Revista científica electrónica de Educación y Comunicación en la Sociedad del Conocimiento
Publicación en línea (Semestral) Granada (España) Época II Año XIII Vol. 13 (2) Enero-Junio de 2013 ISSN: 1695-324X
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DOI: http://dx.doi.org/10.30827/eticanet.v13i2.11999
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TELEFORMACIÓN: REALIDAD GLOBAL
IMPOSTERGABLE EN LAS POLÍTICAS
UNIVERSITARIAS
e-Learning: urgent global reality in the university policies
Ingrid Camacho Freitez
ircamacho03@gmail.com
Juan Carlos Guzmán Bello
jcguzmanbe@yahoo.es
UPEL-Maracay (Venezuela)
Recibido: 14/11/2013
Aceptado: 10/12/2013
Resumen
El presente trabajo se enmarca en un ensayo de corte argumentativo que
persigue develar la situación actual de la educación telemática como una
realidad global impostergable en las políticas universitarias. En consecuencia,
se realiza un esbozo en lo concerniente a las políticas universitarias desde la
perspectiva de un mundo globalizado en el que las gestiones se tienen que
desarrollar tomando en consideración los postulados de la sociedad del
conocimiento dominada por las Tecnologías de Información y Comunicación
(TIC) y sus redes de conexión a escala mundial. Asimismo, se destaca lo
inherente a la revalorización de la educación a distancia como una modalidad
educativa en ascenso por su apego a los avances científico-tecnológicos y sus
dotes en la formación flexible, accesible e inclusiva. Posteriormente, se exhiben
las consideraciones finales encuadradas en los desafíos de la universidad ante
la teleformación producto de las políticas emergentes en la sociedad
académico-científica actual.
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Abstract
This work is part of an argumentative essay seeks court reveal the current
status of telematics education as an urgent global reality in university policies.
Consequently, an outline is made with regard to university policies from the
perspective of a globalized world in which the steps must be developed taking
into account the principles of the knowledge society dominated by the
Information and Communication Technologies (ICT) and wireless networks
worldwide. Also, the inherent appreciation of distance education as an
educational modality rising by its adherence to the scientific and technological
advances and their skills in flexible, accessible and inclusive education is
highlighted. Subsequently, the final considerations framed the challenges facing
the university e-learning product of emerging policies in the current academic -
scientific society is.
Palabras clave: Teleformación, globalización, políticas universitarias.
Keywords: e-learning, globalization, university policies.
1. Políticas Universitarias en un Mundo Globalizado
1.1 La Globalización: ventana a un nuevo modelo educativo.
Un mundo globalizado, simboliza el entramado de relaciones políticas,
económicas y culturales que apoyadas de los diversos recursos tecnológicos
se describe como el proceso de transformación social de los diferentes países
de la geografía mundial, es decir, la globalización se concibe como una
propuesta de intercambios, que supone mejoras a todos por igual. Incluso, “hoy
somos todos corresponsables e interdependientes y es imposible el aislamiento
y la verdadera autonomía” (Pérez Esclarín, 2008, p. 9). En consecuencia, es
imperativa la existencia de órganos encargados de garantizar la compactación
de los grupos sociales a los fines de aunar esfuerzos concretos hacia el
progreso y bienestar colectivo.
En este sentido, las instituciones educativas juegan un papel fundamental en
los procesos de cambio y transformación del individuo, por lo tanto, no pueden
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sustraerse del fenómeno de la globalización, pues éstas se ven afectadas de
manera tanto positiva como negativa por los avances que subyacen en los
quehaceres derivados de los intercambios globales, dado que toda relación
produce impactos comunicacionales que se traducen en procesos de
alienación y/o transculturización. En palabras de la UNESCO, 2006 (citado en
Lozano y Burgos, 2008) considera que la globalización permite:
1. La comunicación efectiva debido a su instantaneidad, gracias a la
inserción de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
2. El incremento de los mercados y la expansión de la actividad económica
a escala internacional.
3. Diversificación de las mezclas culturales y axiológicas.
Ampliando lo antes mencionado, la globalización puede estar requiriendo un
talento humano que respuesta a las necesidades que demanda la sociedad.
Para ello, debe concretarse una transformación de los modelos que rigen las
estructuras sociales y en especial la educación, tanto al nivel curricular como
en sus modalidades de estudio. Si lo que se busca es el desarrollo de un
individuo, cuyas competencias satisfagan verdaderamente las exigencias de un
mundo globalizado, las TIC representan la más pura manifestación de apoyo a
los procesos globalizadores.
Entonces, la sociedad actual está ávida de personas totalmente competentes
para desenvolverse en un mundo sin barreras geográficas. Con base en esto,
Sevillano (2008), afirma: “La Sociedad del Conocimiento en avance
permanente, global y especializado, pide y exige personas cualificadas que
puedan producir, transferir y consumir conocimiento especializado, global y de
forma continuada” (p.22). Es evidente, que la sociedad globalizada requiere o
demanda de personas generadoras de procesos tecnificados y esto inmiscuye
directamente a la educación.
