habilidades matemáticas” (Hammill et al., 1988: 217). Dentro de éstas, las más
frecuentes son aquellas que están relacionadas con las matemáticas o con la
lectoescritura y que subyacen, generalmente, en la afección de alguno o
algunos de los procesos cognitivos. Ante esta situación, se está interponiendo
el uso de nuevos medios para que se produzca una intervención más efectiva:
las nuevas tecnologías. La inclusión de los medios tecnológicos en el campo
educativo se debe, entre otros, a procesos de cambio y mejora (Martínez,
2013). En este plano, lo tecnológico ha ido proporcionando nuevos métodos de
enseñanza –aprendizaje (Cuadrado y Fernández, 2009; Azorín y Arnáiz, 2013).
Pero no solamente los autores abalan el uso de esta herramienta, sino que en
la Ley Orgánica de la Educación (LOE) recoge como objetivo de la Educación
Primaria: “Iniciarse en la utilización, para el aprendizaje, de las tecnologías de
la información y la comunicación desarrollando un espíritu crítico ante los
mensajes que reciben y elaboran” (artículo 17), con la finalidad de “desarrollar
destrezas y habilidades para el aprendizaje y uso de las tecnologías de la
información y la comunicación desarrollando un espíritu crítico ante los
mensajes que reciben y elaboran” (artículo 3, epígrafe i).
Del mismo modo, cuando la igualdad de oportunidades no sucede con aquellos
estudiantes que presentan algún tipo de dificultad, es importante
proporcionarles los medios necesarios para minimizarla. Aquí la tecnología
tiene mucho que decir y puede ayudarles en gran medida, aunque, a veces,
esta tecnología no puede estar al alcance de todos por su alto coste
económico. Para minimizar estas barreras, cada vez es más frecuente
encontrarnos con software de tipo libre a través del cual podemos trabajar y
con la misma efectividad (Sacco y Soto, 2009). El hecho de ser capaces de
acceder a todos los contenidos educativos y sociales de un modo más
autónomo y autodidacta integrándolos dentro del entorno escolar, supone que
el sujeto pueda desarrollarse de forma integral, siendo más activo en su
aprendizaje (Delgado, Arrieta y Riveros, 2009; Area, 2010). Del mismo modo,
también es importante considerar que el medio tecnológico y el software sean
óptimos y adaptados a las necesidades del sujeto con el que se pretende
intervenir ya que, de esto, va a depender en gran medida, el éxito o fracaso de
la intervención (Cabero, Barroso y Fernández, 2000; Sacco, 2008; Cuadrado y
Fernández, 2009; Sacco y Soto, 2009; Azorín y Arnáiz, 2013; Leiva y Almenta,
2013). Por todo ello, lo tecnológico, en general y particularmente, el Ipad