Autoficción, autobiografía y recepción en Missing (una investigación) (2009) de Alberto Fuguet

Autofiction, self biography and reception in Missing (una investigación) (2009) by Alberto Fuguet

Claudia NÚÑEZ LEYVA

Universidad Charles de Gaulle Lille 3, Francia

c.nunezleyvaarrobagmailpuntocom

Impossibilia. Revista Internacional de Estudios Literarios. Nº 14. Páginas 00-00 (Noviembre 2017) ISSN 2174-2464. Artículo recibido el 23/11/2016, aceptado el 16/03/2017 y publicado el 30/11/2017.









Resumen: La novela Missing: una investigación (2009), marcó un hito en la carrera del escritor chileno Alberto Fuguet y le hizo ganar una aceptación y un reconocimiento considerables por parte de la crítica. El libro ha sido también incluido dentro de las novelas de autoficción. Este trabajo pretende estudiar si es legítimo considerar Missing una autoficción y cuál sería su lugar dentro de la literatura del Yo. Definiciones y consideraciones de Doubrovsky, Lejeune, Alberca y otros son utilizadas en con este fin. El artículo también analiza las relaciones intertextuales de la novela con otras anteriores del mismo autor.



Palabras clave: autoficción, autobiografía, análisis, intertextualidad, recepción



Abstract: The novel Missing: una investigación (2009), marked a milestone in Chilean writer Alberto Fuguet's career and helped him attain both broad recognition and acceptance by the critics. The book has been categorised as autofiction. This paper aims to study whether Missing can be properly considered a work of autofiction, and what would be its place within the literature of the self. The definitions and ideas of Doubrovsky, Lejeune, Alberca and other authors has been used for this purpose. Moreover, this article examines the intertextual connections of the novel with others by the same author.



Keywords: Autofiction, self fiction, autobiography, analysis, intertextuality, reception

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Introducción

Referirse a la autoficción en la actualidad ya no reviste un halo de novedad. Se comenta y se utiliza la palabra para justificar muchos escritos y novelas en los que la o el escritor presta su nombre al protagonista. El concepto, originalmente literario,1 se ha extendido a campos tan diversos como el cine, la televisión, el teatro, los reality shows y las representaciones individuales en vivo. Es más, hoy en día cualquiera puede fabricarse una vida ficticia, autoficticia entonces, mediante juegos de video o vía las redes sociales. No obstante, en literatura esta categoría de escritura tiene sus particularidades. No existe un consenso para una definición absoluta de autoficción y los críticos en su continuo afán de precisar lo que es este género contribuyen por desgracia a su confusión. La autoficción, en general, con fórmula coherente (autor, narrador y protagonista con un mismo nombre además de la mención “novela” en la cubierta); es decir tal y como surgió con el libro de Serge Doubrovsky, “fait vraiment tache” o aparece como elemento discordante para Jacques y Elianne Lecarme y no forma parte “bons genres” como la autobiografía, el relato histórico, la ficción homodiegética, etc. (1997: 268). La autoficción goza además de poco prestigio en algunos círculos literarios por tratar, dicen sus detractores, de convertir en ficción lo que no pasan de ser libros con datos autobiográficos, en consecuencia, textos sin aporte creativo literario. Vincent Colonna define la autoficción como una obra literaria por la cual “une œuvre littéraire par laquelle un écrivain s'invente une personnalité et une existence, tout en conservant son identité réelle” (2004).2 Philippe Gasparini clasifica la autoficción entre las “autonarraciones” y la equipara a la “novela autobiográfica contemporánea” (2008: 112-115).

La publicación de algunas autoficciones no sólo ha suscitado éxitos de ventas o situaciones problemáticas para personas que se han reconocido en algunos personajes,3 también ha cambiado expectativas y opiniones respecto a escritores de manera casi radical.

La novela Missing (una investigación) (2009), de Alberto Fuguet, es un claro ejemplo. En el presente trabajo proponemos estudiar las conexiones del libro con la autoficción, la autobiografía y la recepción. Cuando el autor otorga su nombre y datos de su vida es pertinente observar quiénes son él o ella, al menos en el ámbito público. No es lo mismo que un individuo que nunca buscó notoriedad preste su nombre y algo (o mucho) de su vida a una novela a que lo haga alguien con cierta fama. Es por esta razón que consideramos que la recepción en la autoficción está íntimamente vinculada a la persona pública del escritor. En esta obra, en particular, se presentan además aspectos formales poco ortodoxos. Para comenzar, la palabra “novela” no figura sino en la última línea de la contratapa pero no en la portada donde, entre paréntesis y en letras más pequeñas, se lee “(una investigación)”.4 Se trata entonces de un libro difícil de clasificar y está justificado que el escritor no quisiera que la mención “novela” figurase en la portada del libro.5 Fuguet había escrito un texto híbrido pues en Missing (una investigación) se advierten el relato personal en primera persona, diálogos, las memorias o las falsas memorias del tío, la ficción y la narración de cómo se elaboró el libro. El pretexto es la historia de cómo Fuguet hizo para encontrar a su tío perdido en los Estados Unidos. De paso se filtran las vivencias de la inmigración vistas desde el punto de vista de uno latinoamericano. Todo está narrado con nombres propios (los nombres de la familia de Fuguet) y se mezclan el español, el inglés, el spanglish y la vida en ese país norteamericano. En esta yuxtaposición de textos de distinto calibre se distinguen el testimonio “verdadero” en primera persona del autor al usar su propio nombre y los de toda su familia, transcripciones de mensajes electrónicos, de una larga entrevista y de una carta, un relato en tercera persona y una narración en primera persona pero con otro narrador. A pesar de que la combinación de recursos estéticos encaja en la definición canónica de “novela”,6 la variedad de estos y el distinto valor literario que se les puede conceder a veces hace que el lector se interrogue acerca de la naturaleza de la obra que lee y más si se sabe que el libro ha sido catalogado como autoficción.7 La opinión de Manuel Alberca, especialista en el tema de la autoficción, nos parece oportuna pues Alberca aclara que:

A diferencia de las autoficciones biográficas y fantásticas que basculan respectivamente hacia el pacto biográfico y hacia el novelesco, las autobioficciones8 se caracterizan por su equidistancia con respecto a ambos pactos y por forzar al máximo el fingimiento de los géneros, su hibridación y mezcla. No son ni novelas ni autobiografías, o son ambas a la vez, sin que el lector pueda estar seguro […] en qué registro se mueve, ni tampoco está facultado en ciertos pasajes para determinar dónde llega la ficción y hasta dónde llega lo autobiográfico […] Tampoco se trata de memorias o autobiografías vergonzosas9 ni escondidas y aunque puede haber camuflaje o disimulo, no es esto lo principal, sino el aprovechamiento de la experiencia propia para construir una ficción personal, sin borrar las huellas del referente, de manera que lo real-biográfico irrumpe en lo ficticio, y lo ficticio se confunde con lo vivido en un afán de fomentar la incertidumbre del lector (Alberca, 2007: 196).

Si no fuera porque el libro lleva la categoría “novela” sería posible ‒si seguimos a Philippe Lejeune, y dado que él escritor usa su propio nombre (y los de su familia), que coinciden con el del narrador y el del personaje principal‒ que se trate de un libro autobiográfico,10 sin ser una autobiografía11 pues el libro no se focaliza en la vida del autor sino en la de su tío. Como el género novela está precisado, Missing (una investigación), de acuerdo a Alberca, el libro entraría a formar parte de las llamadas novelas autobioficciones dentro de las autoficciones ya que el principal interés sería aprovechar los datos reales para crear una ficción y que estos sirvan además para azuzar la intriga sobre el texto.



