primar el tiempo motor, dejando en un segundo plano gran parte de la teoría y
olvidando además tratar e incentivar a través de la materia los hábitos de vida
saludable, los cuales son de gran importancia, no sólo por ser uno de los
objetivos por ley, sino para que los adolescentes sean conscientes de sus
beneficios y del tipo de vida que tendrán que elegir. Además, actualmente
contamos con un gran número de redes sociales y herramientas en internet
que facilitan muchos de los procesos comunicativos en nuestras vidas. Pues,
cada vez más, es habitual observar a personas en la calle, de diferentes
edades, que son totalmente dependientes de su Smartphone, tablets o las
recientes google glass. Todos ellos son el ejemplo de la continua actualización
a la que estamos sometidos.
Por otro lado, una vez llegados a la universidad, el alumnado es requerido
para la realización de numerosos trabajos que exigen un buen manejo de los
recursos informáticos. Además, estos recursos informáticos ya no sólo son
requeridos en el interior de las aulas, sino, en la vida cotidiana y ante esta
situación cabría preguntarse, ¿está preparado el alumnado de hoy en día para
afrontar estos cambios? ¿Qué se realiza en la enseñanza secundaria para
afrontar esta evolución imparable?
Aparentemente, no dudamos de que un adolescente pueda navegar por
internet o comprar billetes de tren online, sin embargo, los datos no muestran lo
mismo. El 1 de abril de 2014, se publicaron los datos del informe PISA en los
que se ponía en práctica entre otras, la competencia lectora por ordenador y la
resolución de problemas. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) establece las medias de dichas pruebas, según el
resultado de los países que las realizan. De esta manera, los resultados del
alumnado que fue seleccionado aleatoriamente para la realización de los test,
obtuvieron un resultado significativamente menor a la media establecida por la
OCDE, según MEC (2014). Incluso, las redes sociales, las cuales surgieron
como una herramienta para compartir, se han convertido en elementos
importantes en el ámbito laboral, incluso estudiantil. Según Ros-Martín (2009),
el fenómeno de Facebook surgió en Harvard en 2004, estableciéndose como
una plataforma exclusiva para sus universitarios. Sin embargo, fue tal el auge
de la red en Harvard, que comenzó a aceptar a universitarios de otras
facultades y a estudiantes de otras instituciones. Fue en 2006, cuando