EDITORIAL
Tecnologías digitales y solidaridad
En la emergente sociedad digital del conocimiento, la información ha dejado de
ser bien de consumo para convertirse en la clave del progreso de las personas
y las colectividades. La gestión del conocimiento se ha transformado en
esencia y sustancia para que las instituciones y empresas puedan sobrevivir
dignamente en la sociedad digital.
La tecnología digital genera una tupida retícula de relaciones a través de las
cuales reconstruimos la realidad sociocultural en la que nos insertamos: la red
de redes, es el armazón de una realidad cuyas estructuras estamos
transformando radicalmente con ella desde el momento en que modificamos
esos dos pilares interconectados de la realidad cultural humana, que son la
comunicación y la producción.
La enseñanza a distancia en entornos virtuales y las comunidades de
información y aprendizaje informales (redes sociales), son fenómenos con
capacidad social trasformadora y solidaria, al democratizar el conocimiento,
favoreciendo la libre circulación de ideas y opiniones. La ciber-cultura, la ciber-
ética y la ciudadanía universal comienzan a ser ejes esenciales para el
redescubrimiento intercultural del sentido de la humanidad, cual vía de un
universalismo genuino que nazca de la pluralidad y el mestizaje.
Las redes sociales están generando un nuevo universo relacional en el que la
ciber-ciudadanía intercambia a diario ideas y emociones, y en que ciertos
liderazgos emergentes son ejercidos por los denominados "dinamizadores de
comunidades virtuales" (community manager), profesionales de quienes los e-
educadores podemos obtener nuevas estrategias de e-animación social.
Actualmente, el reto de conformar intercomunidades cibereducativas virtuales
capaces de consensuar currículos interculturales es tecnológicamente posible,
humanamente esperanzador y socialmente emergente. El mestizaje cultural
que pudiera derivarse de la consolidación de este tipo de prácticas
intercurriculares puede llegar a ser un antídoto eficaz contra las actitudes