Paratextos e intertextualidades en un libro con antepasados

En la primera edición de Missing (una investigación) (2009), lo primero que llama la atención es la portada del libro: es una fotografía, pero no una cualquiera. Este paratexto es el retrato de Carlos García Fuguet, el protagonista de la novela libro. En la imagen vemos a un hombre sonriente de unos cuarenta y tantos años, de bigote y chaqueta a cuadros, camisa y corbata a lunares, que sujeta feliz con una mano una banderita de los Estados Unidos y lleva una banda cruzada al pecho que dice “Mr. U.S.A.”. Por si existieran dudas, al interior del libro se precisa que el retratado es Carlos Patricio Fuguet García fotografiado en 1975 por Jaime Fuguet Jover, padre de Alberto Fuguet. Esta fotografía sirve para acentuar el carácter de verdad de la “investigación” que es como Fuguet ha decidido llamar a su libro.

La trampa del título (otro paratexto) reside en que Missing (una investigación) remite para muchos, en primer lugar a Missing (1982), la película de Costa Gavras con Sissy Spacek y Jack Lemmon. Esta interdiscursividad no es gratuita pero sí engañosa. La película trata acerca de la desaparición de un periodista estadounidense el mismo día del golpe de estado (el 11 de septiembre de 1973) y de la búsqueda que emprenden su esposa y su padre para tratar de encontrarlo. Al venir de un escritor chileno, semejante título hace pensar que el libro trata sobre algún desaparecido durante la dictadura, así que Fuguet decide ponerle Missing a su novela y se sirve del vínculo con la película. Pero la historia que él dice contarnos es la búsqueda del tío, no por no saber el camino de regreso a casa ni porque en Chile lo hubieran dado por desaparecido durante la dictadura, sino porque simplemente se esfumó sin dejar rastro. Lo que perturbaba a Fuguet es que su familia no tuviera la menor preocupación por saber de este tío, así que en una decisión brusca y visceral decide embarcarse en la misión de encontrarlo.

Ya dentro del libro, distinguimos la dedicatoria a su hermana: “a Michelle Fuguet”. Luego, el epígrafe principal, una cita del prólogo de París era una fiesta de Ernest Hemingway: “Si el lector lo prefiere, puede considerar el libro como obra de ficción. Pero cabe la posibilidad de que un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que fueron contadas como hechos”. En las dos páginas siguientes encontramos seis epígrafes de los que destacamos dos: el de Russell Banks, extraído de La deriva continental: “Saber los secretos de otra persona resulta horrible, pero no existe otro camino para conocerla. Es difícil determinar de antemano qué es preferible evitar; si conocer los secretos de los demás o resignarse a no conocer de verdad a nadie.” (Banks, 2006 citado en Fuguet 2009: 10). Y el de A.M. Homes in The Mistress's Daughter:

Every family has a story that it tells itself ‒that passes on to the children and grandchildren‒. The story grows over the years, mutates; some parts are sharpened others dropped, and there is often debate about what really happened. But even with these differents sides of the same story, there is still agreement that this is the family story. And in absence of other narratives it becomes the flagpole that the family hangs its identity from (Homes, 2007 citada en Fuguet, 2009: 11).

Estas guías de lectura nos indican que estamos ante una secreta historia familiar de ficción que pudo haber sido realidad. Estos preámbulos sumados al prólogo donde el escritor se disculpa por los posibles daños de usar datos privados de su familia son de gran eficacia.12 El lector, aún aquel que lea por primera vez a Fuguet espera con ansias comenzar a enterarse. Y para el lector que lo sigue desde el principio, el lector detective, existe la posibilidad de aclarar o no sus suposiciones acerca del contenido autobiográfico en Sobredosis, Mala Onda, Por favor rebobinar, Tinta Roja, Las películas de mi vida y otros libros suyos. Es como si después de tantos años, Fuguet decidiera sincerarse con el público luego de haber jugado tanto con su vida, sólo que esta vez además de contar algo propio también está la historia de su tío.

En los nueve capítulos en los que se organiza la historia se observan intertextualidades (Cfr. Genette, 1982: 8-9) de diversa índole. La primera es una metatextualidad de tipo macro13 o aquella en la que el autor comenta sus propias obras. Se trata de una transcripción parcial de la primera versión de la desaparición de Carlos, escrita para la revista peruana Etiqueta negra en abril de 2003.14 A Alberto Fuguet le habían solicitado un artículo sobre la familia y él se inspiró en este tío. Incapaz de tolerar la incertidumbre y la nostalgia por el tío perdido, Alberto Fuguet se propone encontrarlo.

Un par de años atrás el escritor se había reconciliado con Jaime Fuguet, su padre, con quien no tenía contacto desde hacía años y quien vivía en los Estados Unidos. Así quedó enterrado el proyecto de escribir sobre la figura paterna ausente sin ahorrar las canalladas que les hizo pasar a él y a su familia. En esta materia el escritor ya se había entrenado: en Mala onda (1991), el progenitor de Matías Vicuña es un ser sin autoridad moral, mujeriego, superficial y adicto a la cocaína, que se redime admitiendo su fragilidad y sus errores. En Tinta roja (1995), el padre de Alfonso Fernández, abandonó a su familia y termina castigado por su poca ética profesional. En Las películas de mi vida (2003), novela que guarda asombrosa similitud15 con los hechos narrados en Missing (una investigación) y con la vida de Alberto Fuguet, el padre de Beltrán Soler también deja a la familia instalada en Chile y regresa a los Estados Unidos, donde Beltrán lo va a buscar luego de muchos años de silencio entre ambos. En “Prueba de Aptitud”, un cuento de Cortos (2004), el procreador de Álvaro Ferrer, un estafador, huye por pagar con cheques sin fondo. En Por favor rebobinar (1994), el ancestro paterno de Lucas García es una persona incapaz de relacionarse con su hijo y luego de serle infiel a la madre se vuelve alcohólico. Lucas, exasperado por la falta de atención de su progenitor hacia él intenta asesinarlo al provocar un incendio. El de Julián Assayas, se enamora de otra mujer y se va. El de Andoni Llovet se suicida al saber que su hijo tiene leucemia. No hace falta insistir, el padre deficiente es un tema constante, tal vez más de toda su obra. Observemos también el uso de los nombres, las edades y profesiones de los personajes citados: hay dos cuyas iniciales coinciden con las del escritor (Alfonso Fernández y Álvaro Ferrer), otro de manera parcial pero por fonética es cercana a Alberto Fuguet (Andoni Llovet). Luego, Alvaro Ferrer es un periodista novato y Fuguet estudió periodismo. Andoni Llovet es un modelo pero sueña con ser escritor, su alter ego y amigo íntimo: Baltasar, se parece muchísimo a Llovet en el carácter pero físicamente no: con el cabello revuelto y anteojos, también aspira a ser escritor.

Tras la decisión de no escribir sobre su padre, Fuguet hace un nuevo viaje a los Estados Unidos para visitar a su familia paterna. Es durante su estancia en la casa de su abuela que decide buscar al tío. El escritor contrata a un detective que le da información sobre Carlos e inicia luego una travesía por la costa oeste.

