activas van en la línea de aplicar los conocimientos del alumnado en contextos
cercanos y cotidianos, haciendo que nuestro alumnado sea más competente.
En el aprendizaje, el alumnado no puede quedarse ajeno al partido, no puede
quedarse al margen, viendo cómo trabajan los demás. Han de tener un papel
activo, siendo parte fundamental del proceso educativo. Esto estaría en
consonancia con los actuales planteamientos de las siete competencias clave,
algo que está bien clarificado en la LOMCE, actual legislación educativa.
Siguiendo esta idea, aprender es algo que los alumnos hacen, y no algo que se
les hace a ellos. El aprendizaje no es un encuentro deportivo al que uno puede
asistir como espectador. Requiere la participación directa y activa de los
estudiantes. Cuando se mira de forma retrospectiva y se piensa en la
enseñanza de los siglos pasados, incluso hace algunas décadas, se puede
vislumbrar un profesorado focalizado en las clases magistrales con un
alumnado como mero agente pasivo. Según Abellán & Herrada (2016), en la
educación tradicional se han promovido metodologías de enseñanza en las que
el profesor es emisor y transmisor de los conocimientos, mientras que el
alumno es quien recibe y asimila dichos conocimientos, actuando de forma
pasiva en su proceso de aprendizaje. En cambio, cuando se implementan
metodologías activas, el alumnado se convierte en el protagonista,
interviniendo en su proceso de aprendizaje, mientras que el docente actúa
como mediador, tutor, apoyo, guía, etc. (Abellán Toledo & Herrada Valverde,
2016)
Para ello es conveniente que los estudiantes trabajen en equipo, creando
argumentos, evaluando, reflexionando y discrepando sobre los diferentes
elementos de estudio que vayan surgiendo. Ha de establecerse una
Interdependencia positiva entre ellos. Las situaciones o problemas deben ser lo
más cercanas posibles al alumnado, a ser posible de su entorno o vida
cotidiana y basadas en sus intereses profesionales o vocacionales. Así es más
fácil contar con la motivación, como elemento fundamental en el aprendizaje,
con su esfuerzo y capacidad en la resolución de problemas, para encontrar la
mejor solución. El profesorado en este caso, asume el rol de acompañante y
guía, el docente ha de establecer tareas claras y objetivos grupales, de forma
que todos sepan que los logros y metas son tarea de todo el grupo, sin
excepción. Los estudiantes deben saber en todo momento qué van a hacer,