Tecnología
y catastrofismo: un análisis de necesidad y contingencia en The Difference Engine de William Gibson
y Bruce Sterling[1]
Technology
and Catastrophism: an Analysis of Necessity and Contingency in William Gibson
and Bruce Sterling’s The
Difference Engine
Alexia Sarasúa Gutiérrez
Universidad de Oviedo
alxsarasua@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5818-9705
Recibido: 22/12/2023
Aceptado: 04/04/2023
Resumen
El principal objetivo
de este artículo es analizar las manifestaciones del binomio
necesidad/contingencia en la novela The Difference Engine (1990) de
William Gibson y Bruce Sterling. Tras una exposición inicial de las principales
características de las obras ucrónicas, se profundizará en las nociones
paradójicas de necesidad y contigencia junto con el factor de la agencia
humana, prestando especial atención a las propuestas de Kathleen Singles en su
libro Alternate History: Playing with Necessity and Contingency (2013).
El tercer y último apartado del artículo se centrará en el análisis de The
Difference Engine, que partirá de la tesis de Singles y de las ideas
presentadas por otros académicos como Herbert Sussman y Nicholas Spencer,
quienes ya habían discutido previamente la presencia de estos conceptos en la
novela.
Palabras clave: William Gibson, Bruce Sterling, La máquina diferencial, ucronía,
causalidad, necesidad, contingencia.
Abstract
The main aim of this article is to analyse the
manifestations of the necessity/contingency dichotomy in William Gibson and
Bruce Sterling’s novel The Difference Engine (1990). After an initial
introduction to the main characteristics of alternate history works, we will
delve into the paradoxical notions of necessity and contingency along with the
human agency factor, paying particular attention to the Kathleen Singles’
proposals in her book Alternate History: Playing with Necessity and
Contingency (2013). The third and last section will focus on the analysis
of The Difference Engine, which will draw from Singles’ thesis and the
ideas introduced by other scholars such as Herbert Sussman and Nicholas
Spencer, who had already discussed the presence of these concepts in the
novel.
Keywords: William Gibson, Bruce Sterling, The Difference Engine, Alternate History, Causality, Necessity,
Contingency.
Definir
el (sub)género literario de la ucronía —o alternate history, término más común
en los países de tradición anglófona— siempre ha resultado una tarea cuanto
menos compleja (Winthrop-Young, 2009: 104-105; Singles, 2013: 14). Con el paso
de los años, el corpus de textos considerados como tal ha ido en aumento,[2] así como lo han hecho los estudios
enfocados en este género en particular, manteniendo un diálogo académico
constante sobre su taxonomía y sus principales particularidades. Sin duda, la
exploración de escenarios históricos que podrían haber tenido lugar —pero que
finalmente no lo hicieron— es una de las características más evidentes del
género, tanto en su vertiente de ficción literaria como en su equivalente en
los estudios historiográficos, la historia contrafactual. También lo es la
forma en la que cuestionan la narrativa de la historia tal y como la conocemos
—en clara consonancia con las ideas de teóricos de la historiografía como
Hayden White y Paul Ricoeur (Hellekson, 2001: 1)—[3] y el consecuente
“emborronamiento” de las líneas que separan la realidad de la ficción. Sin
embargo, tanto el cuestionamiento de la narrativa de la historia como el
“emborronamiento” de realidad y ficción son rasgos que también podrían
atribuirse fácilmente a otros géneros literarios como el de la metaficción
historiográfica (Hutcheon, 1989: 4; Singles, 2013: 60).
El diálogo académico con respecto a
las características de la ucronía aún pervive en los estudios ucrónicos
actuales. En el momento de escribir este artículo, los más recientes serían la
tesis doctoral The Plot Against the Past:
An Exploration of Alternate History in British and American Fiction de
Giampaolo Spedo (2009) y el libro Alternate
History: Playing with Contingency and Necessity de Kathleen Singles (2013),
al cual prestaremos especial atención.[4] Ambos trabajos tratan de
ir más allá de lo establecido por estudios previos, buscando una definición más
concreta de la ucronía que permita distinguir claramente sus obras de otras
pertenecientes a géneros con los que comparten determinadas características.
Tampoco se conforman con la concepción de la ucronía como subgénero de la
ciencia ficción que ofrecen otros académicos como consecuencia de su carácter
especulativo (Hellekson, 2001: 19; Rosenfeld, 2005: 4; Ransom, 2010: 258),
considerándola confusa y problemática (Spedo, 2009: 16; Singles, 2013: 14).