En el cuarto capítulo cambia la tónica autobiográfica y se rememora en tercera persona el primer viaje de Alberto Fuguet aún adolescente, a los Estados Unidos después del regreso a Chile.16 Alberto, que se fue a Chile pensando y sintiendo en inglés, es un joven chileno que se siente extranjero e incómodo en el aeropuerto de Miami. Visita a la familia paterna, incluso al tío Carlos quien con los años se ha vuelto una obsesión. Fuguet la explica: la fuerte identificación con Carlos se basa en el hecho de que ambos debieron cambiar de país.

Sin embargo, la constatación de que haya más diferencias que similitudes en las vidas de tío y sobrino no disminuye la fascinación del último hacia Carlos, en especial desde que éste resulta inubicable. Carlos se vuelve entonces una fuente de inspiración poderosa para Alberto Fuguet y lo vemos ficcionalizado en varios personajes. El escritor, que en apariencia ha notado estas “coincidencias” gracias a observaciones de terceras personas17 en realidad practicaba un ejercicio de reescritura macrotextual18 apoyada en la historia de Carlos. Dicho tema aparece en 2003, con nombres y apellidos reales con el personaje de la crónica de Etiqueta negra. Meses después y resumida se narra la historia del tío Carlos Soler García (sólo el primer apellido difiere) en Las películas de mi vida. En 2005 el tema de Carlos se deja entrever en el personaje anónimo del cuento “Perdido” de Cortos que decide anular todos los planes de su vida sin avisar a nadie y comenzar a vagar.19 Este hombre desorientado y proclive a un comportamiento errante ya ha aparecido en el Miguelo del cuento “No hay nadie allá afuera” de Sobredosis (1990).

Para Anne Claire Gignoux (2005: 146) este tipo de reescritura puede repetirse de forma casi idéntica en varios textos diferentes y Fuguet lo utiliza en el segundo capítulo al copiar su crónica tal y como apareció en Etiqueta negra y en Las películas de mi vida. O de manera menos exacta, conserva la sustancia del contenido sin calcar la expresión formal, como en el caso del personaje anónimo de “Perdido”, o de Miguelo. Lo interesante en esta práctica macrotextual es que las modificaciones se operan también en los géneros.20 Así, el primer antecedente portador de este ADN literario es Miguelo, cuya historia se narra en un cuento largo. Luego, Carlos Soler García, es un personaje secundario en la novela Las películas de mi vida. El individuo se pierde de forma voluntaria en un relato de apenas dos páginas, mientras que Carlos Fuguet García toma en Missing (una investigación) el rol protagónico de una novela de 386 páginas.

Con el recuerdo de la última vez que se vieron, el sobrino comienza su búsqueda contra todo pronóstico, al llegar a Denver y luego de un par de días de misión detectivesca, pregunta de hotel en hotel y a todo el personal que encuentra (sabía que el tío había trabajado en uno), Alberto logra encontrar a su tío. Carlos trabaja en un Days Inn un poco decadente. Como cabe esperarse el encuentro es emotivo y ambos prometen verse. Alberto pretende hacer un libro de entrevistas, saber, qué pasó con su tío, dónde y cómo vivió y más que nada conocer las razones por las cuales se perdió. Carlos acepta.

En las reuniones previstas para las entrevistas Carlos mantiene una actitud evasiva y poco colaboradora. Unos días después A. Fuguet, deja de lado la serie de preguntas con la grabadora, se dedica a escuchar a Carlos y hace una transcripción de las dos únicas entrevistas en el libro. Las preguntas son bastante íntimas y Carlos responde no siempre de buen talante pero sus respuestas sobre la familia, son de una lacerante sinceridad:

La familia es un ente extraño que, a la larga, si no te potencia te anula. Todos complotan aunque no estén de acuerdo. Se arman extrañas alianzas. Dicen que la familia es la base de la sociedad. Yo creo que la socava. He conocido muchas y sobre todo he conocido aquellas que están ligadas a gente que ha tropezado. A veces es el hijo el que la ha cagado o cometido errores casi imperdonables; a veces es la familia […] Hay lazos entre hermanos que supuran bilis. Madres que se desangran o drogan o prostituyen por hijos que, en el fondo, detestan tanto como aman. No hay nada peor que una relación tóxica excepto...
Excepto...
Excepto las relaciones tóxicas de sangre […] A veces para salir adelante debes hacerte tiras por dentro. You understand? Lo complicado es cuando esos lazos tóxicos están ligados a la familia. Ahí es donde casi todos caen. Lo he visto. Es ahí donde muchos tipos —a veces las familias enteras— se hunden, se dañan, se automutilan y logran inmolarse. Casi siempre la “culpa” es de uno pero es el sistema el enfermo […].
Pero aquí no sólo sufrías tú, otros también.
Yo soy más importante que el resto aunque eso duela. Hay que elegir. O vives pensando en tu madre y cagas o eres un hijo-de-puta para los demás, […] pero zafas. Uno tiene que ser your own man even if that means yo are a mother fucker. No podía vivir pensando en el qué dirán porque ese qué dirán era, además atroz: loser, ladrón, tocado, irresponsable, desconfiable […] Si desaparecía, igual iban a pensar lo mismo (Fuguet, 2009: 136-137).

El espíritu y la voz de Carlos está en estas respuestas “transcritas” de las grabaciones pero. A. Fuguet nos recuerda que para hacer este reporte ha debido recrear, completar e imaginar lo que su tío no respondió, esta es su labor como escritor:

Yo me dediqué simplemente a escuchar, a preguntar apenas de vez en cuando, y a recordar después, a tratar de ponerme en su lugar y escribir por él, como si fuera él, olvidando detalles, inventando otros, tratando de lograr lo que quizás otros debieron hacer: ponerse en su lugar, ser él, pensar y sufrir y ver la vida como Carlos […]. Para saber de Carlos, para entender a Carlos, iba a la larga tener que serlo, hablar por él, usando algunas de sus palabras, de su información, iba a tener que inventar y mentir para llegar a alguna verdad (Fuguet, 2009:131).

La verdad, la verdad de las mentiras, no es sólo el título de un ensayo de Vargas Llosa sino también una preocupación recurrente en la obra de Fuguet. Diversos de sus personajes de ficción afirman que lo suyo es verdadero21 y Alberto Fuguet sumido en su ficción hace lo propio22 a sabiendas de que se trata parcialmente de una ficción.

Las reflexiones de este acto creativo de apropiarse de las historias de otros con o sin su consentimiento comienzan a pesar mucho en A. Fuguet. Luego de las sesiones donde su tío se abre él, el escritor decide no hacer ningún libro. La carga emocional y familiar de la información transmitida fueron sin duda un factor de peso para esta decisión. Además, el objetivo principal ya se había alcanzado: había encontrado a Carlos, lo había visto, había hablado con él. Ahora sabía que había pasado. Era suficiente. Para A. Fuguet sí, para Carlos no.

A pesar de estas reticencias, en 2007 se publica al final del libro Apuntes autistas la crónica de Etiqueta negra que nadie en Chile había leído hasta entonces. Momentos antes de la presentación del lanzamiento del libro uno de sus presentadores le pregunta a Fuguet si está loco, si su familia ha leído eso, si les había pedido permiso. No, no nadie lo había leído desde la salida de Mala onda, no comentaban nunca sus libros. La familia de Fuguet estaba en medio del público y el periodista Héctor Soto comienza la presentación con “Eres un canalla: ¿ha leído tu familia la última crónica? Y luego, “Insisto no te parece impúdico ese tipo de confesiones?” a lo que Fuguet responde: “No, no me parece impúdico y tampoco es una confesión. No me parece que la fuga de mi tío sea un secreto porque no es algo que sólo nos ha pasado a nosotros. Es algo que les ha pasado a muchos” (Fuguet, 2009: 352). Horas después el padre de Fuguet le confirma su aprobación aunque no esconde que le ha dolido leerlo.

