Cómo citar este artículo: Villanueva Herrera, M.A. (2025). La influencia del entorno social
en el ámbito escolar: comunicación efectiva, empatía, respeto mutuo, tolerancia, trabajo en
equipo, Retos XXI, 9, 1-32.
La influencia del entorno social en el ámbito
escolar: comunicación efectiva, empatía, respeto
mutuo, tolerancia, trabajo en equipo
The Influence of the Social Environment on the School Setting:
Effective Communication, Empathy, Mutual Respect, Tolerance,
and Teamwork
Miguel Ángel Villanueva Herrera
1
Fecha de recepción: 20 mayo 2025; fecha de aceptación: 6 marzo 2025
Contenidos publicados bajo licencia Creative Commons
RESUMEN
Este artículo analiza las dinámicas
de convivencia escolar en tres
1
Doctorando en Ciencias de la Educación, Universidad UMECIT de Panamá,
miguelvillanueva.est@umecit.edu.pa.
instituciones educativas del
municipio de Ibagué, en un contexto
marcado por desafíos sociales,
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
2
logísticos y estructurales que afectan
la construcción de relaciones
armónicas dentro del espacio
escolar. A partir de un enfoque
cualitativo, se utilizaron técnicas
como la observación no participante
y los grupos focales con estudiantes
y directivos, con el fin de identificar
percepciones, problemáticas y
propuestas en torno a la
convivencia. Los hallazgos
evidencian que la convivencia
escolar trasciende la aplicación de
normas y sanciones, revelando la
necesidad de implementar
estrategias formativas que
involucren la empatía, el respeto y la
participación de los actores
educativos. Se destacan
problemáticas como el consumo de
sustancias psicoactivas en el
entorno escolar, la desmotivación
frente a las actividades
institucionales y la falta de espacios
físicos adecuados para la interacción
estudiantil. El estudio propone una
intervención integral que fortalezca
el rol pedagógico de los docentes,
promueva espacios de diálogo y
participación y articule acciones con
la comunidad y entidades externas.
Esta investigación busca aportar a la
construcción de ambientes
escolares más humanos, seguros y
democráticos.
Palabras clave: Educación,
convivencia escolar, relaciones
interpersonales, formación docente,
participación estudiantil.
ABSTRACT
This article analyzes the dynamics of
school coexistence in three
educational institutions in the
municipality of Ibagué, within a
context marked by social, logistical,
and structural challenges that hinder
the construction of harmonious
relationships within the school
environment. Using a qualitative
approach, techniques such as non-
participant observation and focus
groups with students and school
administrators were employed to
identify perceptions, problems, and
proposals related to coexistence.
The findings reveal that school
coexistence goes beyond the mere
enforcement of rules and sanctions,
highlighting the need to implement
formative strategies that incorporate
empathy, respect, and active
participation from all educational
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
3
stakeholders. Key issues identified
include the use of psychoactive
substances within the school setting,
student demotivation toward
institutional activities, and the lack of
adequate physical spaces for
student interaction. The study
proposes a comprehensive
intervention that strengthens the
pedagogical role of teachers,
promotes spaces for dialogue and
participation, and coordinates
actions with the community and
external entities. This research
seeks to contribute to the
construction of more humane, safe,
and democratic school
environments.
Keyword: Education, school
coexistence, interpersonal
relationships, teacher training,
student participation.
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
4
INTRODUCCIÓN
La convivencia escolar
constituye un aspecto esencial para el
desarrollo integral de los estudiantes y
el buen funcionamiento de las
instituciones educativas. En los
últimos años, ha aumentado el interés
por comprender las dinámicas
interpersonales dentro de las escuelas
y mo estas influyen en el ambiente
de aprendizaje y en el bienestar de los
estudiantes. La convivencia no solo se
ve afectada por los comportamientos
de los estudiantes, sino también por
factores estructurales, sociales y
emocionales que intervienen en su
interacción diaria (Arándiga, 2013). A
pesar de los esfuerzos de las
instituciones educativas por promover
un ambiente pacífico, los conflictos
interpersonales y las tensiones
sociales continúan siendo desafíos
persistentes que requieren una
atención profunda y multidimensional.
Esta investigación tiene como
propósito analizar las dinámicas de
convivencia escolar en las tres
instituciones educativas públicas de la
Comuna 12 de la ciudad de Ibagué,
reconocida por presentar los más altos
índices de conflictividad social,
exclusión y vulnerabilidad estructural
en el contexto urbano local (Alcaldía
de Ibagué, 2024). El estudio se
enmarca en un enfoque cualitativo,
bajo la modalidad de investigación
acción participativa (IAP) (Balcazar,
2003), lo que permite una
comprensión profunda de las
experiencias y perspectivas de los
actores escolares particularmente
estudiantes, docentes y directivos, en
torno a los conflictos cotidianos que
afectan el ambiente escolar. A través
de técnicas como la observación no
participante y la realización de grupos
focales, se pretende identificar las
principales problemáticas que inciden
en la convivencia, así como explorar
de manera colaborativa estrategias
formativas que fomenten el respeto, la
empatía y la resolución pacífica de
conflictos. Esta aproximación no solo
permite captar la complejidad del
fenómeno en su contexto real, sino
que también promueve la construcción
de propuestas de mejora desde una
lógica de transformación y
participación de la comunidad
educativa.
Se parte de la premisa de que la
convivencia escolar no puede
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
5
abordarse únicamente desde el
control disciplinario o la
reglamentación, sino que requiere de
una intervención integral que
considere tanto los aspectos
pedagógicos como los
socioemocionales de los estudiantes.
La intervención debe incluir la
formación continua de los docentes, la
creación de espacios de reflexión y la
implementación de estrategias
inclusivas que fomenten la empatía, el
respeto y la cooperación entre los
estudiantes. En este sentido, este
artículo se apoya en los enfoques
teóricos de autores como Freire,
Bourdieu, Vygotsky y Giroux, quienes
enfatizan la importancia de una
educación que promueva la formación
de individuos críticos y responsables,
capaces de convivir de manera
pacífica en una sociedad diversa.
Al abordar la convivencia escolar
desde una perspectiva integral, se
busca contribuir al desarrollo de
modelos educativos más humanos y
democráticos, que no solo formen en
conocimientos académicos, sino que
también fortalezcan las habilidades
sociales y emocionales necesarias
para una interacción respetuosa y
armoniosa dentro de la escuela y en la
sociedad en general.
MARCO TEÓRICO
La convivencia escolar ha sido un
tema central en la investigación
educativa debido a su influencia
directa en el bienestar emocional,
social y académico de los estudiantes.
Diversos estudios han abordado las
dinámicas que inciden en el
comportamiento de los estudiantes
dentro de las instituciones educativas,
destacando la importancia de
entender la convivencia no solo desde
una perspectiva disciplinaria, sino
también desde un enfoque integral
que incluya factores emocionales,
pedagógicos y sociales.
Bourdieu & Passeron (1996)
señalan que las prácticas educativas
no solo son una reproducción de
conocimientos, sino también de
relaciones sociales y culturales que
configuran las interacciones dentro del
espacio escolar. En este sentido, las
prácticas que los estudiantes adoptan
en su vida escolar están
profundamente marcadas por sus
contextos familiares y sociales, y las
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
6
dinámicas de convivencia escolar se
construyen a partir de las
interacciones dentro de estos marcos.
En el análisis de los resultados, se
observó que, a pesar de las
dificultades logísticas y espaciales en
la Institución Educativa José Antonio
Ricaurte, los estudiantes mantienen
un fuerte sentido de pertenencia con
su comunidad educativa, lo que
coincide con la idea de Bourdieu de la
importancia del capital social y cultural
en la construcción de las relaciones
interpersonales.
