Los judíos marroquíes vistos a través del periódico
africanista La Estrella de Occidente
The image of Moroccan Jews as reflected on the Spanish Africanist newspaper La Estrella de Occidente
Antonio B. Espinosa-Ramírez
abespinosa@gmail.com
Universidad de Granada
Recibido: 04/02/2013 Aceptado: 10/10/2013
Resumen
El artículo analiza la imagen que sobre los judíos ofrece el primer periódico africanista español durante los años en que se establecen los primeros contactos ente España y Marruecos en el último tercio del siglo xix. El periódico representa a uno de los más importantes grupos de orientalistas en la España de la época, el de la Universidad de Granada, y mostraba la idea de cuál debía ser el modelo de colonialismo que España tenía que realizar en Marruecos y el papel a jugar por parte de cada una de las comunidades.
Palabras clave: Orientalismo; Africanismo; Judíos; Marruecos; Imagen; prensa; La Estrella de Occidente; Colonialismo; Estereotipos; Tópicos; Mitos
Abstract
The author analyzes the image of Jews which is offered by the first Spanish Africanist newspaper in the last third of the nineteenth century when the initial contacts between Spain and Morocco were established. The newspaper La Estrella de Occidente was identified with one of the most important groups of Orientalists in Spain at the time, the University of Granada. The journal offers a vision of what should be the Spain colonialism in Morocco in general and shows the role should be played by each one of the communities, in particular.
Key words: Orientalism; Africanist; Jewish; Morocco; Image; Press; Colonialism; Stereotype; Myth; Spain
Durante la segunda mitad del siglo xix, en España se van a dar los primeros movimientos, de diversa índole —políticos, académicos o comerciales—, que van a configurar el colonialismo africano español y que, a partir de los primeros años del siglo xx, desembocarán en la creación del Protectorado Español de Marruecos. Estas actuaciones representan también el descubrimiento real, lejos de representaciones literarias o míticas, del ʽotroʼ, del musulmán y del judío. Una de esas iniciativas tuvo su origen entre la escuela orientalista1 de la Universidad de Granada, que tuvo como medio de exponer sus ideas, su pensamiento y su visión de los asuntos marroquíes y sus gentes, a la que se considera2 como la primera publicación periódica española sobre temas africanos y marroquíes, La Estrella de Occidente3. Nos proponemos, analizando las noticias publicadas en todos los números de dicho periódico, presentar la relación que se establece entre los judíos marroquíes y los españoles, así como la imagen que sobre estos se transmite.
Antes de entrar en dicho análisis es necesario presentar el contexto en el que se van a desarrollar estas relaciones. Morales Lezcano4 afirma que desde el siglo xvi el discurso español para el Magreb había estado gobernado por tres preocupaciones fundamentales: el ejercicio de la guerra en la marca berberisca, centrado en la amenaza pirata en el Mediterráneo y en el litoral Atlántico hacia Canarias; el reconocimiento físico, urbano, etnológico y cultural del país, y las gentes de berbería; y la actividad misional en lo que se denominaba ʻtierra de infieles’. A partir de la tercera década del siglo xix esta situación inició un lento cambio que finalmente se vio culminado en el siglo xx con el Protectorado5. La pérdida de las últimas colonias de Ultramar y posteriormente de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, a finales de siglo, conducirán a una búsqueda y una reorientación de los intereses y ambiciones coloniales españolas hacia África, en un largo proceso, paralelo al modelo de expansión colonial europeo. Marruecos6 y el Golfo de Guinea fueron los lugares hacia los que las élites comerciales y políticas dirigieron sus miradas y ambiciones.
El momento decisivo de este cambio de política se dio en 1859-60, con la denominada Guerra de África, que levantó el entusiasmo expansionista en los últimos años de la España isabelina y que pensaban haría de África un asidero que podía permitir salvar a España de su propio naufragio interior7. Es precisamente durante la ocupación española de Tetuán —que durará hasta 1862— cuando se produce el encuentro entre españoles y judíos marroquíes y que inicia una ininterrumpida relación de enorme importancia para unos y otros. Para los judíos supone un cambio sustancial tanto económico como social8, mientras que para los españoles, por una parte por la influencia que desplegaron las comunidades judías en Marruecos en el proceso de penetración española9, como por su papel de mediadores o intermediarios10 entre europeos y la sociedad musulmana11 debido a un elemento diferenciador como el hecho de que los judíos hablaban una variante del español12, y desplegaban una actividad comercial que les permitía mantener contactos con las autoridades y misiones españolas, sobre todo con el ejército13.
