Presentación Número 22

Cada convocatoria de monográfico de Impossibilia equivale al lanzamiento de un globo sonda. Si bien se parte de una hipótesis, del trabajo que realiza algún grupo de investigación, de una tendencia, los resultados ofrecen información más allá de la meramente publicada en nuestras páginas. Por tal motivo, la del monográfico que nos ocupa requiere una presentación especial.

El dominio de estudio, sugerido por Ester Jordana Lluch y Juan Evaristo Valls Boix, ambos de la Universidad de Barcelona, partía del supuesto de que “el imaginario de la locura se ha desplazado progresivamente hacia una suerte de literatura o poética del malestar donde, de modo transversal, se convoca la medicamentalización generalizada de la población, la expansión de diagnósticos que agrupan trastornos afectivos o ansiosos, y, en suma, se hace oír la voz de una subjetividad doliente, enferma o trastornada a la que tradicionalmente le estaba vedada la palabra”. La obra de mujeres poetas, dramaturgas, novelistas, filósofas donde se aborda “la difícil tarea de escuchar las heridas”, los títulos de reciente publicación de Michel Foucault y la rehabilitación del término “loca/o” como la reapropiación positiva de la categoría para vindicar un Orgullo loco (Mad Pride) eran los principales ejes sugeridos para la recepción de artículos.

No obstante, la fecha en que recibimos la propuesta de Jordana y Valls era octubre de 2019, cuando nadie imaginaba que dos meses después un virus haría su aparición, provocaría una pandemia y nos cambiaría la vida. En junio de 2020, en una ilusión de normalidad sustentada solo en la esperanza, publicamos la convocatoria.

Bajo la coordinación de Jordana y Valls, recibimos textos sobre la locura y/o el malestar en la novela canónica, en la novela gráfica, en cuentos, en obras teatrales, en la poesía de diversas épocas y geografías, en escritos y obra plástica de personas recluidas en manicomios, en la vida y producción cultural de autores y personajes célebres. Lo que estos trabajos tenían en común era la demostración de una cruda realidad, incapaz de no afectar la investigación literaria y filosófica, la de la humanidad en su conjunto sumergida en un profundo malestar. El globo sonda nos corroboró algo harto conocido en el plano teórico, la dificultad de investigar cuando el sujeto cognoscente está en exceso implicado en su objeto de estudio y que los resultados se ven alterados en su capacidad de transmitir un conocimiento efectivo y de validez al menos intersubjetiva.

Estamos en plena experiencia del sentido de la pandemia, pero nos falta su comprensión y, obviamente, su explicación. Venimos a concluir así que, y al menos en este momento de crisis, escribir sobre la locura y el malestar es una misión tan necesaria como quimérica, es un trance donde la locura invade el texto que trata de aprehenderla en un acto último de rebeldía. Cuando todo lo que estamos viviendo pase a ser tomado como un mal sueño, podría lanzarse de nuevo la misma convocatoria. Con certeza sería otro el panorama.

En este marco, agradecemos a las y los articulistas, a la coordinación invitada y a quienes evaluaron su afán generoso y su invaluable dedicación. Los textos que conforman esta vigésimo segunda entrega de nuestra revista son los enumerados a continuación.

El monográfico abre con un nombre insoslayable en el universo de las letras españolas cuando se trata de locura, “Narciso, el niño loco y su espejo, en la poesía de Leopoldo María Panero”. Sobre la base de los postulados de Foucault, Lacan, Álvarez y Colina, Eloy González Castro se acerca a las reflexiones de Panero sobre la (su) esquizofrenia, enunciadas mediante los símbolos del eco, el pasillo y la muerte.

El objeto de análisis no es, en el artículo de Nùria Molines Galarza, una persona, sino una disciplina. En “Traducción, literatura y locura: el malestar en el texto traducido. Reflexiones a partir de la deconstrucción”, con base en dicha noción derridiana se observa la traducción como elemento de curación de la escritura al desprenderse de su papel de mediadora y adoptando el de creadora.

La sección Miscelánea, por su parte, está conformada por tres estudios que se centran en el vínculo entre memoria y literatura. En “Transmitting, Re-Telling. Narratives by Female Authors o the Twentieth Meridian”, Anna Belozorovich hace un recorrido por la obra de un grupo de autoras de Centroeuropa y Europa del Este afincadas en Italia que reflexionan sobre su propio quehacer como escritoras. Su hilo conductor son las situaciones de crisis y los ritos de duelo propios de sus culturas de origen, evocados a través de sus personajes femeninos.

La influencia de García Lorca, Alberti y Vallejo en la escritura de Semprún es el aspecto que Rita Rodríguez Varela desarrolla en “La poesía española en las obras sobre Buchenwald de Jorge Semprún: memoria, sustento y diálogo”. Asimismo, su autora da cuenta de cómo la literatura ayudó al madrileño —y a sus compañeros en prisión— enfrentar la traumática experiencia de la vida en un campo de concentración.

Por último, Juan Ezequiel Rogna expone cómo los regímenes autoritarios moldean la concepción del Otro y cómo se traslada esto a la escena literaria. En un recorrido por la cuentística de ese país, en “Configuraciones y reconfiguraciones del monstruo popular en la literatura argentina”, nos muestra el cariz de monstruosidad que se le otorgó a los sujetos populares, representantes de la otredad para las figuras en el poder, y su representación en la escritura de diversos autores.

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