Revista científica electrónica de Educación y Comunicación en la Sociedad del Conocimiento
Publicación en línea (Semestral) Granada (España) Época II Año XII Vol. 12 (2) Julio- Diciembre de 2012 ISSN: 1695-324X
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LA EDUCACIÓN INCLUSIVA Y EL MUNDO DIGITAL:
NUEVOS RETOS EN LA SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO
Inclusive education and the digital world: New challenges in the knowledge
society
Educação inclusiva e no mundo digital: novos desafíos na sociedade do
conhecimento
Antonio Luque de la Rosa
Universidad de Almería (España)
aluque@ual.es
Recibido: 14/10/2012
Aceptado: 27/11/2012
Resumen
En una época como la actual, en la cual se está produciendo de manera
simultánea el auge vertiginoso del desarrollo tecnológico en las sociedades
avanzadas junto a la expansión de una crisis económica a nivel mundial que
pone en entredicho los pilares más sicos de la sociedad del bienestar, no
podemos dejar de lado la consideración de los principios inclusivos desde la
perspectiva educativa, como salvaguarda del modelo social establecido, siendo
necesaria la incardinación de las posibilidades que nos ofrece el mundo digital
en la educación como vía para garantizar el desarrollo del conjunto de los
ciudadanos y evitar así una mayor fragmentación social.
Ante dicho panorama, en el presente artículo realizaremos una
descripción de aquellos retos y compromisos sociales que, a nuestro entender,
deberían acometerse a nivel político e institucional si queremos apostar por la
consolidación de una sociedad inclusiva y, concretamente, por la atención a las
necesidades educativas del alumnado con discapacidad, ante los avances de
la era digital.
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Abstract
At a time like the present in which it is occurring simultaneously the rapid
rise of technology development in advanced societies with the expansion of a
global economic crisis that challenges the basic pillars of the welfare state, we
can not leave aside the consideration of the principles from the perspective
inclusive education as a safeguard social model established, requiring the
incardination of the possibilities offered by the digital world in education as a
way to ensure the development of all citizens and avoid further social
fragmentation.
Given this scenario, in this article we will make a description of those
challenges and social commitments, in our opinion, should be undertaken to
political and institutional level if we go for the consolidation of an inclusive
society, and specifically, by attention to the needs education of students with
disabilities, before the advances of the digital age.
Palabras Clave:
Inclusión, atención a la diversidad, brecha digital, necesidades educativas
especiales, tecnología.
KeyWords:
Inclusion, attention to diversity, digital divide, special educational needs,
technology
Key Words:
Atenção a inclusão, a diversidade, inclusão digital, necessidades educativas
especiais, a tecnología.
Introducción
En el contexto actual de auge tecnológico que conforma la sociedad del
siglo XXI, unido a la crisis económica que nos circunda, cobra especial
relevancia la atención a grupos sociales desfavorecidos con objeto de evitar lo
que podría considerarse una fragmentación social de dimensiones
incalculables.
Así, desde dichos colectivos, se le demanda a la educación una atención
prioritaria y adaptada a las nuevas necesidades que la sociedad presenta, por
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el papel que ésta desempeña en cuanto a la distribución de posibilidades de
desarrollo social y económico en el conjunto de los ciudadanos.
En este sentido, la atención a la diversidad y la potenciación de una
adecuada calidad de vida de las personas con necesidades educativas
especiales exigirá esfuerzos suplementarios por parte de las sociedades si no
queremos asistir, amparados en un fundamentalismo y esnobismo tecnológico,
a nuevas formas de discriminación y marginación social.
A lo lardo del presente artículo pretendemos realizar de una reflexión
sobre la importancia del mundo digital en la sociedad del siglo XXI y sobre las
implicaciones que conlleva en el sistema educativo, destacando las
posibilidades que se abren de cara la utilización de los medios digitales en la
educación especial.
Al mismo tiempo, confrontaremos los riesgos e implicaciones de una
brecha digital en parte de la sociedad y, en especial, en colectivos
desfavorecidos como las personas con discapacidad y señalaremos los retos
que una educación especial que camine hacia la inclusividad tiene frente a la
digitalización de la enseñanza y la sociedad.
1.- El mundo digital en la sociedad actual
En la actualidad, nuestra sociedad vive inmersa en múltiples cambios a
consecuencia de factores como la aparición y desarrollo de las tecnologías de
la información y la comunicación o el avance vertiginoso de las ciencias y de la
producción científica. Ambos elementos están produciendo cambios radicales
en los modelos los económicos e industriales.
