El humor en la prensa sefardí: chistes publicados en periódicos judeoespañoles (siglos XIX y XX)
Humour in Sephardic press: jokes published in Judeo-Spanish journals (19th and 20th centuries)
María Sánchez-Pérez
mariasanchezperez@usal.es
Universidad de Salamanca
Recibido: 12-03-2016 | Aceptado: 08-09-2016
Resumen
El chiste pertenece a la literatura oral y popular, está presente casi continuamente en la vida cotidiana, pero muchas veces no se repara en él. Actualmente contamos con pocas antologías y estudios académicos en torno a ellos. El objetivo de este artículo es mostrar algunos chistes publicados en diferentes periódicos sefardíes aparecidos en distintas ciudades, pero en épocas más o menos cercanas en el tiempo (1880-1910): Ilustra Guerta de Istoria (Viena), Yerushalayim (Jerusalén), El Pasa-tiempo (Plovdiv) y El Grasiozo (Constantinopla).
Palabras clave: chiste, humor, sefardíes, prensa, periodismo, judeoespañol.
Abstract
Jokes belong to oral and popular literature. They are constantly present in daily life, but often we do not pay attention to them. Currently there are but a few anthologies or studies focusing on jokes. The aim of this article is to present some jokes that appeared in Sephardic newspapers that were published in different cities during the same period (1880-1910): Ilustra Guerta de Istoria (Vienna), Yerushalayim (Jerusalem), El Pasa-tiempo (Plovdiv) y El Grasiozo (Constantinople).
Key words: joke, humour, Sephardic Jews, press, journalism, Judeo-Spanish
Agradecimientos
Este artículo ha sido realizado dentro del proyecto de investigación FFI2012-31625, «Los sefardíes ante sí mismos y sus relaciones con España III. Hacia la recuperación de un patrimonio cultural en peligro» del Ministerio de Economía y Competitividad.
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Sánchez-Pérez, M. (2016), El humor en la prensa sefardí: chistes publicados en periódicos judeoespañoles (siglos XIX y XX). Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Hebreo, 65: 119-136.
1.Introducción
El chiste está presente casi continuamente en la vida cotidiana de muchas sociedades y culturas y, sin embargo, se repara pocas veces en él. Ya en la antigüedad grecolatina hubo retóricos y filósofos que trataron este aspecto debido a la curiosidad que les suscitaba, así Aristóteles en su Poética (cap. II y V) y Retórica (III, cap. X y XI), Cicerón en De oratore (1) y Quintiliano en De instituione oratoria (Libro VI, cap. III) 1. Siglos después, uno de los primeros teóricos en abordar el chiste fue el médico y padre del psicoanálisis Sigmund Freud (1856-1939), quien se ocupó de él en su estudio El chiste y su relación con lo inconsciente desde una óptica distinta hasta entonces, analizándolo como fenómeno lingüístico, social y psicológico 2.
A pesar de ello, no han sido tan numerosos los estudios sobre esta parcela de la cultura popular y, predominantemente, oral. De ahí que, en la actualidad, contemos con numerosas antologías, recopilaciones y estudios en torno a diversos productos de la literatura oral y popular, como pueden ser los cuentos o los refranes, por ejemplo; sin embargo, en el caso de los chistes apenas contamos con antologías o estudios académicos.
Obviamente, esto no solo ocurre con la literatura sefardí, sino que prácticamente en casi todas las culturas se ha prestado poca atención a esta parcela de la literatura oral y popular. En Estados Unidos han comenzado a proliferar las recopilaciones y estudios científicos en torno a los chistes 3, y en España e Hispanoamérica, desde las últimas décadas, existe también un acercamiento cada vez mayor, ya que han empezado a aparecer investigaciones que se centran en su estudio. Bien es cierto que casi siempre atendiendo al análisis del discurso, al punto de vista lingüístico, semiótico o incluso sociológico, pero no tanto a su origen, procedencia, difusión, etc. Tampoco son excesivamente numerosas las antologías académicas dedicadas a recopilarlos y estudiarlos con detenimiento. Nuestra intención aquí tampoco será exactamente esa, pero sí queremos mostrar algunos textos publicados en diferentes periódicos sefardíes, puesto que nos ofrecen datos muy valiosos, no solamente sobre los contenidos de esas publicaciones, sino también sobre la mentalidad de aquellos a quienes iban dirigidos estos chistes.
Centrándonos en el humor sefardí, ya en 1966, cuando Iacob M. Hassán publicó su esclarecedor artículo-reseña del catálogo de Moshé David Gaon sobre el periodismo sefardí, señaló acertadamente que había que destacar «el hecho insólito en otras comunidades judías, de la relativa abundancia de la prensa festiva» y añadía «ello es una nueva muestra de la vitalidad de espíritu de la diáspora sefardí» (Hassán, 1966: 232). Sabemos que fueron muchos los periódicos sefardíes de carácter festivo y humorístico que se publicaron en diferentes lugares del mundo. Según Elena Romero (1992: 192) tendríamos «en torno a 45 títulos» y la mayoría de ellos se publicaron, además, en la época que se considera como la Edad de Oro del periodismo sefardí, es decir, la comprendida entre la revolución de los Jóvenes Turcos en 1908 –que supuso el fin de la censura– hasta la segunda guerra mundial (1939-1945) 4.
