo de la historia del pueblo judío en la ciudad. Es el único templo reconocido como sinagoga de barrio en el siglo XIII: un complejo sinagogal situado en el punto más alto del cerro, en la parte más antigua de la judería, el Alacava.

La información que nos aporta la documentación medieval en Toledo es una importante fuente de conocimientos que, unida a la exploración sobre el terreno, abre nuevas vías de investigación. Esta metodología se complementa con las excavaciones arqueológicas, poniendo de relieve la necesidad de trabajos interdisciplinares que facilitarían los descubrimientos y el avance en el conocimiento del urbanismo medieval. En este caso, en el que la sinagoga se conocía por los documentos de archivo, pero no se podía ubicar en la ciudad, la geolocalización preventiva se adelantó a las excavaciones arqueológicas. Excavaciones que, posteriormente, pusieron al descubierto los restos de la sinagoga, restos que destacan por su originalidad y el estado de conservación. Las características de su planta, el pavimento que la decora, las dependencias laterales, probablemente vinculadas a un mikvé y, sobre todo, su ubicación, en lo más alto del Alacava, en la pendiente, lo que permite dos entradas, una alta y otra baja, nos obliga a plantear nuevas interpretaciones sobre las edificaciones y la relación con su entorno en el urbanismo medieval.

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2. Seguimos pensado que muchos de los sótanos bajo las casas de los judíos toledanos han servido, durante los siglos XIV y XV, como sinagogas privadas y lugares donde practicar sus rituales. A pesar de que dicho uso no quede reflejado en el registro arqueológico, no podemos obviar las fuentes documentales que nos hablan de ello. No lo descartan las recientes interpretaciones a raíz de la excavación en la casa n.º 13 de la calle San Juan de Dios, que proponen estos sótanos como espacios industriales, con una lectura diferente de la funcionalidad de los elementos que los caracterizan como la planta trapezoidal, el óculo central o las estructuras excavadas en las rocas. Se trata de maneras diversas, pero no excluyentes, de acercarse a la interpretación de vestigios profundamente transformados. Véase Ruiz Taboada, A., 2021.

3. En el marco de la investigación dedicada a la judería durante el año 2005 localicé las parcelas donde se asentaba la sinagoga. El hallazgo se comunicó a la Administración y a las autoridades competentes, además de a la Asociación del Patrimonio Cultural Judío. En la primera parcela, la del n°. 29 de la calle de las Bulas, se construyó un nuevo edificio y garaje. Posteriormente, el edificio colindante, abandonado y en ruinas, se puso a la venta. Después de varios años, en 2021, un particular lo compró. Tras su venta, y antes de iniciarse el proyecto de construcción, se realizaron las preceptivas excavaciones arqueológicas que dejaron al descubierto el nivel del suelo de la sinagoga y confirmaron la identificación. Los restos aparecidos en el solar, todavía hoy (diciembre de 2022) son fácilmente visibles, pero su fragilidad hace que cada día sean más vulnerables y no sabemos hasta cuándo se podrán mantener. A pesar de la importancia histórica del descubrimiento continúa siendo muy complicado organizar la protección y conservación de los restos arqueológicos de la sinagoga.

4. AHN, Clero, pergs., carp. 2974, núm. 8, citado y resumido por Pilar León Tello: doc. 1081: 1469, junio, 29. «El juez Alfonso Gómez autoriza a fr. Pedro de Ocaña, albacea de Alfonso Cota y a Teresa Ortiz, viuda de éste, a vender un censo que Cota había poseído en la colación de San Román, sobre unas casas lindantes con casas de Diego López sedero, con casas de Juan Gómez de Guadamur, y a las espaldas, una sinagoga de judíos: el censo de 1.300 mrs. tenía que ser pagado anualmente, a don Abrahem Abenrabí, batidor, y a doña Lumbre su mujer, judíos moradores en Toledo» (León Tello, P., 1980, op. cit., T. II, p. 387).

5. En este punto de nuestro estudio sobre la judería toledana, consideramos que el midrash ocupaba el solar de la casa de la esquina del adarve de los Golondrinos, junto a la sinagoga.

6. Respecto a la contribución arqueológica de los conjuntos cerámicos, Marcos Alonso, responsable de la excavación, aporta en esta misma publicación todo lo referente a los tipos de cultura material asociados al yacimiento. La lectura de las parcelas permitirá conocer el registro específico vinculado a la organización de la comunidad judía en Toledo, estando prevista una publicación sobre este tema para 2024. El cruce de los restos arqueológicos con los hechos históricos abarca el periodo de la destrucción de la sinagoga, aportando evidencias materiales de este acontecimiento. Por último, la información arqueológica contribuye a un mejor conocimiento de este barrio, mostrando la importancia de la cronología y la geolocalización de la judería toledana, así como la estrecha relación espacial entre el ritual de la purificación y la sinagoga.