Según Castells (1997), la sociedad del siglo XXI pasará a convertirse en
un “nuevo sistema tecnológico, económico y social; una economía en la que el
incremento de productividad (…), depende de la aplicación de los
conocimientos y la información a la gestión, producción y distribución, tanto en
los procesos como en los productos” (p, 35).
Como expone Aguaded (1999) la tecnología de la información se ha
convertido en una infraestructura primaria de toda la producción industrial y de
la distribución de bienes y servicios, conformando una nueva sociedad
conectada en red que posee, según Marqués (2000), las siguientes
características:
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Fig. nº 1. Características de la nueva sociedad conectada (Marqués, 2000, p.13)
Ante el reto de la nueva conformación social, se postula la necesidad de
promover la construcción de un nuevo tipo de ciudadano, ya que, como afirma
Ruiz (2002, p.201), “cada momento histórico ha hecho una relectura del
concepto de ciudadanía que corresponde al desarrollo y comprensión
alcanzado en las ciencias sociales, políticas, humanas y científicas”.
Dicha ciudadanía digital podría definirse como las “normas de
comportamiento que conciernen al uso de la tecnología” (Ribble, Bailey y Ross,
2004, p.35) y plantearía las discusiones acerca de los problemas del uso, mal
uso y abuso de la tecnología.
En el escenario de la educación para una nueva ciudadanía digital
combinada con la incertidumbre provocada por las crisis económicas y el
problema del desempleo, deberíamos considerar que la educación debe
centrar sus esfuerzos en la respuesta a las necesidades que el mundo
productivo, laboral y empresarial inmerso en la era digital plantea a los
trabajadores. Debemos educar a los jóvenes para que puedan desenvolverse
de manera exitosa en el mundo que les aguarda cuando accedan a la cadena
de producción.
2.- El mundo digital y la educación
Frente a perspectivas que consideran al sistema educativo como un
factor fundamental para el mantenimiento del orden social porque aporta el tipo
de formación que los individuos necesitan, y en el cual, la escuela facilita la
adaptación del individuo a la sociedad, aparecen otras perspectivas a modo de
crítica que sugieren que la escuela no es simplemente el lugar donde se
Omnipresencia de los
mass media y de las
nuevas tecnologías de
la información y
comunicación (TIC)
Sobreabundancia de
información a nuestro
alcance
El fin de la era
industrial pues la
mayor parte de la
población activa
trabaja en el sector
servicios
Libertad de
movimiento
Continuos avances
científicos y
tecnológicos en todos
los campos del saber
Características de la
nueva sociedad
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integran los individuos en una sociedad, sino que reproduce las relaciones
sociales (flaquezas y fortalezas) que se producen fuera de ella.
Así, la escuela actual se encuentra inmersa en una sociedad
postmoderna caracterizada por rasgos de competitividad, meritocracia o poder
adquisitivo; y donde la media, la tendencia al individualismo y la poca
valoración de lo colectivo, delimita, entre otros, según Pérez Gómez (1994), el
patrón de comportamiento.
Considero que, la condición más importante que debe garantizar la
educación, una educación para una adecuada ciudadanía, no debe abarcar
sólo la parte que garantiza los niveles de producción en un mundo moderno,
tecnológico y cambiante, sino que debe, en palabras de Ríos (2003), “contribuir
a que las personas puedan participar de forma creativa en el contexto social del
que forman parte, ejercer sus derechos y, de esa manera, ser personas felices
de verdad” (p.78).
Fig. nº 2. Competencias formativas del ciudadano de hoy (Ríos, 2003, p.80)
En definitiva, se trata de conseguir no sólo un hombre suficientemente
preparado para ingresar dentro de la nueva sociedad digital; se trata de que,
desde la educación, se considere que esa persona debe estar preparada para
asumir un papel activo en su sociedad y adquirir un desarrollo pleno de su
personalidad.
Sin embargo, no dejamos de reconocer que la flexibilidad de las
tecnologías de la información y comunicación (en adelante TIC) para posibilitar
la interacción comunicativa entre los individuos enfatizan su función formativa,
ya que “apoyan la presentación de determinados contenidos, lo que puede
ayudar a guiar, facilitar y organizar la acción didáctica, así como condicionan el
CIUDADANO EN
UN MUNDO
DIGITAL
Habilidades de
pensamiento y resolución
de problemas
Igualdad.