A pesar de que todos ellos responden a prensa de pasatiempo, cierto es que los contenidos que podemos encontrar en este tipo de publicaciones son muy diversos. En los periódicos que se autodenominan como humorísticos no solamente encontramos gracias, ocurrencias y chistes, sino que hemos podido comprobar cómo en las páginas de algunos de ellos se insertan también artículos de grave denuncia social, noticias del mundo –humorísticas o no–, refranes, cuentos, poemas, etc. 5.
Queremos fijar nuestra atención ahora en algunos chistes que aparecieron en cuatro periódicos sefardíes publicados en diferentes ciudades del mundo, cuyas fechas son cercanas en el tiempo –vieron la luz entre 1880 y 1910–: Ilustra Guerta de Istoria (Viena, 1880-1882), Yerushalayim (Jerusalén, 1909), El Pasa-tiempo (Plovdiv, 1909) y El Grasiozo (Constantinopla, 1910) 6.
2.Los periódicos
Nuestros textos aparecen entre las páginas de estos cuatro periódicos de manera muy variada, pero casi siempre existe algún epígrafe que señala su inserción en un apartado diferente al resto de contenidos de la publicación. La mayor parte de las veces estos chistes se incluían en una sección denominada «Sala de pasatiempo». Así ocurre con Ilustra Guerta de Istoria y El Grasiozo. En el periódico Yerushalayim aparecían encabezados con las palabras «Biervos por reír» y en El Pasa-tiempo bajo el título «Kozas i otras». Por lo tanto, los editores y directores de estas publicaciones indicaban mediante algún rótulo o encabezamiento dónde se encontraba el contenido más humorístico de sus periódicos 7.
2.1.Ilustra Guerta de Istoria (Viena, 1880-1882)
Ilustra Guerta de Istoria salió a la luz el 3 nisán 5640 (15 marzo 1880), es decir, en el período que se establece como la etapa de los inicios del periodismo sefardí. Estaba dirigido por Shem Tov Semo (1827-1881), una de las figuras más destacadas de la comunidad sefardí de Viena, puesto que es considerado uno de los pioneros del periodismo sefardí en dicha ciudad. Fue conocido tanto por ser un hombre de negocios como por sus labores de difusión de la cultura, ya fuera como editor de varias publicaciones periódicas, así como por sus facetas de escritor y traductor de numerosas novelas del alemán al judeoespañol. Entre sus publicaciones periódicas destacan: El koreo de Viena (1861-1872) –con sus suplementos: El trezoro de la kaza (1871) y La polítika (1875)–, El Dragomán (1864) o Ilustra Guerta de Istoria (1880-1882). Shem Tov Semo nació en Sarajevo, pero en la década de los 50 del siglo xix se trasladó con su esposa, Blanca Perera, a Viena, donde comenzó su exitosa y fulgurante carrera 8.
2.2.Yerushalayim (Jerusalén, 1909)
Yerushalayim fue un suplemento del periódico El Liberal, fundado en Jerusalén en 1909 por Moshe Azriel y Hayim Ben-Atar y se publicó hasta 1918 –fecha en la que murió Azriel–. Según se indica en la cabecera del primer número de Yerushalayim, se trata de una «revista sientífika, literaria y umorístika» que «aparese 4 vezes al mez». Según los datos ofrecidos por Moshe D. Gaon (1965: núm. 135) y lo que se deduce de los ejemplares conservados, se publicaron trece números, el primero de ellos en iyar de 5669 (abril/mayo de 1909) y el último en ab de 5669 (julio/agosto de 1909), por lo que tuvo una existencia de cuatro meses. Tal y como se afirmaba en la portada de Yerushalayim, la revista aparecía cuatro veces al mes, periodicidad que solo se cumplió de forma aproximada, ya que la distribución de todos los números es la siguiente: aparecieron dos números en iyar, tres en siván (mayo/junio), cuatro en tamuz (junio/julio) y otros cuatro en ab. La temática y los contenidos de Yerushalayim eran de muy diverso signo, puesto que, junto con noticias del mundo y artículos de ciencia y opinión, encontrábamos también poemas, refranes y chistes 9.
2.3.El Pasa-tiempo (Plovdiv, 1909)
Pocos datos tenemos acerca de este periódico búlgaro puesto que, probablemente, solo se publicó el primer número (Martínez Gálvez, 2012: 112). En su declaración de intenciones se señala lo siguiente: «El Pasa-tiempo espera el sostenimiento moral de akeyos ke estarían en estado a eskrivir kozas literarias-umorístikas, los kualos, por mankansa fin oy de un jornal semejante, no pudieron egzersar sus fuersa umorístika» 10. El Pasa-tiempo se presentaba a sí mismo como un «jornal literario-umorístiko» por lo que no extraña que, entre sus páginas, se publicaran chistes.