Varios son los hitos que van a marcar el devenir del africanismo español en el último tercio del siglo xix: 1877 con la creación de la Sociedad Española para la Exploración de África; 1880 con la Conferencia de Madrid; 1883 con el Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil que dio lugar a la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas; 1884 con la reunión del Teatro Alhambra de Madrid; 1885 con la Conferencia de Berlín; y 1892 con el Congreso de Africanistas de Granada. Durante estos años la actitud hacia África y particularmente Marruecos va a pasar de un orientalismo cultural, romántico y liberal a un africanismo intervencionista14. Gil Benumeya separa claramente entre orientalistas con una actividad dedicada a los textos medievales o a las enseñanzas y estudio del árabe como lengua clásica, y los africanistas dedicados a actividades contemporáneas con aplicaciones prácticas inmediatas, como podían ser las comerciales y económicas o los intereses militares15. El africanismo español es coetáneo del orientalismo europeo pero con una característica concreta: mientras que el orientalismo europeo se dispersa por toda la geografía del Dar el Islam, el español se centra en Marruecos. Es un orientalismo de inspiración endógena y andalusí, que recoge la visión de la imaginería hispana sobre Marruecos. A su vez, Marruecos va a devolver a los africanistas una imagen caleidoscópica de una civilización rica en diferentes estratos históricos y culturales16. Por otro lado, España no tiene la capacidad de llevar a cabo una empresa colonial a semejanza de británicos y franceses por las diversas circunstancias económicas y políticas que jalonan esos años. El africanismo tomará un impulso decisivo tras la creación de la Sociedad de Africanistas y Colonistas en 188417 y la política exterior de Moret a partir de 1888 que preconiza salir del aislamiento.
Los africanistas van a ser los constructores del imaginario que en España se va a adjudicar a los habitantes de Marruecos, y por tanto, la manera, no sólo de verlos, sino de orientar las actuaciones políticas, económicas y culturales. Morales18 clasifica a los africanistas en varios grupos:
• Los políticos e intelectuales, que van a tener como común denominador el desconocimiento directo de los temas africanos. Los primeros preconizan las ideas intervencionistas en África, y los segundos tienen una visión redentora19 de la misión de España.
• Los militares, entre los que encontramos a algunos de los más preparados, unos formando parte de misiones o comisiones principalmente en la Argelia francesa, mientras que otros realizan esos informes sin haber pisado el Magreb. Ambos están guiados por los mismos objetivos: transmitir conocimiento a los españoles y a las autoridades de los vecinos meridionales, y sobre todo, compartir la convicción de que, tarde o temprano, España tendría que intervenir en Marruecos con las armas para impedir el asentamiento de otra potencia colonial o bien para defender Ceuta y Melilla.
• El cuerpo diplomático y consular que no son africanistas, propiamente dichos, pero que, actúan en Marruecos (principalmente en Tánger y Tetuán) defendiendo los intereses españoles.
• Los expedicionarios y viajeros que suelen publicar sus experiencias20.
• Los pintores, novelistas y compositores que van a reflejar en sus obras una imagen que en la mayoría de los casos no conocen directamente.
• Los religiosos, que van a jugar un papel destacado, como los franciscanos y en concreto el padre Lerchundi, que tenían una experiencia acumulada de siglos en el norte de África y mantendrán su presencia en diversas ciudades de Marruecos como Tánger, Tetuán, Rabat o Casablanca mediante misiones pedagógicas, asistenciales y sanitarias que serán de gran ayuda a la actividad diplomática.
• Por último los académicos que algunos denominan arabistas. Estos se debatirán entre la maurofilia y la maurofobia21.
En cuanto a la relación hispano-judía, como hemos visto, desde la Guerra de África de 1860 y la posterior ocupación de Tetuán hasta 1962, con las subsiguientes relaciones con los judíos marroquíes, se dio un nuevo giro que hizo que la cuestión judía permaneciera abierta a partir de ese momento y se viera reflejada en la literatura y en el debate político e intelectual, aunque en un inicio apenas tenga repercusión pública22. Ya no se trata sólo de los judíos marroquíes, sino del papel de los judíos en la propia historia de España, al promoverse desde los sectores liberales una revisión o nueva interpretación de la historia de España que va a estar muy ligada a debates como el de la libertad religiosa. Uno de los momentos decisivos en este giro revisionista se produce durante la Revolución de 1868 cuando la cuestión judía se inserta como un componente más de la ideología del republicanismo español23. La figura más destacada fue Emilio Castelar, personaje sobre el que se creó un grupo de influencia política e intelectual, entre los que se encontraba el Dr. Pulido, que posteriormente tendría enorme repercusión para las relaciones hispano judías en el inicio del siguiente siglo.