Teniendo esto en cuenta, podemos asumir que estamos hablando de un género
independiente con una capacidad notable para solaparse con otros —siendo la
ciencia ficción el más recurrente, pero también pudiendo adoptar la forma de
una novela tradicional o de fantasía (Schneider-Mayerson, 2009: 65). El propio
corpus ucrónico presenta una gran variedad de ejemplos que respaldan esta
capacidad, especialmente historias que comprenden rasgos comúnmente asociados con
la ficción detectivesca o de espionaje como SS-GB
de Len Deighton (1978) o Fatherland [Patria] de Robert Harris (1992), obras
que precisamente carecen de las características tradicionales de la ciencia
ficción.
Llegados a este punto, nos
planteamos cuáles son las cualidades esenciales de una ucronía. Si observamos
las definiciones propuestas por diversos académicos a lo largo de los años, hay
un elemento que evidentemente destaca por encima de los demás: la presencia de
un evento histórico que es modificado —una “divergencia imaginada” (Alkon,
1994: 68)— que marca la ruptura con la narrativa histórica conocida y aceptada
por el público general, dando lugar a nuevos posibles desenlaces y a la
exploración de, como mencionábamos anteriormente, aquellos escenarios que
podrían haber tenido lugar si las circunstancias hubiesen sido diferentes. Esto
es lo que conocemos como el punto de divergencia —también llamado punto Jonbar
o nexus event, como lo denomina
Hellekson (2001: 6). Los puntos de divergencia son una clave indudable para
poder entender los posibles propósitos de las ucronías más allá del mero
entretenimiento: por un lado, el análisis de relaciones causales en las
narrativas históricas consolidadas, poniendo de manifiesto la relevancia del
evento histórico modificado a través de la examinación de unas consecuencias
alternativas; y por otro, la aportación de críticas y observaciones sobre el
pasado en contraste con la actualidad del momento en el que la obra fue
publicada mediante la introducción de un escenario “de fantasía” o “de
pesadilla” desencadenado tras la divergencia (Rosenfeld, 2002: 93). No
obstante, Kathleen Singles señala la condición principal para que el punto de
divergencia pueda considerarse verdaderamente un elemento distintivo de las
ucronías: la ausencia de un punto de convergencia posterior —en otras palabras,
los cambios establecidos por la divergencia deben ser permanentes (2013: 81).
En su
libro, Singles destaca una particularidad más de las ucronías, en la cual el
punto de divergencia juega un papel decisivo: la reflexión sobre los conceptos
de necesidad y contingencia, que se expondrá en mayor profundidad en el segundo
apartado. Como observaremos, estos conceptos de necesidad y contingencia
estarán siempre expuestos en mayor o menor medida en toda narrativa ucrónica.
Partiendo de las ideas propuestas por Kathleen Singles, el objetivo de este
artículo es exponer las diferentes maneras en las que la novela The Difference Engine [La máquina diferencial] de William
Gibson y Bruce Sterling (1990) manifiesta esta característica propuesta por la
académica.
Si bien es cierto que Singles no ha sido la primera en considerar
los conceptos de necesidad y contingencia en ucronías —como podremos observar
en la bibliografía que aparece en el tercer apartado, ya existían estudios
previos que los contemplaban en The
Difference Engine antes de la publicación de su libro—, sí que es posible
atribuirle el mérito de ser la primera en profundizar en ellos y establecer una
conexión con el punto de divergencia. En Alternate
History: Playing with Necessity and Contingency, la autora tiene como
objetivo la investigación del corpus de textos ucrónicos en el marco de la
búsqueda de la definición de un nuevo campo dentro de la narratología, las “future narratives”,[5] a la par que pretende
llegar a un mayor entendimiento de la naturaleza de las ucronías como género
literario (2013: 1). Por consiguiente, Singles plantea una serie de tesis
destinadas a esclarecer diferentes aspectos controvertidos sobre las ucronías,
entre las cuales destaca la décima, con la que se propone que las ucronías
presentan una noción paradójica de necesidad y contingencia. Singles expone lo siguiente:
In
investigating the logic that produces a chain of events that diverges from the
normalized narrative at one crucial point, I propose that alternate histories
feature a paradoxical notion of contingency and necessity:
10. The point of divergence relies upon the principle
of contingency, while the continuing variance from the normalized narrative of
the real past – that is, the rest of the narrative – relies on the principle of
necessity.
