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RECONSIDERANDO EL PAPEL DE LOS DOCENTES ANTE
LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
Rethinking the role of teachers in the knowledge society
Rocío Domínguez Alfonso
Universidad de Cádiz (España)
rociodoal@hotmail.com
Recibido: 10/10/2011
Aceptado: 03/12/2011
RESUMEN
Es evidente que en este nuevo siglo los docentes están teniendo que abordar
nuevas tareas, y se hace necesaria y fundamental, por parte de los docentes, una
actitud abierta y flexible a los múltiples acontecimientos e informaciones que se
generan a su alrededor. A los profesionales de la enseñanza se les requiere un
esfuerzo de adaptación, actualización y perfeccionamiento permanente, se requiere
una renovación de la función docente con mayor flexibilidad y adaptación a las
nuevas necesidades de los alumnos. El docente ha de verse y formarse como un
profesional responsable y atento a las transformaciones que el medio que le rodea le
ofrece, para hacer más atractivo, adecuado y exitoso el proceso de aprendizaje de
los alumnos/as que tiene bajo su responsabilidad.
ABSTRACT
Clearly, in this new century, teachers are having to tackle new tasks and is
necessary that teachers have an open and flexible attitude to the many events and
information that is generated around. Teachers are required an effort to adapt,
update and continuous improvement, it requires a renewal of the teaching profession
with greater flexibility and adaptation to the changing needs of students. The teacher
must be trained as a responsible professional who is attentive to the changes that the
surrounding environment offers you more attractive, convenient and successful
learning process of students.
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Palabras clave: Formación del profesorado; competencias TIC.
Key words: Teacher training; ICT skills.
1. La profesión docente en la sociedad del conocimiento
Las distintas perspectivas y actuaciones que traen consigo el uso de las TIC, la crisis
que vive el modelo pedagógico tradicional por su extensa duración sin cambios
sustanciales que lo adapten a los cambios sociales, los modelos participativos y
democráticos que están extendidos entre las sociedades actuales, etc. son factores
que nos obligan a una modificación de la enseñanza y a la búsqueda de un
aprendizaje de mayor calidad pedagógica donde se aboga por un aprendizaje más
autónomo cuyo fundamento descansa más sobre la actividad del alumno.
El nuevo sistema educativo que ya forma parte de nuestra sociedad, se apoya en el
profesor como figura clave para el diseño, la selección, planificación y evaluación de
las actividades de aprendizaje que los alumnos/as deben de realizar en su proceso
de aprendizaje para la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes
específicas con la finalidad de llegar a ser ciudadanos competitivos y profesionales
que sepan desenvolverse con garantías de éxito en un contexto socio-profesional
específico.
Los diferentes roles que tendrán que desempeñar estos docentes se verán
influenciados entre otras cosas por el tipo de enseñanza que vayan a desarrollar, ya
que variará según sea una enseñanza presencial o a distancia, o una enseñanza
convencional o apoyada en los nuevos canales de la comunicación e información.
Necesitamos un cambio en el modelo tradicional de enseñanza para pasar a un
modelo centrado en el aprendizaje, lo que supone un mayor protagonismo del
estudiante. Un cambio en el modelo de aprendizaje, en los criterios de evaluación
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del aprendizaje, en los métodos… lo que conlleva un cambio en el papel del docente
que ha de ampliar sus roles para ser ahora motivador, facilitador, líder, organizador,
coordinador… Venimos escuchando este discurso desde hace más de una década,
sin embargo aún no es algo tangible ni generalizado en nuestras escuelas.
Han sido muchos, y aún siguen siéndolo, los que afirman que la escuela
desaparecerá y que los docentes serán reemplazados por las nuevas tecnologías
argumentando desde muy diversas visiones: eficacia, economía, motivación
despertada en los alumnos, etc.
Pero afortunadamente también somos muchos los que pensamos que por muy
novedosas y atractivas que sean estas tecnologías no van a sustituirnos. Lo que si
tendremos que hacer como docentes comprometidos con nuestra labor y nuestras
obligaciones, será cambiar nuestras actividades y roles de desempeño profesional.
