Publicación semestral en línea
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cuestionable el comportamiento y actitud con la que los adolescentes actuales
afrontan su vida en sociedad? ¿Están los patrones y estilos educativos de los
padres y profesores tan alejados de las necesidades reales de los jóvenes
actuales?
Palacios y Oliva (1999) mencionan como ya desde la filosofía griega se
definía a la adolescencia como una etapa de indisciplina, de cuestionamiento a
lo externo y de búsqueda de su lugar en la sociedad. Definiciones provenientes
desde la antigüedad la han delimitado como una etapa de “excitabilidad
excesiva” (Platón, en Saavedra, 2004), con un “carácter irascible y apasionado”
(Aristóteles, en Saavedra, 2004), que “gusta del lujo y es mal educada”
(Sócrates, en Baró y Vilaseca, 2009) y que es “insoportable, desenfrenada y
horrible” (Hesíodo, en Baró y Vilaseca, 2009). Estas alusiones a la
adolescencia podrían situarse en el denominado movimiento literario alemán
“sturm und drang” (tormenta y drama), donde se sitúan los teóricos (como
Stanley Hall y Sigmund Freud y sus seguidores psicoanalistas) que defienden
la adolescencia como un período crítico y conflictivo siguiendo la imagen
aportada por Goethe (2007) en su obra de 1974 “Las desventuras del joven
Werther” (Palacios, Marchesi y Coll, 1999 y Saavedra, 2004).
Y, sin embargo, la adolescencia es un concepto mucho más extenso
donde el crecimiento y el desarrollo evolutivo todavía no están completos.
Rousseau (Saavedra, 2004) la define como “un período de desorden previo al
nuevo orden” y Erickson (2004), en esta misma línea, alude a ella como “un
estadio de moratoria psicológica” en la cual se van experimentando
simultáneamente pautas de conducta infantiles y adultas.
Autores situados en el extremo opuesto y que abogan por una
continuidad en el comportamiento y actitudes de los adolescentes con respecto
a etapas infantiles, describen la adolescencia como una transición