En consecuencia, Lozano y Burgos (2008) mencionan, que, dentro de una
sociedad globalizada, la transformación va más allá de lo económico, en ésta
se genera la necesidad de competitividad, una participación mayor de los
individuos ante los retos que demanda la sociedad y la rapidez y accesibilidad
a la información, lo que conlleva a nuevos retos y oportunidades de
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organización tanto individual como colectivo, exigiendo el desarrollo de un
nuevo capital humano.
En virtud de lo anterior, la educación representa el sector encargado de formar
a los ciudadanos tanto para la vida como para el trabajo. En tanto, las TIC
ilustran el incremento de la calidad en diversas áreas del quehacer diario, la
fusión de ambas profundiza los nexos entre el conocimiento, los saberes y la
producción, vitales para el progreso de las naciones. En relación a esto, Pirela
(2004), acota: Los nuevos conocimientos de la era digital abren perspectivas
insospechadas, especialmente en el número y en la calidad de los servicios de
la educación, las comunicaciones, el comercio, entre otros” (p. 1).
Desde esta perspectiva, la educación es el portal que vislumbra las
transformaciones sociales y a su vez el ente garante de formar a los individuos
de modo que éstos perfeccionen y profundicen sus conocimientos en aras de
aplicarlos inmediatamente en el mercado laboral y/o social. Por consiguiente,
son las instituciones universitarias las rectoras en materia de capacitación
profesional en las diversas disciplinas del ámbito científico, cuyo fundamento
esencial consiste en consolidar el desarrollo y la productividad de las naciones.
1.2 La Universidad en la Sociedad del Conocimiento…
Para las diferentes sociedades del planeta, la educación juega un papel
preponderante en el engranaje social. No obstante, de los subsistemas
educativos, el sector universitario es el responsable de realizar los ajustes
necesarios, desde la ciencia, para modelar el perfil del ciudadano que
requieren o aspiran los colectivos sociales. Al respecto, IESALC-UNESCO,
(2008), añade: Las instituciones de educación superior están destinadas, a
tener un papel fundamental en la perspectiva de una sociedad del
conocimiento, sobre todo si pueden llevar a cabo cambios fundamentales en
sus modelos de formación, de aprendizaje y de innovación” (p. 24).
En virtud de lo anterior, el gran reto de la educación universitaria consiste en
adentrarse a los procesos y modelos científico-tecnológicos que respondan
ante los requerimientos e intereses de las sociedades, a los fines de formar al
talento humano dotado de competencias en las diferentes carreras que forjan el
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progreso integral de los estados. Caso contrario, las universidades que
ofrezcan resistencia a los retos y desafíos de las TIC, comprometerían el éxito
de sus respectivos países. En función a esto, Silva (2005), apunta: “si no se
adopta exitosamente el modelo centrado en las TICs, no habrá capacidad
económica para integrar en el desarrollo al conjunto de la población…” (p. 59).
La penetración de las TIC en la sociedad definirá los modelos curriculares que
caracterizarán al perfil del ciudadano ideal que aspira la sociedad.
Indiscutiblemente el desarrollo de las naciones está asociado a la simbiosis
entre las TIC y la educación universitaria, es decir, la incorporación de las
tecnologías a las modalidades del sector universitario, forma parte de un
proceso transformador gestado principalmente por una sociedad afanosa de
conocimientos en áreas disciplinares específicas, bajo el auspicio e
intervención de las TIC. Son precisamente las Instituciones de educación
universitaria las que padecen los acelerados avances de la sociedad. Con
relación a esto, el IESALC-UNESCO (2008), destaca:
Uno de los sectores que tiene mayor participación, pero también
resiente los impactos de estos cambios es el de las instituciones
de educación superior, porque sus tareas y trabajos se
relacionan directamente con el carácter de los niveles de
desarrollo e innovación de los principales componentes de la
ciencia y la tecnología. (p.24).
Todo proceso de cambio y/o transformación, que lugar al bienestar de la
población, emanado de la ciencia y el conocimiento, debe y tiene que ser
argumento para los ajustes curriculares en las universidades. Sólo así se
garantizará la pertinencia universitaria en términos de progreso e innovación de
los procesos que mitiguen los flagelos que padece la humanidad y las diversas
especies que residen en el planeta. En tal sentido, las instituciones de
educación superior están llamadas a generar políticas universitarias cónsonas
con los niveles de desarrollo que se experimentan en todos los rincones la
geografía global. En función a esto, Ávalos (2005), expone:
Más particularmente, en lo universitario, hablo de las
imprescindibles modificaciones para que la universidad asuma
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una vinculación cada vez más estrecha, complicada, intensa y
urgente con su entorno a partir del reconocimiento del hecho de
no tener ya el dominio epistemológico y organizacional del
saber, ahora diluido en muchos otros actores, lo cual plantea la
ruptura de la tradicional distinción entre sujeto y objeto, entre
oferentes y demandantes de conocimiento, entre las
capacidades y competencias del “adentro” y el “afuera” de la
universidad, etc. (p.37).
