TERRITORIALIZAR EL ALMA DEL MUNDO

 

TERRITORIALIZING THE SOUL OF THE WORLD

 

TERRITORIALISER L’ÂME DU MONDE

 

 

Javier Antiñolo Rodríguez

Universidad de Granada

javierantinolo@correo.ugr.es

 

Fecha de recepción: 25/05/2024

Fecha de aceptación: 28/05/2024

DOI: https://doi.org/10.30827/tn.v7i2.30950

 

 

[Preciado, Paul B. Dysphoria mundi. Barcelona, Anagrama, 2023]

 

 

Resumen: En Dysphoria mundi, su libro más reciente, Paul B. Preciado plantea que estamos viviendo actualmente un cambio de episteme que ha tenido como catalizador la pandemia de covid-19. Siempre en diálogo directo con autores como Foucault o Derrida, Preciado da cuenta del funcionamiento de las tecnologías de nuestro régimen actual, al que ha dado el nombre de “petrosexorracial”. Desde una perspectiva holística e interdisciplinar, Preciado incorpora instrucciones para una praxis concreta como respuesta a las formas de opresión contemporáneas, manifiestas estas en ideas como las de la diferencia sexual o la concepción binaria de género. Ante la violencia sistémica e institucional, el autor propone lógicas alternativas, nuevas formas de pensar ―como las que exigen la hibridación antidisciplinaria o la desidentificación― que van acompañadas de estrategias políticas imprescindibles para la resistencia ante corrientes de pensamiento reaccionarias. Preciado nos propone la deceleración de los ritmos del capitalismo tardío como parte de una reestructuración social y cognitiva necesaria para dibujar nuevas líneas de fuga.

 

Palabras clave: post-estructuralismo; género; sexualidad; Deleuze; disforia; subjetivación; identidad.

 

Abstract: In Dysphoria mundi, his latest book, Paul B. Preciado proposes that we are currently experiencing a change of episteme, caused by the covid-19 pandemic. Always in direct dialogue with great representatives of post-structuralism such as Foucault or Derrida, he gives an account of the functioning of the technologies of our current regime, which he has named “petrosexorracial”. From a holistic and interdisciplinary perspective, Preciado incorporates instructions for concrete praxis into the description of contemporary forms of oppression, manifested in ideas such as sexual difference or the binary conception of gender. In the face of systemic and institutional violence, the author proposes alternative logics, new ways of thinking ―such as those demanded by antidisciplinary hybridisation or disidentification― that are accompanied by political strategies essential for resistance to reactionary currents of thought. Preciado proposes the deceleration of the rhythms of late capitalism as part of a social and cognitive restructuring necessary to draw new lines of flight.

 

Keywords: Post-structuralism; Gender; Sexuality; Deleuze; Disphoria; Subjectivation; Identity.

 

Résumé: Dans Dysphoria mundi, son dernier livre, Paul B. Preciado soutient que nous vivons actuellement un changement d'épistème catalysé par la pandémie de covid-19. Toujours en dialogue direct avec les grands représentants du post-structuralisme comme Foucault ou Derrida, il rend compte du fonctionnement des technologies de notre régime actuel, auquel il a donné le nom de “pétro-sexo-racial”. Dans une perspective holistique et interdisciplinaire, Preciado incorpore des instructions pour une praxis concrète dans la description des formes contemporaines d'oppression, qui se manifestent dans des idées telles que la différence sexuelle ou la conception binaire du genre. Face à la violence systémique et institutionnelle, l'auteur propose des logiques alternatives, de nouveaux modes de pensée ―tels que ceux exigés par l'hybridation ou la désidentification antidisciplinaire― qui s'accompagnent de stratégies politiques indispensables à la résistance aux courants de pensée réactionnaires. Preciado propose la décélération des rythmes du capitalisme tardif dans le cadre d'une restructuration sociale et cognitive nécessaire pour tracer de nouvelles lignes de fuite.


Mots clés: post-structuralisme ; genre ; sexualité ; Deleuze; dysphorie ; subjectivation ; identité.

 

Michel Foucault rescató en Las palabras y las cosas el término griego episteme para nombrar aquello que, en un momento histórico concreto, “define las condiciones de posibilidad de todo saber, sea que se manifieste en una teoría o que quede silenciosamente investida en una práctica” (166). Distingue así entre tres grandes epistemes que han dictaminado la aparición de los posibles discursos de los últimos siglos: la renacentista; la clásica, que abarca los siglos XVII y XVIII; y la moderna, en el siglo XIX. Cuatro décadas tras el fallecimiento de Foucault, cabe preguntarse cuál es la episteme actual y qué ocurre en los intersticios que se forman entre marcos epistémicos.

