El fenómeno de las comparsas era reconocido por la prensa local como un
hecho relevante. Sin embargo, los detractores de la fiesta adviertes en los
festejos desórdenes que molestan e inquietan a la burguesía gaditana.
La autoría de las letras se fue profesionalizando y los autores asumieron roles
específicos. Las agrupaciones buscaban a los autores para que les escribieran
sus repertorios, o viceversa. Existían casos en que los autores no percibían
remuneración e incluso situaciones en que un autor de renombre y de mayor
estatus económico que los comparsistas, colaboraba con letras para coplas de
otras agrupaciones (Ramos, 2002). Entre los autores destacados de aquel
período se encuentran López Cañamaque, “El Batato”, Trujillo o Antonio
Rodríguez, alias “el Tío de la Tiza”, entre otros.
García Gallardo (2003, p. 1121), afirma que las agrupaciones gaditanas se ven
afectadas por estas transformaciones de índole político, social y normativo. En
ellas se produce un impacto “en el lenguaje musical, el lenguaje dramático —
disfraces, uso de aparatos y artilugios, etc.—, las denominaciones y la
emergencia de nuevas modalidades, así como la expansión lógica comercial y
mercantilista”, además señala a un proceso de profesionalización de las
agrupaciones de carnaval.
El análisis de la tipología de estas agrupaciones resulta de interés, ya que su
estructura se ve modificada por las medidas de refinamiento que se aplican.
Estas agrupaciones, que en sus orígenes se llamaban “comparsas” sin
distinción de sus características específicas, experimentan una evolución en
sus formas -sonido, disfraz, número de componentes, etc.- y las que presentan
mayor cuidado, mayor refinamiento en la música de las coplas, la interpretación
y la vestimenta pasan a ser denominadas coros (García Gallardo, 2004). Por el
contrario, a las más burdas y desafinadas se les llama murgas. Con el paso del
tiempo y en el afán por el refinamiento, las murgas siguen un proceso de mejora
vocal e interpretativa que las convierte en lo que se conoce como chirigota.
Paralelamente a estas agrupaciones, coexisten las poco frecuentes
estudiantinas y, ya al final de la época, tríos y cuartetos (García Gallardo, 2004).
Se deduce que las agrupaciones de aquel período están integradas en su
mayoría por integrantes de las clases populares, que son los que, con algunas