Revista científica electrónica de Educación y Comunicación en la Sociedad del Conocimiento
Publicación en línea (Semestral) Granada (España) Época II Año XVIII Número 18 Vol. I Enero-Junio de 2018 ISSN: 1695-324X
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I
EDITORIAL
Vislumbrando una Tecnología Educativa Positiva
Glimpses of Positive Educational Technology
En la sociedad del conocimiento, garantizar la calidad es un compromiso y una
exigencia. Las instituciones educativas, como organizaciones que conviven en
el ecosistema digital que algunos llaman globosfera”, han de repensar la
calidad de sus programas en términos de fecundidad creativa, abonada por
climas de bienestar y felicidad.
Unas comunidades en las que se propicie el conocimiento y crecimiento
individual en entornos organizativos humanizadores en los que se erradiquen
las prácticas didácticas tóxicas e insalubres.
Unas instituciones educativas comprometidas en revisar su quehacer cotidiano
desde una concepción flexible y oxigenante de organizaciones que aprenden
y desarrollen vivencias que hagan brotar el manantial de un auténtico
conocimiento cito y explícito. Y han de hacerlo, canalizándolo mediante flujos
activos de conocimiento vivencial, actualizado y valioso, que se organice y
circule mediante ciclos activos que eviten su obsolescencia y deshumanización.
En esta atmosfera digital sin fronteras ni límites espacio-temporales, el diseño y
desarrollo de programas educativos presenciales y a distancia de calidad invita
a repensar ciertos factores contextuales, ambientales y educativos que vienen
empobreciendo la vida de las aulas. Este ejercicio permitirá impulsar
concepciones y acciones que promuevan crecimientos personales y sociales
“humanizantes”, de naturaleza afectivo-positiva, surgidos del cultivo de
inteligencias múltiples.
Urge pues adoptar una visión holística de las realidades educativas que,
promoviendo iniciativas para personalizar y humanizar los aprendizajes,
adopten el compromiso de dar respuestas contextualizadas, posibilitando
ambientes donde estos se construyan de forma agradable y a la vez rigurosa.
Tales aprendizajes han de surgir del disfrute de experiencias óptimas (flow)
presididas por estados de pasión o engagement -vivencias derivadas de
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estados mentales positivos caracterizado por la vitalidad, la dedicación y la
absorción- que conduzcan al bienestar académico abono de aprendizajes con
sentido y significación.
Estas realidades emergentes han de trasformar los escenarios y los métodos
en un clima de renovación que respete la diversidad cognitiva y cultural, como
esencia para conseguir estados de bienestar y satisfacción que impulsen
aprendizajes conectivos e interactivos presenciales y en el ciber-espacio.
Apremia también abolir los posicionamientos didácticos clásicos centrados en
el protagonismo del profesor y sustituirlos por nuevas formas de organizar la
educación desde enfoques interdisciplinares mediante métodos que promuevan
una ilusionante actividad individual y en equipo. Tales formulaciones han de
generar continuados estados de flujo creativo -que guiados por emociones
positivas- impulsen el crecimiento psicológico, desde la práctica del optimismo
y la sana pasión por un trabajo gozoso bien hecho por todos los actores
educativos.
En este proceso de consecución de la felicidad como esencia de la calidad ha
de jugar un papel relevante el concepto de resiliencia, término que alude a la
fortaleza del individuo ante sus propios retos de crecimiento y desarrollo, desde
el aprender de las experiencias de la vida cotidiana.
Esta innovadora concepción invita a repensar los modelos y formatos de
planificación didáctica para orientarlos de forma positiva. También es necesario
revisar en profundidad las decisiones organizativas a adoptar a la luz de la una
emergente Organización Educativa Positiva, que ha de recoger nuevos
enfoques que persigan transformar las aulas y los centros en organizaciones
saludables y resilientes.
Unas organizaciones que aprendan y se doten de recursos tecnológicos
positivos, reorientados a fomentar el bienestar en los procesos de maduración
personal y social.
Como enfoque emergente desde la Didáctica y la Organización Educativa
Positiva, la Tecnología Educativa Positiva ha de estructurarse desde los
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hallazgos valiosos aportados por investigaciones realizadas por la Psicología
Organizacional Positiva, la Neurociencia y las Tecnologías Positivas.
Su praxis ha de incluir la adopción de estrategias de toma de conciencia de los
aspectos que inciden en el bienestar psicológico y en la generación de
experiencias positivas tanto en el ámbito laboral como en la vida cotidiana. Su
objetivo final es contribuir a la consecución de la felicidad en todos los actores
que componen las comunidades educativas presenciales y virtuales,
promoviendo el desarrollo de las fortalezas personales, con especial incidencia
en el ejercicio del optimismo, la gratitud, la atención plena que conduce a la
serenidad y relajación y el coaching para aprender a vivir y convivir en plenitud.
A fin de cuentas una Tecnología Educativa Positiva que contribuya a la
transformación de las actuales comunidades educativas en renovados
ecosistemas saludables y resilientes, plenos de bienestar psicológico y social,
capaz de fertilizar flujos de aprendizajes creativos, alegres, gozosos y con
significación.
Este florecer de la pasión por la Pedagogía de la Felicidad, en cuanto
sanamente contagioso, ha de diseminar por la “globosfera” las semillas de un
optimismo pedagógico, que pronto germinará generando páramos florecientes
en los que comiencen a reconstruirse ¡otras escuelas y otras universidades,
posibles! Futuros ecosistemas educativos presenciales y en línea, en los que la
trasparencia, alegría, la ilusión y la esperanza muevan y conmuevan
inteligencias interconectadas, uniendo latidos apasionados de corazones
anhelantes de felicidad, serenidad y solidaridad.
José Antonio Ortega Carrillo
Catedrático de Tecnología Educativa y Director de Etic@net