Accesibilidad
universal
Habilidades de
información y
comunicación
Actitud abierta.
Aceptación mutua
Responsabilidad
colectiva.
Compromiso social
Habilidades
interpersonales y de
autonomía
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tipo de aprendizaje a obtener, pudiendo promover diferentes acciones mentales
en los alumnos” (Cabero y otros, 2000, p. 254).
Es por esto que, dadas las condiciones de la sociedad de
nuestro tiempo, existe un debate sobre la bondad o perversión de la
digitalización en la educación, apuntando hacia los efectos de la llamada
"brecha digital" en tanto que nueva forma de exclusión social. De esta manera,
la educación debe estar atenta a sus planteamientos globales para la sociedad
y el ciudadano, no olvidando las grandes metas formativas que debe perseguir
más allá de la rentabilización de la inversión o la productividad y dedicando la
atención a la diversidad del conjunto del alumnado.
3.- La educación especial y el mundo digital
Como hemos comentado, en la era digital se ha vuelto de vital
importancia la alfabetización informática en el ámbito educativo, pero empieza
a aparecer una creciente brecha entre aquellos que tienen acceso a los
ordenadores y los que no. Por otra parte, tras los logros de la integración
escolar de los años 80, los alumnos con necesidades educativas especiales, se
están viendo desfavorecidos y excluidos, -nuevamente desintegrados
escolarmente-, lo cual provocará un mayor distanciamiento en su inclusión
sociolaboral.
Según Gutiérrez (2001), el término "brecha digital" se refiere a la
distancia entre quienes pueden hacer uso efectivo de las herramientas de
información y comunicación y los que no pueden por ser personas mayores,
con discapacidad, analfabetos y/o analfabetos tecnológicos, o personas con
limitaciones económicas o en situación marginal.
En este sentido, podemos decir que la brecha tecnológica en su variante
digital ha vuelto a abrir entre algunos colectivos un abismo mientras a otros
grupos sociales nos facilitar el acercamiento, comunicación y vías de progreso.
Ballestero (2002) insiste en que s que de brecha se debe hablar de
exclusión social, incluyendo dentro de este grupo “no sólo a los históricamente
definidos como desviados sociales (vagabundos, alcohólicos y
drogodependientes), los grupos segregados socialmente o discriminados
(ciertas minorías étnicas), los pobres, etc., sino a aquellos otros grupos
excluidos por causa de la Sociedad de la Información” (pp.95-97).
En este sentido, comparto con Cabero (2004) el planteamiento de
que "no podemos hablar de una única brecha digital -la económica-, sino que
existen diferentes brechas digitales"(p.25), definiendo la brecha digital
educativa como la que soporta una “persona no capacitada para la utilización
e interacción con las TIC, -alfabetización digital-. Así, por muchas conexiones y
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equipos que tenga a su disposición, no estará capacitado para obtener los
supuestos beneficios que surgen de su utilización" (Cabero, 2004, p.26).
En el lado opuesto, la “Inclusión Digital” es la participación plena de
todos los ciudadanos, en igualdad de condiciones, en la Sociedad del
Conocimiento, garantizando tanto el acceso a las nuevas tecnologías
(programas de ayudas a la infraestructura) como el acceso en las nuevas
tecnologías (mediante la asunción, aplicación y promoción de los estándares y
directrices de accesibilidad; y naturalmente, mediante la formación y la
educación) (Gutiérrez, 2001).
A pesar de los postulados actuales a favor de la sociedad para todos, la
escuela desde sus orígenes no ha sido, ni es, pensada y desarrollada para
acoger la diversidad de personas. De acuerdo con Jiménez y Vilá (1999), la
finalidad de esta institución continúa siendo en la actualidad la mera
transmisión de conocimientos, un instrumento de socialización del saber,
aunque en niveles diferentes -según dichos autores-: de la alfabetización
tradicional a la alta especialización digital actual.
Por consiguiente, a pesar de favorecer el progreso la sociedad, el
desarrollo de las nuevas tecnologías ha favorecido la aparición de nuevas
formas de exclusión social desde distintos frentes y por varios motivos,
conformando lo que se ha venido denominando “exclusión digital”, “divisoria
digital”, “brecha digital” o “discapacidad tecnológica”.
