Echeverría, 2000:79). Previamente, el primer entorno (E1) y segundo entorno
(E2), son las propiedades de la naturaleza y de la ciudad, es decir el “entorno
urbano”: las casas, “las calles”, las ciudades, las empresas y las instituciones.
El espacio del tercer entorno es el aire, las ondas. También es la ciudad global,
electrónica, digital, impregnada de tecnología, producto de la globalización,
multilingüe, trasnacional y por ende capaz de ocupar cualquier rincón del
planeta. Este texto auguró lo que vivimos hoy día, los comportamientos
sociales, emocionales, psicológicos y culturales de los usuarios de las pantallas
en sus dispositivos digitales.
Así, en las dos últimas décadas del siglo XX se mira en las calles de los
centros históricos (conglomerado de sujetos que se les observa por las calles
céntricas caminado, comprando, en el ocio y la búsqueda de nuevas opciones
de vida) las vidas andantes de jóvenes y adultos acompañados de la
digitalización, ensimismados, leyendo el mundo en una pequeña pantalla, sin
advertir el sometimiento de la adicción, la intoxicación a través de un mundo
privado en el espacio público. Bull (2009: 56) nombra esta experiencia como la
confluencia del placer, el espacio personal, el movimiento y el deseo. Además
de no advertir lo que sucede alrededor, los valores y las prioridades cambian, el
centro de la ciudad es el escenario urbano para las representaciones digitales
de sus habitantes y visitantes. De los marginados que acceden al mundo a
través de una pantalla, solamente.
El joven espectador de las pantallas
Los adolescentes y jóvenes miran más pantallas que libros. La diversidad de
opciones en los que han inmiscuidos van desde la televisión abierta, por cable,
satelital, video juegos, DVD, Ipod, Mp3, Mp4, teléfonos celulares,
computadoras, tabletas, radio digital, internet y las Apps. Ellos no perciben las
rupturas entre los medios tradicionales y los nuevos de estas transformaciones
mediático-culturales.
Los jóvenes que incorporan plenamente estas tecnologías las incorporan a su
cuerpo como un elemento más de su vestimenta, a sus deseos, anhelos y
formar parte de la multitud. (Quevedo, 2007), con respecto a la presencia de
los dispositivos digitales, ha recuperado ideas de diversos autores y considera