Durante la etapa posterior, aquella que coincide con el surgimiento de La Estrella de Occidente, es cuando se produce una mayor concentración publicista24 en torno a los judíos y España: en la que Amador de los Ríos publica la Historia Social, Política y Religiosa de los Judíos de España y Portugal, Galdós inicia Gloria, Valera y Menéndez y Pelayo intervienen activamente en el debate, Ortí y Lara publica La Inquisición, y los krausitas, desde la recién creada Institución Libre de Enseñanza, ponen su revista a disposición de intelectuales españoles ligados al republicanismo, e incluso a la disposición de los profesores sefardíes de los Balcanes, con el fin de que escriban sobre los judíos y su relación con España. Esta explosión publicista llega también a la prensa diaria, y durante 1881-82 los diarios nacionales toman posiciones sobre la cuestión judía, fundamentalmente en los aspectos relacionados con la historia de España. Los diarios representan posturas en interpretaciones distintas que pueden reducirse a tres25: la liberal, mayoritaria, en la que se apoya la que podemos llamar causa judía; la conservadora, ambigua, que condena teóricamente el antisemitismo, pero que se opone a nuevas interpretaciones históricas; y la integrista católica, de un antisemitismo visceral que niega cualquier posición de apertura hacia los judíos.
El ambiente sociocultural en la ciudad de Granada es propicio para que surjan iniciativas coetáneas a las que se producen en Madrid, y ello por diversos motivos:
• La existencia en la Universidad de Granada de una escuela orientalista con un considerable peso académico, de la que han formado parte miembros destacados en el orientalismo hispano como los de Francisco Codera y Zaidín, Francisco Fernández y González, José Moreno Nieto, Gayangos o Juan Facundo Riaño26.
• Un imaginario histórico que, entre otros asuntos, considera a la ciudad ligada al testamento de Isabel la Católica que invocaba el destino histórico expansionista en África27 junto a una tradición esencialmente histórica y culturalista28 que pretende promocionar la relación España Marruecos en el marco de ese imaginario cultural.
• El papel de unas élites sociales que pretenden demandar al estado español el lugar central que debe ocupar Granada en el futuro colonial en Marruecos.
En aquellos años, el catedrático y jefe de filas de la escuela granadina es Francisco Javier Simonet, al que González Alcantud29 considera un personaje controvertido, defensor del peso de la Hispanidad en la cultura de al-Andalus y uno de los personajes que participaron activamente en el ideario colonizador africanista. Entre los profesores de la universidad de Granada, y miembro destacado de la escuela orientalista se encuentra Antonio Almagro Cárdenas, tan centrado en el imaginario cultural granadino que había renunciado a la cátedra de Hebreo de la Universidad de Salamanca para poder seguir viviendo en Granada como profesor auxiliar de la Universidad30. Almagro Cárdenas será el promotor y director de La Estrella de Occidente.
El periódico, subtitulado «periódico literario quincenal, publicado en lengua castellana y árabe con la colaboración de escritores españoles y marroquíes» contará con una edición en árabe titulada Naymat al-Magrib que tendrá una periodicidad irregular. Ya en su primer número de 1 de diciembre de 1879 deja claro su primer propósito:
Hemos comenzado á publicar en estos días un pequeño periódico en lengua árabe, destinado a poner en conocimientos de los habitantes del cercano imperio de Marruecos el curso de los principales sucesos de la Europa y á darles a leer multitud de manuscritos que poseemos escritos en dicha lengua y que se deben a la pluma, ó de antiguos escritores musulmanes, ó de antiguos autores musulmanes ó de escritores contemporáneos del Magreb, con cuya amistad nos honramos.
Las tres series del periódico aparecen en tres épocas distintas:
• 1ª serie que abarca 21 números, del 1 de diciembre de 1879 al 1 de octubre de 1880.
• 2ª serie que ocupa desde el número 22, de 18 de octubre de 1880, al número 32 de diciembre 1880, subtitulándose como periódico hispano-marroquí y suplemento de La Lealtad.
• 3ª serie, desde el número 33, del 15 de octubre de 1890, al 70, de 1 de julio de 1893. En esta tercera serie ya aparece como órgano de la Unión Hispano Mauritánica. El último número correspondiente a julio de 1893 contempla un importante salto respecto al anterior que es de julio de 1892.