- Las dificultades de acceso a las infraestructuras tecnológicas
- La insuficiente formación en y para el uso de las TIC
- La ausencia de referentes y apoyos
- La escasa aplicación y promoción de los estándares y
directrices del “Diseño para todos
Fig. nº 3. Causas de la discapacidad tecnológica (Soto y Fernández, 2003, p.34)
Ante esta problemática cabe señalar que, en relación con el colectivo de
alumnado con necesidades educativas especiales, si bien la mayoría de las
Comunidades Autónomas de nuestro país (y también los países europeos)
tienen políticas generales sobre TIC que incluyen declaraciones y objetivos
sobre infraestructuras, apoyo a la práctica educativa, formación, cooperación e
investigación, evaluación, igualdad de oportunidades con respecto al uso de
dichas tecnologías e igualdad de derechos para el alumnado en general,
también lo es que la mayoría de ellos carecen de una política específica, eficaz
y práctica sobre TIC aplicada a la educación especial (Watkins, 2001).
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Así, si bien cada vez hay más iniciativas favorables (por ejemplo, el
catálogo de normas de accesibilidad a la informática de la Asociación Española
de Normalización y Certificación, AENOR), lo cierto es que mientras los
recursos que respetan estos planteamientos avanzan lentamente en progresión
lineal, los que no tienen en cuenta la diversidad lo hacen en vertiginosa
progresión geométrica (Alba, 2000).
Fernández (2002) apunta que todo esfuerzo en el uso, investigación,
desarrollo o creación de materiales y experiencias con las TIC no puede darse
por bueno si no forma parte integral del plan de centro (o su equivalente en la
institución que lo acoge y da soporte) y menos aún en el caso del alumnado de
educación especial que precisa las adaptaciones de dicho currículo ordinario
una vez establecido.
Por otra parte, como indica Cabero (2001), “por mucho esfuerzo que se
realice para la presencia física de las tecnologías en los centros, su concreción
dependerá claramente de las actitudes y conocimientos que tenga el
profesorado” (p.78) y de la formación especializada en el uso de las TIC con
este tipo de alumnado.
En una investigación sobre el uso de internet en la escuela, donde han
participado centros escolares de Educación Secundaria de Italia, Francia,
Portugal, Alemania y España, un 81% del profesorado manifestaba que su
formación había sido improvisada y realizada sobre la marcha (Del Moral,
2002), lo cual es indicativo de las posibilidades de tratamiento diferenciado que
mantiene con los alumnos discapacitados en el aula.
En otro estudio realizado en Andalucía con estudiantes de tercer año de
Magisterio, se deduce que la formación de los alumnos andaluces para el
manejo técnico de los medios informáticos es muy deficiente en todas las
provincias (Rodríguez, 2002).
Lo que parece obvio es que las tecnologías digitales pueden suponer un
elemento decisivo para normalizar las condiciones de vida de los alumnos con
necesidades especiales y, en algunos casos, una de las pocas opciones para
poder acceder a un currículum que de otra manera quedaría vedado (Soto y
Fernández, 2003, p.34).
Es sabido que los niños y jóvenes con deficiencia auditiva y sordera
tienen dificultades para desenvolverse en una sociedad en la que se
utiliza la palabra como medio de comunicación mayoritaria, tanto en
su forma auditivo-verbal (el habla) como en su codificación visual (la
escritura). Muchos han encontrado en las TIC una oportunidad que
pueden aprovechar e integrar en su quehacer cotidiano.
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Por otra parte, tomando las palabras de Litwin, Maggio y Lipsman (2004,
p.37):
A los docentes que trabajan con niños con necesidades educativas
especiales, las tecnologías también les proporcionan herramientas
más poderosas, que les permiten ofrecer entornos de aprendizaje
nuevos y potentes. […] la tecnología utilizada en este sentido,
además de proporcionar ventajas para un mejor aprendizaje, se
presenta como un elemento de relevancia social, en tanto favorece
una integración más plena a la vida escolar y comunitaria.
Las nuevas tecnologías, desde una perspectiva curricular y didáctica,
abren un amplio abanico de posibilidades de comunicación, de creación de
comunidades de interacción virtual y de trabajo cooperativo, que lógicamente
requerirá un tiempo hasta su normalización. La educación especial debe
promover su utilización entre en el alumnado para evitar ser caldo de cultivo de
nuevos analfabetos de los medios tecnológicos, pudiendo así convertirse en
punto de apoyo para el aprendizaje constructivo en aras a lograr una formación
integral a través del acto didáctico mediado por los TIC.