Historians
criticize counterfactual argumentation in historiography because of this
paradox. However, one might argue that, much more than any kind of linguistic
innovation, it is precisely this paradox as well as its development on a
thematic level, that helps to make alternate history a viable kind of
literature (Singles
2013: 9).
Posteriormente, la autora procede a
profundizar en esta propuesta, buscando marcar una diferencia fundamental con respecto
a otros tipos de ficción histórica que carecerían de esta paradoja. Así pues,
se nos recuerda en qué consisten los conceptos básicos que la componen: la
necesidad —o
la cosmovisión equivalente, el determinismo— sostiene que tan sólo existiría un
único desenlace posible para un evento determinado; y la contingencia —o la
cosmovisión equivalente, el libre albedrío— sostiene que en realidad existirían
varias posibles consecuencias para el evento en cuestión. En estas dos nociones
que tratan de determinar cuál es el principio básico detrás de las relaciones
de causa y efecto que dominan las ucronías también entra en juego un tercer
factor: la agencia humana, que posee el poder de provocar un giro de los
acontecimientos en la narrativa. Asimismo,
si esta agencia humana fuese negada, nos encontraríamos ante un caso evidente
de creencia en la noción de necesidad (2013: 130-131).
Regresando a la tesis planteada
originalmente, Singles sugiere que las ucronías poseen esta paradoja de
necesidad/determinismo y contingencia/libre albedrío como resultado de la
existencia del punto de divergencia. Por norma general, el mundo de una ucronía
se rige por la necesidad:
in order to endow a given event with historical
meaning, [...] the alternate outcome has to be traced far enough on a given,
linear path to show that the alteration of the event truly produces a world
different from the one that we know (2013: 131).
Evidentemente, esta linealidad está
influenciada por una postura determinista, pero si nos detenemos a pensar en la
hipótesis especulativa que constituye la base de las ucronías encontraremos que
se produce un choque de principios, pues esto último supone “a much more
‘loose’ approach to cause and effect governed by contingency” (Singles 2013:
131). Por este motivo, Singles llega a la conclusión de que el libre albedrío
prevalece en el punto de divergencia, donde la agencia humana muestra su máximo
potencial para marcar la diferencia, ya sea de forma consciente o inconsciente
(2013: 131). Esto se ve generalmente reflejado en el tipo de eventos históricos
que los autores de ucronías tienden a seleccionar como puntos de divergencia,
en su mayoría guerras o batallas —dado su carácter contingente, ya que
en estas abundan los momentos de inflexión impredecibles que precisamente
cumplirían con las condiciones de contingencia y plausibilidad (Gallagher,
2007: 57). Schneider-Mayerson incluye en estas tendencias las decisiones
tomadas por individuos célebres y poderosos, destacando el rol excepcional de la agencia humana en el punto de
divergencia y señalando la estrecha relación que muchas ucronías mantienen con
la teoría del Gran Hombre, popularizada por Thomas Carlyle en el siglo XIX
(2009: 72).[6]
Finalmente,
Singles habla de cómo esta paradoja de necesidad y contingencia ha sido
percibida convencionalmente como una falacia en el campo de la historia
contrafactual, recibiendo duras críticas por parte de algunos autores; pero,
por otra parte, defiende que “For our purposes here, it seems that
methodological error in one discipline is a valuable means of discourse in the
other” (2013: 132). Los autores de ficción ucrónica no están sujetos a las mismas
exigencias de rigurosidad que los historiadores, por lo que no existirían las
mismas connotaciones negativas al hacer uso de un modelo de causalidad mucho
más simplificado (2013: 132-133). Aclarados
estos conceptos, se procede a analizar las obras ucrónicas propuestas,
examinando fundamentalmente las diversas formas en las que la necesidad, la
contingencia y la agencia humana se manifiestan a nivel temático. El caso más
paradigmático es, sin duda, The Man in
the High Castle [El hombre en el
castillo] de Philip K. Dick (1962), en el que la muerte del presidente
Franklin D. Roosevelt desata una nueva narrativa en la que la Alemania nazi y
el Japón imperial ganan la Segunda Guerra Mundial, ocupando y dividiendo el
territorio estadounidense. La novela muestra las vidas de diferentes personajes
que tratan de encontrar “a sane
balance between free will and determinism” e incluye varios elementos que
reflejan este dilema, como el oráculo del I
Ching o la meta-ucronía The
Grasshopper Lies Heavy (Singles 2013: 154-155). Otros ejemplos analizados
incluyen otras novelas como The Plot
Against America [La conjura contra
América] de Philip Roth (2004), Making
History [Haciendo historia] de
Stephen Fry (1996), o la película Inglorious
Bastards [Malditos bastardos] de
Quentin Tarantino (2009).