A sabiendas de la popularización del conocimiento de la mano de la
diversificación de los medios y recursos tecnológicos, la universidad tiene que
replantear sus políticas para la configuración de una organización que canalice
el conocimiento para volcarlo al servicio de la sociedad. Esto se engrana con el
modelo de sociedad actual que conciben Gardié y Lozada (2011): “una
sociedad con capacidad para generar, apropiar, asimilar y utilizar el
conocimiento para atender las necesidades de su desarrollo, construyendo su
futuro, convirtiendo la creación y trasferencia del conocimiento en herramienta
de la sociedad para su propio beneficio” (p.21)
Partiendo de esta premisa, las instituciones de educación superior están
destinadas a depurar y/o decantar la información para presentarla a la
colectividad bajo todos los esquemas y estereotipos de la ética mediante un
profesional moralmente comprometido con ésta y las generaciones futuras. Por
consiguiente, resulta imperativo que el mundo académico-científico genere,
desde el mismo seno de las universidades, políticas cónsonas con la sociedad
actual y pertinentes con los avances tecnológicos del Siglo XXI.
1.3 Políticas Universitarias en el Siglo XXI.
La evolución de las sociedades depende en gran medida de la simbiosis entre
las políticas de Estado y la educación de sus ciudadanos. Sin embargo, para
que el ejercicio de la política pueda surtir efectos positivos en cualquier
comunidad tiene que obligatoriamente revestirse de la educación a los fines de
perfeccionar técnicas y métodos en el camino de las acciones a considerar
para generar los cambios deseados. Asimismo, es a través de las políticas
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educativas que las personas asumen la ciudadanía mediante la acción de la
ética, la moral y las buenas costumbres.
La educación es el instrumento para la formación del ciudadano que demanda
la sociedad, lo cual devela que la cultura hace al ciudadano; y un ciudadano se
acredita como tal cuando conoce las normas colectivas y se apropia de éstas.
Es así como la política se consolida en el hecho público de las naciones,
ajustándose a intereses y necesidades sociales que van más allá de proyectos
privados o particulares. Para Colomer (2009), la política Se distingue de los
asuntos privados porque trata los bienes colectivos o públicos” (p.1).
Resulta evidente, que la política se hace presente en el día a día del quehacer
público, por ende, se acompasa del conocimiento y la educación para expandir
el efecto de sus acciones en el contexto en la que se desarrolla. En este
sentido, Franzé (2004), apunta: “La política consiste… en un tipo de
conocimiento, un tipo de saber, diferente seguramente al de otras ramas del
saber, que pretende contribuir a la formulación de máximas de actuación para
los gobernantes y los ciudadanos en general” (p.14). A mayor conocimiento de
la realidad, por parte del colectivo y sus gobernantes, el hecho público
reconfigura la reciprocidad trabajo-progreso.
La traducción de la convergencia social volcada al fortalecimiento y
consolidación de metas comunes, es la política. En palabras de Colomer
(2009), El objetivo más fundamental de la política es hacer factible la provisión
de bienes públicos para la mejora y el bienestar de los miembros de la
comunidad” (p. 3). Desde esta perspectiva, la penetración de la política a todos
los sectores productivos ha sido imperante no solo por considerarse como un
asunto de compactación colectiva u organizacional sino por simbolizar un
aspecto de proyección social.
Actualmente, el grueso de los organismos públicos y privados se fundamenta
en la política para regular, estamentar y definir acciones conjuntas para el
beneficio del colectivo al que se destinan. Es así, como las naciones, como
parte de sus políticas, han establecido nexos elementales con sus instituciones
en aras de revalidar la esencia y congruencia de los organismos con las
comunidades donde de se ubican. Entonces, las universidades se han
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convertido en modelos académico-científicos para las sociedades
contemporáneas. Con relación a esto, Chacín y Briceño (2010), señalan: “Los
países desarrollados han asimilado las revoluciones y modelos universitarios y
han asumido el reto de los cambios que implica la revolución de las tecnologías
y el uso de los medios digitales” (p. 28).
Resulta evidente, que las universidades y sus revoluciones científicas revisten
gran influencia en los países desarrollados, lo cual indica que los modelos
productivos surgen del seno de las instituciones de educación superior. Por lo
tanto, dentro de las políticas de los países en desarrollo tiene que existir
necesariamente una articulación con las universidades a los fines del
establecimiento de redes científicas con claras tendencias a incrementar los
indicadores de producción con repercusiones en los estándares de calidad de
vida de los individuos y las sociedades en general. Tal situación, reconfigura
constantemente el mundo político intra-universitario donde se ajustan las
propuestas, proyectos y productos investigativos para consustanciarlos con las
necesidades de la sociedad. Al respecto, Franzé (2004), expone:
En el mundo académico, en concreto, se suelen entender por
política tres cosas: a) El marco institucional y las condiciones
generales en el que se desenvuelve la acción política; b) los
contenidos concretos de la acción política, es decir, las
actuaciones en los ámbitos determinados en los que se realizan
los programas políticos (educación, sanidad, comunicaciones,
etc.) y; c) el proceso global en el que se conforma la lucha por el
poder y la influencia, la lucha entre grupos distintos por
seleccionar el personal adecuado para la formulación de
propuestas a la sociedad y para su realización y para conseguir
adhesiones de los ciudadanos. (p.13).