4.- Los retos de la educación especial ante el mundo digital
Como indica Lengrand (1989), en nuestros tiempos la educación ha
pasado a ser una necesidad permanente demandada por una sociedad de la
información que avanza de forma vertiginosa y cuyos miembros tienen como
reto mantenerse dentro del colectivo incluido en el nuevo marco tecnológico.
Esta demanda es igualmente realizada por el colectivo de educación especial
que reclaman del sistema educativo desafíos como los siguientes (Soto y
Fernández, 2003):
a) Diseño de políticas específicas de TIC y discapacidad.
Es necesaria la creación de planes específicos sobre tecnologías de la
información y comunicación y atención a la diversidad, integrados en los
proyectos generales de TIC y educación, donde se establezcan las actuaciones
que en dicha materia sean necesarias
b) Dotación y/o fomento de ayudas para la adquisición de Infraestructuras
(Hardware, Software y Acceso a Internet).
En los centros ordinarios donde se escolarice alumnado con
necesidades educativas especiales, es preciso que se dote con equipamiento
informático a las aulas de apoyo, así como de una infraestructura básica de
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tecnologías de ayudas para el acceso al ordenador (unicornios, carcasas de
teclado, emuladores de teclado y ratón, conmutadores, etc.).
c) Establecimiento de redes de apoyo.
En este sentido, los Centros Específicos de Educación Especial
deberían convertirse en “centros de recursos tecnológicos” abiertos a toda la
Comunidad Educativa con el objetivo de que la experiencia acumulada por los
profesionales y los materiales existentes en los Centros de Educación Especial,
puedan ser conocidos y utilizados para la atención de alumnos con
necesidades especiales escolarizados en los centros ordinarios.
d) Planteamientos comunitarios
Conscientes de que las barreras más importantes de acceso a la
Sociedad de la Información son la económica y la cultural (Alcantud, Ávila y
Romero, 2003), deberían articularse medidas para facilitar que las familias de
personas con discapacidad pudieran adquirir nuevas tecnologías (ayudas y
subvenciones) y formación para su uso.
e) Formación, investigación y colaboración.
En relación con la investigación acerca de la aplicación didáctica de las
tecnologías en educación especial, se necesita discernir cómo éstas añaden
valor a la educación del alumnado con necesidades educativas especiales,
empleando argumentos relacionados con su valor como algo más que una
herramienta y sobre cómo se pueden aplicar a las diferentes áreas curriculares
y a las metas individuales para solucionar dificultades de acceso o de
aprendizaje en casos concretos.
f) Construcción de referentes y servicios de apoyo a la integración de las
TIC en la atención a la diversidad.
En este sentido, Watkins (2001) afirma que las redes de apoyo con
especialistas en las TIC aplicadas a la diversidad son consideradas como un
factor tan importante como el hardware y el software para la implantación de
las TIC en la educación especial. Resulta imprescindible la construcción de
espacios donde se aglutinen experiencias y buenas prácticas en materia de
TIC y diversidad, así como promover la creación de centros de asesoramiento
que faciliten la formación y orientación al colectivo de docentes que atiendan a
este alumnado (como por ejemplo el Centro de Referencia Estatal de
Autonomía Personal y Ayudas Técnicas, CEAPAT, http://www.ceapat.org; la
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UTAC, http://www.xtec.es/~esoro/; o la Unidad de Acceso de la Universidad de
Valencia, http://acceso.psievo.uv.es/).
En este sentido, un amplio elenco de resultados de buenas prácticas los
podemos encontrar en el Informe sobre el Uso de las Tecnologías de
Información y Comunicación (TIC) en la Educación para Personas con
Discapacidad de la UNESCO (2012), http://unesdoc.unesco.org/images/0021/
002163/216382s.pdf.
Igualmente, el proyecto SEN-IST-NET de la Agencia Europea para el
Desarrollo de las Necesidades Especiales es un buen ejemplo de recopilación
de actuaciones, http://www.senist.net/.
Con objeto de afrontar los siguientes retos, de cara a la actuación que
llevan a cabo los centros docentes, podemos plantear las siguientes
sugerencias para promover la educación inclusiva desde la perspectiva digital
en el alumnado con necesidades educativas especiales (Roberto Canales y
Pere Marquès, 2007):
a) Con relación a la potenciación del aprendizaje y el uso de las TIC, los
profesores deberían incidir en:
- Potenciar el desarrollo de estrategias cognitivas en los estudiantes.