Vygotski (1978) complementa
este enfoque al resaltar la importancia
del contexto social en el desarrollo
cognitivo de los estudiantes,
subrayando que el aprendizaje es un
proceso profundamente influenciado
por las interacciones sociales. En este
sentido, las dinámicas de convivencia
escolar no solo afectan el bienestar
emocional de los estudiantes, sino que
también tienen un impacto directo en
su proceso de aprendizaje. La falta de
espacios adecuados y las
interacciones conflictivas observadas
en la sede alterna de la Institución
Educativa Guillermo Angulo Gómez
ejemplifican mo los factores
sociales y físicos del entorno escolar
pueden interferir en el desarrollo
educativo y personal de los
estudiantes.
El enfoque inclusivo en la
educación ha sido ampliamente
discutido por Bronfenbrenner (1987),
quien sostiene que el desarrollo de los
estudiantes se ve influenciado por los
diversos contextos en los que
interactúan, incluyendo la familia, la
escuela y la comunidad. Este modelo
ecológico destaca la interdependencia
entre los diversos sistemas en los que
los estudiantes se desarrollan. Los
resultados obtenidos en los grupos
focales y la observación no
participante reflejan cómo las
dinámicas de convivencia escolar
deben entenderse desde esta
perspectiva sistémica, ya que las
tensiones entre los estudiantes no
solo responden a interacciones
inmediatas, sino también a factores
externos como las diferencias
socioeconómicas y la presencia de
actores ajenos a la comunidad
escolar.
Por otro lado, Freire (1970) y
Giroux (2015) abogan por una
pedagogía crítica que no solo se
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
7
enfoque en la transmisión de
contenidos, sino también en la
formación de estudiantes como
ciudadanos críticos y responsables.
En este contexto, la convivencia
escolar debe ir más allá de la simple
resolución de conflictos, orientándose
hacia la construcción de una cultura de
paz y respeto. Las respuestas de los
estudiantes sobre la necesidad de
cambiar las actitudes hacia la
convivencia escolar refuerzan la
importancia de estrategias
pedagógicas que no solo aborden los
problemas de comportamiento, sino
que también fortalezcan los valores de
empatía, cooperación y
responsabilidad social, tal como
sugieren estos autores.
La tecnología educativa,
mencionada en los resultados del
análisis, también juega un papel
crucial en la construcción de una
convivencia inclusiva y participativa.
Según Lave & Wenger (1991) el
aprendizaje se produce a través de la
participación en comunidades de
práctica, donde la tecnología puede
ser una herramienta para fomentar la
colaboración y la participación
equitativa. Sin embargo, como se
observó en las respuestas de los
directivos, la tecnología debe ser
utilizada de manera estratégica y
pedagógica para evitar que refuerce
las desigualdades ya existentes. La
capacitación docente en el uso
adecuado de estas herramientas es
esencial para garantizar que la
tecnología sea un medio para
promover la inclusión y el trabajo
colaborativo, tal como se evidenció en
el análisis de los resultados.
En cuanto a la gestión de la
convivencia, la necesidad de
fortalecer la formación docente en
estrategias inclusivas y
socioemocionales se convierte en un
aspecto clave, como señalan diversos
estudios sobre la educación inclusiva.
Según Apple (2004), la educación
debe ser un espacio que valore la
diversidad y promueva la equidad, lo
que implica que los docentes deben
estar preparados no solo en
contenidos académicos, sino también
en el manejo de dinámicas
interpersonales y en la promoción de
la igualdad de oportunidades dentro
del aula. Este enfoque se alinea con
los hallazgos de la investigación,
donde se destacó la falta de
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
8
estrategias pedagógicas inclusivas
que respondieran a las necesidades
diversas de los estudiantes.
Finalmente, el modelo ecológico
de Bronfenbrenner (1987) y la
pedagogía crítica de Freire (1970) y
Giroux (2015) aportan un marco
conceptual robusto para entender la
convivencia escolar como un
fenómeno que no solo depende de los
actores dentro de la institución
educativa, sino también de la
interacción entre los diferentes
contextos sociales y culturales que
influyen en los estudiantes. Esta
perspectiva permite reconocer que la
convivencia escolar debe ser
gestionada de manera integral,
involucrando no solo a los estudiantes
y docentes, sino también a las familias
y la comunidad en general.
RESULTADOS
Los hallazgos obtenidos evidencian
que habilidades socioemocionales
como la comunicación efectiva, la
empatía, el respeto mutuo, la
tolerancia y el trabajo en equipo
constituyen dimensiones
fundamentales para la construcción de
ambientes escolares más armónicos
Aristulle & Paoloni-Stente (2019). No
obstante, su apropiacn plena por
parte de la comunidad educativa, en
especial por los y las estudiantes,
resulta aún incipiente en contextos de
alta vulnerabilidad social, como el de
la comuna 12 de Ibagué.
El análisis de los discursos
recolectados mediante grupos focales
permitió identificar que las prácticas
cotidianas en estas instituciones se
ven permeadas por dinámicas de
conflictividad persistente. Discusiones
frecuentes, enemistades reiteradas y
actos de violencia simbólica y física
emergen como expresiones
normalizadas que desbordan los
límites del aula y se integran al habitus
escolar, en el sentido planteado por
Bourdieu (2000) Estas
manifestaciones, lejos de ser aisladas,
reflejan la imbricación estructural entre
las condiciones sociales del entorno y
las formas de interacción dentro del
espacio educativo.
A pesar de los esfuerzos de los
equipos docentes e institucionales por
implementar estrategias orientadas al
fortalecimiento de la convivencia, los
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
9
problemas estructurales del territorio
desempleo, inseguridad,
precarización de la vida configuran
un entorno que tensiona
constantemente los propósitos
pedagógicos. Desde la ecología del
desarrollo humano de Bronfenbrenner
(1987), se entiende que los sistemas
más amplios (como el exosistema y el
macrosistema) inciden de manera
significativa en las dinámicas del
microsistema escolar, limitando el
alcance de las intervenciones que se
realizan al interior de la institución.
Durante los grupos focales
realizados con estudiantes de grados
décimo y undécimo, la pregunta
orientadora: “¿Cómo describirían el
ambiente de convivencia entre sus
compañeros en el colegio?” permitió
visibilizar una diversidad de
percepciones que reflejan la
complejidad del tejido relacional
escolar. A partir del análisis de sus
respuestas, se construyó una red
semántica que evidencia la
coexistencia de elementos positivos
como compañerismo, solidaridad y
amistad junto a otros de mayor
tensión, tales como conflictos,
desorden, rivalidades, peleas y
violencia.
Este entrelazamiento de
sentidos permite interpretar que las
relaciones sociales entre pares no se
construyen en un vacío, sino en un
espacio permeado por prácticas
sociales aprendidas en otros
contextos familiares, barriales y
culturales, lo que dialoga con las
propuestas de Freire (1970) y Giroux
(2015) sobre la necesidad de una
pedagogía crítica que permita leer y
transformar la realidad. En este
escenario, la escuela se presenta
simultáneamente como un espacio de
reproducción de tensiones sociales y
como una posible plataforma para la
construcción de agencia y
transformación colectiva.
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
10
Figura 1: Pregunta ¿Cómo describirían el ambiente de convivencia entre sus compañeros en el
colegio?"
Nota: Elaborado con base a la pregunta 3 realizada en los grupos focales con los estudiantes de
grados 10° Y 11° de las instituciones educativas de la comuna 12 de Ibagué. Elaboración propia.