Se trata de un periódico que se debate entre orientalismo y africanismo31 desde los claros tintes orientalistas de sus primeros números hasta la tercera época que muestra evidentes relaciones con un africanismo práctico tal como se refleja en su n.º 33, de 15 de octubre de 1890, en el que, tras narrar los sucedido en la última década en la que había desaparecido afirma «nuestra bandera es defender el logro de las tradicionales aspiraciones de España en Marruecos». La Unión Hispano-Mauritánica se creó en 1883, en plena vorágine del reparto colonial de África, a la sombra de la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas y sus fines eran «estrechar los lazos de amistad entre españoles y africanos, promover el comercio entre ambos países y realizar viajes32». Comparando las intenciones reflejadas en el primer número de la primera época y este, podemos observar la transición acaecida entre orientalismo y africanismo.
La revista muestra, según López García33, el desfase de España respecto a otras naciones europeas por los asuntos africanos, y considera sus empeños africanistas como utópicos y estériles por: «pretender crear órganos de prensa en árabe que supuestamente iban a despertar una admiración hacia España y lo europeo; al no apreciar la escasa disposición al comercio y a la expansión industrial de los españoles; y por tener una visión utópica del Magreb que no facilitaba el contacto con la realidad del país». Viñes Millet34 considera que responde a un deseo que rompe con el culturalismo tradicional del orientalismo y se centra en aspectos más prácticos que responden a unas pretensiones de regeneración económica al querer atender desde sus páginas a intereses como el de las pesquerías, el ferrocarril y la expansión comercial, aunque quizá sus propuestas no llegaron en un momento adecuado al producirse durante los años que preceden a las guerras coloniales que tuvieron como fin las pérdidas en 1898 de Cuba, Filipinas y Puerto Rico para España. El grupo en torno a la Unión Hispano-Mauritánica y su órgano de expresión, La Estrella de Occidente, quedaron como los pioneros de una prensa africanista que más adelante se convirtió en un importante grupo de presión durante los inicios del siglo xx y que dio origen al Protectorado.
1. Lo judío y los judíos en La Estrella de Occidente
Dentro de la primera serie de la publicación, tenemos que esperar hasta el n.º 7, publicado el 1 de marzo de 1880 para tener una primera noticia o información que haga referencia a los judíos, se trata de un artículo de Almagro Cárdenas titulado El castillo de Torres Bermejas en el que presenta como histórica la llegada de los árabes a Granada, a un arrabal o villa de los judíos donde también se refugiaron los cristianos que quisieron conservar su religión. Según Almagro, el castillo fue construido para sofocar las asonadas frecuentes de judíos y mozárabes. También se adhiere a la opinión de llamar villa de los judíos al barrio de S. Cecilio. Como vemos es un artículo muy en la línea de la erudición local, en la que los judíos no son personajes reales sino parte del pasado histórico del paisaje local.
Las primeras noticias relacionadas con acontecimientos de la actualidad, y con los judíos como sujetos contemporáneos, la encontramos en la sección Crónica marroquí de los ejemplares de 15 de marzo y 1 de abril de 1880, en las que informan, utilizando como fuente informativa el periódico madrileño La Patria, de los sucesos acaecidos en varios lugares de Marruecos en los que se han cometido asaltos a individuos y establecimientos judíos, y que han provocado la intervención del cónsul de Estados Unidos D. F. A. Mathews ante el sultán de Marruecos, en defensa de estos. La noticia, que ocupa las tres columnas35 que componen la primera página, dedica apenas espacio para relatar lo sucedido pero sí la mayor parte a argumentar sobre el por qué de los hechos. Opina que a pesar de la persecución de la que son objetos los judíos marroquíes, «la raza hebrea no se halla desprovista de medios de defensa. Ella tiene a su favor dos poderosas palancas: el dinero y la diplomacia», a partir de ahí la noticia desgrana todos los tópicos aplicables a los judíos, desde la avaricia y la codicia «así como al pié del monte Sinaí adoró al becerro de oro, rinde culto en nuestros días a un nuevo también de oro al ídolo: al dinero. Proverbial es la avaricia del judío. Para retratarla bien no hay más que apuntar un solo rasgo. El judío, por comerciar con todo, comercia hasta con su fe religiosa». También dedica unos párrafos a los conversos, a los que sitúa en el presente entre aquellos que llegan a España «llamando a las puertas de nuestros templos y pidiendo, con ademanes compungidos y melosas palabras el aguas del bautismo [… pero] que bajo aquella piel de oveja se oculta la mas refinada hipocresía farisaica», anteponiendo ante esa actitud «los nobles católicos españoles». También abunda en el mito de la conspiración lo que les lleva a «aunque diseminado por el mundo, tiene entre sí relaciones íntimas que ponen en contacto a los individuos de su raza auxiliándose mutuamente y viviendo en un verdadero cosmopolitismo» de manera que «cuando la raza hebrea padezca en un país, sus hermanos del resto del mundo ponen en juego sus influencias para mejorar la suerte de los hebreos desgraciados» lo que consideran los redactores verdadera causa de la intervención en su defensa del cónsul de los Estados Unidos. Terminan, eso sí, alabando la justicia de la actuación diplomática porque «efectivamente, por muy perversa que sea la condición de los judíos, por muy malvada que sea su índole, nunca existe suficiente razón para asesinar de un modo cruel é inhumano á seres que tienen nuestra propia naturaleza y que son hermanos nuestros». El artículo ofrece también información de las disposiciones del sultán para defender a los súbditos judíos.