2.4.El Grasiozo (Constantinopla, 1910)
Este periódico se presentaba como un «jornal umorístiko de familya» y «aparese dos vezes a_la semana». Su director y editor era Víctor Levy –tal y como aparece en letras latinas en la portada–, quien fue un periodista y un prolífico traductor de Constantinopla. Fundó, dirigió y editó varios periódicos como El Radio de Luz (1885) –«revista sientífika i literaria»–, La Boz (1909), La Patria (1909), El Grasiozo (1910), etc. Entre sus traducciones destacan: Guerta de romansos (1895), así como las novelas La agua de la sotá (1889), Fiel y sinsero (1897), Shelomit (1899), Las muchachas de bronso (s.a.), Los dramas del cazamiento (1899), etc. Además de la obra de historia El reino de Abdul Hamid II y los secretos de Yildiz (1909) 11.
En las páginas del periódico El Grasiozo se encuentran chistes, pero también contenidos literarios e incluso cuentos cortos, de ahí que en la cabecera de la portada apareciesen diversos dibujos representando la cabeza de varios niños. Por desgracia, en la actualidad, solamente conocemos la existencia de dos números –el octavo y el décimo– del primer año.
3.Corpus de chistes
Antes de comenzar nuestro análisis, debemos tener en cuenta el siguiente aspecto: partimos de las primeras dos acepciones que encontramos en el DRAE (22.ª ed.) s.v. chiste: «1. Dicho u ocurrencia aguda y graciosa; 2: Dicho o historieta muy breve que contiene un juego verbal o conceptual capaz de mover a risa. Muchas veces se presenta ilustrado por un dibujo, y puede consistir solo en este». En nuestro caso, no hemos encontrado humor gráfico, puesto que no tenemos en nuestro repertorio ningún chiste acompañado de dibujo ni ninguna ilustración o viñeta chistosa 12. Sí sabemos que los hubo en otros periódicos sefardíes, como por ejemplo en El Djuguetón 13.
Aunque los chistes tienen una extensión variable, se suelen caracterizar por ser breves y están concebidos con una intención claramente humorística. Los temas que tratan son muy variados: política, comportamientos humanos, estereotipos nacionales o sociales, etc. En este sentido, como analizaremos más adelante, en casi todas las culturas muchos chistes están basados en clichés y tópicos. Así, por ejemplo, en la literatura española son frecuentes los que tienen por protagonistas a médicos y abogados 14. En caso de la sefardí, junto a estas profesiones, hay que unir los chistes que tienen lugar en comisaría o en el juzgado, e incluso los protagonizados por soldados o rabinos, porque hemos visto que son bastante numerosos. Veamos ya algunos:
3.1.Médicos
una mujer muy favlistana
Un médiko fue yamado onde una dama hazina, la kuala era muy favlistana. El médiko estuvo asentado a_lado de esta dama más de tres kuartos de ora i no lo deshó avlar al médiko i kontinuamente estava eya avlando kon él kontándole kozas ke no le interesía al médiko. A la fin, kuando vido el médiko ke esta mujer es una grande avladora le avló: «Madam, amóstreme su luenga». La madam le kitó su luenga. I el médiko le disho: «Madam, detenga la luenga kontinuamente afuera asta ke yo egzamino su pulso i su cuerpo». I en esta manera le fue posivle al médiko de kumplir su misión
(Ilustra Guerta de Istoria, año I, n.º 1, p. 23, col b).
Entre dos amigos:
–¡O! ¡Estás bivo! La otra ves ke fui onde ti estavas muy deskaído.
–Sí, es verdad, ma ya tomí nuevas fuersas.
–¿Kómo viene esto?
–No te maravíes, mi kerido, siendo mi mediko kayó hazino.
(Yerushalayim, año I, n.º 1, pp. 5b y 6a).
una buena eskuza
Se. Dorin konversava kon su amigo Pierot kuando el moso entró diziendo:
–Se., el médiko viene de arivar.
–¿El médiko? ¡O! Yo no puedo resivirlo en este momento. Dile ke estó hazino.
(Yerushalayim, año I, n.º 5, p. 37a).
Un médiko aboresía terivlemente los lungos detalyos. Una dama konosiendo esta partikularidad se prezentó un día al médiko por konsultar sovre una yaga ke un perro le avía echo en el braso. Elya entró derechamente sin nada dezir i izo mostrar la yaga al médiko. Este último mira un momento i demanda:
–¿Rezgunyo?
–Modredura.
–¿Gato?
–Perro.
–¿Oy?
–Ayer.
–¿Dolorozo?
–No.