El análisis cualitativo de las
percepciones estudiantiles,
representado en la red semántica
construida a partir de los grupos focales,
revela un entramado complejo de
relaciones interpersonales. En un primer
nivel, se identifican vínculos positivos
que remiten a una convivencia
relativamente armónica en pequeños
grupos. Algunas voces estudiantiles
describen el ambiente como “medio
tranquilo” o refieren sentirse cómodos en
sus “grupos de amigos”, lo que sugiere la
existencia de microespacios afectivos
donde se ejerce una sociabilidad basada
en la afinidad y la confianza.
Sin embargo, estas experiencias de
convivencia favorable se presentan de
manera fragmentada, restringidas a
subgrupos específicos dentro del salón
de clase. Desde una perspectiva
ecológica Bronfenbrenner (1987), esta
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
11
fragmentación podría entenderse como
una expresión de los límites del
microsistema escolar para integrar las
distintas realidades individuales y
colectivas que confluyen en él. La
escuela, lejos de ser un espacio
homogéneo, aparece como un campo de
relaciones múltiples y desiguales, donde
las dinámicas de integración y exclusión
operan simultáneamente.
En contraste con estos cleos de
armonía, los nodos s densos de la red
semántica están conformados por
categorías asociadas al conflicto, el
desorden y la violencia. Las rivalidades,
frecuentemente vinculadas a “envidias” y
“competitividad”, aparecen como ejes de
tensión persistente. Particular atención
merece la alusión reiterada a peleas,
especialmente entre mujeres, lo que
remite no solo a la conflictividad
generalizada, sino también a una posible
reproducción de los esquemas de
violencia simbólica y de género descritos
por Bourdieu & Passeron (1996).
Asimismo, el desorden emerge
como una constante en los relatos
estudiantiles. Expresiones como “todos
hablando al mismo tiempo” o “nadie
estuviera viendo” configuran un
escenario de desregulación institucional
que pone en entredicho la capacidad del
sistema escolar para sostener un orden
pedagógico efectivo. Desde la teoría
crítica de la educación Apple (2001), y
Freire (1970) estas formas de
desorganización no son meramente
problemas de disciplina, sino
manifestaciones de una crisis más
profunda en la legitimidad de la escuela
como espacio de autoridad y sentido
compartido.
El conjunto de estas
representaciones sugiere que, si bien
existen experiencias de convivencia
positiva, estas no logran establecer un
contrapeso sólido frente a las dinámicas
conflictivas. La reiteración de categorías
como violencia, rivalidades o enemistad
indica un proceso de naturalización de
dichas problemáticas, lo que puede
derivar en la perpetuación de relaciones
excluyentes y en el debilitamiento del
sentido de comunidad escolar.
Ante este escenario, se hace
evidente la necesidad de repensar las
estrategias institucionales de
convivencia. No basta con implementar
normativas o protocolos reactivos; es
imprescindible construir propuestas
pedagógicas integrales, sostenidas en el
tiempo y sensibles al contexto social.
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
12
Estas deben promover la formación en
habilidades socioemocionales, la
mediación escolar y el fortalecimiento de
liderazgos estudiantiles
positivos(Gutiérrez Méndez & Pérez
Archundia, 2015). Tal como lo plantea
Giroux (2015) una pedagogía
transformadora debe abrir espacios para
la agencia, el diálogo y la construcción
de una cultura de paz desde y con los
propios actores educativos.
La urgencia de repensar las
estrategias de intervención educativa se
intensifica al analizar los resultados de la
cartografía social realizada con los
estudiantes. Este ejercicio participativo
permitió explorar mo los jóvenes
representan simbólicamente su entorno
escolar y cuáles son las significaciones
que atribuyen al colegio como espacio de
socialización. De manera preocupante,
en varios de los mapas elaborados, la
institución educativa fue asociada de
forma explícita con la presencia y
consumo de sustancias psicoactivas. En
algunos casos, los estudiantes
señalaron zonas específicas dentro o en
las inmediaciones del colegio como
“lugares de consumo” o “esquinas
peligrosas”, lo que revela una percepción
deteriorada del ambiente educativo.
Estas representaciones no pueden
ser leídas como simples exageraciones
juveniles o desviaciones individuales,
sino como expresiones legítimas de una
realidad estructural que conecta el
microcosmos escolar con las
condiciones materiales y simbólicas del
entorno comunitario. Desde la
perspectiva de Bronfenbrenner (1987)
estas interacciones entre el
microsistema escolar y el exosistema
social (la comunidad, el barrio, los
medios, las redes informales) evidencian
cómo los entornos inmediatos de los
estudiantes inciden de forma directa en
sus trayectorias formativas. El colegio
deja de ser percibido como un lugar de
protección y formación integral, y se
convierte, en ciertos imaginarios, en un
territorio ambivalente, donde conviven el
aprendizaje formal con prácticas
informales normalizadas como el
consumo de drogas o la violencia
simbólica.
Freire (1997) advertía sobre el
riesgo de que la escuela se convierta en
un espacio domesticador cuando no
logra reconocer ni transformar las
condiciones de opresión que viven sus
estudiantes. En este caso, los hallazgos
muestran una escuela vulnerable a las
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
13
lógicas del entorno, que refleja las
tensiones sociales que atraviesan el
territorio, pero que n no ha logrado
constituirse como un agente
contrahegemónico que dispute
activamente esos sentidos deteriorados.
De este modo, los imaginarios de los
estudiantes no solo reflejan el impacto de
factores externos, sino también la
ausencia de propuestas pedagógicas
sólidas que resignifiquen la escuela
como un lugar de esperanza, cuidado y
posibilidad.
Figura 2 Representación de la Institución
Educativa José Antonio Ricaurte
Nota: Fragmento tomado de una cartografía
social. (Estudiantes de Grado 10 Y 11 I. E. José
Antonio Ricaurte, 2024 p.15).
Este deterioro simbólico de la
institución escolar se convierte en un
indicador crítico que interpela las
políticas educativas y los dispositivos
institucionales tradicionales. Como
señala Apple (2001), cuando la escuela
no asume una postura crítica frente a las
estructuras sociales que la atraviesan,
corre el riesgo de reproducir la exclusión
y la desigualdad, en lugar de contribuir a
su transformación. Es precisamente en
estos escenarios donde se vuelve
indispensable un enfoque pedagógico
emancipador, que articule la formación
académica con procesos de
acompañamiento psicosocial y
construcción colectiva de sentido.
Frente a este panorama, se
propone el fortalecimiento de acciones
pedagógicas integradas con estrategias
de intervención comunitaria. La escuela,
más que un espacio cerrado, debe
concebirse como un nodo articulador del
territorio, capaz de generar alianzas con
actores sociales, familias,
organizaciones y entidades locales. Esta
reconfiguración exige avanzar hacia un
modelo educativo situado,
profundamente contextualizado y
comprometido con el desarrollo humano
integral. Solo así será posible disputar
los imaginarios negativos y construir
nuevas narrativas sobre la escuela como
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
14
un espacio de dignidad, autonomía y
transformación social.
El análisis de las dinámicas
escolares en las tres instituciones
educativas de la comuna 12 de Ibagué
pone en evidencia una correlación
preocupante entre la ausencia o
debilitamiento de valores y la
manifestación de problemáticas como la
drogadicción, los conflictos
interpersonales y la escasa presencia de
habilidades socioemocionales
fundamentales tales como la
comunicación efectiva, la empatía y el
respeto mutuo. Aunque los docentes
insisten en que estos aspectos son
abordados en el currículo y las
actividades escolares, los hallazgos
sugieren que las estrategias
implementadas no han logrado
consolidar cambios estructurales o
sostenidos en la convivencia escolar.
Esta situación plantea la necesidad de
revisar los enfoques metodológicos y
asumir una perspectiva más integral y
contextualizada(Andrés et al., 2016).