The
Difference Engine, si bien fue ya analizada por Karen Hellekson en términos
de un modelo histórico teleológico, no se encuentra en la selección de obras
analizadas por Singles. Cabe señalar que esto no significa que la novela de
Gibson y Sterling esté exenta de manifestaciones significativas de las nociones
de necesidad y contingencia, más bien al contrario; por ello, en el siguiente
apartado exploraremos dichas manifestaciones partiendo de las aportaciones de
Singles y otros autores que anteriormente habían considerado estos conceptos en
sus análisis de la obra.
The Difference Engine, de William Gibson y Bruce
Sterling, es una vez más un ejemplo de la coexistencia de diferentes géneros
dentro de la misma novela, mostrando rasgos asociados con el steampunk o el ciberpunk[7] en una historia
desarrollada a partir de una premisa esencialmente ucrónica que presenta las
historias de varios personajes que residen en la ciudad de Londres en un año
1855 bastante diferente de la conocida.
Su punto de divergencia es de índole
tecnológica: la culminación de la construcción de la máquina analítica a manos
de Charles Babbage; un proyecto que, según la narrativa histórica que
conocemos, tuvo que ser abandonado debido a la falta de financiación por parte
del gobierno británico y los conflictos con su ingeniero principal, Joseph
Clement. Aunque no se trate de una divergencia directamente relacionada con una
batalla o guerra, esta idea ha demostrado tener un grado notable de
popularidad, inspirando otras obras ucrónicas como la novela gráfica The Thrilling Adventures of Lovelace and
Babbage: The (Mostly) True Story of the First Computer de Sydney Padua
(2015). En The Difference Engine,
este cambio nos conduce hacia una Era de la Información prematura que coincide
con la Revolución Industrial en curso, dando lugar a una nueva jerarquía
política y social que favorece mayoritariamente a los conocidos como savants [sabios o eruditos]: una clase
social emergente que reúne a aquellos académicos, científicos, ingenieros e
inventores que han hecho contribuciones significativas al desarrollo de esta
nueva sociedad.
Partiendo de este
punto de divergencia vinculado a la máquina analítica, resulta imperativo
comenzar analizando el factor de la agencia humana en relación con las
tecnologías alternativas que aparecen en la novela. En primera instancia, el
logro de Charles Babbage refleja claramente la tesis de Singles, evidenciando
el rol del matemático como “gran hombre” cuyo ingenio —de acuerdo con el mundo
alternativo ideado por Gibson y Sterling— podría haber cambiado el mundo tal
como lo conocemos, en una demostración directa de la relevancia de la agencia
humana. Patrick Jagoda, el cual ofrece un análisis de The Difference Engine con un enfoque steampunk, llega a la conclusión de que los autores toman esta ruta
con el fin de examinar la contingencia subyacente de la historia (2010: 49).
La consecución de la máquina
analítica es, no obstante, solamente el inicio de los avances tecnológicos que
culminarán en el desarrollo del modus, un codiciado programa que
permitiría al usuario triunfar en las apuestas deportivas (Gibson &
Sterling, 1990: 172), y que es desvelado finalmente como el auténtico
“narratron” de la novela: una inteligencia artificial omnividente que se está
auto-relatando los acontecimientos de The Difference Engine a lo largo de sus
diferentes “iteraciones”[8] en un intento de hacerse
arrancar —una búsqueda de orden en su propio caos que concluye en el punto de
exclamación final (Fischlin, Hollinger, Taylor, Gibson, Sterling, 1992: 10)–.
Curiosamente, a pesar del final distópico —especialmente desde la perspectiva
de la historiografía whig—[9] en el que la humanidad ha
quedado subordinada a las máquinas, la mayoría de los acontecimientos de las
iteraciones del auto-relato de esta I.A. incluyen diversas muestras de agencia
humana.
