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Ayete Gil, María (2023). Ideología, poder, cuerpo. La novela política contemporánea. Barcelona: Bellaterra. ISBN 978-84-19160-12-6. 320 pp.

 

 

 

 

 

 

Cristina Somolinos Molina

Universidad de Alcalá

cristina.somolinos@uah.es

https://orcid.org/0000-0002-5334-7281

Recibido: 29/04/2024

Aceptado: 06/10/2024

https://doi.org/10.30827/impossibilia.282024.30686

 

La publicación de Ideología, poder, cuerpo. La novela política contemporánea supone un hito en la comprensión del campo literario más reciente. En este ensayo, su autora, Maria Ayete Gil, plantea la necesidad de explorar lo que denomina la re-politización de la novela tras el 15M, entendiendo que con este movimiento iniciado en 2011 se produce una apertura de los imaginarios de lo posible y se abre un espacio de escucha para la irrupción de cuestiones que, desde la transición, habían sido relegadas a un segundo plano, cuando no directamente obviadas en los discursos narrativos. Se trata de problemas relacionados con los ámbitos de trabajo desde el punto de vista de la explotación y la precariedad, con los sistemas de sujeción social en relación con los mecanismos de poder, con la desigualdad ligada a todo ello y con las violencias en su dimensión material, en tanto que afectan a la corporalidad. La crisis económica de 2007/2008, como antecedente, y el estallido del movimiento 15M en mayo de 2011 constituyen dos hechos que sirven de guía para establecer la hipótesis del libro: a partir de estos dos momentos, se produjo un regreso a la articulación de lo político en la novela española.

Tal y como se anuncia ya desde el título, el ensayo presenta una estructura que sistematiza de un modo muy claro los tres ejes que Ayete Gil analiza, vinculado cada uno de ellos con una problemática concreta presente de especial modo en la narrativa española actual: ideología, poder y cuerpo, que conforman los capítulos centrales del libro. De forma previa al análisis de cada uno de estos tres ejes, nos encontramos con un capítulo introductorio, titulado “El tridente: ideología, política, literatura”, en el que Ayete Gil fundamenta las bases teóricas y filosóficas de su análisis literario. Para ello, parte de la filosofía de Louis Althusser, Juan Carlos Rodríguez, Jacques Rancière o Chantal Mouffe para discutir acerca de la posibilidad y del significado del sujeto libre en el capitalismo, en torno a la fundamentación y caracterización de la ideología, así como sobre la dimensión de los textos literarios como textos ideológicos. Se plantea, en este sentido, el ámbito de lo político en relación con la literatura y este capítulo aporta un valioso recorrido por las definiciones propuestas por los estudiosos que, desde los años setenta, han abordado la cuestión. Las etiquetas “novela social”, “novela política” o “novela partidista” son contrastadas y sometidas a crítica en este apartado: la autora, tras realizar este repaso, llega a una definición propia de novela política, “la que muestra, presenta y hace visibles las contradicciones radicales que pueblan y presentan nuestro inconsciente” (69), que va a servir como base en su análisis del corpus. En este capítulo se justifica, asimismo, la elección del corpus narrativo cuyo análisis se acomete en sucesivos capítulos, así como las posiciones diversas que ocupan estas novelas en el campo literario de la España reciente.

En el segundo capítulo, titulado “Ideología. Literatura hacia otro horizonte”, la autora se propone, a través de un conjunto de novelas, dar respuesta a dos inquietudes fundamentales: averiguar cómo funciona la ideología en su función legitimadora del sistema y rastrear cómo el capitalismo produce un espejismo de libertad en el sujeto que resulta necesaria, al mismo tiempo, para su reproducción. Para ello, explora cómo la narrativa que se ha publicado desde la crisis económica española de la primera década del siglo abre una serie de grietas desde las cuales es posible presentar alternativas al capitalismo no solamente como sistema económico, sino también como modelo que genera subjetividades. Las novelas que se emplean para ello son Panfleto para seguir viviendo (2004 [2007]), de Fernando Díaz, Factbook. El libro de los hechos (2018), de Diego Sánchez Aguilar, Feliz final (2018), de Isaac Rosa, Acceso no autorizado (2011), de Belén Gopegui, Quédate este día y esta noche conmigo (2017), de Belén Gopegui y Yo misma, supongo (2016), de Natalia Carrero. El análisis de estos textos se realiza en función de diferentes cuestiones: la posibilidad de la libertad en el capitalismo y, ligada a ella, la cuestión del determinismo, clásica en la novela contemporánea; la ilusión de la subjetividad libre y la representación de los mecanismos de poder y las posibilidades de organización colectiva en estas novelas.

