Zonta, Mauro (2014), Saggio di lessicografia filosofica araba,
Brescia: Paideia Editrice. Colección: Philosophica 7, 329 pp.
ISBN 978-88-394-0865-5.

Encarnación Ruiz Callejón

ruizencarnacion@ugr.es
Universidad de Granada

Mauro Zonta es profesor de Historia de la filosofía árabe y de Historia de la filosofía judía en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Letras y Filosofía de la Sapienza Università di Roma. Sus principales campos de investigación son: la filosofía medieval, especialmente judía y árabe, las traducciones hebreas medievales del griego, así como los textos filosóficos árabes y latinos. Es además uno de los más reputados especialistas en lexicografía filosófica medieval, ámbito al que pertenece el libro objeto de esta recensión: Ensayo de lexicografía filosófica árabe. Se trata de un estudio comparativo de terminología filosófica árabe medieval dividido en las siguientes secciones:

Una Introducción en la que se explica la génesis del texto; un capítulo en el que aborda el estado de la cuestión; una sección de bibliografía general a la que sigue el sistema de transliteración utilizado; el léxico analizado; un capítulo dedicado a la terminología árabe medieval como puente entre Oriente y Occidente y, finalmente, tres índices de gran utilidad: de términos, de pasajes y de autores y personajes antiguos, medievales y modernos. En el Índice de términos la ordenación es por lenguas apareciendo primero el griego clásico y luego, en orden alfabético, el resto de las lenguas objeto de estudio. La Bibliografía general, muy completa, está integrada por diccionarios, léxicos y estudios con especial referencia a los términos filosóficos de los periodos antiguo, tardo antiguo y medieval. Se divide en 20 secciones, lo que da idea de la amplitud de la perspectiva del autor. La primera está dedicada al griego. Las 19 restantes, ordenadas alfabéticamente, a: árabe clásico, armenio clásico, chino medieval, copto, corasmio, etíope clásico, georgiano clásico, latín clásico y medieval, mongol, nubio antiguo, persa (antiguo, lenguas del persa medio, neopersa), sacio, sánscrito, siriaco y mandeo, sogdiano, sudarábigo preislámico, tibetano clásico, tocario B y turco. Se recogen también lugares de Internet para consultas de léxico y de distintos diccionarios, lo cual es una aportación bastante útil, aunque quizá su recopilación en un apartado específico sería más práctica y cómoda. Los materiales de estudio proceden, en primer lugar, de la Biblioteca Universitaria de Pavía y luego de las siguientes bibliotecas: la Biblioteca Apostólica Vaticana, la Biblioteca Ambrosiana y la Biblioteca de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, la Biblioteca Nacional Marciana de Venecia, la Biblioteca Nacional Universitaria de Turín. A ello se suman otras bibliotecas de centros y universidades de Roma, Milán, Pavía, Padua, Venecia, Turín, Génova, Bolonia, Pisa, Florencia y la Biblioteca de la Comunidad monástica de Bose (Magnano).