En 2008, cuando A. Fuguet es invitado a dar clases en la Universidad de California se le presenta la ocasión de visitar a Carlos quien acepta ver a su sobrino de nuevo. Para este es también la oportunidad de recordarle a Alberto que debían terminar el libro. Surge de nuevo la disyuntiva de querer publicar tanto secreto, tantas experiencias dolorosas, vergonzosas y hacerlo con nombres propios pero ya no como una crónica.

Cuando Carlos y A. Fuguet se encuentran, el sobrino observa con lástima e incredulidad que la situación de su tío es más precaria que nunca y acepta que, pese a su intento de intervenir en el destino de ese ser que él quería y al que había mitificado, Carlos era una persona autodestructiva, no previsora, había envejecido, tenía un trabajo inestable y mal pagado como cuartelero en un hotel de última categoría en Las Vegas. Para A. Fuguet haber desvelado la miseria del tío ante sí mismo y la familia era inaceptable. Pero Carlos insiste: “Me gustaría leer mi vida y ver dónde me perdí” (Fuguet, 2009:352). Alberto finalmente acepta bajo dos condiciones: el libro lo haría el escritor y diría lo que él quisiera. Es entonces que Fuguet decide continuar y publicar la historia de cómo fue encontrar a su tío.

Cómo una biografía puede influir en la recepción

La obra que nos ocupa marcó un punto de inflexión en la carrera literaria de Fuguet. El escritor chileno había sido desde la publicación de sus primeros libros un autor muy controvertido. Las etiquetas que le habían colocado iban desde “extranjerizante” a “gringófilo”.23 Sobredosis (1990) y Mala onda (1991), sus dos primeras obras, rompían con esquemas convencionales. En ambos libros se hace abierta referencia a la tendencia consumista,24 abundan las alusiones a la cultura pop (música, cine y libros). Se percibía en las historias un cambio de mentalidad y costumbres en la juventud de los jóvenes chilenos como producto de los últimos años de dictadura militar y del giro de esta hacia una economía neoliberal. Se habla de sexo, se hace énfasis en la doble moral de una sociedad conservadora,25 de drogas,26 los diálogos usan un lenguaje muy coloquial, a menudo en la jerga local de la época salpicada de improperios y frases en inglés.27 Todas las historias están ambientadas en un Santiago urbano y de clase media alta.28 El tono de los personajes es desenfadado y atrevido. Las referencias a los Estados Unidos como país y a su cultura son también numerosas. Se evoca un Chile del que hasta entonces no se había hablado, de un grupo de gente que disfrutaba de una holgura económica bajo la dictadura29 y de una familia tradicional burguesa cuyas relaciones se deterioran cada vez más.

A comienzos de 1990 Chile era aún30 un país sometido a la dictadura, donde los intereses de los grupos de poder estaban aliados a las máximas esferas de poder. País mayormente católico, por lo que el Opus Dei es mencionado en la novela Mala onda con irreverencia.31 Escribir en esos tiempos como Fuguet lo hacía era para muchos una insolencia intolerable. Tal vez por estos motivos Mala onda y Sobredosis convirtieron a su autor en ídolo de jóvenes.32 Pero la crítica adversa del sacerdote José Miguel Ibañez Langlois (alias Ignacio Valente), hacia esos libros es legendaria. Con el tiempo, las sucesivas publicaciones de Fuguet encontraron reacciones más positivas. No obstante, el lanzamiento de la antología McOndo33 (1996) provocó mucho rechazo y críticas34 hacia el escritor. Las instituciones literarias latinoamericanas le reprocharon a él y a Sergio Gómez, co-editor del proyecto, la ausencia de compromiso, una actitud individualista e irreverente hacia los “padres literarios” del Boom. Los críticos les reprocharon también a los McOndistas que los personajes de sus novelas sean exclusivamente citadinos de clase media alta.

Fuguet realizó con Missing un ejercicio audaz del que no se esperaba buenas críticas pues al centrarse en experiencias biográficas personales y familiares, no creía que esta novela pudiese interesar al gran público.35 De manera inesperada, esta novela ganó en 2010 el premio de la crítica de Chile y el libro obtuvo una acogida favorable casi unánime en esa misma nación y en el extranjero.

Camilo Marks, crítico chileno, afirma en 2009, que en la novela “Fuguet [...] el novelista se juega tanto, se expone de tal manera, se muestra hasta tal punto, que el resultado es genuino, emocionante, inclusive sobrecogedor”. Marks critica, sin embargo, lo que él considera defectos de la novela como el uso del inglés, spanglish y ciertas elecciones estilísticas de Fuguet. No obstante, al finalizar su columna, Marks admite que Fuguet ha dado “pruebas de coraje y de generosidad” en vez de ofrecer un discurso “egocéntrico o megalómano”.

El mismo año Juan Manuel Vial, del periódico chileno La Tercera, opina que “Missing es la novela más meritoria, corajuda e intensa que hasta el momento ha publicado Alberto Fuguet” (Vial, 2009). Marcelo Soto, por su parte, sostiene en la chilena Capital que “Missing es una aventura sin retorno, que deja al lector remecido, golpeado, pero de alguna forma mejor. Quizá menos solo. Si ése es uno de los máximos logros a los que puede aspirar un libro, Fuguet tiene el don. Lo ha conseguido” (Soto, 2009).

El argentino Rodolfo Fogwill escribió al año siguiente: “Gracias por Missing: Es una gran novela verdadera. Y cuanta más ficción, más verdadera. Fuguet está parado todo el tiempo tambaleándose sobre los hombros del mejor Bolaño. Es un gusto verlo bailar así, con su verdad en brazos” (Fogwill, 2010). Su compatriota Rodrigo Fresán comparte ese mismo año el mismo entusiasmo por el libro: “es un prodigio de talento y de sensibilidad. Lo leí en una noche, como quien espía una conversación apasionante, y a la mañana siguiente yo era otro: era alguien que acaba de terminar un gran libro” (Fresán, 2010). La opinión de Carlos Verucchi no hace eco de las anteriores. A Verucchi le pareció que la prosa de Fuguet era “desprolija y descuidada al punto de caer en errores de gramática y de estilo básicos” (2010) y también deploró el uso del inglés. Es interesante, sin embargo, encontrar que en tres de los cuatro comentarios que reaccionan a la reseña de Verucchi, tres lectores defienden con energía al libro y a Fuguet. Mario Vargas Llosa también se pronunció al respecto:

En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa. En Missing (Una investigación), es donde mejor lo ha conseguido (2011).

Y sobre el uso del inglés que fue tan criticado antes:

Muchas partes del libro están escritas en un español mechado de anglicismos que, por instantes, parece a punto de convertirse en un spanglish, sin que ello llegue a ocurrir [...], es de un encanto poético notable, una demostración de la formidable capacidad que tiene el español, en manos de un escribidor con talento, para metamorfosearse en tantas cosas sin perder su propia personalidad. Este estilo no es una caricatura ni un preciosismo formalista, es un estilo persuasivo y funcional, porque delata a través de su manera de hablar lo que son quienes así se expresan, la inseguridad que los habita, el inconcluso mestizaje cultural y lingüístico que constituyen, los dos mundos que hay en ellos coexistiendo con aspereza y sin llegar a fundirse (2011).