En el tercer capítulo, titulado “Poder. Espacio, institucionalización y gobierno del otro”, el punto de partida para el análisis de los entresijos del poder lo constituye el pensamiento de Michel Foucault, y no en vano el capítulo comienza por una recapitulación de lo que la autora denomina “la caja de herramientas Foucault”. Las novelas que se abordan en este capítulo son Cuatro por cuatro (2012) de Sara Mesa, Lectura fácil (2018) de Cristina Morales, Cara de pan (2018) de Sara Mesa, La vida de las estrellas (2018) de Noelia Pena, Un amor (2020) de Sara Mesa, Fábricas de cuentos (2019) de Javier Mestre, Cosas vivas (2018) de Munir Hachemi, Nada es crucial (2020 [2010]) de Pablo Gutiérrez, así como El trepanador de cerebros (2010) y Cicatriz (2015) de Sara Mesa. El hilo conductor del recorrido por la diversidad de estas propuestas narrativas lo constituye la pregunta acerca de cómo el capitalismo impone una disciplina que asegura la eficiencia productiva de los cuerpos y aplica intervenciones en sentido correctivo. Supone este el capítulo central del libro, formado por un nutrido corpus de novelas que, a juicio de Ayete Gil, evidencia dos cuestiones: por un lado, las estrategias de poder que el sistema impone a los individuos para asegurar su obediencia y sujeción; por otro lado, la posibilidad de articular literariamente las fallas de estos discursos dominantes, en tanto que lo que les ocurre a los personajes de las novelas no depende de su mundo interior, sino de causas que se encuentran fuera de ellos.

Cierra el libro el capítulo cuarto, “Cuerpo. Violencias y cicatrices”, de tal forma que finaliza el recorrido que se iniciaba desde lo -aparentemente- inmaterial (la ideología) y recorría los mecanismos de poder, incluyendo los vínculos entre precariedad y explotación laboral, con una dimensión claramente material. Este tercer eje de análisis se centra en las consecuencias perceptibles de la explotación a través de las huellas que deja en los cuerpos. El punto de partida del análisis literario es precisamente ese: entender el cuerpo como lugar “donde quedan impresos los efectos de la vida en el capitalismo” (224), y para ello la autora acude a trabajos teóricos en torno a la intersección entre las nociones de vulnerabilidad y precariedad, de entre ellos los escritos Judith Butler, Rita Segato, Giorgio Agamben, Roberto Esposito o Marina Garcés, con el fin de aplicar estos desarrollos teóricos al análisis de un conjunto de novelas entre las que se encuentran Las alegres (2020) de Ginés Sánchez, Pornoburka (2013) de Brigitte Vasallo, Cabezas cortadas (2018) de Pablo Gutiérrez, Clavícula (2015) de Marta Sanz, La trabajadora (2014) de Elvira Navarro, Las maravillas (2020) de Elena Medel, La mano invisible (2011) de Isaac Rosa o La lección de anatomía (2014 [2008]) de Marta Sanz. Vuelve, asimismo, a dos novelas analizadas en capítulos previos: Cosas vivas y Feliz final, demostrando así que estas obras no presentan tales cuestiones de forma aislada, sino que, aunque predomine alguno de los tres enfoques, el tratamiento narrativo presenta todo ello de un modo entrelazado.

En consecuencia, las diferentes partes de este trabajo quedan perfectamente ligadas, y las referencias cruzadas que se traban entre ellas evocan una idea de totalidad que desemboca en una lectura del panorama narrativo actual que explica el regreso de lo político a la narrativa tras el 15M. La preocupación por cuestiones políticas por parte de una narrativa crítica reciente se codifica, por tanto, en relación con los discursos ideológicos contra los que abren grietas estas narraciones, con los mecanismos del poder y su tratamiento narrativo y con las representaciones de unos cuerpos vulnerables, maltratados y exhaustos que aparecen asimismo en estas novelas. Pero la pretensión de la autora no queda en el análisis inmanente de lo literario, sino que Ayete Gil entiende que los discursos narrativos funcionan como catapulta para la transformación de los problemas de la España actual.

 

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