
Publicación semestral en línea
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La Educación Social lleva tiempo haciendo suyas muchas de estas inquietudes y
realizaciones, y vinculando su quehacer «pedagógico» y «social» a diversas áreas
y estrategias metodológicas, entre las que ocupan un lugar destacado la
Animación Sociocultural y el Desarrollo Comunitario, con un propósito principal:
transformar las condiciones que impiden y/o limitan la vida de las personas en su
medio social, mediante la promoción de una mejora significativa de su bienestar y
calidad de vida, y la integración de lo educativo en la sociedad y de lo
pedagógicoen el trabajo social (Orte y March, 2001).
Persiguiendo el logro de estos objetivos, es necesario realizar estudios precisos,
metódicos y documentados, que aseguren una rigurosidad científica que
proporcionen datos y posteriores acciones de validez, como lo expresa Marchioni.
Consiguientemente, la investigación social de una comunidad tiene que estar en
estrecha relación con el trabajo de campo en la propia comunidad (op. cit. 1987,
85-87).
Para este autor, y desde un punto de vista pragmático y operativo, la comunidad
se compone de cuatro elementos fundamentales, que participarán directamente en
la acción comunitaria: el territorio, la población, los recursos de que dispone y los
problemas que la población expresa (la demanda). En este contexto, toda
intervención social debe ser precedida de un estudio de estos elementos que
comprometen a dicha intervención, con el fin de realizar un primer diagnóstico de
la comunidad, reconocer las problemáticas, marcar las líneas de intervención,
conociendo las causas aparentes de la situación, (Marchioni. 1987, 70-87).
La comunidad es una espacio que contiene elementos políticos, económicos,
religiosos, culturales, ideológicos y jerárquicos, elementos todos de un sistema
social. Desde la Educación Popular y el Desarrollo comunitario es posible