Junto a la información sobre los sucesos que han hecho intervenir al cónsul Mathews, se publica en el n.º 8 de 15 de marzo un cuento de Casimiro Solar titulado Cuento hebraico-marroquí en el que abunda en los tópicos del judío avaricioso que tiene que engañar para sobrevivir al árabe cruel y poco de fiar, uniendo en un mismo relato dos visiones tópicas tanto del judío como del árabe. La información de los asaltos que sufren los judíos a manos de los rifeños vuelve a aparecer en el n.º 14, de 15 de junio, siempre ligada a la posesión por parte del judío de dinero.
El resto de la información sobre los judíos marroquíes de esta primera serie se va a centrar en la Conferencia de Madrid36 y en las supuestas presiones que ejercen los judíos desde la Alliance Israelita de París, y en concreto por el barón de Rothschild, para que los judíos salgan favorecidos, así en el mismo 15 de junio se afirma:
No obstante de sus riquezas y su poder, por muchos esfuerzos que haga para ponerse a la altura científica de la civilización moderna y por muchas concesiones que a los judíos se hagan en los conciertos diplomáticos de Europa, parece que aún no ha llegado el momento de que desaparezca de su frente al sangriento estigma de la divina maldición.
Aquí los redactores vuelven a incidir en otro de los mitos o estereotipos que tradicionalmente se les adjudica a los judíos: el de la culpa eterna por haber asesinado a Jesucristo.
Respecto a la información sobre la Conferencia de Madrid, hay que destacar la ofrecida el 15 de abril y el 1 de mayo días en los que se publica sobre las supuestas expectativas que ha generado la conferencia en Marruecos, en concreto entre la población judía y europea. Destacan que las resoluciones tendrán una gran influencia en el futuro comercio con Marruecos y que «por eso, los hebreos residentes en el Magreb, que como es sabido no respiran otra atmósfera que la de los asuntos mercantiles, temerosos de que se tome alguna resolución contraria a sus intereses comerciales, parecen tratar de elevar un exposición para que el derecho de protección extranjera bajo el que viven sea conservado a toda costa». El sistema de protección37 se había iniciado por parte de Gran Bretaña en 1856, y adoptado por los españoles en 1859, se practicó principalmente para favorecer a las comunidades judías de Tánger y Tetuán, mediante este sistema determinadas personas (y sus familias) solicitaban la protección de los cónsules escapando del control jurídico de las autoridades musulmanas. El sistema fue ampliado a Francia y otras potencias extranjeras en 1863. Por último, el artículo informa de la existencia de dos partidos u opiniones sobre el sistema de protección extranjera, uno al que denomina proteccionista del que forman parte aquellos que desean, no sólo la conservación, sino el afianzamiento y ensanche de dicho sistema y del que sería partidaria la población judía, y otro partido, que denomina abolicionista, formado por los que pretenden que se reduzca el sistema de protección al término más exiguo y favorezca la libertad de acción del gobierno del Sultán. Este último grupo sería el mayoritario y en él estaría comprendido la mayor parte de la población y las autoridades musulmanas así como «algunos distinguidos miembros del cuerpo consular y diplomático». La información sobre la Conferencia de Madrid, y la primera serie de La Estrella de Occidente se cierra el 1 de septiembre de 1880 con el texto de las conclusiones de la Conferencia.