 A esta cuestión quiere dar respuesta Paul B. Preciado con su Dysphoria mundi, y su diagnóstico es claro: estamos presenciando la transición de un sistema epistémico a otro y es por ello por lo que nos encontramos en un período tumultuoso, de cambio social y reconfiguración de los regímenes de conocimiento. Vivimos, pues, en tiempos disfóricos, como sentencia el propio Preciado: “La condición planetaria epistémico-política contemporánea es una disforia generalizada […]; la resistencia del planeta vivo a ser reificado como mercancía capitalista” (22). El filósofo plantea una periodización distinta a la de Foucault, con la que señala que el poder y el régimen epistemológico contemporáneos son “petrosexorraciales”. Con raíces en el siglo XVI, el sistema petrosexorracial nace de la intersección del colonialismo y del esencialismo que sustenta el pensamiento de la diferencia sexual y racial. Frente a este régimen se elevan las fuerzas emancipadoras, concretadas en movimientos como la lucha antirracista, el ecologismo o la liberación transfeminista.

 Como lleva haciendo desde la publicación de su Manifiesto contrasexual, Preciado nos invita a pensar en qué formas se territorializan y administran los cuerpos, la relación que existe entre el socius y las tecnologías del poder. Al igual que en el resto de su obra, Preciado lleva a cabo una denuncia de una de las encarnaciones del biopoder, la industria farmacopornográfica, compuesta por un conjunto de tecnologías químicas, hormonales y representaciones que generan adicción y moldean los cuerpos. El hecho que articula todo el discurso de Dysphoria mundi es la pandemia de covid-19 y sus consecuencias inmediatas en estos planos que ya ha delimitado y explorado en textos anteriores. Como si se retirase un velo, durante la crisis del covid-19 quedó expuesta de forma más clara que nunca la gestión de la vida y la muerte en un conglomerado necrobiopolítico.

 Hasta ese momento, las lógicas y tiempos capitalistas se han acelerado, como ha ocurrido desde la concepción del propio capitalismo. Pero frente a la propuesta de figuras reaccionarias como Nick Land, que exigen un incremento en la velocidad de estos procesos, Preciado ve como una alternativa viable la deceleración y es gracias al período de confinamiento que observa una manifestación real de esta posibilidad. Las ramificaciones van más allá del plano político, se extienden a la formación de los sujetos en sí. El aislamiento, los fallecimientos de seres queridos y las condiciones extremas que derivaron de esta situación se han traducido en pequeños cambios micropolíticos: “Esta triple crisis de la percepción, de la sensibilidad y del sentido podría haber generado las condiciones de posibilidad para un cambio profundo de las políticas del deseo” (263). No obstante, la disolución de las identidades que han quedado fijadas en el capitalismo tardío no implica la construcción de otras con las que sustituirlas. No se trata de mudar de hábito, sino de encontrar líneas de fuga. Es por ello por lo que, a lo largo del libro, encontramos una constante reivindicación de la desidentificación como derecho, la defensa de dejar de situar a los cuerpos bajo marbetes que no tienen otra función que hundirlos en la otredad, a riesgo de diagnosticarles un grave caso de disforia. En definitiva, es preciso llevar a cabo una reestructuración del deseo, a nivel general e individual.

 Esta obra es un espacio en el que confluyen múltiples planteamientos teóricos, que dialogan entre sí y fluyen a través de la propuesta de Preciado. Como evidencia esta misma reseña, Dysphoria mundi es deudor de los aportes del pensamiento de la diferencia francés, de donde extrae y debate conceptos constantemente, aunque sin llegar a convertirse en un texto inescrutable. Se dan cita también (o quizás sólo sus espectros) propuestas de autores como Mark Fisher o William Burroughs. De Fisher discute su realismo capitalista para darlo por superado, como expone en la hipótesis central del texto: “los eventos que tuvieron y tienen lugar durante la crisis del covid-19 a escala global señalan el principio del fin del realismo capitalista” (39). De Burroughs, la idea de la escritura como un virus que atenaza a los humanos (con sus correspondientes comparaciones con Derrida) y la relación que existe entre los cuerpos y el poder por medio de las adicciones. El sistema petrosexorracial altera nuestro deseo y nos subyuga a través de la adicción al consumo mediado por el capital.

