
Revista científica electrónica de Educación y Comunicación en la Sociedad del Conocimiento
Publicación en línea (Semestral) Granada (España) Época II Año XIX Número 19 Vol. I Enero-Junio de 2019 ISSN: 1695-324X
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Los estudiosos de la ya denominada Ciencia de la Comunicación Emocional
Positiva subrayan el hecho de que la utilización de un lenguaje positivo es un
camino eficaz para conseguir competencias valiosas para alcanzar una vida
personal y profesional llena de plenitud y sentido. Por ello, proponen entrenar el
lenguaje haciéndolo más positivo para reforzar actitudes y valores que ayuden
a orientar la vida desde el cultivo de las fortalezas personales, como camino
para construir el bienestar y la felicidad personal y organizacional, objetivo
central de una anhelada comunicación emocional ética y fecunda.
Estos científicos explican, desde los axiomas de la Psicología Positiva, como el
uso consciente del lenguaje positivo propicia el denominado optimismo
lingüístico inteligente, de gran utilidad y practicidad, ya que reporta sustanciales
beneficios a la salud personal y de las organizaciones. Y lo hacen desde la
certeza empírica de que experimentar y expresar flujos de emociones positivas
produce efectos saludables individuales y organizacionales tanto a nivel físico
como psicológico y funcional.
La capacidad de contagio emocional que favorece el hecho de aprender y
poner en práctica de forma cotidiana la expresión precisa y fluida de tales flujos
de emociones positivas ayuda a vivenciar con empatía y autenticidad la propia
existencia, envolviéndola en una atmósfera de optimismo vivificador,
creatividad fecunda y colaboración leal y auténtica, en la que la práctica de la
gratitud, el perdón y la compasión ayudan a prevenir y a afrontar situaciones
adversas de forma resiliente, cuya superación favorece el crecimiento
psicológico individual y el fortalecimiento del bienestar y la salud
organizacional.
El uso del lenguaje positivo para expresar afectos positivos disminuye además
el miedo y la incertidumbre que suelen surgir en el inicio de experiencias
presenciales y virtuales novedosas, reforzando la seguridad, la confianza, el
autoconcepto y el afrontamiento alegre, ilusionado y optimista de los retos y
desafíos que conllevan. Todo ello suele redundar en beneficio de una toma de
conciencia del hecho de que la reconversión de las prácticas lingüísticas
contribuye a redibujar el futuro personal y de las organizaciones, orientándolo
hacia estados de atención plena y experiencia óptima, generadores de climas
sostenidos de bienestar y felicidad, favorecedores de la salud de sus miembros