El doktor fue tan entusiasmado de esta konversasión ke tenía gusto de bezar a esta dama.
(Yerushalayim, año I, n.º 6, p. 46, col. a).
3.2.En la comisaría o en el juzgado
Un djendarma arresta sovre el kamino mientres la noche una karosa giada por un aldeano.
–¡Ola! –le grita el djendarma–. ¿No saves dunke ke es defendido de viajar en la noche sin linternas (feneres)?
–Se., ya lo sé, ma esto no sirvierá a nada siendo mi kavayo es siego.
(Yerushalayim, año I, n.º 5, p. 37, col. a).
Un manyetizador es akuzado de enganyador i prezentado al juez.
–Si lyo kerería –dize él–, lyo puedría deshar durmiendo a todos los djuezes akí, en vista non ser kitado libre.
El djuez le responde:
–Este kudiado de endormesernos deshaldo a vuestro avokato.
(El Grasiozo, año I, n.º 8, p. 8, col. a].
En el tribunal
El juez: Vos harvatesh a este ombre kon krueldad.
El akuzado: ¿Ké kerésh? No ay otro remedio por darle a entender. Es un bovo.
El juez: Los bovos son ombres komo vos y komo mí.
(El Grasiozo, año I, n.º 10, p. 5, cols. a y b).
3.3.Soldados
el komandante
El komandante de un rejimento persegía muy muncho la boracheza i disho a los soldados ke si alguno se emboracha, el borachón propio ke le raportee por esto.
Una manyana se le prezentó un soldado boracho.
–Tengo el onor de raportarvos, senyor el komandante, ke ayer estuve boracho.
–Sí, ma tú i oy estás boracho.
–Djusto ansí senyor el komandante, ma por esto vos vo raportar manyana.
(El Pasa-tiempo, año I, n.º 1, p. 4, col. b).
3.4.Rabinos
Un viejo r[a]bino muy povre venía de resivir la vijita de un mendikante ke kaminava a pies deznudos. Ezmovido de tanta mizeria él le da devista un buen par de kundurias nuevas ke él venía de merkar.
–¿Kómo, senyor r[a]bino, vuestras kundurias nuevas por este vagabundo? –le disho su sierva. Vuestras viejas kundurias bastaría.
–Káate –dize el r[a]bino–, kon kundurias viejas él sería revenido manyana, ma kon nuevas yo no lo reveré más fin 3 mezes.
(Yerushalayim, año I, n.º 12, p. 8, col. a).
Además de chistes construidos sobre estereotipos de profesiones, son también sumamente frecuentes los que se basan en roles de género. Estaríamos hablando de sexismo, pero normalmente se da una equidad entre hombres y mujeres, de ahí que en numerosas ocasiones ambos sean objeto de burla. En este tipo de textos vemos cómo las conductas de todos ellos responden, casi siempre a prejuicios de género muy claros. Así, relativos a mujeres encontramos, entre otros:
la espartisión
Mujer: (en ora de morir) Kerido marido, no yores, en el otro mundo torna ya nos toparemos.
Marido: ¡O, djusto por esto yoro!
(Ilustra Guerta de Istoria, año II, n.º 8, p. 192, col. a).
avizo importante
Mi amante se perdió por la kae: 5.000 frankos de regalo para el ke la topa i 10.000 frankos para el ke la detiene.
(Yerushalayim, año I, n.º 2, p. 14, col. a).
Una ija adresandose a_la posta demanda:
–¿Ay letras de mi amante?
–¿Kómo se yama su amante?
–A, senyor, sosh muy kuriozo.
(Yerushalayim, año I, n.º 12, p. 8, col. a).
Y referidos a los varones:
–I bien, Jak, ¿izites una buena mérkida en la sivdad?
–¡Ma sí! Mi mujer me dio kuatro soldos por merkar un kalendario. Por el mezmo presio yo merkí dos del anyo pasado.
(Yerushalayim, año I, n.º 6, p. 46, col. a).
en la shara
El ladrón: ¡Las parás o la vida!
El viadjador: Ah, pardón senyor, yo no tengo la ozadía de gastar ni un sentén 15 sin la permisión de mi mujer.
(Yerushalayim, año I, n.º 7, p. 54, col. a).
Este último punto hay que vincularlo con los chistes que tienen como protagonistas a un matrimonio, pues este se fundamenta también en clichés muy conocidos en las relaciones de pareja. En nuestra prensa hemos encontrado casos como los siguientes:
entre marido i mujer
La mujer: Anoche me sonyí ke yevava un vestido muy ermozo kon djoias presiozas.
El marido: ¿No te sonyates también kén las va pagar?
(Yerushalayim, año I, n.º 7, p. 54, col. a).
Un paso más allá de estas relaciones conyugales serían las familiares, especialmente los que tratan de disputas o malos entendimientos entre suegras y yernos, o también entre padres e hijos. Se trata de chistes bien conocidos en la cultura hispánica y, de manera similar, en la sefardí. Así, por ejemplo:
onde el komisario
–En_fin, ¿vuestra esfuegra kayó por la ventana i vos no izitesh nada por detenerla?