Metodológicamente, el punto de partida es importante porque pone de manifiesto la necesidad de superar un principio que «han mantenido y continúan manteniendo» (p. 14) los estudiosos: el árabe es una lengua santa que no debería haber sufrido influencias de otras lenguas precedentes o coexistentes. Este principio, que ha sido más bien un prejuicio, ha de ser superado mediante un análisis histórico-crítico riguroso para simplemente situar la terminología filosófica árabe originada en los primeros siglos del islam en su correcto contexto histórico, geográfico, lingüístico y cultural (p. 14). Uno de los autores que fundamentaría esta posición, y que incluso sería un precedente de la línea de investigación del texto que reseñamos, es un autor de la talla de Alfarabi, quien en el Libro de las letras se refiere al persa, el sogdiano o el siriaco cuando aborda la terminología de la metafísica. Por otro lado, aunque por supuesto existen estudios sobre la terminología filosófica árabe, son muy escasos los comparativos. Entre unos y otros, destacan los trabajos realizados por: Max Müller en los años 20; Shlomo Pines en 1936; Soheil Afnan en 1969; Gerhard Endress y Dimitri Gutas, años 60-70 y sucesivos; Carmela Baffioni en 1984; Ehsan Yarshater en 1998. Pese a su gran valor, son estudios parciales y específicos y, además, lejanos en el tiempo e incluso a veces determinados, a juicio del autor, por el mencionado prejuicio. Por tanto, la historia de la terminología filosófica árabe medieval es aún un campo de investigación en el que queda mucho por hacer e incluso un problema abierto (p. 14). Sin duda, la propuesta y orientación de Zonta constituye un avance: el estudio comparativo de la terminología filosófica de otras lenguas del Próximo y Medio Oriente relacionadas con el mundo griego y con el mundo árabe, pero también el estudio de la terminología de lenguas de pueblos con los que el islam tuvo relación en el área asiática, especialmente en el siglo viii. Cronológicamente, estamos hablando aproximadamente del primer milenio de la era común. Espacialmente, se refiere al área de los imperios romano en Oriente y en Occidente, el persa de época parta y sasánida, los califatos árabo-islámicos, Etiopía y los reinos altomedievales del Asia central como el sogdiano, la India, el Tíbet y China (en particular la época Tang: 618-907). Se excluye el estudio del hebreo medieval que como lengua puramente filosófica nace en el xii por la influencia del árabe primero y del latín después, a través de un amplísimo proceso de traducción de los textos filosóficos y científicos que cubre un vasto arco temporal (1000-1500 aproximadamente), y se realiza sobre todo en un área distinta como es Europa. A juicio del autor, es un caso objeto de otros análisis y que se insertaría en el estudio de la terminología filosófica de las lenguas de cultura europea del período posterior al 1000. Sí se incluye el latín clásico y el de la Antigüedad tardía (i a. C - vi d. C., de Marco Terencio Varrón a Severino Boecio) para mostrar cuándo y cómo, en una época cronológicamente más próxima al griego antiguo (un punto de referencia de base de esta investigación), los términos griegos en cuestión se plasman en la lengua de cultura del Occidente de aquel tiempo.

Como el propio autor señala, la obra es «el fruto de un trabajo iniciado hace más de veinte años» (p. 13). Se remonta a un diccionario de términos filosóficos hebreos y árabes del siglo xiii, y sus correspondientes vocablos en griego, latino y siriaco, que fue publicado en sucesivas ocasiones desde 1992 y ya en su momento objeto de dos recensiones, una de ellas en esta revista1. A partir de ese trabajo inicial y de sus sucesivas publicaciones, el autor confirmaba la tesis de que la terminología filosófica hebrea medieval está muy influenciada por los conceptos y la terminología de la filosofía árabo-islámica y luego por la escolástica latina cristiana debido a un amplio proceso de traducción entre el 1000 y el 1500. A esta tesis hay que sumar otra que el autor ha confirmado en los últimos años: que la propia terminología filosófica árabe no solo responde a una estrecha relación histórico-ligüística con la filosofía griega, una línea de investigación bien establecida y transitada, sino también a otras culturas presentes en el Próximo y Medio Oriente antes del nacimiento del islam y luego durante su difusión en los siglos vii-viii. Por tanto, aunque la mediación ejercida por la literatura siriaca filosófico-religiosa y por las traducciones llevadas a cabo por autores de esta tradición, es una tesis probada sobre la que aquí también se trabaja, se añade esta otra hasta ahora descuidada y que es la línea de investigación que inicia Zonta con el libro que reseñamos: la posible influencia ejercida sobre la terminología filosófica árabe medieval de aquella proveniente del área persa preislámica, centroasiática e incluso india.

Se analizan un total de 37 términos del léxico filosófico árabe: accidente, afección, alma, acto, acción, causa, cuerpo, definición, diferencia, demostración, disposición, división, elemento, existencia, esencia, fin, forma, género, intelecto, límite, materia, movimiento, naturaleza, necesidad, posesión, potencia, principio, privación, propiedad, cualidad, cantidad, quididad, relación, sensación, silogismo, sustancia, especie. Se echan en falta términos de lógica y de ética, pero también del neoplatonismo, una tradición central en la filosofía árabe. Por ejemplo el término fay por su importancia para explicar el proceso de emanación. Es cierto, sin embargo, que el autor presenta su análisis como un primer y provisional campo de pruebas y un punto de partida para un futuro vocabulario histórico-etimológico (p. 20). De hecho, muestra las conclusiones de su análisis como hipótesis dirigidas a la consideración de los estudiosos:

1. La terminología filosófica árabe medieval no ha sido el fruto de una simple y directa transmisión lingüística de la terminología filosófica griega. Esta conclusión modificaría los puntos de vista de Endress y Gutas.