Las políticas universitarias tienen que girar en torno a las demandas científicas
y sociales, sin dejar de lado, ninguna de las áreas prioritarias de atención que
tengan a bien proponer las naciones para garantizar la idónea atención a los
ciudadanos. En este sentido, la tendencia actual insta a un ciudadano
productivo, como un elemento derivado de la visión del mundo moderno, a
quien el país a través de la universidad debe dispensar ambientes de
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formación, profundización y perfeccionamiento de saberes en espacios flexibles
a las jornadas laborales, lo cual favorece perfectamente a la incorporación de
las tecnologías como soporte de una educación de avanzada cónsona con las
tendencias emanadas de la sociedad del conocimiento.
Ahora bien, la popularización de la teleformación es una constante en los
diversos programas de educación universitaria de las instituciones que han
apostado por las TIC. Para Acevedo, (2011), A medida que la globalización y
las nuevas tecnologías incrementan, la educación tradicional en un salón de
clases se considera como una segunda opción para los universitarios” (p.2).
Con el auge de esta modalidad de aprendizaje también crecen las vicisitudes
por la ausencia de políticas bien definidas en dicha materia. Actualmente,
existen casos palpables de instituciones que ofertan titulaciones a distancia con
soportes virtuales bajo la inexistencia de normas y controles que definan o
regulen, tales estudios IESALC-UNESCO (2008, p.84).
La educación universitaria venezolana no escapa de tal situación, dado que
cada día son s las universidades que se han apropiado de las TIC y ofertan
cursos y programas curriculares bajo la modalidad de educación a distancia
con soporte electrónico. No obstante, aún no se ha consumado un marco
jurídico que normalice dicha modalidad. Desde el año 2008, la Oficina del
Planificación del Sector Universitario (OPSU) realizó la convocatoria para la
construcción del diseño del Sistema Nacional de Educación Superior a
Distancia. Dorrego (2010, p.242). Esto indica que Venezuela como nación está
tomando los correctivos necesarios para incorporar un compendio de
regulaciones jurídicas que normen el escenario educativo bajo la modalidad de
educación a distancia con soporte en las TIC, de cara a los avances del siglo
XXI.
2. Revalorización de la Educación a Distancia
2.1. Orígenes y Evolución de la Educación a Distancia.
El hombre, desde siempre, se ha visto inmerso en una incesante búsqueda por
renovar el conocimiento, dado que la racionalidad lo encausa hacia procesos
de comunicación, formación y educación para incrementar la comprensión del
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contexto en el que habita. En este sentido, la educación formal e informal, se
anclan a las sociedades, representando en esencia para la humanidad, el
portal que maximiza los horizontes del entendimiento y valoración del hombre
por el hombre; y por las diversas especies que conforman la naturaleza en la
que éste convive.
Haciendo retrospección de la educación en tiempos de la civilización antes de
Cristo (a.c.), ésta centra sus cimientos a partir del surgimiento de los sistemas
de lectura y escritura. Al respecto, Domínguez (2007), (citado por Verdecia
2009), afirma: “Éstos se erigieron desde el principio en vehículos de xima
eficacia para la información y la educación” (p.01). Resulta evidente, que el
origen del reconocimiento e interpretación de códigos en los sistemas
comunicacionales marcaron el inicio de los procesos educativos. En palabras
de García Aretio (2001),
Con la aparición de la escritura se propiciaba el que otros
entendiesen un mensaje que una persona distante en el espacio
y/o el tiempo, había escrito. Pues a esa revolución de la
transmisión de mensajes e ideas a través del medio escrito,
siguieron otras…formas alternativas de enseñar algo a alguien
que está separado en espacio y/o tiempo del hipotético receptor
de esa enseñanza (p.44)
En efecto, la escritura representó la pieza clave para la apertura
comunicacional simbolizando el levantamiento, propiamente dicho, de la
educación a distancia. Sin embargo, es durante el siglo XII que se gestan los
primeros ejercicios de educación a distancia, puesto que la consolidación del
correo como forma de comunicación desmorona las barreras el contacto físico
o presencial como parte de los procesos comunicacionales entre personas
separadas por las distancias geográficas. En torno a esto, Bravo (1999) citado
en Verdecia (2009), afirma: el sabio judío-español Maimónides utilizó el correo
para comunicarse con sus discípulos más alejados…Ellos <<enviaban sus
dudas, preguntas, controversias a las que Maimónides respondía por escrito
con un profundo sentido educativo>>” (p.02).