La segunda serie de La Estrella de Occidente no ofrece información alguna sobre los judíos del Magreb pero si dedica varios números (n.º 22 de 18 de octubre, n.º 23 de 25 de octubre, n.º 24 de 1 de noviembre, n.º 25 de 8 de noviembre, y n.º 26 de 15 de noviembre) a un artículo firmado por Francisco Javier Simonet titulado El judío Samuel BenˀAdia, en el que narra las vicisitudes que en la Arabia pre-islámica tienen que pasar este personaje y su familia. El autor llega a realizar una comparación de BenˀAdia con Guzmán el Bueno. López García afirma que el relato es mitad leyenda y mitad historia, y lo relaciona con la poesía anteislámica38.
La tercera serie del periódico se retoma diez años después, en octubre de 1890, una vez constituida la Unión Hispano-Mauritánica, de la que se convierte en órgano de difusión. La primera información la encontramos en las clases de hebreo que, junto a las de árabe vulgar, se desarrollan por parte de la Unión Hispano-Mauritánica. En tres números de la revista39 se publica el texto completo de la lección inaugural de los cursos dictada por Antonio Almagro Cárdenas en la que hace continuas referencias a la literatura rabínica, al Talmud y el Targum determinando que, en particular, el estudio del hebreo que «debido a las grandes semejanzas que existen entre las lenguas hebrea y arábiga por lo cual el estudio de la primera facilita mucho el de la segunda»40. También define claramente el objetivo general de las enseñanzas de lenguas orientales en un encaje claramente colonialista:
Dos son las razas con las que nuestra España tiene que hallarse en su contacto en su colonización y comercio con el Magreb: la musulmana dueña del gobierno y la judaica dueña de las riquezas del país. El árabe nos facilitará la comunicación con la primera de dichas razas, así como el hebreo nos hará muy fácil el conocimiento de las leyes, usos y modo de ser de la raza judaica. Estos dos conocimientos, que en la teoría se completan, en la práctica serán la llave que nos ha de franquear la consecución de nuestros patrióticos y humanitarios fines41.
Así mismo, se publican noticias sobre las comunidades judías y su relación con el gobierno musulmán. El 15 de octubre, por ejemplo, informan que en Tánger varios soldados del sultán irrumpieron en la barrio judío durante Yom Kippur con el objeto de buscar «a los hebreos que ejercen el oficio de carniceros y zapateros para obligarles a colgar trece cabezas de seres humanos que remitió el sultán desde su campamento para ser expuestas en las murallas de la ciudad como trofeos de la victoria alcanzada en las operaciones emprendidas contra los insurrectos de Ait Chojman». La noticia describe cómo los soldados irrumpen en la sinagoga y obligan a los judíos a agujerear las orejas, pasarles una presilla de guita y colgar las cabezas en los lugares que se les indicaba. Ante estos sucesos, el redactor lamenta la situación y afirma: «subleva el ánimo menos exaltado contemplar semejantes atropellos a fines del siglo xix, siglo de progreso, justicia y libertad». Este tipo de noticia, en la que los judíos son violentados por los musulmanes, se repite en otra información del 31 de octubre en la que informan del asesinato de dos hebreos en las plazas de Mazagan y Safi.
Abundando en las propias comunidades judías y su cotidianeidad, el 15 de diciembre, con motivo del casamiento del hijo de sultán, publican la noticia de que algunas comunidades judías pedirán favores al sultán, en concreto la de Arzila que trata de que sea este el que dirima un problema interno —en concreto sobre un pago de impuestos sobre la carne— entre «los dos partidos beligerantes de aquella población». El artículo muestra que esto se produce cuando el Gran Rabino de Tánger, al que se considera jefe espiritual de dicha comunidad ante las autoridades marroquíes, no logra que sea reconocida su autoridad por una de las partes en conflicto y recurren al favor del sultán.
A partir del 15 de noviembre, se publica un artículo seriado42 firmado por Francisco Javier Simonet titulado Francia en Siria y España en Marruecos, en el que propone un modelo de implantación colonial español en Marruecos que debe tomar como modelo el realizado por los franceses en Siria. Es en este artículo donde encontramos las primeras informaciones sobre la Misión Franciscana en Tánger43, en concreto sobre el colegio de niñas44 dependiente de la Orden Tercera de San Francisco y dirigido por ocho religiosas procedentes de Cataluña en el que estudian 124 cristianas y 24 judías45. El 15 de agosto de 1891, ofrecen las principales calificaciones del actual curso en el que aparecen varias alumnas judías destacadas como Ester Toledano en Literatura; Gimol Azor, Aziza Benhayon, Rahma Toledano y Freja Nehemias en trabajos de aguja. Destaca en el aspecto musical (canto y piano) a R. Toledano, H. Abecasis y «la pequeñita Amselem que por su ejecución al piano a tan corta edad, llamó la atención de todos los concurrentes».