Los testimonios recogidos en
entrevistas a docentes de grados 10° y
11° refuerzan esta lectura. A la pregunta:
¿Cómo describiría la convivencia escolar
en su institución?, un docente de la
Institución Educativa José Celestino
Mutis manifestó: "Los estudiantes
mantienen un lenguaje grotesco, no les
importa decirles a los compañeros algo
que afecta su modo de ser. Son esas
cosas." (Docente de grado 10° y 11°
JCM, entrevista personal, 2024).
Otro docente de la misma
institución señaló: "Niños con bases muy
débiles de la casa. Le están dejando todo
el poder al profesor. No hay
acompañamiento." (Docente de grado
10° y 1 JCM, entrevista personal,
2024).
Por su parte, un docente de la
Institución Educativa José Antonio
Ricaurte enfatizó la relación entre
entorno familiar y convivencia escolar:
"Creo que es fundamental instruir a los
estudiantes en pautas de crianza y
valores en el hogar, ya que a menudo la
convivencia se ve afectada por la falta de
estas enseñanzas." (Docente de grado
10° y 11° JAR, entrevista personal,
2024).
Estos relatos reflejan una doble
realidad. Por un lado, revelan la clara
conciencia de los docentes respecto a
las complejidades sociales que
atraviesan la formación en valores dentro
del espacio escolar. Por otro lado, dejan
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
15
entrever una sensación de agotamiento
y frustración frente a la falta de
corresponsabilidad familiar. Desde el
enfoque ecológico de Bronfenbrenner
(1987), esta situación puede
comprenderse como una disfunción
entre los sistemas de socialización
primaria (familia) y secundaria (escuela),
que se traduce en un vacío en el
acompañamiento afectivo, normativo y
formativo de los estudiantes.
En este contexto, la escuela se ve
obligada a asumir tareas que antes eran
atribuidas casi exclusivamente al
entorno familiar, como la enseñanza de
normas básicas de convivencia o el
desarrollo de habilidades emocionales.
Sin embargo, tal como advierte Freire
(2002), cuando la escuela opera en
solitario, sin una red de apoyo
comunitaria y sin procesos dialógicos
con las familias, se arriesga a convertirse
en un espacio de contención más que de
transformación. Esta desconexión entre
escuela y familia se acentúa aún más en
contextos donde predominan factores de
vulnerabilidad estructural como
desempleo, violencia intrafamiliar o
descomposición del tejido comunitario
que dificultan la construcción de
referentes positivos para los jóvenes
Montane (2015).
Pese a este panorama, también
emergen voces esperanzadoras entre
los docentes, quienes reconocen el
potencial transformador de la escuela.
Esta percepción positiva, aunque
minoritaria, destaca la posibilidad de que
la institución educativa no solo mitigue
los efectos de la descomposición social,
sino que también actúe como un agente
articulador del cambio. Desde la
perspectiva de Lave & Wenger (1991)
esta visión permite comprender a la
escuela como una “comunidad de
práctica” en la que se construyen
saberes, valores y vínculos sociales a
partir de la participación y el aprendizaje
situado.
En este sentido, fortalecer la
relación escuela-familia-comunidad no
es un añadido opcional, sino un
imperativo ético y pedagógico. Es
fundamental diseñar estrategias que
propicien el diálogo constante con
padres y cuidadores, así como espacios
de formación y acompañamiento
psicosocial. La consolidación de una
cultura de corresponsabilidad es clave
para garantizar procesos sostenidos de
formación en valores, que respondan a
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
16
las realidades locales y promuevan
condiciones de posibilidad para una
convivencia más justa y solidaria.
La corresponsabilidad entre la
escuela, la familia y la comunidad
constituye un pilar fundamental para
generar un impacto significativo y
sostenible en la convivencia escolar y,
por extensión, en la transformación
social de los territorios. Esta articulación,
sin embargo, no puede limitarse a
acciones esporádicas ni a la ejecución
de programas aislados. Requiere, más
bien, de un enfoque sistémico, sostenido
y contextualizado, que contemple
procesos continuos de formación,
espacios de reflexión crítica y
mecanismos de seguimiento que
permitan evaluar su efectividad y
pertinencia(Ñuste Castro, 2017). En este
marco, el rol de los docentes y directivos
adquiere un carácter estratégico, dado
que son ellos quienes gestionan las
dinámicas institucionales y tienen un
contacto directo con la realidad cotidiana
del aula.
La percepción de los directivos
docentes frente a la pregunta: ¿Qué
herramientas o capacitaciones considera
esenciales para que los docentes
puedan gestionar eficazmente la
convivencia en el aula?, revela no solo
una lectura profunda de los retos
actuales, sino también una visión
propositiva orientada al fortalecimiento
del capital pedagógico de los maestros.
Esta información permitió establecer una
correlación entre los desaos percibidos
en la convivencia escolar y las
competencias profesionales que se
consideran necesarias para abordarlos
de manera efectiva.
Para profundizar este análisis, se
elaboró un diagrama de flujo que
sintetiza las respuestas de los directivos.
Los resultados evidencian la urgencia de
robustecer la formación docente en tres
ejes principales: inteligencia emocional,
mediación de conflictos y enseñanza
inclusiva. Estas áreas son identificadas
como prioritarias, ya que los docentes no
solo enfrentan desafíos relacionados con
la enseñanza de contenidos, sino que
cotidianamente deben intervenir en
situaciones complejas que involucran
tensiones sociales, diferencias
culturales, y problemáticas emocionales
de los estudiantes.
Este hallazgo coincide con la visión
de autores como Reyes Díaz et al.
(2022), quienes argumentan que los
docentes contemporáneos requieren
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
17
una formación integral que articule el
saber pedagógico con habilidades
socioemocionales y competencias
éticas. Desde esta perspectiva, la
convivencia escolar no debe entenderse
únicamente como el cumplimiento de
normas ni como la simple ausencia de
conflictos, sino como un proceso
dinámico y relacional que se construye a
través de las interacciones cotidianas,
los vínculos afectivos y las prácticas de
cuidado.
En ese sentido, el docente debe ser
comprendido no solo como facilitador del
aprendizaje académico, sino también
como mediador, orientador y referente
simbólico en la formación de
subjetividades y en la construcción de
valores colectivos. Este enfoque exige a
las instituciones educativas repensar sus
modelos de formación continua y
acompañamiento, priorizando la
creación de espacios seguros,
respetuosos e inclusivos que promuevan
tanto el desarrollo académico como el
bienestar socioemocional de los
estudiantes.
La apuesta por una convivencia
escolar transformadora implica, por
tanto, asumir una pedagogía situada,
contextualizada y humanizante que
reconozca al otro en su diferencia y que
promueva el diálogo como herramienta
fundamental para la construcción de
comunidad. En este proceso, el
compromiso institucional debe ir de la
mano con el fortalecimiento del tejido
social, apostando por la consolidación de
redes colaborativas entre escuela,
familia y comunidad, donde el bienestar
de los niños, niñas y adolescentes sea el
eje articulador de todas las acciones.
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
18
Figura 3: Pregunta 7 directivos: ¿Qué herramientas o capacitaciones considera esenciales para que los
docentes puedan gestionar eficazmente la convivencia en el aula?
Nota: Elaborado con base a la pregunta 7 realizada en las entrevistas a los directivos de las instituciones
educativas de la comuna 12 de Ibagué. Elaboración propia.
VILLANUEVA HERRERA
AÑO 2019, VOLUMEN 3
19
Uno de los aspectos más
destacados por los directivos en el
análisis institucional es la importancia
de desarrollar habilidades en
inteligencia emocional, reconocida
como un pilar esencial para fortalecer
la gestión de la convivencia escolar.