Con el desarrollo de nuevas
tecnologías se conciben nuevos propósitos para las máquinas, y a su vez, la
relación de los personajes con estas máquinas marca el rumbo de la historia.
Herbert Sussman destaca la presencia de una narrativa determinista que demoniza
la tecnología de la información (1994: 7), y se manifiesta en una propuesta que
una vez más responde a la búsqueda de orden en el caos: el uso gubernamental de
la máquina analítica para la vigilancia masiva y la predicción de conductas de
la población —un control panóptico de dudosa ética que contradiría las
políticas sociales de las que el gobierno de Lord Byron se enorgullecía–.
Incluso aquellos que se oponen al gobierno, el Capitán Swing y los luditas,
ambicionan conseguir el modus para obtener control sobre el porvenir [futurity] (Gibson & Sterling, 1990:
284), considerándolo un agente instrumental con un futuro determinado y siendo
partícipes de este discurso anti-tecnológico (Spencer, 1999: 420). Al mismo
tiempo, Gibson y Sterling subvierten esta narrativa a través de una reescritura
de Sybil, or The Two Nations de
Benjamin Disraeli (1845) que cambia el conflicto sobre la clase obrera por el
conflicto sobre la incertidumbre de los avances tecnológicos, y reconstruye a
personajes como Charles Egremont, que pasa de héroe conciliador a promotor del
control panóptico.
Sussman también señala una analogía
entre los computer cowboys —más conocidos como console cowboys— del clásico Neuromancer
del propio Gibson (1984) y los personajes de The Difference Engine que hacen frente a esta concepción negativa y
determinista de los avances tecnológicos mediante el uso de, precisamente, las
nuevas tecnologías —la máquina analítica— y su agencia humana, en una clara
demostración del poder del libre albedrío (1994: 11). Entre estos personajes,
podemos destacar el único completamente ficticio que no ha sido tomado prestado
de la historia o de la novela de Disraeli: Edward Mallory, el erudito
responsable del descubrimiento del brontosaurio en esta línea temporal. Mallory
es, sin duda, el personaje que mejor encarna los valores del libre albedrío en
la novela, protagonizando muchos de los “microcosmic enactments of change
through contingency” que según Spencer acompañan al principal advenimiento
macrocósmico de la narrativa —el despertar del modus (1999: 420).
No es casualidad que su primera
aparición sea en el famoso hipódromo de Epsom Downs,[10] donde va a tener lugar
una carrera de automóviles de vapor. Allí, su antiguo compañero de expediciones
Michael Godwin le propone apostar por el Zephyr,
vehículo participante en el que ha invertido todos sus ahorros, a lo que
Mallory se niega: “‘I'm no gambler, Mr. Godwin! Give me solid facts and evidence, and there I'll take my stand. But I'm
no flash fool, to hope for unearned riches’” (Gibson & Sterling, 1990: 78). Finalmente,
el paleontólogo no sólo realiza la apuesta, sino que decide añadir otras cuarenta
libras a la suma inicial, una resolución repentina que incrementa la magnitud
de las consecuencias:
A full
four seconds passed before the stunned track-man managed to wave his flag. The
other gurneys were still rounding a distant bend a full hundred yards behind.
The
crowd suddenly burst into astonished outcry — not joy so much as utter
disbelief, and even a queer sort of anger. [...]
Mallory
heard a voice ring in his ears, amid the growing tumult of the crowd. "I'm
rich," the voice remarked calmly. It was his own voice.
He was
rich (Gibson & Sterling, 1990: 92).
Las apuestas
son uno de los temas más recurrentes en The
Difference Engine, y se tratan, en efecto, de actos que implican momentos
de naturaleza contingente. Aquí Mallory hace uso de su agencia para tomar una
decisión y, a consecuencia de esto, obtiene una inmensa riqueza de forma
repentina que le permite escalar hasta una posición mucho más privilegiada
dentro del sistema de eruditos, reflejando de esta manera el momento
contingente que podemos encontrar en los puntos de divergencia —un caos que,
como hemos visto, muchos desean dominar gracias al modus–. Y es
precisamente en Epsom Downs donde Mallory rescata la caja que contiene las
tarjetas perforadas de los teoremas de incompletitud[11] desarrollados por Ada
Byron, momento que David Porush señala como punto de inflexión de cara a la
evolución definitiva de la I.A. (1991: 384).