Vargas Llosa destaca cualidades que para otros son defectos. Fuguet se convierte en un escritor con talento. Es sugestivo que Vargas Llosa describa a Fuguet como alguien capaz de metamorfosearse pues es esta cualidad la que hace verosímil su novela. La mención al mestizaje de dos mundos antagónicos que no llega a cuajar es también oportuna en tanto la novela versa también sobre las dificultades del inmigrante latinoamericano en los Estados Unidos. Por este motivo es relevante echar un vistazo a la crítica fuera del ámbito hispanoamericano.

Comenzamos con los Estados Unidos, donde Fuguet vivió los primeros doce años de su vida. Al escritor se le ha criticado su apego al idioma y a la cultura de ese país. Muchos de sus libros han sido traducidos al inglés, Missing (una investigación) entre ellos. Pese a ello no existen en inglés demasiados trabajos o reseñas especializados sobre sus novelas.

En este sentido la recensión de Paul Doyle es valiosa. Para el especialista en literatura hispanoamericana, esta obra es “one of the most interesting books I’ve read for sometime” (Doyle, 2010) y reconoce el libro como el más estadounidense de todos los de Fuguet. Un ejemplo de esta identificación es el uso de vivencias de la vida diaria y de nombres de marcas y objetos tecnológicos como Google Earth. Doyle afirma que esto es algo que “something only someone who has lived in a country can show”. Según Doyle, esta práctica aunada a la singular historia de Carlos convierten a la historia narrada en una “American story”, la de alguien que aspira a vivir el “sueño americano” sin lograrlo nunca.

Hadji Bakara analiza la peculiar situación de Carlos: este personaje es consciente de sus privilegios como ciudadano estadounidense sin estar satisfecho con lo que recibió en la vida. Bakara elabora hipótesis sobre el estatus de Carlos como inmigrante vagabundo y lo que significa tanto para el personaje como para el autor poseer esa nacionalidad. Que Carlos se haya alejado de su conservadora familia es “another seemingly American desire for independence” (2014). No se valoran las virtudes o defectos de la novela. Pero lo que nos importa resaltar aquí es el lugar desde dónde se hace el análisis. Se la incluye en un corpus de obras “transnacionales” dirigidas en Estados Unidos a un público local. Este acto revela la incorporación del libro de un escritor chileno a una esfera reservada a escritores estadounidenses mayormente “transnacionales”. Bakara no lo dice pero Missing (una investigación) traducida al inglés es analizada como una novela “americana”, no latinoamericana.

En España, Ignacio Echevarría, incluyó la novela en la lista de su libro Los cien esenciales de la literatura en español (Caballero, 2011). En Italia la novela también fue leída y comentada. En el blog Solo libri belli, se asegura que es “Un libro composito per raccontare una storia che vale la pena di essere ascoltata” (2012).36 En el sitio italiano Miccia corta, Francesca Lazzarato no escatima en elogios hacia Missing (una investigación) y hacia la autoficción:

Missing, però, non è solo un’antieroica epopea dell’emigrazione, sospesa tra due lingue e due nazioni, tra biografia e autobiografia, tra sincerità e finzione: è anche una saga familiare fatta di abbandoni, rancori, rabbia [...] e al tempo stesso di un cauto ritrovarsi, nonostante tutto. E più ancora è un esempio di come la cosiddetta autofiction, così largamente praticata e in buona parte diventata una stucchevole maniera, [...] possa acquistare tutta la capacità narrativa di un vero, grande romanzo moderno (Lazzarato, 2012).37

Como es evidente con estos ejemplos, Fuguet logró con esta obra lo que con ninguna otra novela: el reconocimiento de sus pares y una gran aceptación nacional e internacional.

Cabe preguntarse: ¿por qué el relato de una vida patética, errante, autodestructiva, solitaria, fracasada (según las escalas de valores convencionales) y el relato de cómo se hizo generaron tanta aceptación entre la crítica y el público lector? El personaje de Carlos y sus desventuras resultan familiares para muchos y pueden inducir a una introspección que dé lugar a comparaciones. En efecto: ¿qué familia es perfecta? ¿existe alguna que carezca de una oveja negra?, ¿quién no se equivocó una o muchas veces?, ¿quién no se ha sentido solo/a e inconforme con su vida? La identificación del lector con este personaje real y de ficción supera la nacionalidad, el sexo o la edad. Luego, se trata de la historia ficcionalizada del tío del Alberto Fuguet y al escritor se le odió por ser “cuico”38 y en otras ocasiones por “agringado”. Fuguet desvela una historia familiar de tragedias (el tío en la cárcel, sus padres separados), necesidades afectivas (Fuguet crece sin padre y sufre hasta encontrarlo, su abuelo lo rechaza) y descensos en la escala social (el abuelo que se ve obligado a hacer de taxista y para cumplir el sueño americano debe lavar platos, la abuela se gana la vida como empleada doméstica). Alberto Fuguet es, entonces, un ser de carne y hueso que ha sufrido, por lo tanto, la identificación ocurre también con su persona. En cuanto a los Estados Unidos, el país tiene según Carlos “cosas alucinantes” pero también es “tan grande y anónimo, inabarcable y fragmentado, que te puedes perder y nadie te va a poder encontrar”. Alberto Fuguet usa a la vez el término “americano” en este relato de una manera no encomiable:

americano como sinónimo de rasca, de falso […]. Cuando mi padre asocia a los Estados Unidos con el paraíso, yo encuentro docenas de motivos para equipararlo al infierno. De paso elevo a Chile como el único lugar del mundo que vale la pena, algo que no siempre creo pero ante el ataque foráneo siento que es necesario ponerse la camiseta (Fuguet, 2009: 64).

Así la “gringofilia” antes achacada al escritor se pone en tela de juicio al observar el nivel de aprecio que le merecen en algunos contextos estadounidenses e, inversamente, el Chile minusvalorado por algunos personajes de sus primeros libros se transforma en un país sobrevalorado.

Conclusiones

Las propuestas teóricas de Doubrovsky, Lejeune y principalmente de Alberca nos facultan a situar Missing (una investigación) dentro de las novelas de autoficción. Para ser más específicas, una autobioficción sin ser una biografía tampoco es completamente una ficción.

Sobre su aspecto formal, la novela es una composición híbrida y no sólo por la variedad de sus textos (memorias, entrevistas, cartas, correos electrónicos, relatos en tercera persona), también en la presentación gráfica y tipográfica.39 Sin olvidar la mezcla de lenguas (español, inglés y el spanglish) que resultan comprensibles debido a los territorios y situaciones en los que se las utiliza. Es innegable que la evolución de la carrera de Alberto Fuguet, a la par que los cambios políticos, sociales y económicos de Chile tuvieron una influencia en la recepción de Missing. Fuguet comenzó su carrera en un país sometido a la dictadura del régimen pinochetista. Vendrían luego la adopción de un agresivo modelo económico neoliberal y la globalización. Estos factores repercutieron de manera patente en los temas y la escritura del autor. El surgimiento de Fuguet se presentó como excepcional por su discurso desvergonzado. El escritor escandalizó a las instituciones literarias y políticas tanto de derecha como de izquierda pero conquistó a un público juvenil que vio en él un líder anti heróico que en apariencia ensalzaba conductas decadentes que se revelaban al clima de represión de la dictadura pinochetista.