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Partiendo de esta premisa, la educación a distancia se convierte en una
latente, pujante y viable alternativa para las personas que comparten, como
mínimo dos (02) situaciones específicas, a saber: (a) Ansias de formación y, (b)
Barreras que impiden el contacto presencial con agentes y/o personas garantes
de la formación. En función a esto, Litwin (2000), (citado por Llorente y Cabero,
2008), expone: “La educación a distancia…es la respuesta a un cúmulo
importante de necesidades educativas: alfabetización, incorporación…al mundo
del trabajo, población aislada de los centros urbanos o imposibilidad de
acceder (por muy diversos motivos) a las formas convencionales de
enseñanza” (p12).
Entonces, la educación a distancia es el resultado de un proceso de
adecuación del hombre en la satisfacción de sus intereses por el conocimiento
y en clara adaptación a sus condiciones de tiempo y espacio (témporo-
espaciales), para potenciar los nexos comunicativos con sus pares académicos
y/o profesores, con el apoyo de instrumentos técnicos como medios de soporte
para el desarrollo de los aprendizajes. En consecuencia, la evolución de la
educación a distancia, está claramente asociada a los medios tecnológicos
imperantes en el progreso comunicacional de las sociedades en cada una de
sus épocas.
El apego de la educación a distancia hacia a los medios de comunicación, ha
llevado al establecimiento de etapas y/o niveles claramente caracterizados por
los avances técnico-científicos asumidos por la sociedad en sus diferentes
quehaceres comunicativos. Tanto así, que cada medio de comunicación ha
sido considerado por los profesionales de la docencia y afines, como el móvil
que transita por el canal del conocimiento y del saber del emisor al destinatario.
Al respecto, Llorente y Cabero (2008), plantean:
Nivel 1. (1880): Consiste en el material impreso de audio y de
video, y transmisiones en radio…
Nivel 2. (1960): Consiste en dos canales de audio, enseñanza
basada en el ordenador, CDS, discos de láser, correo
electrónico…
Nivel 3. (Década de 1990 hasta el siglo XXI): Consiste en
entornos híbridos que combinan en un aula virtual todas las
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tecnologías de aprendizaje a distancia, además de las
capacidades de Internet y la www... (p.12)
Estos tres (3) niveles se enlazan con etapas perfectamente tipificadas por el
uso de medios para llevar a cabo el acompañamiento durante los procesos de
enseñanza y de aprendizaje, a saber: (a) Enseñanza por correspondencia; (b)
Enseñanza multimedia; (c) Enseñanza telemática y; (d) Enseñanza vía Internet.
Cada etapa, representa un salto al progreso en los sistemas comunicacionales
atendiendo a las necesidades sociales y contextuales de los periodos en los
que surgen. Además, exhiben la evolución comunicacional del hombre como
parte del desarrollo técnico-científico cuyo norte persigue el desmoronamiento
de las barreras temporo-espaciales.
La evolución ha sido tan enfática que incluso, va más allá del medio que apoya
el proceso de enseñanza y de aprendizaje, el progreso repercute en los niveles
de actividad a los que se zambullen el destinatario o sujeto que se apropia de
la información, convirtiéndola en conocimiento mediante medios tecnológicos; y
el mediador quien ejerce las prácticas docentes. Asimismo, impacta en el
tiempo y capacidad de respuesta que se despliega en la función mediadora y la
dinámica de intercambio de información en durante dicho proceso. En este
sentido, la evolución de la educación a distancia, se articula con la dinámica del
progreso tecnológico en los medios de comunicación, tal y como se evidencia
en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Evolución de la educación a distancia
Tipo de
Enseñanza
Actitud de
Aprendizaje
Condición
Temporal
Sistema de
Comunicación
Por
Correspon-
dencia
Pasivo
Asincrónico
Materiales impresos:
Textos escritos.
Materiales de audio y
de video
Multimedia
Pasivo a
moderadamente
activo
Asincrónico
Sincrónico
Emisiones de radio y
televisión.
Materiales digitales:
textos, gráficas,
audios, animación y
movimiento (video).
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Telemática
Pasivo a
moderadamente
activo
Asincrónico
Sincrónico
Emisiones de radio y
televisión.
Audioteleconferencias
y Videoconferencias.
Vía Internet:
Web 2.0 y 3.0
Activo
Asincrónico
Sincrónico
Bidireccional con
contacto directo
mediante recursos
audio-visual con
soporte en Internet.
Resulta evidente que los medios de comunicación han marcado la pauta en la
evolución de la educación a distancia. Tanto así que la dinámica de los
aprendizajes ha sufrido una mutación que en la que es posible combinar los
primeros medios para esta modalidad como la correspondencia y la multimedia
bajo la filosofía del Internet, lo que significa, el perfeccionamiento del recurso
en términos de actitudes de aprendizaje en el marco de las condiciones de
espacio y tiempo.