Por otro lado, la agencia e
influencia de Ada Lovelace —Ada Byron en la novela— es claramente subestimada y
pasada a un segundo plano como resultado de la ambientación victoriana de The
Difference Engine. Gibson y Sterling reconocen que los personajes femeninos
de su obra son constreñidos por las convenciones sociales victorianas sobre la
mujer —lo cual contrasta con los perfiles femeninos de otras novelas steampunk
posteriores como Boneshaker de Cherie Priest (2009)—, manteniéndolas
como personajes secundarios o fuera de escena la mayor parte del tiempo
(Fischlin et al., 1992: 12). A lo sumo, Sussman califica a Ada como la
“shadowy shaman” de la narrativa (1994: 12), y Porush reconoce la importancia
del contenido de la caja que rescata Mallory. No obstante, podríamos afirmar
que la clave de la agencia humana en el desarrollo de la inteligencia
artificial no reside en el “rescate” de Mallory sino en el ingenio de Ada,
quien ha sido la responsable de desarrollar los teoremas y el modus. El propio Porush insiste: “you need chaos dynamics and
the sensibility of Gödel’s insufficiency of formalism in order to grow a fully
intelligent brain from mere brass and steam” (1991: 383-384). Y ese es justamente
el legado de Ada Lovelace en The Difference Engine: ella marca el
momento de contingencia que nos lleva a la inteligencia artificial.
Más allá de
lo tecnológico, la reflexión sobre necesidad y contingencia en The
Difference Engine también se manifiesta a través de la alusión casi
constante al conflicto entre las teorías del catastrofismo y de la uniformidad
que caracterizó el ámbito de la geología a lo largo del siglo XIX. A su vez,
también es difícil negar el impacto del paleontólogo estadounidense Stephen Jay
Gould en esta temática, ya que sus obras más influyentes vieron la luz pocos
años antes de la publicación de la novela —muchas de las cuales trabajan de
forma explícita con los conceptos de necesidad y contingencia en relación con
las teorías de evolución biológica y la conceptualización del tiempo geológico.
Un claro ejemplo de esto último es Time’s Arrow, Time’s Cycle (1987),
cuyas metáforas han sido adoptadas por académicos como Hellekson para reflejar
la conceptualización del tiempo histórico en las ucronías (2001: 31).
En la novela, las referencias a este
conflicto surgen mayormente de la condición de Mallory como paleontólogo, pues
Gibson y Sterling lo retratan como un ferviente defensor del catastrofismo
dentro de una sociedad de eruditos dominada por científicos que respaldan las
teorías uniformistas: “You don't know the politics of the Royal Society. I'm a Catastrophist. The Uniformitarians hold sway,
when it comes to the granting of tenures and honors” (1990: 81). Sus intensas
discusiones con los eruditos uniformistas son, además, una de las fuentes de
humor más recurrentes en The
Difference Engine. Debemos recordar que esta teoría que obsesiona a
Mallory, el catastrofismo, defiende la idea de que a lo largo de la historia de
nuestro planeta “los mayores cambios geológicos y biológicos se debieron a
catástrofes naturales” (de acuerdo con la definición primera de la RAE); es
decir, eventos inesperados como erupciones volcánicas, terremotos o el impacto
de asteroides de gran tamaño —como el que presuntamente produjo la extinción
masiva del Cretácico-Paleógeno—, de índole claramente contingente y en contraste
con el uniformismo, que compartiría más características con un enfoque
determinista. Precisamente, la temática de la contingencia es abordada por
Gibson y Sterling en más de una ocasión mediante alusiones al archiconocido
asteroide, como en la siguiente descripción de la ocurrencia temprana del “Gran
Hedor” de Londres que tiene lugar en la novela:
He had
seen such a sky with his mind's-eye, a lowering dome a brim with explosive
filth, awash with obliterating dust -- a sky that was the very harbinger of
Catastrophe.
Dawn had
come, yet brought no day. The Land Leviathans had seen this very sky, he knew,
after the earth-shaking shock of the Great Comet. [...] the mighty Dinosauria,
adapted to a world now shattered, fell in massed extinction, and the leaping
machineries of Evolution were loosed in chaos, to re-populate the stricken
Earth with strange new orders of being (Gibson & Sterling 1990: 215).
También
encontramos comentarios casuales que sin duda podrían ser interpretados como humor
autorreferencial sobre la naturaleza contingente que podemos hallar en las
ucronías:
Oh, yes.
