este período, se evidenció claramente la desigualdad educativa en varios
aspectos, como la disponibilidad de infraestructura, materiales educativos,
conexión a internet y recursos tecnológicos, tanto en las aulas como en los
hogares de los estudiantes. Además, surgió un desafío adicional relacionado
con la capacidad de las personas para utilizar eficazmente estos recursos.
Paralelamente, la implementación de clases en línea se vio afectada debido a
esta desigualdad. Un factor clave que limitó la participación de todos los
estudiantes desde sus hogares fue la falta de acceso generalizado a los
recursos necesarios para este tipo de enseñanza, ya que solo un pequeño
porcentaje de estos contaba con todos los recursos esenciales, mientras que
un porcentaje mayor carecía de ellos, lo que dificultó el desarrollo y la ejecución
efectiva de las clases en línea. La desigualdad educativa, exacerbada por la
pandemia, ha dejado al descubierto brechas significativas en el acceso a
recursos esenciales, impactando negativamente la implementación exitosa de
clases en línea y afectando el progreso educativo de los estudiantes.
La UNESCO en un informe de seguimiento de la educación en el mundo, habla
sobre la tecnología en la educación, en los cuales entregan los siguientes datos
sobre la utilización de TIC durante el periodo de pandemia (gem-report-
2023.unesco.org): Aunque el 91% de los países utilizaron plataformas de
aprendizaje en línea para impartir enseñanza a distancia durante el cierre de
las escuelas, estas plataformas solo llegaron a una cuarta parte de los
estudiantes de todo el planeta. Para el resto, se utilizaron en gran medida
intervenciones de baja tecnología, como la radio y la televisión, junto con
materiales en papel y teléfonos móviles para aumentar la interactividad.
Según el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, a pesar de que
la tecnología contribuyó positivamente a la educación durante la pandemia de
COVID-19, se excluyó a una cantidad significativa de personas de este
proceso. Se observa que alrededor del 95% de los Ministerios de Educación en
el mundo implementaron algún tipo de enseñanza a distancia durante el cierre
de las escuelas, alcanzando potencialmente a más de 1.000 millones de
estudiantes a nivel global. No obstante, se constata que la educación a
distancia no llegó a un mínimo equivalente al 31% del universo estudiantil
mundial. Este grupo excluido se compone principalmente de personas en
situación de pobreza (72%) y residentes en áreas rurales (70%). La disparidad