Desde esta perspectiva, se trasciende
la idea de que la relación pedagógica
se basa únicamente en la transmisión
de contenidos, para reconocer que
dicha relación está profundamente
mediada por la capacidad del educador
para comprender, regular y acompañar
los procesos emocionales tanto propios
como de sus estudiantes.
La inteligencia emocional en
línea con las propuestas de Goleman
(1995) permite a los docentes
mantener la serenidad frente a
situaciones de conflicto, responder con
empatía a las dificultades emocionales
del estudiantado, y construir ambientes
de aula en los que prevalezca el
respeto mutuo, la escucha activa y el
reconocimiento del otro. En contextos
como el de la Comuna 12 de Ibagué,
caracterizados por la presencia de
múltiples problemáticas sociales y
familiares, la escuela adquiere un valor
adicional como espacio de contención
emocional y referente afectivo. Para
muchos estudiantes, el aula representa
uno de los pocos espacios seguros
donde pueden experimentar nculos
positivos, aprender a confiar y expresar
sus emociones sin ser juzgados.
En este sentido, el modo en que
los docentes gestionan sus propias
emociones y las expresan ante los
estudiantes se convierte en un factor
decisivo en la formación
socioemocional de los jóvenes. La
capacidad del docente para modelar la
regulación emocional influye
directamente en cómo los estudiantes
desarrollan habilidades para manejar la
frustración, resolver desacuerdos y
establecer relaciones respetuosas.
El hecho de que los directivos
subrayen la necesidad de brindar a los
docentes respaldo emocional frente a
los contextos complejos del
estudiantado, pone de manifiesto una
dimensión frecuentemente
desatendida: el cuidado del educador.
Las instituciones educativas deben
contemplar dentro de sus estrategias
de convivencia espacios de formación,
autocuidado y acompañamiento
emocional para el personal docente,
reconociendo que su bienestar es una
condición imprescindible para ejercer
una labor educativa efectiva y
sostenida (Reyes Díaz et al., 2022). Sin
embargo, persiste una brecha entre
esta necesidad y las acciones
institucionales concretas, lo que deja a
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
20
muchos docentes enfrentando
situaciones de sobrecarga, estrés y
desgaste emocional sin el apoyo
adecuado.
Por otro lado, en lo que respecta
a la mediación de conflictos, los
directivos coinciden en la urgencia de
ofrecer capacitaciones específicas que
fortalezcan las competencias de los
docentes en este campo. La
conflictividad escolar, lejos de ser un
fenómeno aislado, constituye una
expresión de las tensiones sociales
que atraviesan a las comunidades, y se
manifiesta cotidianamente en el aula a
través de agresiones verbales,
exclusión, disputas físicas o
desacuerdos relacionales.
Si bien muchos docentes recurren
a su intuición y experiencia para
intervenir en estas situaciones, la falta
de una formación sistemática en
mediación limita el alcance de sus
acciones. Esta carencia se ve
agravada por la escasez de programas
gratuitos, permanentes y accesibles en
resolución de conflictos escolares, lo
que refleja una debilidad estructural en
las políticas de convivencia. Como
resultado, los docentes muchas veces
se ven obligados a improvisar frente a
situaciones que exigen una
intervención pedagógica específica,
profunda y transformadora.
La mediación escolar no debe
entenderse como una intervención
puntual frente a los conflictos, sino
como una estrategia pedagógica
integral que busca prevenirlos,
anticiparse a su aparición y promover
una cultura institucional basada en el
diálogo, la justicia restaurativa y la
participación (MEN, 2019). En este
sentido, la gestn de la convivencia no
puede seguir descansando
exclusivamente en la intuición docente,
sino que requiere de una formación
especializada, continua y situada, que
reconozca la complejidad de los
escenarios escolares contemporáneos.
Los directivos reconocen que, en
muchos casos, los conflictos que
escalan en gravedad podrían haberse
evitado si los estudiantes contaran con
habilidades básicas en comunicación
asertiva, resolución pacífica de
desacuerdos y trabajo colaborativo. No
obstante, la ausencia de una estructura
curricular que contemple
explícitamente estas competencias
limita el impacto de las acciones
preventivas. Por ello, resulta urgente
incorporar la educación para la paz y la
convivencia como eje transversal en
los procesos de formación docente, así
como en el currículo escolar,
apostando por una transformación de
fondo en la cultura institucional.
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
21
Otro de los elementos
recurrentemente señalados por los
directivos en sus respuestas es la
urgencia de fortalecer la innovación
pedagógica bajo un enfoque inclusivo.
La convivencia escolar no puede
analizarse únicamente desde la
perspectiva de los conflictos
interpersonales, sino que debe
ampliarse para comprender cómo las
barreras en el acceso al aprendizaje y
la falta de estrategias para atender la
diversidad inciden directamente en las
dinámicas del aula (Díaz-Aguado,
2006). En escenarios educativos donde
convergen estudiantes con diferentes
ritmos de aprendizaje, trayectorias de
vida, intereses, capacidades y
contextos familiares, el uso de métodos
pedagógicos homogéneos puede
acentuar sentimientos de frustración,
desmotivación y exclusión, generando
condiciones propicias para la aparición
de tensiones o conflictos.
Desde esta perspectiva, los
directivos coinciden en que una
enseñanza centrada exclusivamente
en el cumplimiento de planes de
estudio tradicionales, sin atender la
diversidad del grupo, puede convertirse
en un factor que obstaculiza la
convivencia. En contraste, la
promoción de prácticas pedagógicas
innovadoras, participativas y
diferenciadas se presenta como una
alternativa efectiva para generar
inclusión, sentido de pertenencia y
compromiso por parte de los
estudiantes.
Uno de los puntos más
destacados en este sentido es el uso
pedagógico de las tecnologías. Los
directivos reconocen el potencial de las
TIC para diversificar las estrategias de
enseñanza, fomentar la participación
del estudiantado y apoyar procesos de
aprendizaje s flexibles y
adaptativos. No obstante, advierten
que, en muchos casos, la
implementación de tecnología en las
instituciones educativas se ha centrado
en la adquisición de equipos, dejando
de lado la formación pedagógica
necesaria para su integración
significativa en el aula. Como
consecuencia, estas herramientas
corren el riesgo de convertirse en
elementos de segregación o
desigualdad si no se utilizan
adecuadamente, reproduciendo o
incluso amplificando brechas
existentes entre los estudiantes.
En este sentido, resulta crucial
desarrollar procesos de capacitación
docente orientados no solo al dominio
técnico de los dispositivos, sino
también al diseño de experiencias de
aprendizaje incluyentes que
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
22
aprovechen la tecnología como medio
para potenciar el trabajo colaborativo,
la expresión creativa y la participación
de todos los estudiantes,
especialmente aquellos con mayores
dificultades de acceso o con
necesidades educativas específicas.
De igual forma, los directivos
señalan la enseñanza inclusiva como
un componente prioritario en la
formación docente. La inclusión
educativa, más allá de atender a
estudiantes con discapacidad, implica
garantizar que todos los niños, niñas y
adolescentes independientemente de
sus características personales,
sociales o culturales se sientan
reconocidos, valorados y capaces de
participar activamente en el proceso
educativo (Dueñas, 2010). Esto
requiere que los docentes cuenten con
herramientas para adaptar sus
metodologías, diversificar sus
estrategias de evaluación y crear
ambientes de aprendizaje en los que se
respete y celebre la diferencia.
La preocupación expresada por
los directivos no se limita, entonces, al
control del comportamiento o al
cumplimiento de normas disciplinarias,
sino que apunta a la construcción de
entornos escolares donde la
convivencia se base en la equidad, el
respeto y la participación. En este
marco, gestionar la convivencia no
equivale a imponer sanciones o
mantener el orden a través de la
autoridad, sino a generar las
condiciones pedagógicas, emocionales
y sociales que permitan que cada
estudiante se sienta parte activa de la
comunidad educativa.
