Sobre “Y todo esto pasó con nosotros”. Reescrituras del mundo indígena en la recepción literaria de Tlatelolco 1968

 

Marta Ortiz Canseco

Universidad Autónoma de Madrid, marta.ortiz@uam.es

ORCID: 0000-0002-9263-7572

 

[Sanchis Amat, Víctor Manuel, “Y todo esto pasó con nosotros”. Reescrituras del mundo indígena en la recepción literaria de Tlatelolco 1968. Madrid-Frankfurt, Iberoamericana-Vervuert, 2020, 220 pp.]

 

Una de las maneras más productivas, a mi modo de ver, de revisar la literatura producida en tiempos contemporáneos es la de acercarse a ella partiendo de lecturas y modos de hacer de siglos anteriores. En el caso de la literatura latinoamericana resulta interesante no perder de vista la producción de textos de época colonial, incluso aquellos que se hicieron como rescate de producciones culturales prehispánicas, para comprender, quizá no mejor, pero sí de otras maneras, los acercamientos que realizan sus autores a los sucesos contemporáneos. Este es el procedimiento que nos ofrece Víctor Sanchis en su libro “Y todo esto pasó con nosotros”. Reescrituras del mundo indígena en la recepción literaria de Tlatelolco 1968, en el que propone una lectura de los textos producidos a raíz del ataque que sufrieron los estudiantes mexicanos por parte del Estado en el año 1968, a partir de la lectura de textos prehispánicos y coloniales que realizaron los autores de dichos textos.

El primer capítulo está dedicado a trazar un panorama bibliográfico sobre aquella literatura mexicana que de un modo u otro se ha acercado a los acontecimientos del 68. Así, Sanchis ofrece una revisión de las obras poéticas, dramáticas y narrativas vinculadas a este suceso, así como de las antologías y estudios publicados hasta hoy. De toda esta producción literaria, el autor centra su estudio principalmente en las obras que han abordado la tragedia del 68 desde el punto de vista del análisis de la historia de México y la resemantización de su pasado.

Quizá la figura principal que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de reinterpretación de la historia mexicana es la de Octavio Paz, a cuya obra Sanchis dedica su segundo capítulo. Específicamente se centra en su poema “México: Olimpiada de 1968” y en la apostilla aparecida en El laberinto de la soledad bajo el título de Posdata (1970). Es Paz quien establece una lectura de la historia de México “como una secuencia de violencia repetida y una constante de sangre que ha hilado las diferentes historias que conforman la identidad mexicana” (“Y todo eso” 44). Esta idea de la “violencia repetida” es la que va a vertebrar todo el ensayo de Sanchis, quien rastreará su difusión en gran parte de la producción literaria posterior a los acontecimientos del 68.

Sin detenerse demasiado en lo que la polémica figura de Paz ha representado en la historia intelectual y política de México, Sanchis se centra en su reacción a los movimientos estudiantiles de los años 60, que culminaron en la matanza del 68, tras la cual Paz dimitió de su cargo como embajador en Nueva Delhi. El poema “México: Olimpiada de 1968”, firmado el 3 de octubre de ese año, un día después de los trágicos acontecimientos, inaugura lo que Sanchis perfila como un intento de explicar este suceso a partir de “la esencia ritual y la reiteración de sacrificios de la historia mesoamericana”, así como una reactualización del “espacio de Tlatelolco con una proyección de lugar sagrado, sacrificios rituales” (“Y todo eso” 62). De este modo, reaparece la línea argumental que Paz había desarrollado en El laberinto de la soledad sobre la reflexión identitaria nacional y que es actualizada en Posdata.