–Pardón, senyor el komisario, yo ya estava abashando por apanyarla, ma elya pasó antes de mí.
(Yerushalayim, año I, n.º 3, p. 20, col. a).
repuesta
El padre: Tú, negro ijiko, ¿no me prometites ayer ke te vas a azer kedo i bueno, ma oy de nuevo harvates a Shimoniko?
El ijiko: (yorando) Papá, te rogo perdonadme. Lyo más no vo prometer.
(El Pasa-tiempo, año I, n.º 1, p. 4, col. b).
Otro tipo de chistes que hemos encontrado con relativa frecuencia son aquellos que tienen lugar entre dos amigos o dos conocidos:
en la kae
Senyor D.: ¿Ké aze usted?
Senyor L.: Devdas.
(Ilustra Guerta de Istoria, año II, n.º 8, p. 190, col. b).
entre dos vezinos
–Ya ay una ora ke este povre está esperando en la puerta. ¿Por_ké no le das limozna?
–¡Dio guadre! –esklamó el otro. Porke yo respekto el refrán ke dize: «Lo_ke no keres para ti no keras para tu kompanyero», i si komo no kero ke me agan a mí limozna, no ago ni yo a_los otros.
(Yerushalayim, año I, n.º 5, p. 37, col. b).
entre dos amigos
–¿Ké manera puditesh kazarvos kon esta muchacha tan fea?
–Elya tenía una fuerte dota i yo serrí los ojos i la tomí.
–Vos arésh bien de no avrirlos.
(Yerushalayim, año I, n.º 7, p. 54, col. a).
Moshón i Hako están durmiendo en una kamareta.
–Hako ve…
–¿Lo_ké ay?
–¿Durmiendo estás? Me preme si no estás durmiendo de rogarte ke me emprestes sien levos.
(Hako, boltándose) –Estó durmiendo.
(El Pasa-tiempo, año I, n.º 1, p. 4, col. b).
Un último caso bastante frecuente en la prensa sefardí son los chistes que se desarrollan entre los criados y sus patrones. Hemos encontrado un par de ejemplos en los que ambos aparecen caracterizados como simples, tontos o un poco bobalicones:
el amo i el siervo
Un senyor echándose una noche a dormir le enkomendó a su siervo ora 5 de_manyana ke lo despierte.
El siervo lo despiertó ora 3 i el amo se iva araviando kon él i le demandó:
–¿Por_ké me despiertates tan temprano?
El siervo respondió:
–Lo despiertí para dezirle ke puede aínda duermir 2 oras.
(Ilustra Guerta de Istoria, año I, n.º 8, p. 192, col. a).
Madam sona fuertemente:
–¡Margerit! ¡Margerit!
La mosa korre al punto i aparese a_la puerta:
–¿Ké gusta, madam?
–¿No está goliendo golor de kemado?
–Sí, madam, son los perdés ke se están kemando.
–¡A, maldicha! ¡Va! ¡Echa agua ensima! ¡Presto!
–Ma, madam, no tengo más ke agua kayente.
(Yerushalayim, año I, n.º 1, p. 5, col. b).
Un nuevo moso se prezenta onde un senyor.
–¿Sigaro fumásh?
–No, senyor. ¿El umo no le aze bueno?
–No es por el umo, es por mis sigaros.
(El Grasiozo, año I, n.º 8, p. 8, col. a).
Una vez vistas algunas muestras de esta literatura o pseudo-literatura humorística que aparecieron en la prensa judeoespañola, podemos llegar a una serie de conclusiones.
4.Conclusiones
Como hemos visto, la mayor parte de estos textos se abren con una indicación muy breve en la que se expone o bien la situación concreta en la que tiene lugar el chiste o bien quiénes dialogan. Este recurso se utiliza con el fin de ahorrar tiempo a la hora de introducir la gracieta, ya que el receptor percibe de forma clara y, a la par sintética, cuál es la situación cómica o quiénes son los interlocutores. En estos casos, quien lee o escucha el chiste imagina hacia dónde se le dirige e incluso, a veces, le predispone ya a la risa.
Sin embargo, esa especie de pequeñas entradillas difieren de las típicas fórmulas de inicio con la que suelen recogerse en las antologías actuales los chistes. Expresiones como «Van dos amigos y le dice…», «Llega un hombre a…», «Dice que está…» se utilizan frecuentemente para dar entrada al chiste. Incluso en numerosos casos se intenta registrar la forma propia de hablar de algún lugar, incluyendo sus expresiones y giros más característicos, así como dando entrada a términos propios del habla más coloquial e incluso vulgar.