Las actitudes de aprendizaje de los participantes de la modalidad de educación
a distancia también se han visto afectadas de forma significativa, ya que
mientras en el tipo de enseñanza por correspondencia el estudiante esperaba
el mensaje formativo (durante periodos de tiempo que podían variar, días o
meses, de acuerdo a la distancia y los mecanismos de traslado) colocándolo
en una condición totalmente pasiva, asumida de igual forma por el docente,
quien aguardaba por la respuesta del estudiante; lo opuesto ocurre en el tipo
de enseñanza vía Internet, donde ambos (docente-estudiante) asumen
actitudes de aprendizaje desde la perspectiva activa, que los posicionan en
protagonistas del saber y el conocimiento, a través del intercambio
comunicacional (feedback) totalmente fluido e instantáneo.
La dinámica de los procesos de enseñanza y de aprendizaje a distancia se
reviste hoy en día de un elemento adicional en los mecanismos de interacción y
comunicación de la mano con las bondades del Internet, representado por la
fusión entre la multimedia y la telemática, el cual impulsa además de la
activación de los canales perceptivos del docente-alumno, la participación del
grupo y/o colectivo, hecho que complicaba las relaciones cooperativas en la
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enseñanza por correspondencia y la multimedia, respectivamente. Por tal
motivo, con los aportes de la Internet y sus plataformas comunicacionales
ahora es posible referirse a la comunicación estudiante-docente-grupo en el
marco del aprendizaje socio-colaborativo o cooperativo.
Precisamente, este nuevo concepto comunicacional que impacta la triada
estudiante-docente-grupo, muy similar a los procesos interactivos gestados en
los ambientes académicos de contactos presenciales, aunados a la potencia de
los recursos de la Internet, específicamente la Web 2.0 y 3.0, fortalecen hoy en
día el auge de la modalidad de educación a distancia en los diferentes rincones
del planeta, otorgando un nuevo sentido formativo a las organizaciones
empresariales, comerciales y universitarias que se sumergen en plataformas
académicas con soporte electrónico, con tendencias a la inclusión y
alfabetización digital de los colectivos, en términos de accesibilidad y
flexibilidad en tiempo y espacio.
2.2 Formación en Línea: el resurgir de Educación a Distancia.
Hablar de formación en línea resulta muy común en esto tiempos, tanto que los
estudiantes de los diversos rincones del planeta están mostrando notorio
interés por adentrarse a los múltiples programas ofertados por instituciones de
educación universitaria y organizaciones empresariales, entre otros. Con base
a esto, Escamilla (2008), apunta: “La atracción de estudiantes a programas a
distancia va en aumento. Algunos estudios reportan que los programas a
distancia están creciendo más rápidamente en rminos de alumnos que las
contrapartes presenciales” (p.36).
Esta atracción que obviamente propicia el auge de la educación a distancia a
finales del siglo XX, se debe fundamentalmente a la potencia del medio
tecnológico que impacta sobre los procesos de interacción y comunicación. En
palabras de Chacón (2010), se devela: “La idea de que las computadoras y las
telecomunicaciones marcarán la pauta de la evolución en los sistemas de
educación a distancia a nivel mundial cobra mayor aceptación cada día” (p.2).
Precisamente, el incremento de la aceptación de la de los sistemas de
educación a distancia, con soporte electrónico, corresponde a las potentes y
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novedosas formas de comunicación que permite el contacto directo,
espontáneo y a grandes distancias, entre otros. En este sentido, Lozano y
Burgos (2008), apuntan: “A medida que surgen nuevas formas de
comunicación entre las personas que distan o que los separan grandes
distancias, se hace necesario valerse de las comunicaciones, de las mejoras y
adelantos que ellas tienen” (P.1).
La evolución de la educación a distancia ha sido tan significativa, que el
dominio de los medios impresos, actualmente, se sustituye por medios audio
visuales más consustanciados con la activación de los canales perceptivos, a
través de la multimedia, a los fines de incrementar la calidad de los recursos y
por ende la calidad de los procesos de enseñanza y de aprendizajes, lo cual
permite la suma constante de actores e interesados a involucrarse con una
nueva modalidad de aprendizaje centrada en el uso de dispositivos
electrónicos. Con base en esto, Heredia (2012), precisa:
Servicios como el chat, la audioconferencia, la videoconferencia,
voz IP a través de la red y el correo electrónico es una garantía
de acercamiento entre las personas, el envío y recepción de
archivos de forma síncrona nos muestran un sinnúmero de
componentes a través de los cuales la educación se ha
perfeccionado y ha permitido que más actores se involucren
dentro de estos procesos (p. 2).
En estos procesos comunicacionales, enmarcados en la creciente modalidad
de aprendizaje a distancia con soportes electrónicos, la diferencia está
representada no solo por la calidad de los recursos y la multimedia, sino por los
tiempos de interacción y los bajos costos. Hoy en día, resulta mucho más
cómoda y económica la comunicación y educación desde el hogar, quizás es
menos tedioso y traumático que el traslado a los centros de formación, sobre
todo en las grandes urbes. Para (Ob. Cit.), “Los tiempos de interacción entre
las personas aumentan debido a la comodidad, facilidad y velocidad con que se
desarrollan” (p.2).