Makes a
fine climax, that business with the great smashing comet, and the great black
dust-storm wiping out all reptilian life and so forth. Very dramatic, very catastrophic.
That's what the public likes about Catastrophism, Mallory. Catastrophe feels
better than this Uniformity drivel about the Earth being a thousand million
years old. Tedious and boring — boring on the face of it! (Gibson &
Sterling, 1990: 178).
Por otra
parte, las cuestiones de necesidad y contingencia presentes en el despliegue
del tiempo histórico en las ucronías y del tiempo geológico en las teorías
catastrofistas también se manifiestan en el tiempo biológico, en los últimos
momentos de Mallory. Al final de la cuarta iteración, el lector es sorprendido
por un salto temporal que nos transporta al momento de la muerte del
paleontólogo:
On April
12, 1908, at the age of eighty-three, Edward Mallory died at his house in
Cambridge. The exact circumstances of his death are obscured, steps having
apparently been taken to preserve the proprieties incumbent on the decease of a
former President of the Royal Society. The notes of Dr. George Sandys, Lord
Mallory's friend and personal physician, indicate that the great savant died of
a cerebral hemorrhage (Gibson & Sterling, 1990: 287).
Tras esta
revelación, la narrativa retrocede hasta momentos antes del fallecimiento de
Mallory, quien ya había dejado atrás sus días de trabajo de campo en
yacimientos arqueológicos y se dedicaba a la divulgación científica desde su
casa palaciega de Cambridge. Su secretario acababa de traerle dos paquetes de
documentos y ahora se enfrentaba a la decisión de cuál abrir primero, creando
un momento de contingencia: “One folder lies to his right, the other to
his left, and it cannot be known which he will choose” (1990: 289). En primera
instancia, escogía el sobre que se encontraba a su izquierda, que contenía un
informe en el que se notificaba el cese indefinido de las actividades de la
sociedad Meirokusha. Su decepción
desencadena la tragedia: “Lord Mallory, though this news is not unexpected, is
filled with a sense of loss and bitterness. His temper, fierce at the best of
times, has sharpened with old-age; his indignation swells to helpless
rage. An
artery fails” (1990: 289). Sin embargo, Gibson y Sterling niegan este
acontecimiento inmediatamente: “That chain of events does not occur” (1990:
289), y con la libertad que esto les concede, presentan lo que hubiese ocurrido
en el caso de haber seleccionado el otro sobre.
El
sobre a su derecha contenía un informe de campo de una expedición
paleontológica realizada por sus compañeros en un yacimiento canadiense que
claramente se corresponde con las famosas lutitas de Burgess, popularizadas por
el libro Wonderful Life (1989) de Gould. Spencer observa esta referencia
como una de las proclamaciones microcósmicas de contingencia en The
Difference Engine, ya que Gould parte de los hallazgos de este yacimiento
para argumentar que la concepción de la evolución como un progreso debe ser
sustituida por un modelo narrativo basado en la contingencia (1999: 421).
Entusiasmado con el descubrimiento que ha aparecido ante sus ojos, Mallory
reacciona con intensidad una vez más:
A rush of blood and wonder
mounts within Mallory's skull. A vortex of implications begins to sort itself
within him, mounting step-by-step to a strange and numinous glow, an ecstatic
rush toward utter comprehension, ever brighter, ever clearer, ever closer—
His head strikes the table
as he slumps forward. He sprawls upon his back at the foot of the chair, limbs
numb and airy, still soaring, wrapped within the light of marvel, the light of
an awesome knowledge, pushing, pushing at the borders of the real —a knowledge
that is dying to be born (Gibson & Sterling, 1990: 289-290).
Ahora, habiendo observado cómo el paleontólogo muere a causa de un aneurisma
independientemente de la decisión que tome, e incluso de la naturaleza de los
sentimientos que esto provoque —sean de gran indignación o el más
absoluto júbilo—, podemos concluir que estaba “destinado” a perder la vida.
Esto es un claro ejemplo de la inexistencia del libre albedrío y de la agencia
humana, que como vimos anteriormente supone la expresión de una creencia en la
necesidad, y, por lo tanto, el determinismo. Sin embargo, incluso este momento
se ve dominado por varias instancias de contingencia, presentes a nivel
histórico, geológico y biológico, y sobre todo materializadas en la teoría
catastrofista que tanto obsesiona a Mallory.