En relación con esto último hay que tener en cuenta que, obviamente, no es lo mismo el chiste hablado, contado, que escrito, ya que este carece de la gracia y la teatralidad –la performance– de quien lo cuenta, quien suele hacer gala y poner en juego todos los gestos posibles, la actitud y las expresiones pertinentes que doten de viveza y gracejo a la narración. En este sentido, entendemos cómo pudieron leer los sefardíes de finales del siglo xix y principios del xx los textos aparecidos en estos periódicos, pero no si los contaban de viva voz y, en último caso, cómo lo hacían.
Por otro lado, como ya anunciábamos al principio, hemos podido comprobar que, al igual que en otras culturas, los chistes que aparecen en estos periódicos sefardíes responden a estereotipos, prejuicios y clichés bastante arraigados en la mentalidad de muchas sociedades. Según Anna María Fernández Poncela (2011: 318), el estereotipo «se define inicialmente como una preconcepción generalizada, parte del proceso mental que organiza la información recibida, simplifica el entendimiento para aprehender el ambiente social, predecir acontecimientos, formar categorías sociales, económicas, hacer más sencilla la percepción de la realidad, construcciones, generalizaciones».
En España, por ejemplo, son muy frecuentes los chistes construidos a partir de estereotipos regionales. De este modo, cada comunidad o región suele quedar ridiculizada por algún rasgo o defecto: así, por ejemplo, los catalanes son tachados de tacaños o los vascos de valentones y jactanciosos. En la cultura española, además, hay un prototipo de chiste asociado a los habitantes de un pueblo de Huelva, Lepe, en donde los leperos aparecen siempre como brutos, bobalicones e ignorantes. En cualquier caso, se trata chistes en los que se exageran determinados rasgos de una sociedad para escarnecerla. No hemos encontrado nada similar entre los chistes que hemos manejado en este corpus.
Sí hemos podido constatar, sin embargo, que, al igual que en la Península, existen chistes asociados a profesiones o trabajos; otros están basados en relaciones conyugales o familiares; y existen también los sexistas que puede decirse que son «equitativos en cuanto a la discriminación hacia hombres y mujeres» (Fernández Poncela, 2011: 317). Estos chistes entre marido y mujer nos recuerdan, en ocasiones, los numerosos diálogos matrimoniales que aparecieron publicados en diferentes periódicos sefardíes a partir de las primeras décadas del siglo xx 16.
Nuestros chistes comparten también otras características muy presentes en el género como son: la estructura en forma dialogada y la brevedad –en ocasiones son brevísimos–, la anonimia –puesto que normalmente no se sabe quién es el autor del chiste, como en nuestro caso– y el estar dirigido a un número indeterminado de destinatarios.
Un rasgo también frecuente en casi todos estos chistes es que se tiende a la desproporción hiperbólica, es decir, a la «tendencia a exagerar los rasgos de la realidad chistosa en comparación con la realidad auténtica» (Spang, 1986: 294). La desmesura, la caricatura y hasta lo grotesco suelen darse cita en este tipo de textos. En este sentido cabe destacar, como hace Paloma Díaz-Mas en la introducción al libro de Levy (2014: 13), que «como todo humor judío, el humor sefardí es muy autoirónico, capaz de ver la propia realidad bajo el prisma de lo cómico, de lo ridículo o de lo paradójico. Pero es también un humor mediterráneo y, como tal, optimista incluso en las situaciones más dramáticas, extraordinariamente capacitado para la descripción viva, para la pintura de tipos y de escenas hilarantes, para la caricatura y hasta para el esperpento».
El chiste tiene que ver con lo humorístico, pero no siempre con lo cómico, que es muy distinto. El humor está asociado al temperamento, a la manera con la que cada persona, pero también una sociedad, afronta las situaciones y se enfrenta a los problemas. Lo cierto es que cuando una sociedad, un pueblo o una cultura es capaz de reírse de sí misma –de su «propia sombra», como suele decirse– carece de complejos y alberga un mayor poder socializante, ya que la risa que desencadena un chiste resulta beneficiosa, no solo para las personas –para el cuerpo y la mente–, sino para las sociedades, para la vida colectiva. Cualquier grupo social o étnico disfruta además del chiste porque comparte un contexto sociocultural que le permite entenderlo y «constituye el prototipo de actividad lúdica –gratuita, libre, superflua, desinteresada, placentera, no amenazante– cuya «gracia» es fácilmente accesible a todos» (Vigara Tauste, 2006: 8). Es importante destacar también que «el hecho de que sea anónimo, de transmisión oral, carácter esencialmente lúdico y comprensión instantánea, hace del chiste, sin duda, el género humorístico más popular y «democrático», ya que está al alcance de todos, incluso de los menos dotados económica y culturalmente, y eso garantiza su difusión al margen de las características sociales o culturales de los individuos» (Vigara Tauste, 2002: 204).