La interacción, la comodidad y la felicidad, son aspectos relevantes cuando se
trata de la educación, estas características son un puente clave para la
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canalización de las actividades académicas y son además un portal para los
procesos de inclusión e igualdad social, es decir, existen personas a quienes,
la comodidad del hogar, de una biblioteca o sala de informática cercana a su
residencia, les favorece el aprendizaje en línea, sobre todo cuando atañe a las
personas con discapacidad motora y sensorial visual, entre otras, para quienes
la movilidad es un asunto fundamental.
Otro aspecto fuertemente considerado, es el económico. Actualmente, es
mucho más frecuente observar hogares con computadores personales con
acceso a los recursos de la Internet. Esto se debe a los accesibles costos de
los dispositivos y a los precios de instalación de los servicios. En consecuencia,
Gazzola y Didriksson (2008), añaden: “…anteriormente la compra de un PC era
difícil para las personas menos pudientes. Actualmente, el PC se considera
como un electrodoméstico o como un aparato más de la casa (p.3).
Efectivamente, las computadoras y el Internet se han vuelto parte de los
servicios de consumo, por ende, es difícil pensar en la subutilización de los
mismos, o lo que es igual, su desaprovechamiento en las áreas fundamentales
como la educación. Es por ello, que cada vez es mayor la cantidad de
instituciones de educación universitaria que se sumergen en la modalidad de
aprendizaje en línea. Según Shand (2011): “En 2009, el 96% de las
universidades americanas incluía en sus programas asignaturas o cursos
online y el 44% del total de sus estudiantes se matriculaban al menos en un
curso o asignatura bajo esta modalidad” (p. 1).
La inmersión de las universidades en modalidades de formación en línea alude
a un reto que involucra notorias ventajas, pero que también genera ciertas
desventajas. No obstante, entre las preeminencias de la formación en línea, de
acuerdo a Marqués (2002), se encuentran:
1. Interacción con diferentes personas de diferentes regiones del planeta,
fomentando la pluriculturalidad y atención a la diversidad.
2. Control inmediato sobre la realización de actividades y auditorías
constantes en los registros de participación.
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3. Interacción con equipos de profesores y/o profesionales, lo cual
garantiza respuestas y atención especializada, sobre todo para el
despeje de dudas e inquietudes.
4. Uso de materiales computarizados soportados en la multimedia,
imprescindible para la activación de los canales sensoriales.
5. Distribución de los tiempos de aprendizaje a la disponibilidad del
participante, contrariamente a los estrictos horarios académicos de las
instituciones presenciales.
6. El autoaprendizaje en el estudiante, el docente representa solo un tutor
o guía para el participante, en consecuencia, el mismo estudiante realiza
procesos de reflexión y búsquedas de información para la construcción
de su s experiencias de aprendizaje.
7. Fomento del trabajo cooperativo y colaborativo, reconfigura el trabajo en
equipo ilustrando un emergente abordaje de situaciones de aprendizaje,
donde los participantes, a través de las redes, se engranan para resolver
planteamientos en conjunto.
8. Enriquecimiento de experiencias de aprendizaje, el hecho de utilizar los
ambientes en línea para situaciones de aprendizaje, coloca a la ciencia
en constante evolución para la adecuación de los mismos.
9. Desarrollo de competencias en TIC, dado a la actualización y
profundización de conocimientos y experiencias en el manejo y
aprovechamientos de las tecnologías.
Estás virtudes de la formación en línea representan un gran atractivo para las
instituciones de educación universitaria, ya que minimiza los costes de
inversión en cuanto a planta física e infraestructura, y posibilita el incremento
de la matrícula en términos de atención. A nivel del estudiantado, los beneficios
se hacen sentir en la medida en que los participantes planifican su mundo
académico evitando impactar en sus quehaceres laborales, lo cual implica la
prosecución de los menesteres productivos sin menoscabo a la economía
personal-familiar, ni la nacional.
Desafíos de la Universidad ante la Teleformación
Durante nuestro discurso, hemos exhibido las diversas manifestaciones de la
educación superior ante los cambios en los que se ha visto envuelta la
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sociedad. La universidad como ente rector de los avances de la nación, se
vislumbra como la protagonista y responsable en promover las relaciones
sociales, culturales y económicas de un país. Al respecto, Gazzola y Didriksson
(2008), mencionan algunas tendencias que perfilan a la universidad, la
sociedad y al conocimiento:
1. La educación superior es responsable de los cambios en los modelos de
formación, de aprendizaje e innovación.
2. Se ve impactada, puesto que la universidad se encuentra estrechamente
vinculada con los cambios sociales, ya que sus actividades están
relacionadas con los niveles de desarrollos tecnológicos, sociales y
científicos.