Pasaremos, o estamos pasando ya, a ser (Cabero, 2000):
Consultor de información - facilitadores de información.
Diseñador de medios.
Moderadores y tutores virtuales.
Evaluadores continuos y asesores.
Orientadores.
Administradores del sistema.
El docente deja de ser transmisor de conocimiento para ser ahora facilitador,
evaluador y seleccionador de los conocimientos.
Se convierte en adaptador de la información en función de las características
de sus alumnos, siendo además productor de medios y diseñador de nuevas
situaciones de aprendizaje, recursos y materiales que lleven al alumno a la
adquisición de conocimientos de modo más autónomo.
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Además el docente desempeñará su labor en nuevos entornos virtuales que
implican nuevas funciones: moderador, tutor virtual, asesor técnico, consultor
académico, animador y dinamizador del proceso de aprendizaje…
Entre todas las propuestas existentes acerca del cambio o renovación de la función
docente, tomamos aquí la propuesta de nuevos roles hecha por Villa (2006):
1. Organizador:
• organiza el proceso de enseñanza-aprendizaje
• diseña situaciones y actividades de aprendizaje
• organiza la información
• planifica el currículum
2. Facilitador:
•facilita los medios y recursos
•hace preguntas y cuestiona a los alumnos
•formula cuestiones clave
•presenta puntos de vista diversos
•vincula intereses personales
•el profesor es como un serpa, alguien que sabe guiar por los caminos del
aprendizaje
3. Motivador:
• aconseja
• comunica
• invita a la acción
• genera confianza
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4. Evaluador:
• identifica errores
• refuerza aciertos
• ofrece feed-back
• realiza comentarios pertinentes
• señala criterios de trabajo, actuación, etc.
5. Coordinador:
• coordina el diálogo
• desarrollo canales de comunicación bidireccional
6. Líder:
• anima a realizar proyectos y propuestas
• apoya ideas y pensamientos
• muestra su visión
• analiza estrategias
• potencia el trabajo en equipo
• crea y desarrolla equipos
Las nuevas perspectivas educativas se basan en tareas más grupales y
colaborativas que individuales, donde el aprendizaje va más allá el aula,
extendiéndose a todos los contextos físicos y virtuales donde se mueva el
estudiante, donde exista una mayor flexibilidad docente, organizativa e institucional y
donde se aprovechen las TIC y sus múltiples posibilidades (tanto para el alumno
como para el docente).
El profesional docente comprometido con la sociedad actual, debe tener como
objetivo enseñar a sus alumnos/as las posibles e importantes capacidades que les
pueden aportar las nuevas formas de información y comunicación, ya además
hacerles reflexionar y reflexionar ellos mismos sobre la influencia que todo ello
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ejerce sobre su desarrollo como personas. El poder de las tecnologías debe ser
complementario al del profesor, y su labor será integrarlas de forma coherente y
productiva en el diseño de su currículo.
Para conseguir esta tarea de modo más exitoso, el profesorado debe abandonar
ciertos hábitos y rutinas para poder adquirir otros nuevos. Según Villa et al. (2009),
uno de los términos más utilizados en las organizaciones que aprenden y en los
procesos de innovación en la enseñanza es el desaprendizaje. El concepto de
desaprender resalta la idea de borrar hábitos y costumbres que llevan a la persona a
la rutinización de su conducta.
Nos resulta evidente, que esta labor no es fácil, y no a todos les apetece. El hecho
de cambiar bitos y costumbres en cualquiera de los ámbitos de nuestras vidas es
complicado y requiere de esfuerzos. Sin embargo el desaprendizaje no implica
borrar todas nuestras costumbres, estaríamos hablando lo de eliminar aquellas
acciones, actitudes o comportamientos que nos llevan al aburrimiento, el cansancio,
la rutina… y que por tanto hacemos con poca disposición para adquirir nuevas
actitudes que impliquen la innovación y la mejora de nuestro desempeño profesional.
Como en cualquier proceso que implique cambio, encontraremos actitudes rígidas y
flexibles, donde veremos a profesores que muestran disposiciones negativas ante
los cambios y rechazan el cambio abogando por mantener la rutina y costumbres
existentes argumentando que la educación tradicional posee valores asentados y
fiables ya demostrados por la experiencia y con valores demostrados frente a las
incertidumbres de los modelos nuevos y experimentales.