Añade, además, Ana María Vigara (2006: 8) que «el chiste, tantas veces considerado un subgénero menor, tantas veces denostado, va dirigido a la inteligencia: precisa de una intelección instantánea y su comicidad no funciona si no conseguimos quedar afectivamente al margen de lo que cuenta. Y si el pueblo [...] disfruta del chiste no es sólo porque conoce y comparte el contexto sociocultural que le permite «entenderlo»; es sobre todo porque para él constituye el prototipo de actividad lúdica [...] cuya «gracia» es fácilmente accesible a todos. Por eso (y también, sin duda, porque es anónimo y de transmisión oral) el chiste es uno de los géneros populares más libertinos e intrascendentes».
Quizá este último aspecto, es decir, que el chiste sea probablemente el género más accesible a todo tipo de público, es uno de los muchos motivos para que se incluyeran en todos estos periódicos. Es el chiste, por tanto, uno de los productos de la literatura oral más desatendido por los estudiosos del folklore y, sin embargo, es un género popular que encierra un juego conceptual agudo, fundamentalmente con un fin cómico o burlesco.
Todas estas características deben hacernos recapacitar sobre la importancia que tiene el estudio de todas estas formas y géneros de la literatura popular y oral. Primero, porque son patrimonio común de todos, de toda una sociedad y muestran muy bien las características y el temperamento de una cultura. Segundo, porque poseemos la capacidad de reír: el chiste y el humor, al igual que el pensamiento, son exclusivos del ser humano. Por lo tanto, gracias al estudio y, sobre todo, a la recopilación de muestras como estas conseguiremos no solo que sirvan de buena terapia sino, lo que es más importante, a ayudar a incrementar el acervo humorístico, en este caso, sefardí.
5.Glosario
abashando ‘bajando’
adresandose‘dirigiéndose’
aínda (cfr. port. ainda) ‘todavía’
akeyos ‘aquellos’
aldikera ‘bolsillo de una prenda de vestir’
apanyarla ‘asirla, cogerla’
araviando ‘enfadando’
arésh ‘haréis’
arivar (cfr. fr. arriver) ‘llegar’
avokato ‘abogado’
bezar ‘besar’
boltándose ‘volviéndose, dándose la vuelta’
boracheza ‘borrachera, embriaguez’
borachón ‘borracho’
calyó ‘cayó’
defendido (cfr. fr. défendre) ‘prohibido’
demandar ‘preguntar, pedir, exigir’
deshaldo ‘dejadlo’
deshó ‘dejó, abandonó, dejó (de lado)’
deskaído ‘decaído’
detalyo ‘detalle’
detiene ‘retiene, no deja irse’
devdas ‘deudas’
devista ‘en seguida’
disho ‘dijo’
djendarma (cfr. fr. gendarme) ‘policía, gendarme’
djoia ‘joya’
djusto ‘justo’
dota ‘dote’, bienes que entrega la mujer en el matrimonio
dunke (cfr. it. dunque) ‘pues, por consiguiente, por tanto, en consecuencia’
egzamino ‘examino’
egzersar (cfr. fr. exercer) ‘ejercer’
elya ‘ella’
entender ‘comprender’
ermozo ‘hermoso’
esfuegra ‘suegra’
eskuza ‘excusa’
espartisión ‘partida, marcha’
ezmovido (cfr. fr. émouvoir) ‘conmovido’
favlistana ‘habladora, charlatana’
goliendo ‘oliendo’
golor ‘olor, aroma’
guadre ‘guarde’
guezmo ‘olor’
harvatesh ‘pegaste, golpeaste’
hazino/a ‘enfermo/a’
ija ‘mujer joven, muchacha’
ijiko ‘muchacho, niño’
izitesh ‘hiciste’
jornal (cfr. fr. journal, it. giornale) ‘periódico, diario’
káate‘cállate’
kae ‘calle’
kamareta (cfr. it. camera) ‘habitación pequeña, sala’
karosa ‘carroza’
kavayo ‘caballo’
kazarvos ‘casaros’
kedo ‘tranquilo, inmóvil’
kén ‘quién’
kero ‘quiero’
kitado ‘liberado, soltado’
kitó ‘sacó, hizo salir’
kudiado‘cuidado, preocupación’
kunduria (tc. kundura) ‘zapato’
levos moneda de Bulgaria
lungos (cfr. it. lungo) ‘largos’
luenga ‘lengua’
lyo ‘yo’
ma (cfr. it. ma) ‘pero, mas’
madam (cfr. fr. madame) ‘señora’
mankansa (cfr. it. mancanza) ‘falta, carencia’
manyana ‘mañana’
manyetizador ‘hipnotizador’
maravíes ‘maravilles’
mendikante ‘mendigo, pedigüeño’
merkar ‘comprar’
mérkida ‘compra’
mezes ‘meses’
mezmo ‘mismo’
modredura ‘mordedura’
mofinozo ‘enfadado, enfurruñado’
mosa ‘criada’
mudante (cfr. it. mutande) ‘calzoncillo, prenda interior masculina’
negro ‘mal, malo’
ozadía ‘osadía’
parás (tc. para) moneda turca
perdés (tc. perde) ‘cortinas, telón’
permisión ‘autorización’
pishar (cfr. fr. pisser) ‘orinar’
povre ‘pobre’
premer ‘ser absolutamente necesario’
puditesh ‘pudiste’
raportee (cfr. fr. rapporter) ‘informe’
regreto (cfr. fr. regret) ‘pena, tristeza, decepción’
rejimento ‘regimiento’
reushir (cfr. fr. réussir, it. riuscire) ‘lograr éxito, conseguir’
revenido (cfr. fr. revenir) ‘vuelto, retornado’
reveré ‘volveré a ver’
rezgunyo ‘rasguño’
sentén ‘céntimo’
serrí ‘cerré’
shara ‘bosque, lugar descampado’
sigaro ‘cigarro’
sivdad ‘ciudad’
soldos ‘duros, perras (moneda)’
topa ‘encuentra’
toparemos ‘encontraremos’
viadjador ‘viajero, viajante’
vijita ‘visita’
6.Bibliografía
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1. Spang, 1986: 289.
