
EL VALOR PARTICIPACIÓN SOCIAL, CONTRIBUCIÓN AL COMPORTAMIENTO ÉTICO
DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS
RETOS XXI, AÑO 2024, VOLUMEN 8
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Como derecho humano, la
participación social, a su vez,
constituye un deber ciudadano, que
facilita la expresión de criterios, de
sentimientos e intereses, para que
estos sean tenidos en cuenta en los
procesos de adopción de decisiones,
una de las principales dificultades que
exponen los estudiantes, cuando se
manifiestan indecisos ante las diversas
problemáticas que han de afrontar.
Sobre derechos y deberes,
resulta convincente la expresión
martiana: “al venir a la tierra, todo
hombre tiene derecho a que se le
eduque, y después, en pago, el deber
de contribuir a la educación de los
demás” (Martí, 1975, p. 376). Y Martí
continúa expresando “el mejor modo de
defender nuestros derechos, es
conocerlos bien” (p. 376).
La participación constituye una
vía importante de educación social, en
la que los participantes comparten sus
saberes, aprenden a conocer sus
derechos y deberes y a ejercerlos.
Siguiendo el pensamiento
martiano respecto a que “Quien dice
educar, ya dice querer” (Martí, 1975, p.
252), un aspecto ineludible, ha de ser
la presencia de la unidad de
pensamiento y acción, en un proceso
educativo colectivo dialéctico de
aprender y desaprender, en el que la
palabra no basta, sino que se trata de
un estrecho vínculo entre lo que se
piensa y lo que se hace, en la
búsqueda de un objetivo común.
A través de su vida, José Martí
abogó y fue ejemplo de las relaciones
cordiales entre las personas, mediante
el diálogo y la consecución del
consenso por la causa común y la
independencia. Así, unió a los pinos
viejos con los nuevos. La
materialización del valor participación
social se ha de valer del diálogo, la
reflexión, el respeto a la idea diferente,
para llegar al consenso, al reconocer a
las personas como seres sociales, con
su diversidad. Factor que inspira la
tolerancia y la solidaridad, valores que
hoy no siempre se manifiestan entre los
estudiantes universitarios.
DISCUSIÓN
Los jóvenes de la Universidad de
Matanzas, como los de otras regiones y
universidades del país, nacieron en los
primeros años del tercer milenio,
marcados por grandes dificultades
socioeconómicas. En el plano interno, la
escasez de productos vitales y la toma
de decisiones que condujeron a la
inercia y pasividad de los sujetos
sociales. En lo externo: grandes
conflictos bélicos provocados por los
intentos imperialistas de sortear la crisis