En palabras de
Herbert Sussman: “One major effect of alternative history is to dramatize that
what we accept as inevitable is only contingent” (1994: 2). The Difference Engine sin
duda refleja la tesis propuesta por Singles, partiendo de un punto de
divergencia donde reina el libre albedrío gracias a la intervención humana del
ingenio de Charles Babbage. Pero no se limita a ese único momento: a lo largo
de la novela, Gibson y Sterling introducen manifestaciones microcósmicas de
contingencia que emulan la divergencia original y se encuadran en
el proceso, también contingente, del advenimiento de la inteligencia
artificial (Spencer, 1999: 425). A su vez, encontramos metáforas a nivel
temático y formal gracias a la introducción del enfrentamiento de las teorías
del catastrofismo y uniformismo, además de la influencia de las publicaciones
contemporáneas de Gould.
La
agencia humana es otro de los factores destacados por Singles que tiene una
gran presencia en la novela, encontrándose en un elenco de personajes que
marcan el rumbo del relato del modus con sus acciones y decisiones.
Destacan el paleontólogo Edward Mallory —principal protagonista de las
instancias microcósmicas de contingencia— y la ensombrecida Ada Lovelace,
responsable del desarrollo de los teoremas que harán posible el despertar de la
inteligencia artificial. A través de su libre albedrío y de la reescritura de Sybil,
Gibson y Sterling subvierten la narrativa anti-tecnológica subyacente de la
época victoriana en un reflejo de las preocupaciones sobre los avances
tecnológicos en la sociedad que vio la publicación de su novela a principios de
los años noventa y que aún siguen presentes treinta años más tarde.
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Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.
[1] Esta investigación se realiza en el marco del Proyecto PID2020-113063RB-100, financiado con la beca Severo Ochoa (BP21 023
[2] Este notable crecimiento ha dado lugar a su vez a
bibliografías como la que podemos encontrar en el sitio web http://www.uchronia.com/ (Schmunk, 1991),
actualizado de forma regular desde hace más de treinta años y en el que se
recopilan todo tipo de obras ucrónicas, además de ensayos y numerosas
antologías.
[3] Dado que la
introducción de conceptos como la construcción del discurso histórico a través
de la narrativa —según White (1973)— o la relación entre dicha narratividad y
la temporalidad —según Ricoeur (1983)— es una constante en prácticamente todos
los análisis relacionados con las ucronías, hemos optado por citar de forma
generalizada The Alternate History de
Karen Hellekson por cuestiones de practicidad, siendo uno de los primeros
libros que ofrecen un estudio completo sobre el género en lengua inglesa (Hellekson,
2001: 11), y por lo tanto convirtiéndose un referente indispensable para la
gran mayoría de estudios posteriores.
[4] También es
necesario mencionar que tenemos constancia de la publicación, aún más reciente,
del libro Alternate Histories and
Nineteenth-Century Literature: Untimely Meditations in Britain, France, and
America de Ben Carver (2017). Este libro, sin embargo, centra su atención
en obras producidas entre 1815 y 1916, por lo que tiene una relevancia menor
para este artículo.
[5] Esto se debe a que el libro se encuadra en el proyecto Narrating
Futures (NAFU) de la Universidad de Múnich.
[6] En su libro On Heroes,
Hero-Worship, and the Heroic in History, Carlyle afirmaba “The History of
the world is but the Biography of great men” (1841).
[7] En el caso
de los rasgos asociados con el steampunk,
encontramos una ambientación neovictoriana y tecnología retrofuturista que
funciona gracias al vapor. Por otro lado, también podemos hallar rastro del
legado ciberpunk de ambos autores en el desarrollo de temáticas como el
contraste de alta tecnología/baja calidad de vida y la vigilancia masiva,
además de aludir a una futura megalópolis distópica controlada por inteligencia
artificial al final de la historia.
[8] Nombre que Gibson y Sterling dan a los capítulos de
la novela haciendo alusión al término del mundo de la programación.
[9] Según Gibson:
“One of the things that DE does is to disagree rather violently with the Whig
concept of history, which is that history is a process that leads to us, the
crown of creation” (Fischlin et al.,
1992: 7).
[10] Esta localización fue probablemente seleccionada de
forma deliberada por Gibson y Sterling, ya que Sybil comienza con el Derby de 1837 en este mismo lugar.
[11] Originalmente desarrollados por Kurt Gödel en 1931.