Sin embargo, en un docente flexible facilita el cambio, bien por interés o bien porque
entienda que es algo que ocurrirá tarde o temprano y prefiera aprender las nuevas
opciones cuanto antes. Este tipo de personas son optimistas frente a los cambios, y
ejercen un desaprendizaje eficaz.
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Las actitudes o disposiciones del profesorado hacia la innovación constituyen un
factor decisivo en la puesta en práctica de un modelo pedagógico acorde con las
nuevas necesidades sociales y de los alumnos. Aunque evidentemente estas
actitudes no son lo único que delimitará el éxito o el fracaso de los procesos de
cambio.
Parece, por tanto, evidente que cualquier transformación en la educación,
independientemente del nivel educativo al que nos refiramos, debe de pasar por una
mejora de su profesorado, mejora que no debe de cerrarse únicamente con un
perfeccionamiento de los conocimientos y contenidos científicos que el docente
posea, ni en sus destrezas y habilidades didácticas para comunicárselos a los
estudiantes, sino que debe también estar dotado de otros aspectos. En esta línea el
informe Delors (1996) realizado para la UNESCO por la Comisión Internacional
sobre la educación para el siglo XXI, se expresa de forma muy clara y concisa,
afirmando que: "Para mejorar la calidad de la educación hay que empezar por
mejorar la contratación, la formación, la situación social y las condiciones de trabajo
personal, porque éste no podrá responder a lo que de él se espera si no posee los
conocimientos y las competencias, las cualidades personales, las posibilidades
profesionales y la motivación que se requieren" (Delors, 1996).
Alonso y Gallego (1996) [citados en Cabero, 1998] nos hablan de que los profesores
de nuestros días deben de desempeñar quince funciones básicas, de las cuales se
desprenden claramente propuestas para su formación y perfeccionamiento. Estas
quince funciones son:
1) favorecer el aprendizaje de los alumnos como principal objetivo,
2) utilizar los recursos psicológicos del aprendizaje,
3) estar predispuestos a la innovación,
4) poseer una actitud positiva ante la integración de nuevos medios tecnológicos
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en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
5) integrar los medios tecnológicos como un elemento más del diseño curricular,
6) aplicar los medios didácticamente,
7) aprovechar el valor de comunicación de los medios para favorecer la
transmisión de información,
8) conocer y utilizar los lenguajes y códigos semánticos (icónicos, cromáticos,
verbales…),
9) adoptar una postura crítica, de análisis y de adaptación al contexto escolar,
de los medios de comunicación,
10) valorar la tecnología por encima de la técnica,
11) poseer las destrezas técnicas necesarias,
12) diseñar y producir medios tecnológicos,
13) seleccionar y evaluar los recursos tecnológicos,
14) organizar los medios, y
15) investigar con medios e investigar sobre medios.
La nueva visión del sistema educativo, hace necesaria la consideración de los
medios de información (Internet, televisión, video, etc.) como accesibles no solo para
el profesor sino también para los alumnos. A través de los cuales se buscará un
modo para pasar de la pedagogía tradicional a una ideología donde lo más
significativo sean: la expresión de ideas, la creatividad y la libertad de los alumnos y
docentes. Donde los centros educativos utilicen las nuevas tecnologías como vía de
expresión de los estudiantes lo que supondrá considerar al alumno como un
procesador activo de la información que asimile y realizará, en función de su edad y
sus aptitudes, mensajes con los que expresar sus intereses, sus habilidades y sus
sentimientos. Con ello se pretende que se desarrolle de manera sistemática la
participación de los alumnos en las aulas (que serán más abiertas y democráticas), y
también la capacidad crítica y creativa de los alumnos/as mediante la creación de
productos creados o seleccionados por ellos mismos y/o el análisis de los creados
por otros.
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2. Innovaciones y cambios metodológicos
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación han hecho necesaria la
modificación de las metodologías de la enseñanza, además de los contenidos del
currículo (Blázquez Entonado, 2001):
En lo que se refiere a los objetivos: habrán de responder en mucho mayor
medida a las sociedades informacionales o del conocimiento.
