Introducción
La inteligencia artificial (IA) constituye un paso de avance para el desarrollo
científico. Sustentada en los avances acelerados de la informática y de las
ciencias de la computación, usa algoritmos y análisis de grandes volúmenes de
datos para realizar tareas que si fueran desarrolladas por humanos se
denominarían “inteligentes”. No es algo mágico. La IA está conformada por
operaciones matemáticas, como sumas y multiplicaciones, pero agiliza los
procesos y hace tareas repetitivas para que los humanos actúen donde las
máquinas no pueden (Ruiz, 2023). Tal es así que las aplicaciones de la IA,
enfocadas a optimizar los procesos de enseñanza-aprendizaje, están dejando
una huella transformadora en la educación superior; por ejemplo, los sistemas
de tutoría inteligente (Sánchez y Lama, 2007; Chrysafiadi y Virvou, 2013), la
realidad aumentada (Badilla y Sandoval, 2015), el perfeccionamiento de
entornos adaptativos de aprendizaje (Popescu, Badica y Moraret, 2010), el
fomento de aprendizajes positivos, como la curiosidad, una mentalidad de
crecimiento, la perseverancia y la atención (Fajardo et al., 2023, pp. 112-113
como citado en Ali et al., 2019), las herramientas de evaluación instantánea
(Ruiz, 2016) o el ChatGPT como asistente de escritura (Imran y Almusharraf,
2023), entre otras. Todas con amplias ventajas, pues contribuyen a
democratizar y a enriquecer la educación (Cortina, 2022, p. 69; González et al.,
2023, p. 1099) y aceleran las tareas en las que se impliquen.
La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías emergentes actuales con
mayor potencial para transformar la educación (Veletsianos, 2010; Lengua et
al., 2020). Las tecnologías emergentes no necesariamente tienen que ser
nuevas, pero su uso es opcional y, en el caso de educación, las instituciones
no están obligadas a emplearlas (Miller, Green, and Putland, 2005 como citado
en Veletsianos, 2010, p. 8). Se distinguen porque sus implicaciones son
desconocidas (Veletsianos, 2010, p. 17), de ahí las preocupaciones que
generan en la comunidad científica. Una de las tecnologías emergentes más
introducidas en las aulas es el uso de chatbots en iPads o computadoras,
dispositivos móviles, aplicaciones de mensajería y plataformas de voz, que
actúan como “secretarios” o “instructores” digitales y tienen la capacidad de
revisar una amplia cantidad de documentos en bases de datos para
proporcionar información de manera inmediata (García, 2023, p.100; García,