Número Monográfico
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA EN LA ERA DIGITAL
EDITORIAL
La inclusión educativa en la sociedad de conocimiento
Diez años de la revista Etic@Net
Dr. José Antonio Ortega Carrillo
(Director/Editor)
Hace más de una década la UNESCO llamaba la atención universal sobre el
hecho de que los derechos culturales son parte integrante de los derechos
humanos y que son universales, indisociables e interdependientes. Igualmente
subrayaba que el desarrollo de una diversidad creativa exige la plena
realización de los derechos culturales, por lo que toda persona sin excepción
ha de tener la posibilidad de expresarse, crear y difundir sus obras en la lengua
que desee y en particular en su lengua materna, (UNESCO, 2001).
En el lustro anterior, y en su conocida Declaración de Principios sobre la
Tolerancia, dicho organismo de Naciones Unidas, hizo una llamada de atención
a la ciudadanía mundial resaltando que la tolerancia consiste en el respeto, la
aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo,
de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el
conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía
en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política
y jurídica (UNESCO, 1995).
Estos y otros altos ideales defendidos por la UNESCO en sus 67 años de
existencia han permitido que en la actualidad se esté gestando un consenso
general sobre la necesidad y urgencia de educar en y para la diversidad y en y
para la tolerancia, lo que ha de traducirse en educar para la justicia y la
equidad desde el pleno ejercicio de los derechos humanos como fuente
inagotable de cultura de paz y no violencia.
A fin de cuentas, educar desde el convencimiento profundo de la inclusión de la
ciudadanía universal evitando discriminaciones y exclusiones a sectores
sociales en riesgo por motivo de su bajo estatus económico, su raza, su
ideología, su cultura, su religión, la inequidad en el acceso a la información y al
conocimiento y la existencia de ciertos déficit o condicionantes físicos,
sensoriales y psíquicos.
Esta renovada e ilusionante concepción educativa va más allá de la habilitación
de determinados espacios y tiempos o de la aplicación de medidas puntuales
en el currículum y en las tecnologías didácticas. Se caracteriza por una
decidida apuesta por el desarrollo de una verdadera cultura inclusiva, que
garantice la educación para todos y todas; favoreciendo, desde una visión
holística de la realidad, el desarrollo personal, social y académico de quienes a
lo largo de la vida participan en un continuado proceso de enseñanza y
aprendizaje, prestando especial atención a la inclusión de los excluidos y
alcanzando a toda costa a los inalcanzados.
Desarrollar esta cultura inclusiva en los ambientes educativos formales, no
formales e informales implica una movilización comprometida y veraz de todos
los agentes (instituciones, profesorado y voluntariado, responsables de gestión
y dirección y redes civiles) que han de trabajar conjuntamente, interiorizando y
modelando los valores democráticos inclusivos que se fundamentan en la
igualdad de oportunidades.
En este comienzo de siglo y de milenio, algunas instituciones de educación
superior y redes solidarias parecen comenzar a encontrar luz en el oscuro y
silencioso túnel que dificulta el acceso a las aulas de estos grupos
poblacionales excluidos e inalcanzados por sus diferencias. La reciente
constitución en Panamá de la Red interuniversitaria Latinoamericana y del
Caribe sobre discapacidad y derechos humanos o las acciones que desde
1995 viene impulsando la Red Euro-iberoamericana Educación y Sociedad del
Conocimiento (EDUSOC) de la que forma parte Etic@Net, auspiciadoras de las
Declaraciones de Panamá y Cancún, que pueden consultarse en este número,
son ejemplos esperanzadores de que las cultura inclusiva comienza a anidar
tímidamente en las aulas presenciales y virtuales universitarias de
Iberoamérica.
Desde la fundación hace una década de la revista digital Etic@Net, se han
divulgado varios centenares de trabajos científicos, marcando una línea
editorial prendida en los asideros morales marcados por los altos ideales de la
UNESCO, organización que nos auspició y patrocinó tanto desde su sede
central como desde sus redes civiles mundiales de Clubes y Centros UNESCO
y Escuelas Asociadas a la UNESCO, en esta andadura inicial y de la que
seguiremos siendo fieles aliados.
Hoy, después de 10 años, Etic@Net, sin duda una de las pioneras en nacer en
formato electrónico en el universo editorial latinoamericano, ya presente en
prestigiosas bases de datos de ambos continentes, lanza su segunda época
con un dominio propio y el ensamblaje en Open Journal Systems (OJS),
haciendo desde este monográfico un homenaje a la floreciente pero a la vez
amenazada por la crisis, educación inclusiva en la era digital, como punto de
partida para lanzar el ilusionante proyecto de crear un campus virtual
iberoamericano inclusivo accesible a personas sordas, ciegas y con déficits
motóricos. Un proyecto que venimos trabajando en el último bienio en el Grupo
de Investigación TEIS coordinado por la Universidad de Granada, y que en el
nuevo año verá sus primeras realizaciones solidarias irradiando desde España
alianzas trazadas con universidades hermanas de Colombia, Panamá, Costa
Rica, Venezuela, México, Brasil y Argentina.
Ahora estamos a tiempo de convencernos y convencer de que los sistemas de
educación mediados por tecnologías digitales, son una renovada esperanza
para el desarrollo de la inclusión educativa en ambientes formativos a distancia
y semipresenciales.
Más de setenta millones de personas ciegas, sordas y discapacitadas
motóricas esperan en Iberoamérica estas iniciativas formativas accesibles
solidarias…
¡Aún estamos a tiempo de incluirlas, mañana puede ser demasiado tarde!
Enlace a la Declaración de Panamá
Enlace a la Declaración de Cancún