En cuanto a los contenidos: que se verán enormemente ampliados ante la
nueva oferta de contenidos tecnológicos y del mundo de las comunicaciones
y porque varios de los medios más al alcance en la actualidad están
permitiendo disponer de un ingenuísimo volumen de información y unos
contenidos permanentemente actualizados.
Posibilidad de reducción de tiempo y espacio: para entrar contacto con
nuevos contenidos o suscitar experiencias educativas.
Respecto a los métodos: los avances serán capaces de permitir y de generar
metodologías peculiares y acordes con sus posibilidades comunicativas y
didácticas.
En cuanto a los medios a utilizar en el aula: con la incorporación de nuevos
soportes tecnológicos.
El uso que profesores y alumnos hagan de los medios y de las tecnologías
dependerá de la visión de la práctica profesional de la que se parta; porque si
entendemos la labor del profesor únicamente como un transmisor de contenidos que
simplemente necesita de técnicas se necesitará una formación apoyada en
diferentes estrategias que explique cómo debe el profesor de cualquier nivel llevar a
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la práctica estos aspectos; por el contrario, si entendemos que la función del
profesor es descubrir y ayudar a descubrir el conocimiento, compartirlo y
desarrollarlo conjuntamente con los alumnos/as, si su tarea docente forma parte de
un proceso de desarrollo del conocimiento... entonces será necesario preparar a un
formador con un carácter dinámico, cambiante, innovador y cargado de valores. Sin
olvidar, por supuesto, las tareas de gestión que también ha de realizar todo docente.
Evidentemente, un modelo pedagógico-docente guiado con nuevas tecnologías
implica el cambio de roles en los actores del proceso enseñanza aprendizaje. Es
decir, tanto en profesores como en alumnos/as.
LOS PROFESORES, como ya se ha comentado pasan de desempeñar el
“simple” papel de proveedor del conocimiento a un rol de facilitador,
asesor, motivador y consultor del proceso de aprendizaje. Su interacción
con los alumnos ya no es transmitirles los conocimientos que posee, sino
que se basará en compartir con ellos sus experiencias, apoyarlos y
asesorarlos en su proceso de aprender y especialmente estimularles para
que desarrollen su capacidad de aprendizaje. Debe ayudar a cada alumno
para que se hagan acreedores de su propio saber, para que después lo
compartan con los demás; por tanto, de ahí que se diga que el docente
debe ser facilitador del aprendizaje del alumno. El docente ahora, no
transmite su saber sino que guía y enseña al alumno cómo encontrar y
desarrollar el suyo propio, ya que sigue siendo docente-enseñante a pesar
de los cambios.
EL ALUMNO, ya no será más el receptor pasivo de los conocimientos que
le son entregados para que los aprenda de memoria y luego los repita
ante su el docente transmisor de dichos conocimientos o ante cualquier
otro. Dejara de ser una parte pasiva de su propio aprendizaje y pasará a
ser activo, autónomo y tomará sus propias decisiones sobre lo que quiere
y debe aprender (y a qué ritmo lo hará) para lograr sus objetivos
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académicos, profesionales y personales. El alumno llegara hasta donde
quiera llegar desarrollando su propia capacidad de aprendizaje. Aprenderá
a aprender, lo que implicará más oportunidades de aprendizaje ya que
podrá hacerlo cuándo y dónde quiera siempre que disponga de los medios
necesarios.
Por otro lado comentaremos que, con las nuevas tendencias didácticas que
proporcionan las TIC ya no es necesario que alumnos y profesores estén en el
mismo lugar al mismo tiempo, sino que podemos pensar en una educación
asincrónica y sincrónica con una atención individualizada mediada por las
herramientas de Internet, donde sin importar el lugar donde se encuentren, los
alumnos y los docentes podrán realizar las mismas actividades que se hacen
presencialmente, consultar, preguntar, pedir aclaración, contestar, etc.