Por último hay que reseñar que la primera y única vez en la que se alude al pasado hispanojudío de los judíos marroquíes es en una de las series del artículo de Simonet Francia en Siria y España en Marruecos, en concreto el del 31 de enero de 1891. Al hablar de los habitantes de Tánger, indica que allí existe una población de 6.000 judíos y «también preponderamos allí los españoles por nuestra lengua, hablada no solamente por nuestra colonia y por otros europeos, sino por gran parte de la población judaica y alguna de la morisca. Sabido es que muchos judíos de Berbería conservan el castellano un tanto anticuado, que sus antepasados usaban en nuestra península, al tiempo de su expulsión».
Concluyendo, podemos observar que la visión de los judíos marroquíes a través del grupo africanista vinculado a La Estrella de Occidente, tiene dos etapas claramente diferenciadas, una primera, correspondiente a la primera y segunda serie de la publicación desde 1879 a 1880 en la que la imagen de los judíos está cargada de estereotipos tradicionales como la usura, la avaricia, la acusación de deicidio e incluso revivir el mito de los conversos. Estas características no se van a ver alteradas por el hecho de que sean perseguidos por parte de la población musulmana, es más, forman parte de las causas de dicha persecución, al menos en su relación con el dinero. Así mismo se presenta a los judíos como un grupo cohesionado más allá de donde vivan lo que les permite actuar como colectivo de presión ante actos como el de la Conferencia de Madrid y así poder beneficiarse de los sistemas de protección. La imagen es la de grupo conspirador e interesado. En una segunda etapa, los judíos forman parte del espacio a colonizar, son vistos ya como comunidades diferenciadas dentro de Marruecos, continúan siendo perseguidos pero tienen relaciones con la colonia española —incluso sus hijas se educan en un colegio religiosos español y son destacadas— y sobre todo, pueden ser un elemento clave en el futuro desarrollo colonial.
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— 1995b, Figuras granadinas. Granada: Sierra Nevada 95, Legado Andalusí.
La colección de La Estrella de Occidente puede consultarse en la Hemeroteca del Museo Casa de los Tiros en Granada (Sig. 89).
En la Biblioteca Virtual de Andalucía.
En la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España (incompleta)
— http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?q=id:0004282183&lang=es
Notas
1. Seguimos para definir a la escuela como orientalista a López García, 1990: 35 que la define, lejos de planteamientos peyorativos, tal como en la época era entendido: la de conocimiento de los pueblos orientales. Así mismo, tal como afirma Marín, 1996: 93 la publicación de Orientalismo de Said en 1978 provocó un debate sobre la interacción Occidente/Oriente que aún se mantiene y en la que se le reprocha a Said tener una interpretación del orientalismo excesivamente homogénea que no tiene en cuenta la diversidad de las tradiciones orientalistas occidentales y sus contextos. Es en esa diversidad donde encaja el africanismo español. A ello debemos de unir que son los autores del propio periódico y los académicos ligados e él, los que se definen como orientalistas y como tal lo aceptamos (Facultad de Filosofía y Letras, 1925).
2. López García, 1981: 7.
3. El periódico de carácter quincenal, se ajusta al modelo existente en la España del siglo xix que podemos considerar siguiendo a Rueda, 1999: 343 de minifundismo productivo —muchas cabeceras que aparecen y desaparecen tras pocos números o bien de poca tirada— y con un sistema de producción artesanal, de bajos costes, con apenas publicidad y escasa demanda, en el que suelen ser los propietarios los que acarrean con todos los gastos.
4. Morales Lezcano, 1988: 78.
5. Ya en 1848 Serafín Estébanez Calderón, uno de los académicos orientalistas escribe el Manual del oficial en Marruecos o Cuadro geográfico, estadístico, histórico político y militar de aquel Imperio en el que hace ver la necesidad de estar preparados para una posible intervención en Marruecos.
6. Ojeda Mata, 2008: 188.
7. Morales Lezcano, 1988: 18.
8. Vilar, 1976: 81.
9. González García, 2001: 27.
10. Ojeda Mata, 2008.
11. Ojeda Mata, 2008: 195 afirma que el sistema de protección consular, del que se beneficiaron muchos judíos, y que se desarrolla en ese artículo más adelante, supuso el inicio de la ruptura de las relaciones intercomunitarias entre musulmanes y judíos. A mi entender, siguiendo a Vilar, 1976: 83, los judíos estaban mal integrados en la sociedad islámica (como se puede comprobar en hechos como la destrucción del Mellah de Tetuán a finales del siglo xviii y el asalto al mismo antes de la llegada de los españoles en 1860). Esta situación vino a ser paliada durante los años de ocupación en la que incluso los españoles constituyeron un ayuntamiento mixto con presencia de ambos grupos. Es a partir de la salida de los españoles cuando a los judíos se les tilda de colaboracionistas Vilar, 1978. A ello debemos añadir que el sistema de protección consular era más atractivo para los judíos que la dhimma que les asignaba un papel de tolerados dentro de un sistema pero que como bien afirma Lévy, 2003: 110 incluso mejorado en el siglo xix no tenía como fundamento la igualdad o la ciudadanía.