Así, la transformación de la
convivencia escolar pasa por
reconocer que las prácticas educativas
deben ser revisadas, actualizadas y
enriquecidas constantemente para
responder a las realidades cambiantes
de los estudiantes (Freire, 1997). Solo
a través de una formación docente
integral, que articule la dimensión
emocional, la innovación pedagógica y
el compromiso con la inclusión, será
posible avanzar hacia una escuela
verdaderamente democrática, donde la
convivencia no sea una meta aislada,
sino el resultado natural de una cultura
escolar basada en el cuidado, la justicia
y la participación colectiva como lo
plantea Montane (2015).
Se reafirma, a lo largo del análisis,
que la convivencia escolar es un
fenómeno complejo y multidimensional
que no puede reducirse a la mera
aplicación de normas o al ejercicio de
la autoridad. Por el contrario, exige una
intervención integral y sostenida, en la
que la formación docente desempeñe
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
23
un papel central como motor de
transformación. La visión compartida
por los directivos destaca la urgencia
de implementar un plan de acción
articulado, que proporcione a los
docentes herramientas prácticas y
reflexivas para fortalecer su rol como
mediadores de la convivencia en
contextos marcados por múltiples
vulnerabilidades. Solo aserá posible
avanzar hacia un modelo educativo
más humano y democrático, donde la
enseñanza no se limite a la transmisión
de contenidos, sino que contribuya a la
formación de sujetos capaces de vivir
con respeto, empatía y sentido de
comunidad Novoa Palacios et al.
(2019).
Esta mirada se complementa con
las percepciones de las estudiantes
recogidas en la pregunta número 15 de
los grupos focales: ¿Hay algún otro
aspecto relacionado con la convivencia
en la escuela que les gustaría
comentar o que consideren
importante? Las respuestas obtenidas
revelan diversas dimensiones de la
convivencia escolar, mostrando tanto
las problemáticas recurrentes como las
potenciales líneas de mejora desde la
perspectiva del estudiantado.
Un estudiante de grado décimo de
la Institución Educativa Guillermo
Angulo Gómez expresó con
preocupación la frecuencia de
conflictos entre compañeros. "Siempre
hay peleas. Por cualquier cosita, una
mirada fea. Entonces, se empiezan a
tratar mal y caen en peleas" (Grupo
focal con estudiantes, 2024).
Este testimonio evidencia una
baja tolerancia al conflicto y una cultura
escolar en la que los desacuerdos
tienden a escalar rápidamente hacia la
confrontación. La falta de habilidades
en resolución pacífica de conflictos,
sumada a posibles tensiones sociales
del entorno, contribuye a generar un
ambiente donde el conflicto se vuelve
cotidiano, afectando negativamente la
convivencia y el clima escolar.
En la misma institución, un
estudiante de grado undécimo
reflexionó críticamente sobre la eficacia
de las estrategias institucionales,
poniendo en tela de juicio el impacto
real de las charlas y campañas
escolares:
Si hablamos de aspectos es algo
muy complejo, porque decimos vamos
a mejorar que esto que lo otro, eso
tiene que ser desde uno mismo, de
concientizarse uno cómo puede
mejorar. Da lo mismo, que hagan
charlas de sexualidad, de convivencia,
eso sale por aquí y entra por el otro
lado (Grupo focal con estudiantes,
2024).
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
24
Esta declaración pone en
evidencia una sensación de
desconexión entre las propuestas
institucionales y las vivencias
concretas de los estudiantes. A pesar
de las buenas intenciones de las
escuelas, los métodos informativos
tradicionales parecen no resonar con
los jóvenes, quienes perciben estas
actividades como poco significativas.
Este hallazgo sugiere la necesidad de
repensar las estrategias pedagógicas
en torno a la convivencia, apostando
por metodologías más participativas,
experienciales y vinculadas a las
realidades cotidianas del estudiantado
como lo plantea Dueñas (2010). donde
la articulación a una realidad
contextualizada genera simbolismo en
el aprendizaje.
En el caso de la Institución
Educativa José Antonio Ricaurte,
emerge otra dimensión crítica de la
convivencia: la infraestructura escolar.
Actualmente, esta institución no cuenta
con espacios propios, ya que su sede
principal se encuentra en proceso de
reconstrucción. Esta situación ha
generado la dispersión del
estudiantado en sedes alternas, una de
ellas compartida con la Institución
Educativa Guillermo Angulo Gómez.
Un estudiante manifestó: "Que nos
entreguen nuestro colegio, ojalá el otro
año que estemos en 11° podamos
tener más actividades recreativas y
culturales" (Grupo focal con
estudiantes, 2024).
La falta de espacios adecuados
no solo limita el desarrollo de
actividades extracurriculares,
recreativas y culturales fundamentales
para el fortalecimiento del tejido social,
sino que también afecta directamente
la construcción del sentido de
pertenencia, la identidad institucional y
la cohesión grupal (Pérez López &
Laorden Gutiérrez, 2002). En este
contexto, la convivencia se ve afectada
por factores estructurales que escapan
al control inmediato del equipo
docente, pero que deben ser
reconocidos como parte del análisis
integral del fenómeno.
En conjunto, estos testimonios
refuerzan la importancia de escuchar
activamente a los estudiantes como
actores centrales en la vida escolar.
Sus voces no solo permiten
comprender las tensiones que
atraviesan la convivencia cotidiana,
sino que también abren caminos para
el diseño de propuestas pedagógicas
más ajustadas, significativas y
efectivas. Así, una convivencia
transformadora solo será posible si se
construye desde una perspectiva
dialógica, que reconozca las
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
25
emociones, las experiencias y los
saberes del estudiantado como
insumos clave para la acción
educativa.
La observación no participante
realizada con los estudiantes de grado
10° y 11° de la Institución Educativa
José Antonio Ricaurte permitió
identificar diversas dinámicas que
inciden en la convivencia escolar y en
la construcción de relaciones
interpersonales dentro del espacio
educativo.
Durante el proceso de
observación, se registró la llegada de
los estudiantes a la institución, y se
evidenciaron patrones de
comportamiento que reflejan tanto la
integración con sus pares como la
interacción con estudiantes de la
jornada matutina del Guillermo Angulo
Gómez. En el diario de campo, se
consiglo siguiente:
Los estudiantes llegan al colegio
Guillermo Angulo Gómez porque no
cuentan con sede principal, ya que está
en remodelación. A las 12:15 PM, los
estudiantes llegan en grupos de
amigos del colegio, pero también hay
varios que llegan con jóvenes que no
son del colegio. Se encuentran con los
estudiantes que salen de la jornada de
la mañana en el Guillermo Angulo
Gómez, lo que genera una interacción
entre ambas poblaciones estudiantiles
(Investigador, Diario de Campo Escolar
No. 1, 2025).
Este fragmento permite analizar
varias cuestiones clave sobre la
convivencia de los estudiantes
desplazados a una sede alterna. En
primer lugar, se observa que los
estudiantes mantienen sus redes de
apoyo dentro del colegio, ya que llegan
en grupos conformados por
compañeros de clase, lo que sugiere
un fuerte sentido de pertenencia y
cohesión social a pesar del cambio de
sede. Sin embargo, la presencia de
jóvenes ajenos a la institución plantea
interrogantes sobre las dinámicas de
socialización que se generan fuera del
control directo de la escuela, y sobre
cómo estos encuentros pueden influir
tanto positiva como negativamente en
la convivencia escolar.