Se diseñarán currículos más flexibles, adaptables al nivel de aprendizaje de cada
alumno/a, con contenidos variados para ajustarse a las necesidades planteadas por
cada uno. Y se desarrollaran a través de las nuevas tecnologías en distintos
formatos: con bibliotecas en línea, salas de conversación, hipervínculos a sitios de
interés científico y cultural, etc. Con el uso de las tecnologías de la información y la
comunicación, conseguiremos que cada uno desarrolle sus propios proyectos
individuales pero a la vez tendremos la construcción de conocimientos compartidos
(por ejemplo a través de las citadas salas de conversación o foros) donde alumnos
de todo tipo y de cualquier parte del mundo junto con docentes de todas partes,
también, expondrán sus conocimientos al servicio del resto de la comunidad
educativa participante para desarrollar así trabajos de colaboración tan necesarios
por ejemplo en la educación superior.
Según Fernández Díaz y otros (2002) el contexto en el que debe actuar el maestro
hoy día dependerá:
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Desde el punto de vista económico, dependerá de la globalización. Este rápido y
fuerte fenómeno ha cogido desprevenidos al profesorado, sobre todo de
bachillerato, que de repente ha tenido que adaptarse a un nuevo contexto de
aula totalmente distinto sin una preparación previa o capacitación posterior
adecuadas. Se encuentra en sus aulas con alumnos procedentes de todas las
clases sociales, sin distinción ni motivación pro parte del alumnado, porque la
escuela obligatoria ha dejado de ser garantía de trabajo. El hecho de que la
mayoría de estos alumnos asista al centro educativo contra su voluntad, hace
muy dificultoso llevar adelante la clase o ejercer algún tipo de autoridad o
liderazgo educativo, sin una preparación previa y un cambio serio de perfil
profesional.
Otro elemento importante del contexto es el cambio sufrido en la familia y la
transferencia de roles desde está al profesorado. ¿Por qué los maestros y a
veces los profesores de Secundaria se ven en la obligación de asumir ellos
mismos los roles familiares? Existen dos causas que podrían explicar esta
situación. La primera es la falta de interés por parte de la familia para ejercer la
autoridad necesaria para educar. Los padres no desean “educar” a sus hijos, no
desean frustrarles imponiéndoles normas, principios y obligaciones que suponen
orientar y dirigir los impulsos primarios del ser humano hacia pautas sociales,
religiosas o morales establecidas. Esta función les resulta desagradable,
incomoda y muy poco gratificante; sin embargo, se lo exigen a los maestros a los
que critican de falta de autoridad cuando sus hijos no cubren sus expectativas de
desarrollo humano, físico o moral. La segunda es la permisividad social (como
consecuencia de lo anterior) que impera en la sociedad occidental. La educación
en la ley del mínimo esfuerzo, que se concreta en la ausencia del sentido de
responsabilidad, de organización del tiempo personal y del espacio, de la falta de
colaboración como medio para conseguir objetivos muy difíciles de conseguir
individualmente, por sí mismo, etc.
Otro elemento del contexto que también condiciona el trabajo del maestro es la
competencia de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Ahora,
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en muchas ocasiones, los únicos referentes de autoridad que educan son: la
televisión y el ordenador; y el maestro, se ve obligado a asumir todos los roles
que anteriormente se distribuían entre las autoridades sociales y familiares de
forma colectiva.
3. Avance de resultados
Las posibles respuestas a todas estas tareas, funciones, competencias… que se les
exige al profesorado están innegablemente condicionadas por el tipo, cantidad y
calidad de formación inicial y permanente que tengan los docentes.
Nos preguntamos, igual que ya hicieron otros muchos investigadores, como Fuentes
(2003) o Cabero (2006), qué tipo de información y formación tienen los docentes en
materia de Tecnologías de la Información y la Comunicación, en qué momento
adquirieron dicha formación, qué disposición o interés tienen por formarse en esta
temática, qué tipo de uso educativo de las tecnologías hacen, cuáles son las formas
más usuales de integración curricular de las tecnologías de la información y la
comunicación, con qué frecuencia las usan en su práctica docente cotidiana.
Actualmente, nos encontramos inmersos en un proceso de investigación sobre la
innovación tecnológico-educativa en los centros TIC de Secundaria en Andalucía.