12. Hablaban haketía, una variedad lingüística derivada del español medieval Díaz-Mas, 2013: 126.
13. González García, 2001: 29.
14. Viñes Millet, 1995a: 90.
15. Gil Benumeya, 1962: 65.
16. Morales, 1988: 12ss.
17. A partir de la década de los ochenta del siglo xix las cuestiones coloniales ocuparán un lugar destacado en las actividades de la Sociedad geográfica como las expediciones de Iradier al Golfo de Guinea, Las actuaciones sobre Santa Cruz de la Mar Pequeña o la ocupación alemana de las Carolinas. En la sociedad convivirán dos tendencias: la encabezada por Joaquín Costa que da más importancia a la ocupación de Santa Cruz del Mar Pequeña para asegurar las pesquerías atlánticas cercanas a Canarias, así como a iniciar la exploración del Golfo de Guinea, por otro lado está la tendencia que prefiere aunar esfuerzos en la exploración de Marruecos y el Rif. Tanto una como otra tiene claro que la exploración y la colonización benefician a las necesidades estratégicas de España (Ramiro de la Mata, 2001: 26).
18. Morales, 1988: 74.
19. Como ejemplo no hay más que leer dos obras de Ganivet, Idearium español y La conquista del Reino Maya.
20. Cabe destacar en este aspecto el trabajo de Marín, 1996.
21. González-Alcantud, 2007: 254.
22. Macías, 2000: 60.
23. González García, 2000: 29.
24. González García, 2000: 31.
25. González García, 2000: 129.
26. Viñes Millet, 1995a; Rivière Gómez, 2000.
27. González Alcantud, 2007: 254.
28. Viñes Millet, 1995a: 101.
29. González Alcantud, 2007: 253.
30. Viñes Millet, 1995b: 344.
31. González Alcantud, 2007: 254.
32. Facultad de Filosofía y Letras, 1925: 82.
33. López García, 1981: 7.
34. Viñes Millet, 1995a: 107.
35. En la primera página del número de 15 de marzo de 1880.
36. Convocada por Cánovas del Castillo a petición del sultán de Marruecos se celebró en Madrid entre junio y julio de 1880, asistieron representantes de España, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Imperio Austro Húngaro, Estados Unidos, Bélgica, Italia, Países Bajos, Portugal, Suecia, Noruega y Dinamarca. La idea, por parte del sultán, era estudiar y modificar el sistema de protección de los cónsules a ciudadanos marroquíes. El resultado final supuso un aumento de los intereses de las potencias interesadas en Marruecos.
37. Vilar, 1976: 94.
38. López García, 1981: 11.
39. Los correspondientes a 15 y 31 de octubre, y 15 de noviembre de 1890.
40. La Estrella de Occidente, 31 de octubre de 1890: 3.
41. La Estrella de Occidente, 15 de noviembre de 1890: 3.
42. El artículo de Simonet Francia en Siria y España en Marruecos se publicará en siete números comprendidos entre el n.º 35 de 15 de noviembre de 1890 y el n.º 43 de 15 de marzo de 1891.
43. La Misión Franciscana, desarrollada en buena parte por la labor del Padre José Lerchundi, permitió la creación de varios colegios, un hospital, la construcción de una barriada en Tánger así como la instalación de la luz eléctrica, el cable y el teléfono en Tánger gracias a las gestiones realizadas ante el Marqués de Comillas. Se abrieron casas de misión en Tánger, Larache, Rabat, Casablanca y Safi. Lerchundi había pasado una temporada en Granada trabajando con Simonet y había publicado un gramática árabe y un vocabulario árabe-español.
44. La Estrella de Occidente, 15 de febrero de 1891, p. 1
45. Se enseñan distintas asignaturas como lectura, gramática, caligrafía, aritmética, geometría, historia sagrada, historia de España, geografía, higiene, urbanidad y economía doméstica, literatura, piano, inglés, francés, toda clase de labores y bordados, planchado, pintura, encajes, etc.