Lo cierto es que esta idea de la historia de México como una historia de “violencia repetida” va a ser desarrollada por gran parte de los y las autoras que escribieron a propósito de los acontecimientos del 68. Sanchis analiza, en el tercer capítulo, la obra de Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Juan Bañuelos y Marcela del Río, todos ellos influidos por la importantísima publicación, en 1959, de la antología de textos indígenas con traducción castellana llevada a cabo por Miguel León-Portilla bajo el título de Visión de los vencidos. Esta obra, considerada hoy un clásico de la tradición literaria e histórica mexicana, “presenta una reinterpretación mediatizada de los manuscritos conservados del siglo XVI, sobre todo de los Anales de Tlatelolco (1528), de la colección Cantares mexicanos, y de muestras recogidas por Sahagún en el conocido Códice florentino” (“Y todo eso” 74). Lo interesante, tal y como señala Sanchis, es que el éxito de esta antología se basó en gran parte en el valor que le dieron sus lectores coetáneos, puesto que se otorgó a estas traducciones “un valor identitario fundacional” y se convirtieron en “un antecedente histórico-literario al que asirse para interpretar el desgraciado final del movimiento estudiantil de 1968” (ibid. 75). Así lo demuestra Sanchis al analizar La noche de Tlatelolco, de Poniatowska, el “Manuscrito de Tlatelolco”, de Pacheco, No consta en actas, de Bañuelos, y “Tlatelolco (canon a tres voces)”, de Del Río.

Más allá de la influencia específica de Visión de los vencidos en esos autores concretos, Sanchis avanza en su ensayo analizando la obra de otros creadores que se acercaron, de una u otra manera, a los acontecimientos del 68. El capítulo cuarto está dedicado al autor de origen argentino Máximo Simpson Grinberg, quien rescata, en su poema “Tlatelolco (Cuauhtémoc)”, la figura de este tlatoani de la resistencia mexica en tiempos de la invasión española, convertido en símbolo de la libertad en la historia mexicana. Los capítulos quinto y sexto ofrecen una línea similar, en este caso con la revisión de otras figuras de la historia azteca como Quetzalcóatl, actualizado en la pieza teatral Todos los gatos son pardos (1970), de Carlos Fuentes, o Tizoc, resucitado en la pieza de Pablo Salinas titulada Tizoc, emperador (tragedia mexica en un acto, dividida en tres cuadros (1970). El capítulo octavo ofrece un análisis de las obras de José Carlos Becerra, Juan Miguel de Mora y Felipe Galván, y el libro se cierra con un epílogo centrado en algunas de las crónicas más intensas de Carlos Monsiváis, publicadas entre 1967 y 1970, en las que narra el día a día del movimiento estudiantil, así como los sucesos del 68 y los acontecimientos posteriores.

En definitiva, Víctor Sanchis busca demostrar de manera sistemática cómo un acontecimiento trágico como fue la balacera contra los estudiantes en el año 1968 perpetrada por el Estado mexicano puede producir un terremoto creativo, no solo en los nuevos modos de acercarse a la literatura, sino también (y sobre todo) en la necesidad de releer una historia plagada de violencia. Esa violencia heredada de guerras antiguas se actualiza, el sello de la violenta invasión colonial y el intento de destrucción de toda una cultura se revive, necesita de nuevas lecturas que expliquen nuestro presente. El autor de este libro consigue demostrar que esa “violencia repetida en la historia de México” se convierte casi en un tópico de las creaciones literarias después del 68. Un enorme esfuerzo por sistematizar la producción posterior al 68 y por ofrecer una lectura que unifique y dé forma a las diversas interpretaciones que un suceso semejante produce a nivel social, político, histórico y literario. El libro de Víctor Sanchis demuestra que es posible encontrar una cierta coherencia al acercarnos a las tragedias del pasado desde un análisis pausado y, sobre todo, mediante un trabajo perspicaz y respetuoso con la memoria de quienes sufrieron, directa o indirectamente, las consecuencias de un ataque tan nefasto como el del 68.

 

 

Citation: Ortiz Canseco, Marta. “Sobre ‘Y todo esto pasó con nosotros’. Reescrituras del mundo indígena en la recepción literaria de Tlatelolco 1968”. Revista Letral, n.º 26, 2021, pp. 227-230. ISSN 1989-3302.

Funding data: The publication of this article has not received any public or private finance.

License: This content is under a Creative Commons Attribution-NonCommercial, 3.0, Unported license.