El escritor pagó caro el poner en evidencia sus preferencias por la cultura popular estadounidense y por negarse a seguir los patrones de escritura que los escritores del Boom establecieron como el canon a seguir. Y fue casi descartado de inmediato de la esfera intelectual que veía en él a un advenedizo, cuya literatura era calculadoramente comercial y vacía. La publicación de la antología McOndo sólo empeoró las relaciones entre él y la crítica nacional e internacional. Fuguet venía de una familia burguesa, lo que le daba la legitimidad del que sabe de qué habla cuando situaba a sus protagonistas en determinada clase social. Su niñez pasada en los Estados Unidos hacía que guardara una relación estrecha con esa cultura, esta mezcla es lo que lo hacía impopular a los ojos de los intelectuales de izquierda que lo veían como un traidor. Fuguet, escribía y escribe con Chile como inspiración y sobre los cambios que percibía en su país durante la dictadura y la transición hacia la democracia.

Las publicaciones sucesivas del escritor le ganaron un nombre, y fue con Missing (una investigación) que muchos críticos y lectores empiezan a reconocer su talento. Es entonces que podemos comprender que la figura del escritor personaje de papel y las de sus ficciones están ligadas para el público lector que lo conocía. ¿Cómo se explica entonces la favorable recepción extranjera de Missing (una investigación)? La lectura de la historia de un personaje vapuleado por el destino pero con ciertas características positivas, inspira simpatía, lástima. Por otro lado, las miserias relatadas conservan el aspecto tragicómico de toda desventura, lo cual ayuda a soportarlas al provocar incluso placer ante las ironías a veces amargas de la vida.

Con esta obra, Fuguet no sólo narra el reencuentro con su padre, la historia de su tío Carlos y otras intimidades familiares, también se presenta a sí mismo como parte del canon literario. Ya no se trata del recorrido de un jovencito indisciplinado, de los tropiezos de un aspirante a escritor o de las memorias de un meteorólogo nostálgico. Alberto Fuguet, con nombre y apellido propios, es un escritor conocido, se lo invita a dar clases a una universidad de prestigio, promociona sus libros en diversos viajes, escribe guiones y colabora con diarios y revistas importantes. Este libro da cuenta de la autoafirmación del que fuera un escritor menospreciado. Missing (una investigación) representa por eso para muchos críticos y lectores un libro bisagra en la trayectoria literaria de este escritor. Que la novela pertenezca a la literatura del yo explica en parte la reacción positiva hacia este libro y hacia el autor.

El uso de personajes que se reaparecen en algunas novelas refuerza su ilusión de realidad. Que crezcan y se transformen es también un signo de esta impresión de veracidad. No ficción (2015) y Sudor (2016) son los dos últimos libros del autor y fueron también un motivo para asumir su homosexualidad. La preferencia de Fuguet por usar datos autobiográficos se confirma en ambos libros. El juego de ilusiones producido por las similaridades entre personajes ha sido desde el comienzo una elección a sabiendas de todo lo que podía implicar. Fuguet ha construido un entramado de relaciones y casi una genealogía, por no decir una gran familia.

Acerca del futuro de la autoficción, si en un momento se pensó que no era otra cosa que una moda pasajera, la publicación cada vez más abundante de libros que responden en menor o mayor grado a este modo de escritura niega esa creencia. Como lo expresó Gasparini (2009), si este subgénero ha conseguido hacerse un lugar es porque obedece a una nueva concepción del yo y sus tradicionales adversarios: la crítica periodística, la política, la tradición religiosa, los filósofos y el “espíritu santo de la literatura” o el sicoanálisis. La atracción que ejerce la autoficción radica también en su ambigüedad pero no se trata más de textos inclasificables o aislados en los que el escritor disimula a duras penas sus confidencias.

Escribir autoficciones es mucho más que una tendencia superficial. Estos relatos se inscriben en un movimiento literario y cultural que refleja la sociedad actual. Por ello analizar y tratar de entender las motivaciones y procedimientos de este tipo de literatura es fundamental para comprender un tipo de iniciativa de la escena creativa contemporánea.

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1El término autoficción (o autofiction originalmente), fue acuñado por el escritor francés Serge Doubrovsky en su novela Fils (1977). En la contratapa del libro, Serge Doubrovsky precisaba “Autobiographie ? Non, c'est un privilège réservé aux importants de ce monde, au soir de leur vie, et dans un beau style. Fiction, d'événements et de faits strictement réels; si l'on veut autofiction […]”. [“¿Autobiografía? No, ese es un privilegio reservado a la gente importante de este mundo, en el ocaso de sus vidas y en un bello estilo. Ficción de acontecimientos y de hechos estrictamente reales; si se quiere autoficción [...] ”] (Doubrovsky, 1977, traducción nuestra).

2[una obra literaria por la cual un escritor se inventa una personalidad y una existencia, conservando su identidad real]. Traducción nuestra.

3Uno de los casos más conocidos en la literatura latinoamericana es el del libro semi autobiográfico La tía Julia y el escribidor (1977), de Mario Vargas Llosa. La novela trata de la historia de amor de un joven periodista y su tía mucho mayor que él, hecho inspirado en su propia vida con Julia Urquidi. Años después Urquidi, fastidiada por la interpretación que se hicieron en la telenovela basada en la novela y por haber visto su vida expuesta decidió escribir su versión de los hechos en el libro Lo que Varguitas no dijo (1983).

4Fuguet le pidió a su editora, Andrea Viu, que no especificara en la portada de qué género se trataba el libro: “Fuguet [...] recuerda el difícil trato en sus novelas iniciales y agradece la actitud “materna” de Andrea en la edición de su último libro, Missing: [...] Me contaba sobre la crítica que había recibido. Además, me daba gusto en cosas que otros editores jamás cedieron, como no tener lanzamiento o lo de dejar en algo ambiguo el género al cual pertenece Missing” (Abalo, 2010).

5Pero la palabra “novela” aparece en la línea final del último comentario de la contratapa del libro. En una entrevista con Liliana Colanzi, Fuguet comenta: “Yo siento o defino a Missing como ‘un libro’. Un híbrido. La editorial quiso venderla como novela. Yo sentí que sí, lo era, pero una novela de verdad o una novela de no-ficción. No es ‘sólo’ una investigación o una crónica ni una autobiografía ni una biografía” (Fuguet, 2009).

6Según Francisco Ayala la novela moderna o cervantina: “[...] incluye perspectivas diversas, de dónde le viene una cierta y buscada ambigüedad, imitación de la que presenta la vida humana misma. No se trata ya de un relato llano, en que la relación entre quien lo hace y quien lo escucha o lee es uniforme y siempre. Por otra parte, el interés no está centrado tanto en los acontecimientos referidos como en los personajes, quienes tienen a adquirir autonomía en el sentido de prolongar su existencia, como en línea de puntos, más allá del cuento, en el mundo exterior, dando la impresión de que dicho cuento no fuera sino un episodio conocido entre los muchos, posibles, que jalonan la carrera de una particular vida humana” (Ayala, 1974 :74).

7Missing es un ejemplo de cómo la autoficción no se contenta con seguir siendo esa hija orgullosamente pobre de las memorias y el ensayismo […]” (Geney, 2011).

8Alberca incluye las autobioficciones dentro de la familia de las autoficciones, pues continuando el párrafo citado añade : ”Si tuviera que destacar unos ejemplos de esta clase de autoficción [...]” (2007: 195).