2. La indudable influencia ejercida por la terminología filosófica siriaca altomedieval (v-viii a. C) sobre la árabe debido al papel absolutamente preponderante ejercitado por los traductores greco-árabes de Bagdad, prácticamente todos cristianos de lengua árabe pero de orientación teológico monofisita o aún más, nestoriana, o sea, provenientes de áreas donde la lengua religiosa y litúrgica era el siriaco. La influencia directa del siriaco sobre el árabe, más amplia y difusa que aquella ejercida por el griego, aparece en una serie de 15 vocablos de los examinados, casi el 40% del total. Una decena son probablemente préstamos: algunos ya presentes en el árabe clásico, pero por lo general tomados de los correspondientes siríacos, ya sea en su significado filosófico o también en la forma. Habría luego algunos pocos casos de más o menos clara influencia de la terminología filosófica siriaca respecto al significado.

3. Hay necesidad de plantear aun una tercera hipótesis, ya que las dos anteriores explicarían cerca de la mitad de los términos analizados: la terminología filosófica ha estado influenciada no solo por la griega (a través del siriaco) sino también, y no de forma secundaria, por aquellas lenguas iranias y, directa o indirectamente, por el sánscrito. Quizá una veintena de términos (casi la mitad de los examinados) podrían portar, en modos diversos, trazas de la correspondiente terminología india y del persa medio. Si esto es así, esta tercera hipótesis abriría un cuadro histórico aún más amplio, centrado en el intercambio de préstamos en el ámbito de la terminología filosófica entre las diversas lenguas del Próximo, Medio y Lejano Oriente en el periodo altomedieval. La difusión de la terminología filosófico-árabe en tal área geográfica, que se remonta a un período histórico que precede al nacimiento y difusión del islam, y que además en muchos casos habría influido en el árabe, podría explicarse, ante todo, gracias al papel desempeñado por la presencia en tal área de al menos 4 grandes religiones anteriores a la mitad del siglo vii y ya instaladas y difundidas en esa zona: el budismo de origen indio; el zoroastrismo del área persa, y el maniqueísmo y el cristianismo, provenientes en origen del Próximo Oriente.

Estamos, por tanto, ante un minucioso y concienzudo análisis, acompañado de un amplio aparato crítico y un elenco bibliográfico realmente completo. Constituye una importante contribución para lograr un diccionario de términos filosóficos con más autores de referencia, incluidos los filósofos menores, así como con más corrientes filosóficas. Apunta a un ambicioso, pero no menos necesario, proyecto de investigación de gran aliento y con vocación intercultural. Se trata, sin duda, de una tarea inmensa, pero su conclusión aportaría un marco verdaderamente significativo para acoger otros estudios por autores, áreas geográficas o épocas. Por otra parte, creo que afrontar un proyecto de tal envergadura implica también cambios en la mentalidad y metodología investigadora. Me refiero a la necesidad de impulsar proyectos integrados por un elenco multidisciplinar e internacional, no solo occidental, de investigadores, lo cual estaría en consonancia con una historia de la filosofía que, por fin, se haga cargo de las distintas tradiciones que la integran, cuyas fuentes y variaciones no griegas se empiezan, tímidamente y con prejuicios, a reconocer.

1. Ferre, L. (1992), Recensión del libro Zonta, M., Un dizionario filosofico ebraico del XIII secolo. L’introduzione al «Sefer De’ot ha-Filosofim» di Shem Tob ibn Falaquera, Torino 1992. Quaderni di Henoch 4. Silvio Zamorani Editore. 163 páginas. ISBN: 88-7158-016-8. MEAH. Sección Hebreo, 41(2): 165.