Al hablar de competencia digital, Van Dijik (2005) y Martín (2008) muestran
similitudes al definirla. Ferrari (2013) a su vez presenta un modelo diseñado por
el Institute for Prospective Technological Studies (IPTS), el cual define a la
competencia digital en cinco áreas: 1) informar, identificar, localizar, recuperar,
almacenar, organizar y analizar la información digital; 2) comunicación en
Entornos Virtuales de Aprendizaje, compartir recursos, conectar, colaborar e
interactuar en redes; 3) crear y editar contenidos, así como integrar y
reelaborar; 4) seguridad, protección personal, uso seguro; y, 5) resolución de
problemas, identificar necesidades así como recursos digitales para tomar las
mejores decisiones.
Previo a la noción de competencia digital, Gilster (1997) propuso el de
alfabetización digital entendida como la habilidad para usar la información en
múltiples formatos, desde un gran número de fuentes, presentada a través de
ordenadores. Desde entonces en la literatura encontramos términos como
Aprendices del Nuevo Milenio (Esteve, Duch y Gisbert, 2011), Generación Y,
(Jorgensen, 2003; McCrindle, 2006; Weiler, 2005), Generación C (Duncan-
Howell y Lee, 2007) y Generación Instant Message (IM) o SMS. Por su parte,
Tapscott (1998) acuñó el concepto de Generación Net para identificar a la
primera generación que ha nacido y crecido en un entorno totalmente
tecnológico.
No obstante, una de las denominaciones más extendidas es la de Prensky
(2001b) quien habla de nativos digitales e inmigrantes digitales. Para este autor
las competencias intelectuales y las capacidades cognitivas de los nativos
digitales han transformado su forma de pensar y el procesamiento de la
información, puesto que son más aptos para ello. Sin embargo, los inmigrantes
digitales aun cuando se adapten y aprendan el uso de estas tecnologías, no
dejan de ser inmigrantes cuya generación mantiene en el mundo digital
marcadas desventajas competitivas y comparativas con los primeros.
Si bien en la educación superior es vital que se desarrollen habilidades de
aprendizaje digital, las expectativas de los estudiantes y empleadores están
orientadas a que las mismas sean reflejadas en su desempeño laboral (Pedró,
2009; Hall, Nix, y Baker, 2013). Los estudiantes universitarios requieren