9Alberca alude a Genette que se expresaba así de las autoficciones en general (exceptuando La divina comedia de Dante: “Je parle ici des vraies autofictions ‒dont le contenu narratif est, si j'ose dire, authentiquement fictionnel, comme (je suppose) celui de La Divine Comédie‒ et non des fausses autofictions, qui ne sont « fictions » que pour la douane : autrement dit, autobiographies honteuses ” [“Hablo aquí de verdaderas autoficciones ‒donde el contenido narrativo es, si me atrevo a decirlo, auténticamente ficcional, como (supongo) el de La divina comedia‒ y no de autoficciones falsas, que no son más que ‘ficciones’ para la aduana: dicho de otro modo, autobiografías vergonzosas”] (Genette, 1991: 86-87, traducción nuestra).

10El único criterio que nos precisa el género del texto dentro de la familia de relatos basados en datos personales de personas reales tales como las memorias, autobiografía o novela autobiográfica, es la identidad del nombre (autor-narrador-personaje). Lejeune dice: “Le pacte autobiographique, c'est l'affirmation dans le texte renvoyant en dernier ressort au nom de l'auteur sur la couverture” [“El pacto autobiográfico es la afirmación del texto que remite en última instancia al nombre del autor de la cubierta”] (Lejeune, 1996: 26). Traducción propia. Así, una autobiografía puede parecernos inexacta y una ficción autobiográfica exacta, estas impresiones no cambian la naturaleza del contrato de verdad establecido por el autor con el lector.

11La definición de autobiografía según Lejeune es: “un récit rétrospectif en prose qu'une personne réelle fait de sa propre existence, lorsqu'elle met l’accent sur sa vie individuelle, en particulier sur l'histoire de sa personnalité” [“un relato retrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, cuando se centra en su vida individual, en particular en la historia de su personalidad”] (Lejeune, 1996: 14, traducción nuestra).

12“Por primera vez estoy escribiendo un libro para la familia más que acerca de la familia. Un libro pensado en conectar a la familia más que un libro para poder huir de ella […] Les pido aquí, por escrito, perdón […]. Asumo las consecuencias del daño colateral” (Fuguet, 2009:18).

13Anne Claire Gignoux sugiere además como otras posibilidades de intertextualidad, la intratextualidad, como la relación de un texto con el mismo texto y la macrotextualidad que es la relación de un texto con otros escritos por el mismo autor (Gignoux, 2005:146).

14Esta información figura en Missing (una investigación). Fuguet relata la génesis del libro: “Una versión de la crónica que corresponde al capítulo II apareció en la revista peruana Etiqueta Negra en su número de abril de 2003. La crónica la escribí, en un par de días febriles, luego de que Julio Villanueva Chang […] me llamara por teléfono para insistirme que colaborara” (Fuguet, 2009: 60).

15En Las películas de mi vida, Beltrán Soler, por medio de filmes que ha visto desde niño, narra la historia de su familia chilena perteneciente a la clase media alta que emigra a los Estados Unidos a mediados de los años sesenta. No tenían motivos económicos o políticos, en Chile habían perdido su estatus de “algo” y no pudieron soportarlo. La familia se niega a tejer vínculos con otros “latinos”, que ellos consideran inferiores y a excepción de los hijos tampoco se integran a la sociedad estadounidense. En unas vacaciones a Chile y ya con tres niños, la madre de Beltrán se deja convencer por su familia de que debe quedarse en Chile, el padre intenta rehacer una vida en su patria pero prefiere su vida estadounidense y se va, los deja para siempre. Para Beltrán, lo que prometía ser una estadía de vacaciones simpática en un país pintoresco se vuelve una pesadilla. Su primera experiencia en el colegio lo demuestra: “El primer día me obligaron a formarme en fila en el patio de atrás […]. Me pasaron una taza de loza, aún mojada, y tuve que estirar la mano para que una señora mayor […] me llenara la taza hasta el borde […] tuve la mala idea de decir ‘no gracias; yo no tomo esto’, yo no tomo esta cosa, esta asquerosa leche en polvo, este Fortesán con leche en polvo y agua hirviendo, esta leche para pobres, esta mierda para chilenos subdesarrollados que no tienen tele a color y no saben lo que son los M&M's. No dije eso, pero sí lo pensé; sólo dije: ‘no gracias; yo no tomo esto’ y luego agregué ‘I don't like it’, y la profesora una alemana nazi pinochetista […] me lanzó sin aviso una bofetada tan llena de furia que me aterró: ‒Te lo tomas, cabro de mierda; no estamos en Estados Unidos, estamos en Chile” (Fuguet, 2003: 78).

16Alberto Fuguet pasó su infancia en California. A principios de la dictadura de Pinochet la familia regresó a Chile de vacaciones pero se quedó ahí. En su libro Tránsitos describe una foto familiar: “Esta foto fue tomada probablemente en la playa de Zuma, en Los Angeles, cerca de Malibú […] debe ser 1969, porque mi hermana es del 66 y el año 67 estaría muy pequeña […]. Esta foto me gusta mucho. Tiene onda, tiene inocencia, tiene felicidad y es una prueba de que, durante una época, durante un verano, fuimos chicos y felices y no nos dábamos cuenta de nada” (Fuguet, 2013: 10). También:“el verano del 69 no duró para siempre (Fuguet, 2013:8). Y “la necesidad vino después, y llegó en español […]” (Fuguet, 2013: 15).

17Una amiga sicóloga le dice: “tu lazo hacia él no es recíproco [...] ¿cómo lo vas a salvar?” (Fuguet, 2009: 92-93). Catalina, una amiga estudiosa de su obra le asegura que está obsesionado con Carlos: “El tío perdido de Beltrán en Las películas de mi vida que, después de leer lo que escribiste para Etiqueta negra, [...] es tu tío Carlos Fuguet. ¿O no?” (Fuguet, 2009: 99).

18Anne Claire Gignoux la define como “la réécriture d'un auteur par lui même, non à l'intérieur d'un livre, mais à l'intérieur de son œuvre. Elle tient donc en même temps de la ré écriture intratextuelle, puisqu'il s'agit de se réécrire soi-même et non de récrire autrui, et de la réécriture intertextuelle, dans la mesure où elle exige du lecteur des compétences culturelles.” [“la reescritura de un autor por él mismo, no al interior de un libro sino al interior de su obra. Esta contiene así al mismo tiempo una reescritura intratextual ya que se trata de reescribirse a sí mismo y no de reescribir a otro y una reescritura intertextual, en la medida en que exige al lector competencias culturales” (Gignoux, 2005: 144).

19“Llevo quince años borrado. Abandoné todo y me abandoné. Tenía una prueba y no la dí. Mi novia estaba de cumpleaños, pero no aparecí […] No lo tenía planeado. Sólo pasó […] El mundo dicen, es un pañuelo. No es cierto. La gente que dice eso no conoce el mundo. El mundo es ancho y sobre todo, ajeno. […] He estado en muchas partes, he hecho cosas que jamás pensé hacer. Pero uno sobrevive. Uno se acostumbra. Nada es tan terrible. Nada” (Fuguet, 2005: 133).

20Un ejemplo de trabajo comparable a este es el que hace Marguerite Duras con la narración novelada de su juventud en Un barrage contre le Pacifique para después inclinarse hacia la autobiografía en L'Amant y L'Amant de la Chine du Nord.

21Andoni Llovet, modelo y pretendiente al oficio de escritor confiesa: “Lo pasa es que quería escribir […] y cuando uno se mete en esa, se vuelve raro, tenso, Pierde las defensas y sólo piensa en las fotos de solapa (frente a la playa, leyendo sobre una tabla de surf) y en las entrevistas que le va a hacer […] y en los críticos entusiasmados que descubren al nuevo jovencito de las letras y uno contesta frases pensadas, frases polémicas e ideales para titular […] darle a la prensa la cosa servida para así durar un poco más en la lista de los best-sellers de la Cámara del Libro. Lo mío es verídico. Pasó” (Fuguet, 2002: 176).