2. Der Witz und seine Beziehung zum Unbewussten, publicada en 1905. Puede consultarse, por ejemplo, la siguiente traducción moderna al castellano: Freud, 2012.
3. Véase Díaz Viana, 2008 y la bibliografía allí citada.
4. Hassán, 1966: 230 estableció las diferentes etapas en que se ha dividido el periodismo judeoespañol: a) los inicios, desde 1845 hasta 1908; b) la Edad de Oro (1908-1939); y c) desde la II Guerra Mundial hasta nuestro días. Veremos que, en nuestro caso, los periódicos que analizamos se adscriben a las dos primeras etapas.
5. Véase, por ejemplo, Sánchez-Pérez, 2014.
6. Utilizamos un sistema de transcripción basado en el de la revista Aki Yerushalayim. Dado que los textos que ofrecemos al lector son transcripciones de originales aljamiados –esto es, judeoespañol escrito con caracteres hebreos–, señalamos a continuación las equivalencias gráfico-fonéticas: b bilabial oclusiva sonora /b/; v bilabial fricativa sonora /ƀ/; ch prepalatal africada sorda /ĉ/ dj prepalatal africada sonora /ŷ/; g velar sonora oclusiva o fricativa (usamos el dígrafo «gu» exclusivamente cuando la velar sonora aparece seguida de vocal velar cerrada /u/); h faríngea fricativa sorda /χ/; j prepalatal fricativa sonora /ž/; k oclusiva velar sorda /k/; ly lateral palatal /λ/, que la mayor parte de las veces se realiza en judeoespañol como /y/; ny nasal palatal /ŋ/; s alveolar fricativa sorda /s/; z alveolar fricativa sonora /z/; sh prepalatal fricativa sorda /š/; ts alveolar africada sorda /ŝ/. Puntuamos, acentuamos y versalizamos los textos que citamos según la norma del español contemporáneo. Hemos transcrito en Versalitas aquellas partes que están en letra merubá (cuadrada) en el original. Incluimos al final un glosario con aquellos términos que, en nuestra opinión, pueden ofrecer alguna dificultad de comprensión al lector
7. Manejamos reproducción en microfilm de ejemplares de la Biblioteca Nacional de Israel.
8. Entre los trabajos que se han dedicado a su obra, véanse, fundamentalmente: Bunis, 2013; y Von Schmädel, 2014. Para la curiosa cabecera que abre la portada del periódico que ahora nos ocupa, consúltese Cimeli, 2013. Pueden verse más datos en la página Sefardiweb del CSIC: http://www.proyectos.cchs.csic.es/sefardiweb/node/21 [consultada el 23 de septiembre de 2015].
9. Una aproximación a este periódico puede verse en Sánchez-Pérez, 2011.
10. Martínez Gálvez, 2012: 137 de la edición de textos.
11. Para más datos véase Sefardiweb del CSIC: http://sefardiweb.com/node/2600 [consultada el 4 de octubre de 2015].
12. No hemos tenido en cuenta narraciones breves que, a veces, son consideradas también chistes. Tal y como señalaba José Manuel Pedrosa: «Género [se refiere al chiste] que conoce otras denominaciones, algunas tan objetivas como la de ‘cuento satírico’ o ‘humorístico’, y otras más castizas o locales, como la del ‘chascarrillo’ español o la del Schwank alemán, que era la palabra que el norteamericano Stith Thompson, culminador del gran catálogo universal de los cuentos (The Types of the Folktale) que inició el finlandés Antti Aarne, prefería aplicar a este tipo de relatos» (Pedrosa, 2003: 69).
13. Véase García Moreno, 2010.
14. Sobre chistes en torno a los médicos y la medicina, véanse, por ejemplo: Brioso 2002; Pedrosa 2011.
15. En el texto se lee ‘santes’.
16. Véanse Bunis, 1999a y 1999b; y Sánchez, 2012.