Asimismo, el hecho de que los
estudiantes del JoAntonio Ricaurte
coincidan con los estudiantes que
terminan la jornada en el Guillermo
Angulo Gómez crea un espacio de
interacción que puede ser tanto
enriquecedor como conflictivo. Esta
intersección de grupos estudiantiles
puede dar lugar a procesos de
integración, pero también a posibles
tensiones o conflictos, especialmente si
no existen estrategias institucionales
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
26
claras para gestionar adecuadamente
la convivencia en estos momentos de
transición entre jornadas.
Retomando la pregunta número
15 realizada en los grupos focales, en
la Institución Educativa José Celestino
Mutis, se evidencian reflexiones sobre
la importancia de la empatía y la
formación en valores como estrategias
clave para mejorar la convivencia. Un
estudiante de grado undécimo
comentó:
"Creo que todos debemos ser
más empáticos y ponernos en el lugar
del otro antes de actuar o decir algo y
entender que, aunque seamos
diferentes, podemos encontrar
maneras de convivir en paz" (Grupo
focal con estudiantes, 2024).
Este planteamiento resalta la
necesidad de desarrollar habilidades
emocionales y sociales en los
estudiantes, priorizando la empatía
como herramienta fundamental para la
convivencia escolar.
En la misma institución, otro
estudiante de grado décimo sugirió la
implementación de estrategias que
fortalezcan el sentido de comunidad y
la resolución de conflictos en espacios
alternativos:
Ay… si al menos hubiera una
salida para ir a una finca, donde
podamos tener talleres para la unión
como grupo y se puedan tratar las
1situaciones incómodas de una
manera s personal, como en otros
colegios que he escuchado que hacen
jornadas de convivencia grupal (Grupo
focal con estudiantes, 2024).
La propuesta de generar espacios
de reflexión y fortalecimiento de la
convivencia fuera del aula se presenta
como una estrategia clave para
abordar los conflictos interpersonales
desde un enfoque más personal y
experiencial como lo plantea Giroux
(2015). La implementación de jornadas
de integración y convivencia en
entornos distintos al escolar podría
contribuir significativamente a la
consolidación de relaciones
interpersonales más saludables y a la
reducción de conflictos dentro de la
institución. Permitir que los estudiantes
interactúen en ambientes menos
estructurados y con actividades
orientadas al trabajo en equipo y la
resolución pacífica de conflictos tiene el
potencial de fortalecer valores
fundamentales como la empatía, el
respeto y la responsabilidad
social(Díaz-Aguado, 2006).
El contexto escolar enfrenta
también desafíos adicionales que
afectan la convivencia y la percepción
de seguridad en los espacios
educativos. A través de la observación
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
27
no participante realizada en los
espacios de recreación de las
instituciones educativas, se evidenció
que, si bien la mayoría de los
estudiantes aprovechan estos
momentos para interactuar en grupos
de amigos, jugar o simplemente
descansar especialmente los de
grados inferiores, los estudiantes de
grados superiores suelen mantenerse
en pequeños grupos, muchas veces
sentados y utilizando dispositivos
móviles.
Un aspecto preocupante
identificado en la sede de la Institución
Educativa Guillermo Angulo Gómez,
tanto en la jornada matutina (con
estudiantes propios de la institución)
como en la jornada vespertina (con
estudiantes de grado 10° y 1 de la
Institución Educativa José Antonio
Ricaurte), es la presencia constante de
un fuerte olor a marihuana en ciertos
momentos del día. Este fenómeno
parece estar relacionado con el
consumo de sustancias psicoactivas en
áreas periféricas de la institución, como
se evidenció en los diarios de campo.
"El olor a marihuana es muy común en
el colegio, no porque los estudiantes
estén fumando, sino porque detrás del
colegio hay un matorral donde las
personas consumen" (Investigador,
Diario de Campo Escolar No. 2, 2024).
"Siendo las 10:34 a. m., comienza a
oler a marihuana porque están
fumando fuera del colegio"
(Investigador, Diario de Campo Escolar
No. 5, 2024).
Además, a escasas dos cuadras
del colegio, hay un parque donde los
estudiantes se sientan cuando salen,
así como en las escaleras detrás del
colegio. Posteriormente, llegan venes
no uniformados, fumando, y se sientan
con ellos, evidenciándose que les
pasan marihuana. (Investigador, Diario
de Campo Escolar No. 6, 2025).
Estos registros reflejan una
problemática que trasciende las
dinámicas internas de la institución y
responde, en gran parte, a factores
externos que inciden en la convivencia
escolar. La cercanía de espacios de
consumo de sustancias ilícitas al
colegio no solo afecta el ambiente de
aprendizaje, sino que también expone
a los estudiantes a situaciones de
riesgo y posibles influencias negativas.
Ante este panorama, es
fundamental que la institución
educativa, en articulación con las
autoridades locales y la comunidad,
implemente estrategias para mitigar
esta problemática. Esto podría incluir el
fortalecimiento de mecanismos de
vigilancia y control en las zonas
aledañas al colegio, la promoción de
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
28
programas de prevención del consumo
de sustancias psicoactivas y la
generación de espacios seguros dentro
del colegio que brinden alternativas
recreativas y formativas para los
estudiantes en sus tiempos libres.
Además, la escuela debe asumir
un rol proactivo en la formación de los
estudiantes en la toma de decisiones
responsables, fomentando su
capacidad crítica frente a este tipo de
problemáticas y fortaleciendo su
sentido de pertenencia y autocuidado
como plantea Freire (1997). La
convivencia escolar no puede
abordarse de manera aislada, sino que
requiere una intervención integral que
incluya a la familia, la comunidad y las
entidades gubernamentales
encargadas de la seguridad y el
bienestar juvenil (Ñuste Castro, 2017).
CONCLUSIÓN
La investigación sobre la convivencia
escolar en las instituciones educativas
estudiadas ha permitido identificar los
múltiples factores que influyen en la
interacción entre los estudiantes y en el
desarrollo de relaciones
interpersonales saludables. A través de
las observaciones y los grupos focales,
se evidenció que la convivencia no solo
se ve afectada por las dinámicas
internas del aula, sino también por el
contexto social y físico que rodea a la
comunidad educativa, como la falta de
espacios adecuados y la influencia de
factores externos, como el consumo de
sustancias psicoactivas cerca de las
instituciones.
Un hallazgo clave fue la
necesidad de integrar estrategias
pedagógicas que no solo se limiten a la
resolución de conflictos, sino que
también promuevan el desarrollo de
valores como la empatía, el respeto y la
solidaridad. En este sentido, el enfoque
crítico propuesto por autores como
Freire y Giroux resulta fundamental, ya
que insta a transformar la escuela en
un espacio de formación integral donde
los estudiantes no solo aprendan
contenidos académicos, sino también
habilidades socioemocionales y cívicas
que les permitan convivir de manera
pacífica en una sociedad diversa.
Además, se destacó la relevancia
de la formación docente en la gestión
de la convivencia escolar. Los
docentes deben estar preparados para
intervenir de manera efectiva en la
resolución de conflictos y en la
promoción de una cultura de respeto
mutuo. En línea con lo propuesto por
Bourdieu y Vygotsky, se evidenció que
las relaciones sociales dentro del
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
29
contexto escolar son fundamentales
para el desarrollo de los estudiantes, y
que las dinámicas de convivencia están
profundamente marcadas por los
contextos familiares y sociales.
Otro aspecto relevante fue el
impacto de la infraestructura escolar en
la convivencia. La falta de espacios
físicos adecuados para el desarrollo de
actividades recreativas y
extracurriculares limita las
oportunidades de los estudiantes para
interactuar de manera saludable. Esto
coincide con las reflexiones de
Bronfenbrenner, quien sostiene que los
contextos ambientales influyen
directamente en el desarrollo de los
individuos.