22Dirigiéndose a Carlos y éste contestando: “Pero algo me podrías contar... es parte clave, creo de esta narrativa. De este cuento. Pero no es un cuento, no es una novela. Es real. Me pasó” (Fuguet, 2009: 150).

23“[...] un ciudadano chileno, Fuguet ‒aunque gringófilo, nacido en EE.UU., cuya primera lengua, según el mismo, es el inglés [...]” (Palaversich, 2005: 51). Nótese que Palaversich afirma que Fuguet nació en los Estados Unidos, dato que es erróneo, el escritor nació en 1964 en Santiago de Chile. Esta información aparece la contraportada de casi todos sus libros.

24Cuando Matías le pregunta a Carmen, la empleada dónde está su madre y sus hermanas: “Yo estaba comprando mariscos en ese boliche de la otra cuadra. Tu madre y tus hermanas están en el Jumbo y en la peluquería. Depilándose las perlas. Como les sobra la plata…” (Fuguet, 2001: 110).

25“Es difícil creer que dos mujeres jóvenes que salen a buscar hombres ‒tenían su tope en tipos de treinta‒ no lleguen hasta el final. Tampoco atracaban. Y no era porque no lo desearan sino simplemente por la fama. Santiago es, en el fondo, un pueblo chico y, tal como siempre repite la Márgara, la que se da el lujo de saltar de cama en cama, después lo paga” (Fuguet, 2002: 22). “No nos dejaban andar con tipos en taxis. Menos en micro. Súper cartuchos, tan huevones los viejos, que no lleguen tarde, tempranito en la casa mijita, cuando no saben acaso que los hoteles abren de día y que si una quiere echarse una cacha -dime que no, galla- puede ser a las tres de la tarde, cagada de la risa, sin ningún problema. Además, tanto cuidado, tan urgidos, si al final les salió el tiro por la culata...” (56).

26“El tipo que se suponía era para mí, era más que extraño, te juro que te cagái en tres tiempos. Onda marciano, maraco drogadicto, yo no caché. No era feo, pero tenía todo el maquillaje corrido y empezó a jalar coca ahí mismo, sacó una cucharita y me convidó. Súper exótico el compadre, ¿no encontrái?, pero como que me urgí la muy huevona, no tengo idea porque, total, todo el mundo jala, cosa de ir al Oliver, pero bueno, que querís, así soy yo, conservadora.” (Fuguet, 2002: 53).

27“¿Casarme? No me huevís. No thank you, no way. Además, vos sabís, allá en USA las minas se encaman al tiro. No como en la universidad. Llegar y llevar. Me he echado cada polvo, compadre. A todo kink, sadomasoquismo, esa parada. Lo vai a pasar la raja, compadre” (Fuguet, 2002: 87).

28La descripción que hace Matías Vicuña de su ciudad es elocuente pues abarca la totalidad de su ciudad cuando es la totalidad de lo que él acepta como su mundo y en medio de un paisaje urbano apacible y privilegiado un hipermercado que no incomoda, es tan natural para Matías como la vegetación o el cerro: “Me acerco a la orilla y miro hacia abajo. Ahí está todo Santiago: mi barrio, lleno de árboles y edificios blancos, con balcones y ventanales, es el Club de Golf Los Leones, […] el hipermercado Jumbo, el cerro Calán[...]” (Fuguet, 2001: 45).

29“Su viejo que es naval, capitán de fragata o de corbeta, pero no navega, trabaja aquí en Santiago, tiene algo que ver con el gobierno. Para mí que está metido en cosas no muy santas pero nadie dice nada. Está conectado, tiene un Mercedes verde-oliva increíble y al Nacho le prometió un Mazda cuando cumpliera dieciocho” (Fuguet, 2001: 110).

30El 11 de marzo de 1990 Augusto Pinochet le entrega el poder a Patricio Aylwin, presidente elegido democráticamente.

31“La huevona le muestra el cuerpo, que está bastante rico […] bajo el vestido escotado, feroces tacos y un collar que, lo más seguro, es de su vieja opus dei” (Fuguet, 2001: 61).

32En un artículo de Sebastián Rotella se cita al escritor boliviano Edmundo Paz-Soldán, profesor en la Universidad de Cornell y participante en la antología McOndo, decía: “In Santiago, there are times when he seems less a writer than a rock star: Adolescents show up at readings to touch him, as if he were a cultural icon” (2000).

33A raíz de un rechazo que Alberto Fuguet y otros escritores jóvenes recibieron por parte de un editor en Iowa por considerar que en sus cuentos no había “realismo mágico” y que podían haber sido escritos en cualquier país del mundo, en 1996, Alberto Fuguet y su compatriota Sergio Gómez deciden reunir un compendio de cuentos, en el cual incluirían los suyos también, titulado McOndo. La idea era reunir historias cortas de autores de Hispanoamérica y España, de una generación, cuyos escritores no se sintieran representantes de ninguna ideología ni de sus países. Fuguet y Gómez querían configurar una red, ver si existían otros escritores que compartieran su perspectiva de la literatura en español que no fuera realismo mágico y todo lo que este concepto implica sino que se inclinaran hacia una literatura más metropolitana, más inspirada en la literatura “sucia” estadounidense, con referencias a productos tecnológicos e instituciones globalizadas. Además pretendían ayudar a promocionar autores desconocidos pero no por estar pasados de moda sino por no encajar con los cánones de la época, en otras palabras tener que escribir como los del realismo mágico (Núñez Leyva, 2013: 45).

34Entre las numerosas críticas está la de Ricardo Cuadros quien concuerda con la propuesta de McOndo al reconocer el mestizaje y la pluralidad del continente latinoamericano, pero cuestiona la afirmación de de Fuguet y Gómez según la cual, la televisión y la música vía MTV latina unirían al continente de manera más eficaz que los foros y tratados entre los países latinoamericanos. Cuadros critica también la intromisión de las grandes editoriales que “no saben ni tienen que saber nada de literatura chilena o latinoamericana” pero esto es un asunto de poca importancia comparado a los que estas ponen en circulación es decir libros como McOndo que para Cuadros son signos culturales de “amnesia selectiva, el proceso de banalización de la literatura y el proceso histórico y la celebración pública de la ignorancia” (Cuadros, 1996).

35Alberto Fuguet entrevistado por Antonio Díaz Oliva"Yo creía que la gente iba a decir 'onda a quién le importa la vida de este hueva'” (Fuguet, 2010).

36[“Un libro compuesto para contar una historia que vale la pena ser escuchada”]. Traducción nuestra.

37[Missing no es solamente una épica anti heroica de la emigración, suspendida entre dos idiomas y dos naciones, entre biografía y autobiografía, entre sinceridad y ficción: es también una saga familiar hecha de abandono, resentimiento, ira, […] y al mismo tiempo de un reencuentro prudente, a pesar de todo. Y aún más es un ejemplo de cómo la llamada autoficción, tan ampliamente practicada [...] puede adquirir toda la capacidad narrativa de una verdadera gran novela moderna]. Traducción nuestra.

38Chilenismo para designar a una persona de clase media alta a alta.

39Las cartas están escritas a máquina, el poema de Carlos en cursiva, hay anotaciones con la caligrafía de Alberto Fuguet.

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