NUEVAS PERSPECTIVAS EN ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE. PRESENTACIÓN
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Resumen
En los últimos años los análisis sobre las relaciones entre las comunidades humanas del pasado y entre éstas y el medioambiente que las circunda a partir de los análisis arqueológicos han visto un importante desarrollo tanto en el plano teórico como en el metodológico. No sin voces críticas el término Arqueología del Paisaje se ha extendido entre los investigadores como una forma de agrupar las diferentes aproximaciones a la problemática imponiéndose a otros términos como Arqueología Espacial o Territorial. Bajo el término Arqueología del Paisaje, o bajo esas otras denominaciones, sin embargo se encuentran posiciones muy diferentes.
Esto se aprecia en primer lugar en el objeto de estudio. Por ejemplo, desde la concepción del paisaje como un espacio construido y/o percibido por las comunidades del pasado se enfatiza el análisis de los yacimientos rituales. En otros casos el termino paisaje se usa para referirse a la yuxtaposición de restos de diferentes épocas de nuestro pasado y el objeto de estudio pasa a ser el contexto arqueológico preservado, en su conjunto. En determinadas tradiciones académicas el termino paisaje se relaciona con la evolución del medio natural y su interrelación con las comunidades humanas y, en este caso, existe una fuerte correspondencia con la denominada Arqueología Medioambiental. En esta misma línea, en algunos casos, la Arqueología del Paisaje ha integrado estudios sobre el uso de los recursos en el pasado y los aprovechamientos agropecuarios, aspectos tradicionalmente englobados en la Arqueología Espacial y, especialmente, en su dimensión paleoeconómica. Por último también se suelen discusión las interacciones entre las comunidades humanas y la relación entre los diferentes tipos de yacimientos incluyendo la relación entre el medio urbano y el rural, argumentos que solían tratarse desde la llamada Arqueología del Territorio.
En segundo lugar también las técnicas de análisis varían, en parte en relación con el objeto de estudio, con la proliferación de las aproximaciones “proxy” que intentan correlacionar diferentes tipos de datos especialmente para el estudio paleoambiental, o la extensión de los instrumentos SIG para valorar la conexión entre los diferentes tipos de yacimientos y su relación con el entorno, proporcionando una forma más eficiente de generar y tratar datos sobre aspectos como la visibilidad, el tránsito o el aprovechamiento de los recursos.
La mayoría de las contribuciones presentes en este monográfico emplean este tipo de aproximaciones.
En este sentido, la contribución de Edoardo Vanni coloca el énfasis en la trascendencia de esa problemática, intentando encontrar una posición que, superando la fenomenología integre también en la noción de paisaje prácticamente todos los aspectos previamente referidos. Cada sociedad constantemente usa el paisaje heredado pero necesariamente lo debe transformar en sus acciones productivas, incluyendo las justificativas. En este sentido, la nuestra, en su preocupación o no por el paisaje histórico heredado, no es una excepción.
Artículos como el de M. Fernández et al., aun preocupándose por las interacciones entre los yacimientos rituales y la explotación del territorio, tienden a referirse al paisaje en relación con la creación de una dimensión ideológica del territorio explotado, una imagen que se quiere proyectar hacia el interior y hacia el exterior de la comunidad que, sin embargo, no carece, obviamente, de su soporte material correspondiente. E. Scarsella llega más allá y mientras privilegia el uso del término territorio para el análisis del uso del espacio se refiere al paisaje cuando habla de las particularidades de una zona específica y marca la importancia que una configuración característica de esta tiene en la generación de identidades definidas. V. S. Gonçalves et al. también prefieren el término territorio para referirse a la modificación social del espacio, usando el término paisaje para el medioambiente y para la percepción social de éste (obviamente modificado en mayor o menor grado por la intervención humana).
Por el contrario M. Á. Lancharro concibe el paisaje como “espacio humanizado”, dotando al término de un contenido más global y A. Stiglitz considera que el uso del término facilita la superación de la separación sociedad-ambiente que caracteriza muchos trabajos arqueológicos. El uso del término paisaje para referirse a todos los aspectos de esta relación está presente también, con matices, en el artículo de R. Cicilloni et al. De hecho, este trabajo, sirve de puente a otras posiciones que privilegian el uso del término territorio para referirse al objeto y sujeto de las relaciones sociales en un momento dado y a lo largo de un periodo más o menos amplio.
En cuanto a los métodos de análisis, casi todas las contribuciones han utilizado las herramientas proporcionadas por los Sistemas de Información Geográfica. M. Fernández et al. y Mª. Á. Lancharro, en sus contribuciones, han optado por un uso de análisis clásicos como el estudio de la cuenca visual. Tanto el trabajo de E. Velli y A. Velli como el de V. S. Gongalves et al. relacionan la visibilidad con un análisis más exhaustivo de los recursos disponibles y las transformaciones que ha experimentado el ambiente. El artículo de R. Cicilloni et al. difiere no sólo por la adición de otras aproximaciones, destinadas a valorar por ejemplo, la relación de las concentraciones con determinadas características del terreno, sino también por el intento de comparar diferentes áreas del sur de Cerdeña.
Comparaciones de tipo temporal se realizan en el trabajo de E. Scarsella en el que la preocupación se centra en la relación de los yacimientos con las vías de comunicación pero que también nos ofrece resultados basados en el uso del LiDAR.
La contribución de C. Cabrero et al. es algo diferente dado que, aunque, en última instancia, se trata de una investigación que confiere enorme importancia al uso de las herramientas SIG, el trabajo aquí incluido se centra en las posibilidades que una nueva aproximación, incluyendo nuevas prospecciones sistemáticas, puede ofrecer para el estudio incluso de zonas aparentemente muy investigadas. El uso de la estadística descriptiva se demuestra además útil en la resolución de algunas problemáticas.
La contribución de A. Stiglitz, finalmente, explora las transformaciones que los paisajes experimentan con los cambios sociales, concretamente en el tránsito a la Edad del Hierro, y cómo se usan determinados lugares para sancionar ideológicamente dicha transformación.