3. Exige la reorganización de los espacios políticos, sociales y económicos.
En tal sentido, la educación superior debe estar pensada en cambios mucho
más significativos, pues estamos frente a una generación que exige respuestas
inmediatas e innovadoras. Por su parte, Delanty, 2001 (citado en Lozano y
Burgo, 2007) menciona que “…La universidad moderna es un generador de
conocimiento, entendiendo éste como ciencia y como cultura; como una
institución que media e interconecta diferentes discursos en la sociedad, en
particular el conocimiento como discurso académico y como subestructuras
cognitivas culturalmente articuladas.” (p.84).
La Universidad como productora de conocimiento, bienes y servicios para la
sociedad, centra su valor principal en la búsqueda de la innovación con
pertinencia social, Gazzola y Didriksson (2008), definen la universidad como:
“…una institución social, activa y dinámica, sustentada en la formación de
trabajadores del conocimiento, con un alto nivel, compromiso y responsabilidad
con el cambio social, de democracia, la paz y el desarrollo sustentable” (p. 42).
Sin embargo, ante la realidad que nos sucumbe nos vemos expuestos a una
cantidad de factores y situaciones que no se equivalen con las nuevas
alternativas educativas que demanda la actualidad. A pesar de contar con la
modalidad de Educación a Distancia con énfasis en la Teleformación, y siendo
ésta una excelente elección para la capacitación de miles de personas, por la
apertura tecnológica de atención en masas, son pocos los gobiernos que se
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han preparado en la conformación de una legislación que supervise los
procesos académicos de la educación administrada virtualmente. Gazzola y
Didriksson (2008, p.257).
Desde esta perspectiva, se hace imperativo el diseño, construcción y aplicación
de políticas desde sector universitario en el ámbito de la educación a distancia,
específicamente en el contexto de la teleformación, a objeto de aunar
esfuerzos tendientes a la consolidación de la modalidad en pro de la
homologación y/o estandarización de las competencias, modelos y estilos de
aprendizaje en el marco de una educación bajo los esquemas de la tecnología.
Para Machuca (2009), “…el cambio resulta impostergable y hay que asumir el
reto si estamos conscientes de la nueva cultura en la cual estamos inmersos,
donde la omnipresencia de las TIC es evidente” (p. 122). En consecuencia,
entre los desafíos de la universidad ante la teleformación es necesario
considerar:
1. La incorporación de una infraestructura tecnológica, que sustituya
proporcionalmente la inversión y los costes de infraestructura física,
impulsando el incremento de partidas para la gestación de una
arquitectura tecnológica ajustada a los intereses y necesidades de la
universidad y la sociedad, con tendencias a la búsqueda de estándares
de calidad en términos de almacenaje y velocidad.
2. Desarrollar políticas para la reducción de la brecha tecnológica, es decir,
generar productos y propuestas tecnológicas para la comunidad intra e
interuniversitaria, de modo que mediante las funciones de investigación,
extensión y docencia, se prepare a la sociedad bajo ambientes
académicos con soportes electrónicos.
3. Aprovechar las bondades multimediales de los dispositivos tecnológicos
para potenciar y consolidar la inclusión e igualdad social, a través de
ambientes virtuales que fomenten la activación de los sentidos y por
ende sean generadores de experiencias de aprendizajes.
4. Normar la actuación de docentes y estudiantes en torno al uso y
participación de éstos, en los Ambientes Virtuales de Aprendizaje (AVA),
a los fines de flexibilizar en términos témporo-espaciales los planes y las
actividades inherentes a la administración y evaluación de los
aprendizajes.
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5. Ajustar, actualizar y transformar las unidades curriculares y programas
de curso, tomando en consideración las bondades de la plataforma
tecnológica, la atención a la diversidad, y la minimización del impacto
ambiental, entre otros.
6. Establecer mecanismos de articulación estatal, para el desarrollo de
ciberestrategias como producto de políticas mancomunadas de apoyo y
actuación en función a la dotación de servicios y recursos para el
impulso de la plataforma tecnológica del sector universitario.
7. Contribuir, desde el sector universitario, con la nación para el fomento y
gestación de políticas direccionadas al incremento de la convergencia de
los ambientes tecnológicos en aras de mitigar el aislamiento de los
equipos académico-investigativos y otros colectivos sociales, dando
paso al impulso de las redes de aprendizaje cónsonas con las
tendencias de participación ciudadana en la actualidad.
En síntesis, se requiere de una universidad plenamente articulada y
comprometida con la sociedad en la que se ubica, una organización que
garantice la formación integral del profesional con sólidas competencias hacia
el dominio de habilidades tecnológicas para el desenvolvimiento pleno en todas
las áreas laborales. Es imperante una sociedad que valore el conocimiento y
los saberes producidos en las universidades para enaltecer su pertinencia y así
certificar en nivel científico de éstas, en el marco del desarrollo tecnológico bajo
los postulados de la ética y en función al resguardo de las especies que hacen
vida en el planeta. Sólo así, la teleformación será una base fundamental de
atención a la pluriculturalidad y de vigilancia a la diversidad.
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