- Potenciar el desarrollo de estrategias metacognitivas.
- Estimular el aprendizaje o la adquisición de conocimientos.
- Potenciar los aspectos socioafectivos en los estudiantes.
- Propiciar la integración de las competencias básicas en las TIC en el
currículum.
b) Atendiendo al planteamiento de las actividades que se realicen en el aula,
sería positivo:
Planificar las tareas o actividades soportadas en las TIC.
Especificar bien el tipo de tareas o actividades a desarrollar y aplicarlas
adecuadamente.
Evaluar las tareas o prácticas educativas de aula que realizan los
estudiantes con apoyo de las TIC.
Evaluar las prácticas educativas que implementa el centro en relación
con las TIC.
c) Con respecto a la formación del profesorado, el centro debería:
Propiciar una adecuada formación del profesorado, como indicador de
una buena práctica.
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Fortalecer la reflexión sobre la práctica.
Propiciar las buenas prácticas considerando las actuaciones docentes
en la sociedad actual.
d) En la relación que se produce entre el contexto de centro y las TIC, los
centros deberían:
Dotarse de una eficiente política, organización, gestión académica y
administrativa del centro.
Solicitar a las diversas administraciones y entidades no gubernativas
los recursos y la infraestructura necesaria.
Considerar el vínculo con la familia y la colaboración que ésta puede
llevar a cabo.
Conclusiones
En la actualidad, las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) son parte de nuestra vida cotidiana y están presentes en numerosas
actividades (ámbito educativo, entornos de trabajo, comunicaciones y
relaciones diarias, gestión de asuntos administrativos, etc.). Dichas tecnologías
se han convertido en una prioridad básica y uno de los ejes centrales de la
política, la economía y lo que ha sido el objeto del presente artículo la
educación (en concreto la promoción de una escuela favorecedora de la
inclusión social en el alumnado con necesidades educativas especiales).
Sin embargo, tanto la “Sociedad de la Información para todos”
(Stephanidis, 1998) como la aplicación de los conceptos de acceso universal
de todos los posibles usuarios al hardware y software de la tecnología de la
información, está lejos de ser una realidad para los alumnos (Watkins, 2001).
Este hecho, unido a las circunstancias de crisis económica que está
viviendo el contexto europeo, puede suponer una fragmentación social que,
desde el ámbito político, debe evitarse a toda costa.
Los momentos de crisis lo son también de oportunidad y deben
aprovecharse para instaurar medidas que avancen (lentas pero seguras) hacia
la construcción de un modelo que en el futuro evite lo que ha sido la crisis del
actual.
Así, desde las diversas administraciones, deben potenciarse políticas
coordinadas que se concreten en medidas específicas tendentes a garantizar la
igualdad de oportunidades ante los retos de la alfabetización y acceso a la
tecnología digital al conjunto de sus ciudadanos.
En estas actuaciones, al igual que en el resto de medidas que se tomen
para solventar los obstáculos que se vayan presentando a la sociedad de la
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información, deben utilizarse las ventajas de dichas tecnologías para difundir y
conocer las experiencias y buenas prácticas que se estén llevando a cabo en
diversos contextos, potenciar las redes de comunicación y trabajo e implicar al
conjunto de la comunidad (en este caso educativa) en su resolución.
Podemos concluir el presente trabajo señalando que en la actualidad es
un hecho que, tanto la “Sociedad de la Información para todos” (Stephanidis,
1998) como la aplicación de los conceptos de acceso universal de todos los
posibles usuarios al hardware y software de tecnología de la información, está
lejos de ser una realidad para los alumnos (Watkins, 2001).
No obstante, debemos impulsar el espíritu de superación y el esfuerzo
compartido y responsable, señalando que, como comenta Barinaga (2003),
frente al riesgo real de la exclusión digital, la sociedad del conocimiento plantea
una oportunidad para renovar el compromiso por la inclusión, siendo un reto
que nos afecta a todas las personas y por el que debemos comprometernos
desde los diversos ámbitos que nos afecten.
Referencias bibliográficas
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168, 37-42.
Alcantud, F., Ávila, V. y Romero, R. (2002). Nuevas Tecnologías y personas con
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Ballestero, F. (2002). La Brecha Digital: el riesgo de exclusión en la Sociedad de la
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Barinaga, R. (2003). Sociedad del Conocimiento y personas con discapacidad
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