Por último, los resultados de la
investigación sugieren que la
convivencia escolar debe abordarse
desde un enfoque integral, que incluya
a todos los actores de la comunidad
educativa: estudiantes, docentes,
directivos, familias y autoridades
locales. Es necesario implementar
estrategias que no solo aborden los
conflictos de manera reactiva, sino que
prevengan la violencia y promuevan la
integración, el respeto y la participación
de todos los miembros de la comunidad
escolar.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alcaldía de Ibagué (2024). Plan de
Ordenamiento Territorial de
Ibagué.
https://www.ibague.gov.co/portal/
admin/archivos/publicaciones/20
24/59510-PLA-
20240710092455.pdf
Andrés, C., Carlos, O.-G., & Ortega, G.
(2016). Para qué un aprendizaje
contextualizado y coherente en la
escuela. Praxis, 12(1), 135144.
https://doi.org/10.21676/2389785
6.1855
Apple, M. W. (2001). Política cultural y
educación. 167.
https://edmorata.es/producto/polit
ica-cultural-y-educacion/
Arándiga, A. V. (2013). Propuestas
emocionales para la convivencia
escolar. El programa piece.
Bullying Opiniones Reunidas, 33
70. https://alfepsi.org/wp-
content/uploads/2013/02/Bullying
-Opiniones-Reunidas-
Completo.pdf#page=34https://alf
epsi.org/wp-
content/uploads/2013/02/Bullying
-Opiniones-Reunidas-
Completo.pdf#page=34
Aristulle, P. del C., & Paoloni-Stente, P.
V. (2019). Habilidades
socioemocionales en las
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
30
comunidades educativas: aportes
para la formación integral de los y
las docentes. Revista Educación,
43(2), 1832.
https://doi.org/10.15517/REVED
U.V43I2.28643
Balcazar, F. E. (2003). Investigación
acción participativa (IAP):
Aspectos conceptuales y
dificultades de implementación.
5977.
Bourdieu, P. (2000). Poder, derecho y
clases sociales 2’ edición. 2.
www.desclee.com
Bourdieu, P., & Passeron, J.-C. (1996).
La reproducción. Elementos para
una teoría del sistema de
enseñanza oisrraaijctoNEs.
Editorial Laia S.A.
https://socioeducacion.wordpress
.com/wp-
content/uploads/2011/05/bourdie
u-pierre-la-reproduccion1.pdf
Bronfenbrenner, U. (1987). La ecología
del desarrollo humano:
experimentos en entornos
naturales y diseñados.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/li
bro?codigo=53045
Díaz-Aguado, J. (2006). Convivencia
escolar y prevención de la
violencia.
https://www.researchgate.net/pub
lication/299741297
Dueñas, B. L. (2010). Educacion
inclusiva. Revista Española de
Orientación y Psicopedagogía,
21(2), 358366.
http://www.redalyc.org/articulo.oa
?id=338230785016
Estudiantes de Grado 10 Y 11 I. E. Jo
Antonio Ricaurte. (2024).
Cartograa Social - JAR.
Freire, P. (1970). Pedagogía del
oprimido. Siglo XXI Editores.
https://www.servicioskoinonia.org
/biblioteca/general/FreirePedago
giadelOprimido.pdf
Freire, P. (1997). Pedagogía de la
Autonomía. Siglo XXI.
https://beu.extension.unicen.edu.
ar/xmlui/bitstream/handle/123456
789/218/paulo%20freire%20-
%20pedagogia%20de%20la%20
autonomia.pdf?sequence=1&isAll
owed=y
Freire, P. (2002). Cartas a quien
pretende -ensenar. Ed. Siglo XXI.
https://www.colegiodeprofesores.
cl/wp-
content/uploads/2021/05/Para-
educadores-Paulo-Freire-Cartas-
a-Quien-Pretende-Ensenar-
2002.pdf
Gallego Ortega, J.L. y Rodríguez
Fuentes, A. (2016). La alteridad
en educación. Teoría y práctica.
Madrid: Pirámide.
VILLANUEVA HERRERA
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
31
Giroux, H. A. (2015). Pedagogías
Disruptivas y el Desafío de la
Justicia Social bajo Regímenes
Neoliberales. Revista
Internacional de Educación Para
La Justicia Social, 4(2), 1327.
https://doi.org/10.15366/RIEJS20
15.4.2.001
Goleman, D. (1995). Inteligencia
emocional.
http://www.cutonala.udg.mx/sites/
default/files/adjuntos/inteligencia
_emocional_daniel_goleman.pdf
Gutiérrez Méndez, D., & Pérez
Archundia, E. (2015). Estrategias
para generar la convivencia
escolar. Ra Ximhai, 6382.
https://doi.org/10.35197/RX.11.0
1.2015.04.DG
Lave, J., & Wenger, E. (1991). Situated
Learning: Legitimate Peripheral
Participation. In Situated
Learning. Cambridge University
Press.
https://doi.org/10.1017/CBO9780
511815355
MEN. (2019). Implementación-
Mediacion Escolar Material de
apoyo para los implementadores
(Ministerio de Educacion-
Gobierno de Colombia, Ed.;
Modelo 2, Vol. 2).
Montane, A. (2015). Justicia Social y
Educación. Revista de Educación
Social Derechos Humanos y
Educación Social, 52113.
http://www.eduso.net/res.
Novoa Palacios, A., Pirela Morillo, J., &
Inciarte González, A. (2019).
Educación en y para la
democracia.
https://www.redalyc.org/articulo.o
a?
Ñuste Castro, R. (2017). Familia,
Escuela y Comunidad. Fundación
Universitaria del Área Andina.
https://digitk.areandina.edu.co/se
rver/api/core/bitstreams/997582c
9-f3d1-49fd-a19d-
0f25556e0cd2/content
Pérez López, C., & Laorden Gutiérrez,
C. (2002). El espacio como
elemento facilitador del
aprendizaje: una experiencia en
la formación inicial del
profesorado. Pulso: Revista de
Educación, 25, 133-146.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/a
rticulo?codigo=243780&info=resu
men&idioma=SPA
Reyes Díaz, A. G., Keck, C. S., Gracia,
M. A., Saldivar Moreno, A., Reyes
Díaz, A. G., Keck, C. S., Gracia,
M. A., & Saldivar Moreno, A.
(2022). Habilidades
socioemocionales en los
docentes: educación desde la
ética del cuidado de sí. Praxis
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO SOCIAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR: COMUNICACIÓN
EFECTIVA, EMPATÍA, RESPETO MUTUO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO
RETOS XXI, AÑO 2025, VOLUMEN 9
32
& Saber, 13(34), 193209.
https://doi.org/10.19053/2216015
9.V13.N34.2022.13667
Rodríguez, A., Navarro, A., Carrillo,
M.J. e Isla, L. (2023). University
coaching experience and
academic performance.
Education Sciences, 13 (248), 3,
248.
https://doi.org/10.3390/educsci13
030248
Rodríguez, A. (2024). Pluralidad y
potencial de la investigación
educativa universitaria.
Cuadernos de Pedagogía. 555,
sección artículos, 1-6.
https://www.cuadernosdepedago
gia.com/content/Inicio.aspx?para
ms=H4sIAAAAAAAEAMssdiwoK
MovS02xNTIwMjEwNzQyNDIwB
QBlRn1kFwAAAA==WKE
Vygotski, L. S. (1978). El desarrollo de
los procesos psicológicos
superiores. Crítica.
https://scholar.google.es/scholar?
hl=es&as_sdt=0%2C5&q=Durkhe
im+%281893%29+teor%C3%AD
a+de+la+socializaci%C3%B3n&b
tnG=