Para lo cual estamos usando la metodología de estudio de casos.
Parte de dicha investigación abarca un estudio de la formación y competencias TIC
del docente así como el uso de las TIC en el aula que hacen estos docentes de
secundaria.
En este momento estamos en la fase de análisis de datos sobre los docentes, y
estamos usando como instrumento un cuestionario elaborado ad-hoc, y que se
encuentra publicado por Domínguez (2011), en el que entre otras cuestiones se
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recoge una selección de las competencias TIC más relevantes del catálogo
establecido por la UNESCO para los docentes, solicitando al profesorado del Centro
objeto de nuestra investigación señalar el dominio medio que tiene de cada una de
ellas; qué nivel de competencia fue adquirido durante su formación inicial; cuál fue
adquirido a través de la formación continua; y, por último, el grado de formación que
cree que necesita adquirir para mejorar la calidad de su labor docente.
Se pretende presentar en este artículo unas ligeras pinceladas de los datos
extraídos sobre la escala del nivel de dominio medio de cada competencia en TIC.
Señalar que usando el Alfa de Cronbach como coeficiente para medir la fiabilidad de
esta escala, nos encontramos con una elevada puntuación que nos respaldará en el
futuro a la hora de realizar conclusiones con los datos obtenidos. [α=0.973]
En los datos analizados hasta el momento se han observado cómo las puntuaciones
medias más altas las encontramos predeciblemente en las competencias que
podríamos llamar más básicas y/o más generalizadas como son el uso del correo
electrónico, el manejo de software y hardware sico y de gestión tutorial, el uso de
las TIC como herramientas para la evaluación, el complemento de la docencia y la
mejora del rendimiento.
Se comentaba anteriormente que las actuales tendencias didácticas que vienen
facilitadas por las TIC consiguen que alumnos y profesores no tengan que estar
necesariamente en el mismo lugar al mismo tiempo, y por tanto se pueda pensar en
una educación asincrónica y sincrónica con una atención individualizada mediada
por las herramientas de Internet. Sin embargo, la puntuación media del ítem referido
a
Utilizar las tecnologías digitales para mejorar la formación psicopedagógica
(mediante enseñanza a distancia)” nos muestra que es algo bastante complicado
por el bajo dominio que los docentes manifiestan tener. Algo que viene reforzado
por las también escasas puntuaciones en lo referido al conocimiento de las
adaptaciones didácticas necesarias para el uso de las TIC en el aula y en función de
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las necesidades del alumnado.
Se pretende el diseño de currículos más flexibles, adaptables al nivel de aprendizaje
de cada alumno/a, con contenidos variados para ajustarse a las necesidades
planteadas por cada uno. Sin embargo son demasiados los docentes que no tienen
un nivel óptimo de dominio de estas competencias.
Por otro lado, este avance de resultados que estamos comentando, nos apunta
hacia un bajo nivel de competencia del profesorado en lo que se refiere al uso crítico
de las tecnologías; a la baja capacidad de educar en valores para evitar el uso
adictivo y compulsivo de las TIC; a la reducida capacidad de liderazgo innovador y
tecnológico, algo que se hace fundamental y necesario en los centros educativos
actuales que se encuentran inmersos en constantes cambios y propuestas de
mejora provocados por los avances de la Sociedad del Conocimiento.
Con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, se pretende que
cada uno desarrolle sus propios proyectos individuales pero a la vez tendremos la
construcción de conocimientos compartidos (por ejemplo a través de las citadas
salas de conversación o foros) donde alumnos de todo tipo y de cualquier parte del
mundo junto con docentes de todas partes, también, expondrán sus conocimientos
al servicio del resto de la comunidad educativa participante para desarrollar así
trabajos de colaboración tan necesarios por ejemplo en la educación superior. Sin
embargo estos datos nos hacen y dudar y pensar que si los docentes aún no son
capaces de
Utilizar las tecnologías digitales para trabajar en comunidades
profesionales para el análisis y resolución de problemas y compartición de buenas
prácticas” cómo podrán enseñárselo a sus alumnos/as.
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