 Para Preciado esta época disfórica se anuncia con el incendio de la catedral de Notre-Dame en abril de 2019. La desintegración de Nuestra Señora de París propicia las oraciones fúnebres que plagan la obra, escondidas entre capítulos. Plegarias a Nuestra Señora del Diván o de las Industrias de la Salud, un constante e inútil rezo dirigido hacia las fuerzas profanas de opresión, tratadas a la vez como un afuera ideal y como radicalmente materiales; se desdoblan y confunden así en numen y en tecnologías del poder, lejanas y abstractas a la par que demoledoramente cercanas. Las soluciones, por supuesto, no se encuentran en estas súplicas, sino en la transformación individual, molecular, de los cuerpos que son sometidos a la violencia de todas estas instituciones. “No hay cambio abstracto. No hay futuro. La revolución siempre es un proceso. Ahora. Aquí. Está sucediendo. La revolución o la muerte” (532). Con estas palabras cierra “Abrir las píldoras: rebelión en la era farmacopornográfica”, capítulo que sirve de manual revolucionario y en el que, desde el análisis del régimen actual, propone prácticas concretas de disidencia. Las estrategias que traza Paul B. Preciado demuestran el compromiso por una liberación universal, que sitúa a este libro en la estela de la crítica de la Ilustración, así como una sugerente capacidad para la creación de conceptos. Podemos destacar ideas como la de “desnormalizar” lo que consideramos salud y problematizar cómo han construido las nociones actuales de enfermedad y normalidad; o la de "hibridación antidisciplinaria”: si el capital opera por medio de la “segmentación de valores, cuerpos y poderes” (531), nos vemos obligados a unir disciplinas tan dispares como la filosofía, el cine, la poesía o la ciencia con tal de crear nuevas formas y espacios que huyan de la lógica del poder imperante.

 Dadas las ideas plasmadas en el texto, la escritura de Preciado se ve también transformada en un estado de interminable transición, confusión e indefinición. Dysphoria mundi es, en sus palabras, un libro disfórico, no-binario. Su escritura y estilos varían entre el ensayo académico, la autoficción, el informe médico y la poesía. Sin embargo, no están propiamente separados unos estilos de otros, sino que en función del capítulo varía la intensidad de cada género, a veces triunfando una forma sobre otra. Las secciones biográficas en las que describe la relación con sus padres, sus desengaños amorosos, la fricción que se produce entre su identidad queer y su familia, ninguno de estos segmentos está desligado de la filosofía, la crítica o la descripción sociológica. Del mismo modo, las exposiciones teóricas, las citas y la enumeración de datos no dejan de poseer un matiz profundamente personal. Preciado no cesa en ningún momento de realizar este movimiento de vaivén que va desde los procesos de subjetivación hacia las subjetividades en sí para posteriormente volver a las tecnologías que las crean.

 De forma similar a cómo Deleuze y Guattari afirman en El Anti Edipo no querer “fijar un polo naturalista de la esquizofrenia” (13), Preciado ya nos avisa al principio de su obra de que su objetivo no es entender la disforia desde un planteamiento naturalista o psiquiátrico. El concepto de disforia que permea todo el texto es polivalente, disfórico en sí mismo: “la disforia resulta ser una ‘entidad’ inestable e impredecible, un concepto elástico y mutante” (23). En las primeras páginas, Preciado se asegura de dar cuenta de la historia del término a través de su etimología y los usos que se le han dado. La unión de dys y pherein señala la imposibilidad de soportar, un malestar del ser. Desde su primer uso, asociado a los trastornos provocados por la epilepsia, ha ido transformándose, deviniendo distintas formas de disforia ―siendo la de género tan solo una iteración más reciente―, muchas de ellas recogidas en la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (2013). Dysphoria mundi se plantea una reclamación de la experiencia disfórica, desligándola del diagnóstico psiquiátrico e incluso convirtiéndola en fuerza de resistencia. De esta manera, se le plantea al lector la tarea (si no el deber) de mezclar categorías y eliminar falsas oposiciones.

 En su Carta a un crítico severo[1], Deleuze expone a quién va dirigido El Anti Edipo, desde dónde ha sido pensado: “En cuanto a nosotros, nuestro Afuera (o al menos uno de nuestros afueras) es una cierta masa de gentes (sobre todo jóvenes) que están hartos del psicoanálisis” (18). Siempre en contacto con las minorías, Deleuze y Guattari idearon este libro como máquina de guerra, como un arma que regalaron a la juventud psiquiatrizada y alienada. Sin otros intermediarios y con un tono radicalmente opuesto, “Carta a les nueves activistes”, el posfacio de Dysphoria mundi, también declara a quién va dirigida la obra, a quién desea ayudar, qué aliados busca. Del Anti Edipo ya dijo Foucault que era una introducción a la vida no fascista. Bien podemos afirmar que Dysphoria mundi es una introducción a la vida no binaria. 

 

Bibliografía

 

Deleuze, Gilles. Conversaciones. Traducido por José Luis Pardo, Valencia, Pre-Textos, 1996.

____ y Félix Guattari. El Anti Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Traducido por Francisco Monge, Barcelona, Paidós, 1985.

Foucault, Michel. Las palabras y las cosas. Traducido por Elsa Cecilia Frost, Madrid, Siglo XXI, 1968.


[1]Recogida en Conversaciones (1996), editado por Pre-textos.